(Saludo en Árabe)
En el nombre de Dios, el clementísimo, el misericordiosísimo, la bendición y la paz sean con los Profetas y Enviados de Dios, especialmente con Muhammad, Jesús y Moisés.
Vamos a comenzar ahora a ver la Sura Al Waqia, la Sura 56 del Sagrado Corán, su traducción Al Waqia es El Acontecimiento Extraordinario, alude a la Resurrección o Día del Juicio como dijimos y algunos puntos que va a tocar esta Sura, que es una Sura que por completo se refiere al Día del Juicio, todo este capítulo, todos sus versículos; por otra parte nos describe, nos da la descripción cómo va a ser la otra vida la vida después de la muerte y los efectos de la vida en este mundo, las consecuencias de obrar de una manera, de obrar de otra, de obrar bien, de obrar mal, los grupos en que se dividirán en el Día del Juicio los seres humanos de acuerdo como se hayan comportado y cómo se enfrenta a la muerte, lo que sucede al morir, también allí como se divide de acuerdo a cómo se enfrenta a la muerte, siempre de acuerdo a cómo se ha vivido, los distintos tipos humanos, lo que va a suceder. También da argumentos y razonamientos para la aceptación de la existencia del Día del Juicio Final, que al mismo tiempo son argumentos en favor de la existencia de Dios, también habla del Sagrado Corán como uno de esos signos de parte de Dios y guías para contribuir -de parte de Dios- a la fundamentación de las creencias, la existencia de Dios, del Día del Juicio, de la profecía como maestro y guía para desarrollar esa plenitud humana.
Las consecuencias de los que niegan a los profetas, los que niegan las evidencias, los signos de Dios, las personas que olvidan a Dios, las personas que por el contrario obedecen a Dios todos estos tipos van a ser analizados a lo largo de los versículos y esta exégesis coránica (¿...?) se desarrolló en el curso de dos meses de conferencias que él dictaba y que fueron recopiladas y publicadas en este libro que habla de otra vida, es el título del libro La Otra Vida, Exégesis de la Sura Al Waqia y una serie de consecuencias comienza al hablar de esta Sura, este sabio (¿...?) de las consecuencias narradas en las tradiciones proféticas acerca de las bendiciones que tiene la lectura, la recitación, la reflexión y la puesta en práctica de este capítulo coránico y cada capítulo coránico tiene de parte de Dios, de parte del profeta una serie de indicaciones, una serie de recompensas para aquel que toma esta palabra divina realmente como una guía para sí mismo, piensa, profundiza, conoce, entiende el significado de las enseñanzas en este capítulo y los pone en práctica.
La exégesis va a comenzar con estas descripciones de las consecuencias, las recompensas de aquel que recita y que se esfuerza por comprender y por practicar lo que dice este capítulo y va a sostener que también va a hablar de la modalidad o la manera, el modo correcto de aprovechar las enseñanzas de este capítulo, todas cosas muy interesantes que sirven también para ser aplicadas en otros capítulos coránicos y en general para ver cómo nos manejamos nosotros con el libro de Dios, con la palabra de Dios, que obviamente tienen que tener un lugar central en nuestra auto formación, en nuestro desarrollo de conocimiento y de sabiduría y de camino hacia Dios y del conocimiento de nosotros mismos, del destino y de nuestro origen etcétera, como dijimos en un principio esos grandes planteamientos vitales del ser humano.
El Corán en este capítulo nos va a hablar de la importancia del propio Corán, de sí mismo, y los efectos que tiene aferrarnos a él y aprenderlo, o sea, quien se aferra a este Corán, es decir, quien lo lee lo comprende, lo estudia, lo reflexiona, de la mano de los sabios, de los intérpretes, del profeta, que todos se basan en definitiva, la fuente del conocimiento, es el profeta, el profeta dijo "Yo soy la ciudad de la sabiduría y Alí es su puerta", quien quiere la sabiduría que entre por su puerta, es decir, hay una cadena de transmisores, una cadena de maestros, recordemos que la Revelación, El Corán, desciende sobre el profeta, si alguien dijo alguna vez “El Corán nos basta, la Revelación es suficiente, no necesitamos maestros”, es un error que niega el propio Corán, el propio Corán dice “lo hemos hecho descender para que lo expliques a la gente”, “a ti para que lo expliques a la gente”, dice el profeta, es decir, el Corán como las otras Revelaciones, el Evangelio, la Torá, los Salmos, no son libros que descienden en el medio del desierto y dicen “señores, vayan, léanlo y practiquenlo cada uno”, no, sino que desciende sobre alguien puro, un profeta, un elegido, un infalible, una persona desarrollada, una persona plena, que lo va a practicar, que lo va a poner en práctica en primer lugar, que lo va a entender en primer lugar y lo va a enseñar y que Dios es el maestro y se lo ha enseñado y a partir de él y a través de él que pone en práctica esa enseñanza, nos va a ayudar a nosotros a mostrar el camino y a guiarnos.
