En el nombre de Dios, hola soy Mahdi y este mensaje es traído a ustedes por FatimaTV

Este es un relato corto, el cual está basado en hechos acontecidos en la historia del Islam y el cual marcó para siempre el destino de toda una comunidad y la humanidad entera.

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Quiero contarles algo de historia islámica y para ello recordaré un nombre (de quien sin duda tiene garantizado un balcón especial en ni más ni menos que el infierno), y este nombre es el de Talha.

Talha era uno de los enemigos más acérrimos del Imam Ali (P), junto con Zubair y quienes le combatieron bajo la bandera del extravío, bandera alzada por ni más ni menos que Aisha, durante la batalla Camello (Yamal). Estos dos sujetos encarnaron un odio profundo con quien fuese el verdadero Príncipe de los Creyentes y no dudaron en buscar su muerte.

Durante esta batalla, hubo un encuentro entre el Imam Ali y Zubair, en donde el Imam trajo a acotación algunos recuerdos, los cuales conmocionaron profundamente a Zubair, haciendo que este decidiera abandonar el campo de batalla, siendo que para su mala suerte, cuando este se alejaba fuese matado por alguien desde las afueras del lugar de guerra.

Pero eso solo no fue todo lo que aconteció en esta batalla, ya que Talha también murió debido a una flecha lanzada por un arquero también enemigo del Imam Ali,  llamado Marwan Hakam, quien en el fragor de la batalla, asestó un golpe de flecha, mal apuntado, despistado o resultante de una grave miopía, ejecutando algo así como un auto gol del infierno.

Lo más increíble de todo es que Ibrahim Ibn Talha (hijo de Talha) a pesar de que su padre fuese asesinado por uno de los Omeyas, decidió unirse a las filas de este ejército enemigo de Ali Ibn Abi Talib(P), un ejército de gentes ignorantes y criminales, conocidos como los seguidores del camello y su pérfida jinete, quien en su desobediencia y espurio odio, sería uno de los pilares fundamentales de los Omeyas.

El hijo de Talha, Ibrahim prefirió aliarse con este grupo descarriado por dos razones:

Ambos llevaban un odio y rencor profundo en sus corazones hacia la familia del profeta el Ahlul Bait (P) y ambos, al igual que muchos otros, tan solo fingían ser musulmanes para buscar algún privilegio mundanal, hipócritas consumados y expertos, con maestros de generaciones ya domadas, quienes buscaban incansablemente una forma para borrar el nombre del profeta Muhammad de los anales de la historia y arrancar así  la religión de Islam de aquellos corazones débiles y sin duda del planeta mismo.

Unas décadas más tarde, (posterior al cruel martirio del Imam Hussain, sus familiares varones y fieles compañeros) es cuando una cuando una caravana conformada por mujeres y niños miembros de la familia descendientes del Profeta del Islam (BPD) y tan solo un joven muchacho de casi 23 años llamado Ali Ibn Al Husain (conocido también como el Imam As Sayyad) eran tomados en cautiverio de entre las cenizas y cuerpos irreconocibles en las planicies de Karbala. El Imam Sayyad (P) no fue bendecido tal como los demás combatientes, ya que durante el momento en que valientemente los demás defendían el honor del Islam, este se encontraba en un estado crítico de salud, debilitado e incapacitado para enfrentarse en la guerra, aunque la verdadera razón quizás era otra:

Sin embargo, luego de eso nacía un movimiento imparable, el cual daba inicio gracias a la sangre derramada por el Imam Hussain (P) y los mártires de Karbala, movimiento que debía continuar gracias al recuerdo revivido por siempre gracias a los discursos y coraje sin igual de él  y su tía Zainab la honorable hija de Ali y Fátima (La paz sea con ellos) a como también los discursos ardientes de Sukaina hija del Imam Hussain (P) con tan solo 10 años de edad frente al Sanguinario Yazid (La`nnatullah aleih)

El mencionado Ibrahim hijo de Talha, ya entrado en edad para ese momento, acercó al Imam Sayyad y con tono de burdo sarcasmo le dijo:

“Dime ¿Quién ganó la batalla?” (Refiriéndose a la batalla de Ashura.)

A lo cual el Imam Sayyad (la paz sea con él) con su propia severidad le replicó:

“Si quieres saber quién fue triunfador en esta guerra; tan solo cuando llegue el momento del rezo, entonces haz tu la llamada de la oración (Adhan e Iqama).” Y No dijo nada más.

Es así como con una respuesta tan simple y simbólica, este despreciable seguidor de Yazid, fue golpeado por la sabiduría y moral del inmaculado, de forma breve, directa y profunda, puesto que en cada oración el nombre del profeta Muhammad (La Paz de Dios sea con él y su purificada familia) es evocado en todos los minaretes del mundo y la sangre derramada por el Imam al Hussain y sus compañeros, fue la garantía de que este nombre no se borrara jamás.

Así es gracias a esto solo la escuela shiita no se extinguió, sino las demás escuelas del Islam siguen existiendo gracias a este suceso y gracias a este sagrado movimiento que aún vibra en la historia del Islam, esto a pesar de que aún hay quienes se empeñan en su ignorancia con ahínco por seguir en la oscuridad, fieles a Muawiah y sus descendientes.

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Quedo agradecido por su compañía y atención una vez más. Ruego a Dios, Todo poderoso, que les otorgue lo mejor esta y la otra vida, tanto a ustedes como a sus seres queridos, por favor cuídense y hasta pronto.

Assalamu aleykum wa rrahmatullah.