En el nombre de Dios, el Clemente el Misericordioso,
la paz de Dios sea con todos sus Profetas
desde Adán hasta Muhammad (s)
Venimos hablando de la relación entre el dunia o la vida terrenal y espiritual. En la clase anterior dijimos que la espiritualidad no puede ser únicamente una herramienta para lograr el dunia o la vida terrenal, la vida mundanal. La espiritualidad en origen tiene que ser un programa de vida que lleva o traslada al hombre hacia el Más Allá, es decir, hacia a la vida después de la muerte, la salvación en el Más Allá. La vida terrenal es simplemente un camino hacia aquel objetivo. Hoy vamos a hablar con más profundidad acerca de la realidad de la vida terrenal o de la vida mundanal.
Cuando en el Islam se habla del dunia o de la vida terrenal, obviamente no se habla como algo netamente negativo, que uno deba mirarlo de una postura negativa. Muchas religiones desgraciadamente dentro de la desviación y tergiversación de sus enseñanzas plantean que uno debe alejarse totalmente del dunia, de la vida terrenal. Por ejemplo muchas religiones orientales entre las cuales se encuentran algunas manifestaciones del hinduismo o hasta del budismo, en algunos casos vemos que la consideración que tienen del dunia o de la vida terrenal y la definición que hacen de ella, es una definición totalmente negativa. Ellos creen que el viajero espiritual tiene que alejarse totalmente del dunia y no mirar o no participar en ella.
En el Islam obviamente la cuestión en absoluto no es así. En el Islam uno lucha por la felicidad tanto del dunia como de la otra vida, tanto de la vida terrenal como de la otra vida. Eso no significa que uno tenga que poner todo su esfuerzo únicamente para el dunia, es decir no vemos al dunia como el único objetivo, así como lo dijimos en la anterior clase. La definición que el Corán plantea es que en realidad la verdadera vida del hombre está en el Más Allá, pero uno no debe olvidarse de lo que dice el Corán:
âوَلَا تَنسَ نَصِيبَكَ مِنَ الدُّنْيَا á
“No te olvides de la vida terrenal (del dunia)”, como diciendo: tú has sido creado para la otra vida y el objetivo fundamental de tu vida es la otra vida, pero no debes de olvidarte de esta vida terrenal, porque Dios nos estableció y nos creó en esta vida; o sea, el comienzo de nuestra existencia o, por lo menos, parte de nuestra existencia se da y se desarrolla en la vida terrenal. Por lo tanto eso que dice el Corán:
âوَلَا تَنسَ نَصِيبَكَ مِنَ الدُّنْيَا á
“No te olvides de la vida terrenal” significa en realidad que uno tiene que considerar a la vida terrenal, pero como bien decía el Shahid Motahari: “El dinero, la riqueza y todo esto que tiene que ver con el dunia y la vida terrenal no es más que un buen siervo, un buen esclavo”. Es decir el mejor de los esclavos es, justamente, la vida terrenal cuando está a nuestro servicio y cuando trabaja para nosotros, y el peor de los señores es la vida terrenal cuando nosotros somos esclavos de ella, trabajamos y nos dedicamos para ella. Por lo tanto es fundamental entender que para el ser humano el dunia o la vida terrenal es simplemente una herramienta y un medio en sus manos para poder lograr tanto la felicidad en ella, como la salvación en el Más Allá y la perfección. Por ello si se utiliza al dunia para lograr la perfección, la purificación del alma, la verdadera fe, el verdadero conocimiento de Dios, el amor a Dios, la obediencia, entonces el dunia se transforma en una bendición. Pero cuando el dunia es nuestro señor, es nuestro dios, cuando nosotros estamos preocupados únicamente por tratar de contentar al dunia y cuando el dunia se trasforma en nuestro único objetivo, en nuestra única meta, entonces, ahí estamos frente a un gran problema, que es justamente esta metamorfosis de la dunia. Haber hecho de la dunia un dios, haber hecho de la dunia un señor, y estar obedeciendo constantemente las ordenes de la dunia.
