Hola, ¿Cómo estás?
Hoy quiero narrar uno de los sucesos más importantes en la historia del islam,
Pero, ¿por qué elegí este relato?
Por qué mañana es el aniversario del martirio de la Señora Fátima (la paz sea con ella) y este relato nos puede mostrar la grandeza y magnitud de esta “gran dama”, de su padre, de su esposo y sus hijos. Este relato es una prueba de las virtudes del Profeta Muhammad, del Imam Ali, de la Señora Fátima, del Imam Hasan y del Imam Husayn (la paz de Dios sea con todos ellos). Esta narración es muy famosa y fue trasmitida en muchos libros fiables shi’itas y sunnitas. Por ejemplo, en la obra Sahih de Muslim transmite de ‘Aisha la siguiente narración:
“Un día, el Profeta llegó llevando sobre su hombro un ‘kisa’ o manto tejido de lana negra. Después llegó Hasan y el Profeta lo cubrió con el ‘kisa’; luego llegó Husayn e igualmente lo cubrió con el ‘kisa’, luego también llegó Fátima y se colocó debajo del ‘kisa’, y al final llegó ‘Ali, se acercó y el Profeta le abrió lugar y se colocó junto con los demás debajo del ‘kisa’; entonces el profeta recitó la siguiente aleya:
«إنّما یریدُ اللّه لِیذْهِبَ عَنْکُم الرِّجْسَ أَهْلَ الْبَیتِ وَ یطَهِّرَکُم تَطْهِیراً»
"Ciertamente, Dios quiere apartar de vosotros la impureza ¡Gente de la Casa! y purificaos absolutamente". (El Corán, Capítulo 33 Los partidos, versículo 33)
[Ṣaḥīḥ Muslim , volumen 15, pág. 190.]
Después de esta introducción los invito a escuchar el vigésimo octavo cuento del programa “Los Cuentos de la Semana” de FatimaTV.
Hadiz Al-Kisá - La Narración del Manto
Relatado por Fátima (a.s.):
Recitar la siguiente narración trae bendición y alivio en los momentos de tristeza, aflicciones y calamidades.
Yaber Ibn Abdullah Ansarí dice: Oí decir a Fátima Zahra (a.s.) hija de Muhammad (s.a.w.): “Cierto día vino mi padre a verme y dijo: ‘¡Oh, Fátima, la Paz sea contigo,’
Contesté: ‘Y contigo sea la paz.’
Dijo: ‘Siento debilidad en mi cuerpo.’
Dije: Dios te resguarde, ¡oh, querido padre, de cualquier debilidad o malestar!’
Dijo: ‘Oh Fátima, Tráeme el manto Yemení y cúbreme con él.’
Traje el manto yemení y le cubrí, y me quedé mirándole; y he ahí que su cara brillaba como la luna en la noche de luna llena.
No habían transcurrido más que unos momentos, cuando mi hijo Hasan (a.s.) llegó y dijo: ‘La paz sea contigo, ¡oh, madre! ‘Respondí: ‘Y contigo sea la paz, ¡Oh luz de mis ojos y fruto de mis entrañas!’
Dijo: -‘¡Oh, madre mía! Percibo junto a ti un aroma placentero, como el perfume de mi abuelo el Mensajero de Dios.’ Dije: -‘¡Así es, tu abuelo se encuentra bajo el manto!’
Entonces Hasan (a.s.) se dirigió hacia donde estaba el manto y dijo: ‘La paz sea contigo, ¡oh, abuelo!, ¿Me das permiso para estar contigo bajo el manto?’ Mi padre contestó: ‘y contigo sea la paz ¡oh, querido hijo, dueño de mi fuente! Tienes mi permiso.’ Entonces Hasan entró bajo el manto.
No habían transcurrido más que unos momentos, y he ahí que llegó mi hijo Husain (a.s.) y dijo: ‘La paz sea contigo, ¡querida madre!’ Respondí: ‘Y contigo sea la paz, querido hijo, ¡Oh luz de mis ojos y fruto de mis entrañas!’
Exclamó: ‘¡Oh, querida madre!’ Percibo junto a ti un aroma placentero, como el perfume de mi abuelo, el Mensajero de Dios. Dije: ‘Así es, tu abuelo y tu hermano se encuentran bajo el manto!’
Entonces Husain (a.s.) se dirigió hacia donde estaba el manto y dijo: ‘La paz sea contigo ¡Oh, abuelo! La paz sea contigo ¡Oh, escogido de Dios!, ¿Me permites estar con vosotros dos bajo el manto?’
Él contestó: ‘Y contigo sea la paz ¡Oh, querido hijo! y ¡Oh, Intercesor de mi comunidad! Tienes mi permiso.’, y así ingresó bajo el manto junto a ambos.
En ese momento llegó Abul Hasan Alí Ibn Abi Talib (a.s.) y dijo: ‘La paz sea contigo hija del Mensajero de Dios’ contesté: ‘Y contigo sea la paz ¡Oh, Abul Hasan! y ¡Oh, Amir al Mu’minin, comendador de los creyentes.’
Entonces dijo: ‘¡Oh Fátima! Percibo junto a ti un aroma placentero, como el perfume de mi hermano y primo, el Mensajero de Dios. Contesté: ‘Así es, he ahí que él se encuentra bajo el manto junto a tus dos hijos.’
