Descripción

¡Oh Dios mío! Ésta es la posición de aquel que se refugia en Ti, procura auxilio en Tu generosidad y se ha habituado a Tu benevolencia y Tus mercedes.
¡Tú eres el Magnánimo cuya indulgencia no se reduce, cuyo favor no decrece y cuya misericordia no disminuye.
Nos respaldamos firmemente en Ti por el prístino perdón, el magnífico favor y la extensa misericordia.
¿Acaso, oh Señor, será que contrariarías lo que creemos o defraudarías nuestras esperanzas? ¡No es así, oh Generoso! No es lo que creemos de Ti, ni es eso lo que de Ti ansiamos.
¡Oh Señor! ¡Por cierto que tenemos prolongadas y cuantiosas expectativas en Ti! ¡Por cierto que tenemos una inmensa esperanza en Ti!
¡Te desobedecemos y entretanto esperamos que cubras nuestras faltas! ¡Te suplicamos y entretanto esperamos que nos respondas lo que pedimos! Así pues, ¡concreta nuestro anhelo!
¡Señor nuestro! Sabemos lo que acarreamos con nuestras acciones, sólo que Tu conocimiento sobre nosotros y nuestro conocimiento de que Tú no nos rechazarás nos impulsa a anhelarte
A pesar de no seamos acreedores a Tu misericordia, Tú sí eres digno de ser Magnánimo con nosotros y con los pecadores, en virtud de Tu Vastedad.
Así, ¡Otórganos gracias como Tú eres digno y sé Magnánimo con nosotros, que ciertamente necesitamos de lo que Tú nos confieras!
¡Oh Perdonador! Con Tu luz nos hemos guiado; con Tu favor prescindimos de cualquier otra cosa; es con Tu merced que amanecemos y entramos en la noche.
Nuestros pecados se encuentran frente a Ti. ¡Te pedimos perdón por los mismos y nos volvemos hacia Ti arrepentidos!
Expresas amor por nosotros mediante las mercedes y nos contraponemos a Ti con los pecados. Tu bien desciende sobre nosotros y nuestro mal sube hacia Ti.
Hubo y hay continuamente un noble ángel que te lleva acciones execrables de nuestra parte, empero ello no te impide que nos rodees con Tus gracias y nos favorezcas con Tus mercedes.
¡Glorificado Seas! ¡Qué Indulgente, Majestuoso y Noble eres, tanto al iniciar tu gracia como al repetirla.