(Saludo en Árabe)
En el nombre de Dios, el clementísimo, el misericordiosísimo, la bendición y la paz sean con el profeta Muhammad y con su familia purificada y con todos los profetas como el caso de Jesús -la paz sea con él- y con Moisés -la paz sea con él- y todos los Mensajeros.
Estábamos viendo las consecuencias de la creencia en el Día del Juicio. Nosotros podemos ver, por ejemplo, en el mundo islámico hoy, yo conozco algunos países del mundo islámico, estuve en Turquía, estuve en Líbano, estuve en Siria, estuve en Irán, estuve en Irak, estuve en Arabia, estuve en estos países del llamado Medio Oriente o sudeste de Asia, como prefieran llamar, porque Medio Oriente es una visión europea o norteamericana, Oriente es para ellos, los orientales no se dicen a sí mismos “orientales”, ellos prefieren hablar del sudeste asiático.
En estos países una de las cosas que llama la atención -en términos generales, hay excepciones- por ejemplo el caso de Irak, el caso de Irán donde el grado de confianza es muy grande, la seguridad es muy grande, en relación a otros países donde nosotros vivimos; por ejemplo los sistemas de seguridad, si uno estudia y ve, mira, observa los sistemas seguridad, por ejemplo en Irán es famoso -para todo aquel que pueda visitarlo- las alcancías públicas de solidaridad con la gente necesitada, son alcancías que están en la calle, que están en los medios de transporte, que están en los edificios, que están en las casas y que se recauda permanentemente dinero que va destinado a la ayuda de aquellos que están más necesitados, muchas veces estas cajas o alcancías son de vidrio y se ve todo el dinero amontonado, nadie lo toca, ¿usted imagina en alguno de nuestros países una situación así?, o por ejemplo el caso de los cambistas, personas que cambian dinero público en la calle -en Argentina dicen arbolitos- y tienen sus fajos de dinero y son personas mayores, a veces realmente son ancianos, con su fajo de dinero ahí sentados en el con un fajo de dinero de China, de Rusia, de Irán, dólares, a la vista de todo el mundo, o las tiendas de oro que a veces quedan abiertas, se van a rezar, ponen una tela, eso es inimaginable en muchos de nuestros países ¿y de dónde viene eso? O algo por ejemplo, una cosa es llamativa, uno se olvida o pierde, o se le cae, o como fuera, un anillo, o una mujer un collar de oro, lo que fuera, y después de seis meses va a pasar por ahí iba y va a ver colgado en una tienda, digamos, “se perdió”, una señal “se perdió una cadena de oro aquí, preguntar” etcétera, después de meses, u olvidarse algo y volver al otro día y está ahí y no lo tocaron.
Hay que analizar de dónde viene esto y viene es de esta concepción que han enseñado los profetas y es que si tú tomas algo que no es tuyo y te lo metes en tu bolsillo te estás metiendo una brasa ardiente en tu bolsillo y tú no te meterías jamás una brasa, ni la agarrarías, ni se te ocurriría, si supieras que eso que no es tuyo -al tomarlo sin permiso- te estás estás agarrando en realidad en la visión profunda, en las consecuencias, en lo que va a suceder si lo haces, no lo harías; pero porqué lo haces porque ves lo superficial, crees que si bien sabes que eso tiene dueño y que no eres tú estás contradiciendo tu vocación, tu vocación te dice si a mí se me cayera algo y yo al otro día vuelvo y lo encuentro yo sería muy feliz y estaría muy agradecido, pero yo cuando veo algo lo agarro y hago lo contrario a lo que me gustaría que me ocurra a mí estoy contradiciendo la vocación o la conciencia, o la voz de Dios en mi ser, la voz del que me creó, cómo me creó y estoy haciendo algo que es una excepción a una regla y la regla de oro dice que yo no puedo hacer al otro lo que no me gusta que me hagan a mí.
Este mundo, dijo el mensajero de Dios, es en relación a la otra vida como el vientre de la madre es en relación a este mundo, entonces nosotros vamos -inevitable e indefectiblemente- hacia una vida plena donde vamos a ser juzgados y vamos a ver qué hicimos en esta vida, esta vida que Dios nos dio como campo de prueba, como campo de cultivo, como preparación para ese viaje seguro que va más allá de la vida, del mundo.
