En el nombre de Dios, el Clemente el Misericordioso,
la paz de Dios sea con todos sus Profetas
desde Adán hasta Muhammad (s)
Estamos nuevamente para hablar de la necesidad de la religión. Si recuerdan en la primera clase estuvimos hablando que el ser humano por la ignorancia que tiene desde que nace, y por aquellas cuestiones que no logra comprender, ya que se enfrenta a un mundo de misterios, a un mundo de dificultades, a un mundo oscuro en materia de conocimiento, a un mundo que desea y debe descubrir poco a poco, por todas esas causas el hombre necesita de una ayuda, de una ideología, de una doctrina, de una corriente de pensamiento, de una revelación que le permita tener información fidedigna acerca de la realidad, y así poder descubrir la realidad con un material más válido.
Entonces dijimos que la primer necesidad de la religión, es una necesidad de conocimiento, una necesidad relacionada con comprender el universo, comprenderse a sí mismo; por ello los Profetas siempre hacían hincapié en el autoconocimiento, conocerse a sí mismo como un camino para conocer a Dios. Constantemente estaban las cosmologías intentando de responder a las interrogantes del ser humano, sobre sus orígenes, sobre los objetivos de su vida, sobre la filosofía de su existencia, sobre el devenir y el futuro, hacia a dónde vamos, qué nos encontrará más allá.
Entonces la primera necesidad que sacia o el primer vacío que llena la religión es justamente el tema de la comprensión y el conocimiento. Cuando uno tiene conocimiento comienza a comprender y cuando uno comprende comienza a construir su propia visión del mundo y de la realidad.
Hoy vamos a hablar de una segunda dimensión y es la necesidad a nivel emocional, a nivel psicológico, a nivel sentimientos. Uno por naturaleza tiene una serie de tendencias humas que se desarrollan y se manifiestan como sentimientos, y ciertas emociones que muchas veces se transportan al plano de lo emotivo, a lo emocional. Por eso nosotros creemos que los sentimientos del ser humano muchas veces, si no tienen o no cuenten con la guía de la religión, tienden hacia un lugar que en realidad no nos lleva a nada. Nosotros sabemos muy bien que el ser humano fue creado para llegar a un objetivo. El objetivo por el cual Dios creó al hombre es justamente para que logre su perfección, y la perfección está en el encuentro con Dios, en la obediencia a Dios y en la adoración a Dios. Entonces nosotros creemos que los sentimientos del hombre son aquellos que deben dirigir al hombre hacia su objetivo, o sea: el amor del hombre, el odio del hombre y todas las tendencias de su corazón deben dirigir al hombre hacia su perfección. Por lo tanto todo objetivo que no encuentre un sentimiento que empuje al hombre hacia él, no será cumplido, es decir el hombre no llegará a él.
Por otro lado todo sentimiento que no empuje al hombre hacia su objetivo, no es un sentimiento válido. Por lo tanto la religión viene a poner una especie de control a los sentimientos, por ejemplo: el amar. No podemos amar así porque sí; no podemos amar simplemente porque es un gusto; no podemos amar simplemente porque nos da placer; no poder amar simplemente porque nos cae bien algo o alguien; no podemos amar simplemente porque es familia, todo eso muchas veces se transforma en fanatismo, muchas veces en celos incomprensibles; muchas veces esos amores se transforman en enfermedades del alma, en crisis psicológicas; muchas personas llegaron a matar o morir por amor, a suicidarse por amor, ahí nos damos cuenta que esos son sentimientos que se manifiestan de una forma negativa. La religión viene a guiar al hombre justamente para que esos sentimientos puedan encausarse en su cauce natural, y poder ser justamente una tendencia que empuja al hombre hacia el Más Allá, hacia otra vida, hacia el encuentro con Dios y hacia a la perfección.
Entonces el segundo punto de importancia de la religión y por el cual nosotros necesitamos de una religión es para poder guiar nuestros sentimientos, para que no se escapen como una energía que no pueda ser controlada y termine como cualquier cosa. Para poder tener una coordinación entre los sentimientos —muchos de nosotros desgraciadamente muchas veces exageramos en el desarrollo de un sentimiento y por lo contrario otros sentimientos no los desarrollamos— deben desarrollarse estos de una forma equitativa, por ejemplo si hay amor por el bien y por las buenas personas y las buenas acción, debe haber obviamente repulsión por las malas personas, por las malas acciones y por el mal; si amos la justicia, debemos odiar la injusticia y la opresión, por lo tanto esas son cuestiones que la religión viene a ordenar a nivel sentimental. La religión viene justamente a establecer un sentimiento equilibrado para que todos esos sentimientos se dirijan a un mismo lugar y permitan que el hombre termine llegando a su objetivo, porque esa es la filosofía de la existencia del hombre: poder llegar a su perfección, poder desarrollarse, crecer, perfeccionarse para llegar a ser un hombre perfecto, para llegar a ser un siervo de Dios, alguien que adora a Dios como debe ser adorado, y esa adoración y esa perfección y ese objetivo humano, no se cumple más que través de los sentimientos equilibrados y de los sentimientos verdaderos. Sentir por algo que existe, por ejemplo: amar mucho la vida terrenal sin tener en cuenta que la otra vida nos lleva a tener una vida totalmente materialista y mundanal. Hacer de nuestro corazón un corazón en donde se llena de amor por la vida mundanal es engañar al corazón, es traicionar al corazón. El corazón fue creado para que sólo habite Dios y para que nuestras tendencias sean al Más Allá, y la vida terrenal o dunia no sea más que un puente, un paso hacia el Más Allá, pero no para enamorarnos de ella y quedarnos con ella.
Entonces todas estas cuestiones son las que vienen en la religión a regular, para ayudarnos a tener un corazón lleno de sentimientos positivos y válidos, y que esos sentimientos nos empujen a un estado que nos transporta a nuestra perfección.
ALAHAMDU LIL.LAHI RABBIL ‘ALAMIN,
WA SALAM ‘ALIKUM WA RAHMATUL.LAHI WA BARAKATU