Por ejemplo tenemos un hadiz sobre el dunia del Imam ‘Ali (a.s) que dice: “El dunia es como un puente”. Dice: “¿Acaso alguien construye su casa en el puente?” O sea, acaso alguien construye su realidad en un puente. Si uno, digamos, está a este lado del rio y quiere cruzar a la otra orilla y entre las dos orillas hay un puente, uno simplemente utiliza el puente como un camino para llegar al otro lugar. El objetivo y la meta es el otro lugar. Nadie se va a poner a vivir en el puente, nadie se va a poner a soñar para proyectar su vida en el puente, nadie va a pensar en construir su vida en el puente, nadie va a educar a sus hijos en el puente, nadie va estudiar en el puente, o sea el puente es simplemente un camino. Entonces si el dunia, según el hadiz del Imam ‘Ali (a.s), es considerado como un camino, es imposible poder soñar en ese camino como la única realidad o poder construir nuestra vida en ese camino. Por lo tanto el dunia es como un pasadizo en donde uno debe saber que entra por una puerta y sale por otra.
El Profeta Noé (a.s) que vivió muchísimos años —según las aleyas coránicas 950 años nada más vivió como Profeta, como enviado de Dios, no se sabe si vivió algunos otros años antes o después— dijo: “Toda mi vida de estos mil años fue como entrar por una puerta y salir por otra puerta”. Es decir que eso, al fin y al cabo, por más que se prolongue no deja de ser pasajero.
Otra son las condiciones de la vida terrenal y del dunia que es pasajera; o sea, a nadie le permaneció el dunia, a nadie le quedó para siempre el dunia. El dunia perece. A uno mismo se le acaba su vida, al fin de los días de la vida de uno comienza a apagarse poco a poco su salud, su belleza. En la vejez uno comienza a debilitarse, su fuerza se debilita, su cuerpo se debilita. A la riqueza puede que le venga la pobreza, a la salud puede que le venga la enfermedad, a la juventud que le venga la vejez. Entonces es normal que uno no puede soñar mucho con el dunia, o con la vida terrenal, porque obviamente está muy claro que la vida terrenal no es más que un “pequeño momento”.
Tenemos narraciones o aleyas mismas que dicen que cuando resucitemos el día del Juicio Final o antes del día del Juicio Final, en la Resurrección después de haber muerto y estar en esa etapa del barsaj cuando nos pregunten cuanto tiempo estuvimos acá, responderemos: “Estuvimos un día o un poquito menos de un día”, es decir, un tiempo muy corto, como un sueño. Como cuando uno duerme y se despierta, como que no pasó nada, como que el tiempo pasó muy rápido. Esa es la realidad del dunia, es rápida por un lado, porque pasan los años y no nos damos cuenta; ayer éramos chiquititos, ayer estábamos aprendiendo a caminar, hoy ya estamos enseñando a caminar a nuestros hijos, y muchos de nosotros a nuestros nietos.
Entonces es necesario entender que uno tiene que tener una visión realista del mundo y de la vida terrenal. La visión realista que plantea el Islam es como dice el Imam ‘Ali, es un yisr o un puente, como dice el Corán
âوَلَا تَنسَ نَصِيبَكَ مِنَ الدُّنْيَا á
“No te olvides de la vida terrenal”. Es decir, no te olvides de tu parte del dunia y no la establezcas como el único objetivo y finalmente saber que es pasajera y pasa rápido. Por lo tanto uno tiene que hacer del dunia simplemente una herramienta y un medio para poder lograr el verdadero objetivo que es la “otra vida”.
ALAHAMDU LIL.LAHI RABBIL ‘ALAMIN,
WA SALAM ‘ALIKUM WA RAHMATUL.LAHI WA BARAKATU