Otra consecuencia de creer en Día del Juicio es que realmente se nos va la angustia, la vejez es la señal de un término de ciclo en este mundo pero no de todo, por ejemplo, yo pregunto, ¿usted cuando se va a dormir, se angustia porque se va a dormir? usted siente cansancio, una necesidad corporal, siente cansancio y se duerme y sabe que el sueño lo va a revitalizar, ¿cuando está usted cansado no dice ¡qué bueno que voy a descansar!? justamente al que está cansado lo que no le gusta es que no puede descansar, pero si va a descansar la pregunta es, el que envejece y se acerca a la muerte, ¿por qué se angustia, si sabe y si vivió de tal manera que realmente va a ser transportado a una vida mejor? porque es así las reglas, después lo vamos a ver y va afirmar y entender que es así ¿entonces por qué se va a angustiar? De ahí que los sabios no se angustian ante la muerte y los sabios, los hombres purificados -por sabio entiendo hombre purificado- las personas purificadas, las personas que están con Dios, se mueren como quien se va a dormir, es más, sienten cansancio la vida como uno siente cansancio del día y dicen “gracias, Dios porque me voy a dormir pero esta vez el sueño no tiene retorno y me voy más allá” y todos somos conscientes de personas buenas, purificadas, sabias, que mueren con dignidad, que mueren bien, hasta con un dejo de agradecimiento y de alivio porque ya está, ya cuánto va a vivir.
De ahí que haya dichos del profeta o de los sucesores que dicen, por ejemplo, “la muerte es para mí más dulce que la miel”, “la muerte para mí es más querida que el pecho materno para el bebé”, etc. La muerte es liberación, pero para entender esto hay que tener una forma de vida acorde con aquel que nos está llamando, de modo que yo pueda enfrentarme a él con ganas, con alegría, y no con culpas de haber desobedecido y de haber lastimado a la gente, de haber hecho el mal.
Surge también una pregunta, es que una de las consecuencias de la creencia en el Día del Juicio es el tema de los premios y los castigos; y si hay juicio hay un balance, hay un análisis de la situación de cada uno y un premio o un castigo en base a lo que uno haya hecho, o un limbo hasta definir premio o castigo. Si cuando las cosas están muy disparejas entre el bien y el mal que queda a merced de Dios la persona hasta que Dios juzga a esa persona y la inclina de un lado o para otro según sea su accionar. Imaginemos una ciudad o imaginemos una escuela donde no hay un sistema de premios y castigos, si usted cumple, nada, si usted no cumple, nada, es igual, ¿alguien puede imaginar una cosa así y que una cosa así funcione?
El sistema de premios y castigos, que no es otra cosa que un sistema de juicio, un sistema de balance, un sistema de análisis permanente de las acciones de los hombres, en ese sistema, sea una escuela, sea una empresa o sea una ciudad, necesariamente aplica ese sistema de premios y castigos; ahora, otro tema es que los estudiantes o los ciudadanos, o los empleados de la empresa, realmente no funcionen. que estén más allá del premio y el castigo, que hagan las cosas por amor a las cosas o por amor a los objetivos sin importarle, sin estar pensando “si hago esto me van a premiar, si hago esto me van a castigar, entonces no lo hago porque me van a castigar”, sino que uno llega a un nivel de desarrollo y de preparación, de que hace las cosas por amor y por convicción, estos son los ideales, estos son los educados en un ideal y realmente trascienden el premio y el castigo y eso está muy bien pero nosotros sabemos y usted puede analizar cualquier colegio, cualquier empresa, cualquier ciudad, que esos son los menos, los más funcionan con premio y castigo, funcionan para obtener los premios, se abstienen para evitar los castigos, esto se aplica y está bien que sea así. Por supuesto que lo otro es lo ideal y una buena educación tiene que llevar a la gente a ese nivel, lo mismo en el caso de la Fe, lo mismo en el caso de las empresas, de la ciudad, de los ciudadanos o de los estudiantes; pero muchos otros funcionan de esta manera, es decir, es como una especie de ayuda de parte de Dios.
Entonces tenemos que en el Día del Juicio hay algunos que van directamente al Paraíso y que en el Paraíso inclusive va más allá, o sea, son los allegados a Dios, estos están en la contemplación pura, estos están en el éxtasis puro, estos no fueron allí por las delicias del Paraíso, por los castillos del Paraíso, por las bendiciones del Paraíso, por las mujeres del Paraíso, por los sirvientes del Paraíso, es un tema que después vamos a ver porque hay mucho detalle en el Islam sobre cómo es el Paraíso y cómo es el Infierno, o cómo es el Juicio, pero lo cierto es que la mayoría se guía por estos premios y castigos y eso vale ¿o no vale? ¿cuántas veces en una escuela o en una empresa se dice “vamos a poner un premio al que al fin de año tenga la mejores notas”? ¿para qué lo hacen? Y eso está visto como algo bueno en el sistema educativo y a veces cuando faltan esos incentivos, cuando no hay esos incentivos, se le dice “usted tienen que crear incentivos para promover un mejor desarrollo, o tiene que generar castigos para evitar ciertas conductas”. Por lo tanto, esta cuestión de los premios y los castigos que funcionan en todo un orden de cosas a nivel humano y en el mundo, no puede dejar de funcionar a nivel universal y a nivel de la existencia como vamos a ver y su no implementación sería un defecto que haría que muchos sucumbiesen, tomasen todo igual, no habría incentivo para hacer el bien, no habría temor de hacer el mal y entonces cada uno haría lo que quisiera y sería un caos y una anarquía.
(Despedida en Árabe)
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