Una de las consecuencias de la lectura de la Sura Al Waqia o El Acontecimiento y de su puesta en práctica, no solamente conocimiento sin práctica sino ambas juntas, va a ser que nos va a acercar y nos va a guiar a la cercanía (en este mundo y en el otro) del profeta Muhammad y de sus sucesores Ali Ibn Abi Tálib y los imames de la casa profética, es decir, los elegidos de Dios para guiar a la humanidad, el profeta Muhammad y tras su muerte aqueellos que Dios dispuso.
Dice otra consecuencia que su rostro, su alma, brillará como la luna de (¿...?) la luna llena, es decir, se va a conferir a quien medite y ponga en práctica las implicancias de estos versículos coránicos, le va a dar luz. Obviamente una persona iluminada es una persona que puede guiar a otros, una persona que tiene luz en la oscuridad sirve a los demás para guiar, se puede saber dónde están parados, cómo moverse, dónde está el objetivo, etcétera y no tropezar, no llevarse las cosas por delante, no lastimarse, etc. Va a despertar al Hombre este capítulo, va a sacarlo de la distracción, el mundo realmente es un lugar de distracción, de mucha variedad, de mucha riqueza, de mucha cosa y si el Hombre no tiene una guía queda atrapado en él y no puedo entender el sentido último de esta vida en este mundo, va a despertar su alma, su espíritu, va a fortalecer su espíritu, es decir, los ojos, los oídos y el entendimiento del corazón profundo, es decir, va a ver -así como dijimos antes- que un botánico- por ejemplo- ve en una flor, en una planta, en un árbol, ve mucho más allá de lo que un hombre común, un hombre común es indiferente para él un árbol u otro, a lo sumo puede ver superficialmente la belleza de uno y de otro y demás, pero si es un estudioso de la botánica va a ver un montón de cualidades en esos árboles y diferencias y particularidades, etcétera.
El Corán dice (¿...? en Árabe) dice El Corán (...) “y hemos enviado a muchos al infierno, muchos hombres, muchos genios y hombres al infierno, porque las razones que tenían, corazones que no entendían y tenían ojos que no veían, o sea, veían materialmente pero no veían la realidad de las cosas, no profundizaron la realidad de las cosas, no buscaron la guía de Dios” (¿...?) “y tenían oídos, no escuchaban, sino la falsedad de las cosas superficiales” (¿...?) “son como animales”, los animales no profundizan pero dice (¿...?) “pero no son más bajos que los animales”, porque los animales tienen una armonía con el mundo, tienen una armonía con su Creador, tienen una armonía con sus instintos, con su ser, desarrollan -inconscientemente si se quiere- aquello para lo que están guiados por los instintos; los animales no construyen sistemas injustos, no se matan entre sí, en acciones injustas de privilegios de unos contra otros. De modo que, esto lo vemos todos, los animales no son capaces de tirar bombas atómicas, de matarse por territorio, o robarle al otro de una manera que en la medida de sus necesidades, movidas por los instintos, toman lo que necesitan, pero lo que necesitan, no toman, no abusan, no acaparan, como hacen los seres humanos distinguiéndose unos de otros, poderosos de débiles, ricos de pobres, etcétera. Estos son los distraídos.
O sea, una de las consecuencias del abandono del estudio y de la profundización en el conocimiento y práctica de la guía de Dios es el descuido, la distracción, que si es llevada hasta las últimas instancias previas a la muerte puede ser fatal, es decir, como dijimos antes, el viajero ese que no se preparó, el examen que viene y no se preparó y las consecuencias son un retroceso en vez de un adelanto y una mejor estadía, una mejor condición.
(Despedida en Árabe)
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