Entonces, se dirigió hacia el manto y dijo: ‘La paz sea contigo ¡Oh, Mensajero de Dios! ¿Me permites estar con vosotros bajo el manto? ‘Le respondió: ‘Y contigo la paz ¡Oh mi hermano! y ¡Oh mi albacea y califa, y mi portaestandarte! Tienes mi permiso.’
Entonces Alí (a.s.) entró bajo el manto. Luego yo me dirigí hacia el manto y dije: ‘La paz sea contigo ¡Oh querido padre! ¡Oh Mensajero de Dios! ¿Me permites estar con vosotros bajo el manto?’ Mi padre contestó: ‘La paz sea contigo ¡Oh, hija mía y parte de mí mismo! Tu (también) tienes mi permiso.’
Entonces entré bajo el manto y cuando nos encontrábamos todos juntos mi padre tomó ambos extremos del manto y señaló con su mano derecha hacia el cielo exclamó:
‘¡Dios mío! esta es la gente de mi casa (ahlu-l bait), mis (más) íntimos y (más) allegados, su carne es mi carne y su sangre es mi sangre. Me aqueja lo que les aqueja y me entristece lo que les entristece, estoy en guerra contra quien les combate,
estoy en paz con aquel que esté en paz con ellos; soy enemigo de sus enemigos y amo a quien les ama. Ciertamente que ellos son de mí y yo de ellos. Por ello, dispón Tus bendiciones, Tus mercedes, Tu misericordia, Tu indulgencia y Tu satisfacción sobre mí y sobre ellos, y aleja de ellos la impureza y purifícales sobremanera.’
Entonces Dios Glorioso y Majestuoso dijo “¡Oh, ángeles! y ¡oh habitantes de mis cielos! Ciertamente que no creé el inmenso cielo ni la extendida tierra, ni la luminosa la luna, ni el refulgente sol, ni astro que orbita, ni mar que fluye, ni barco navega, sino únicamente por el amor a estos cinco que se encuentran bajo el manto.”
En ese momento el fiel (Arcángel) Gabriel, dijo: ‘¡Oh mi Señor! ¿Quiénes se encuentran bajo el manto?!’ Dios Glorioso y Majestuoso dijo: “Ellos son la gente de la Casa de la Profecía y el tesoro del mensaje, son Fátima y su padre, su esposo y sus hijos (Hasan y Husain).” Gabriel preguntó: ‘¡Mi Señor! ¿Me das permiso de entrar bajo el manto y ser yo el sexto de ellos?’ Dios contestó afirmativamente “Tienes mi permiso.”
Entonces, el Digno de Confianza, Gabriel, bajó a la tierra y dijo: ‘La paz sea contigo ¡oh, Mensajero de Dios! El Altísimo y sublime te envía saludos y te distingue mediante la salutación y la honra;
Y dice: ‘Por Mi Grandeza y Esplendor’, ‘Ciertamente que no creé el inmenso cielo ni la extendida tierra, ni la luminosa la luna, ni el refulgente sol, ni astro que orbita, ni mar que fluye, ni barco navega, sino únicamente por vuestra causa y por amor a vosotros’;
y me ha dado permiso para que esté junto a vosotros bajo el manto. Y tú Mensajero de Dios ¿Me (lo) permites?’ Dijo el Enviado de Dios (s.a.w.): ‘Y contigo sea la paz, ¡oh, Digno de Confianza (para transmitir) la revelación de Allah!, Ciertamente que si, tienes mi permiso.’
Así, (el Arcángel) Gabriel entró bajo el manto, junto a nosotros y dijo a mi padre: ‘En verdad que Dios os ha enviado una revelación en la que dice: "Ciertamente, Dios quiere apartar de vosotros la impureza ¡Gente de la Casa! y purificaos absolutamente". (El Corán, Capítulo 33 Los partidos, versículo 33)
Entonces, Alí (a.s.) dijo a mi padre: ‘¡Oh, Mensajero de Dios! ¿Infórmame del mérito que tiene esta reunión nuestra bajo el manto ante Dios?’ El Profeta (s.a.w.) respondió: ‘Juro por El que me designó como profeta con la Verdad, y me eligió para el Mensaje como salvador,
que cuando se recuerde este suceso nuestro en cualquier reunión de las gentes de la tierra, encontrándose en la misma un grupo de nuestros seguidores y de quienes nos aman, Dios hará que la misericordia descienda sobre ellos y serán rodeados por los ángeles, que estarán pidiendo perdón para ellos hasta que (la misma concluya y) se dispersen.’
Al oír esto, Alí (a.s.) dijo: ‘¡Juro por Dios que alcanzamos la ventura! ¡Y por el Señor de la Ka’aba que nuestros seguidores alcanzan la ventura!’ Entonces mi padre el Mensajero de Dios (s.a.w.) exclamó:
‘¡Oh Alí! Juro por Quien me designó como Profeta con la Verdad, y me eligió para la profecía como salvador, que cuando se informe de este suceso nuestro en cualquier reunión de las gentes de la tierra encontrándose en la misma un grupo de nuestros seguidores y de quienes nos aman
no habrá entre ellos alguien apesadumbrado sin que Dios le quite su pesar, ni persona acongojada sin que Dios alivie su congoja, ni nadie que requiera una necesidad sin que Dios se la satisfaga.’
Ante lo cual, Alí (a.s.) dijo: ‘¡Juro por Dios, que hemos triunfado y alcanzamos la ventura, y asimismo nuestros seguidores son los que triunfan y alcanzan la ventura en ésta y en la otra vida. ¡Lo juro por el Señor de la Ka‘bah!’.