Una gota de miel cayó al suelo. Una pequeña hormiga fue hasta ella y la probó. Quiso retirarse pero el sabor de la miel le parecía maravilloso. Regresó y comió un poco más hasta quedar satisfecha. Nuevamente quiso alejarse pero pensó que el verdadero sabor de aquella miel debía estar más adentro de la gota. Así que la hormiga se sumergió por completo dentro de ella para disfrutar aún más de aquel glorioso placer. ¡Pobre de ella! Había quedado atrapada, no podía mover su cuerpo. Sus débiles patas y antenas estaban completamente adheridas a la viscosa sustancia, sin embargo no paraba de comerla. Estuvo en este estado por un breve tiempo hasta que finalmente murió.
El mundo es como una gran gota de miel. Por lo tanto, aquel que beba solo un poco de él se salvará y quien quiera apoderarse de toda su dulzura morirá irremediablemente. Esta es la realidad del mundo…

Dijo el Imam Sadiq (la paz sea con él)
“El mundo es como el mar salado, cuanto más bebe alguien de él se incrementa la sed hasta que (la misma sed) lo mata.”