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Muchas veces talvez han oído sobre la epopeya del Imam Hussain, compañeros y familia, habrán leído sobre su lucha y martirio, pero tan solo quiero contarles sobre los momentos que precedieron a uno de los momentos en que dio mayor lucha y fue el defender a sus ¡amados niños!

Aba Abdillah al Hussain (P) luchó arduamente hasta llegar a la orilla del río Eúfrates, entrando en sus aguas y llevando consigo a su caballo, siendo que una vez dentro de ellas le dijo a su fiel compañero: “Bebe, sé que tienes sed.”

Sin embargo, su caballo se reusó a bajar la cabeza con tal de apaciguar la sed que atormentaba a todo ser vivo de entre los cercanos a Al Hussain (P). Se dice que los corceles son animales muy nobles, los cuales no beberán hasta que antes, lo haya hecho su dueño.

Se ha narrado que el Imam Hussain (P) dijo: “Oh caballo mío, tanto tú como yo, tenemos sed, se claramente que tú tienes sed.” Sin embargo a pesar de estas palabras, el animal seguía rehusándose a beber.

Para hacer creer al caballo que el Imam estaba bebiendo de la fresca agua y así poder hacer que tomara, Aba Abdillah llevó su mano debajo de las aguas y la levantó para que de esta forma el animal no se negara más.

Tan solo mostrar con esta acción que había hecho una pausa en la batalla para que su caballo se hidratara, sin embargo el caballo no pudo hacerlo, puesto que una vez que el Imam levantó el agua con sus manos, entre la multitud de sanguinarios enemigos, se dijo algo que al Imam le destrozó el corazón.

Entre esa manada de bárbaros, se oyó una voz que se clavaba ardiente en el alma del Imam, la cual decía: “Hey Hussain, mientras tu disfrutas de esa fresca agua, están atacando las tiendas (y a tu familia).”

Aba Abdillah dejó caer el agua en sus manos, misma que ni tan siquiera iba a tocar sus labios y solo intentaban convencer a su caballo, y de inmediato el Imam con admirable valentía, se reincorporó a la batalla, luchando con extremo valor, más sin embargo y por primera vez, el malvado ejército se interpuso entre el y su familia, la cual estaba dentro de las tiendas.

El Imam estoicamente se enfrentó a ellos sin dudarlo y haciéndose paso entre la horda de desalmados hasta llegar a las tiendas diciéndose a si mismo: “Ya que ahora he llegado a las tiendas, quiero cambiar mis ropas y vendas ensangrentadas y pondré nuevas en mis heridas y hecho esto regresaré a la lucha.”

Sin embargo estos despiadados y sanguinarios asesinos, atacaron a nuestro Imam Hussain (P) como lo que siempre fueron, COBARDES, sin tregua alguna. La illah ilallah.

El maldito Ummar Saad quien fuese el comandante del ejército de Yazid,  dijo a su gente: “Arrojen flechas sobre el Imam mientras este este ocupado con su familia, puesto que si regresa de nuevo afuera, con seguridad habrá recobrado aliento y nos atacará a todos.”

En eso varios de miles de tiradores entre la manada de perros sedientos de sangre, apuntaron al cielo en un ángulo calculado y comenzaron a disparar directo encima de las tiendas, cuya única defensa entre su interior y el exterior eran telas, siendo que toda la familia del Imam Hussain y del Profeta del Islam, estaban dentro, incluyendo mujeres y niños.

El Imam Hussain salió y dijo al enemigo: “¡Cobardes, disparadme a mí, dispárenme! deténganse, ¿por qué lo hacen contra los niños?

Mientras esto sucedía, dentro de las tiendas, los niños y niñas, gritaban y lloraban de espantoso momento que vivía, llenos de natural terror, en medio de una danza de venir andando entre tiendas con tal de salvarse de tan brutal ataque, siendo que los piecitos de los niños tropezaban con las cuerdas que sostenían las tiendas y ellos ante tanto alboroto caían al piso sin más remedio.

En medio de tan dantesco momento, el cuerpo del Imam, el cual estaba como un puercoespín de tantas flechas clavadas en su cuerpo; colapsó, pero ni en un solo momento dejó de luchar admirablemente, y ante dantesco escenario, todos comenzaron a llorar.

Malherido, en ese momento y aún con honor y valentía que caracterizaba a los cercanos de Dios y en especial a los nietos del Profeta Muhammad e hijos de Asadullah Heidar (El Imam Ali), se regresó a las tiendas sin mostrarse a los niños.

El Imam tenía un último mensaje que dar a sus bien amados, pero lo hizo desde lo alto de su caballo para no causar mayor impresión, sobre su dolorosa condición diciendo: “O mi amado Ahlul Bait (o amada gente de mi casa) mujeres, niños y niñas, pequeños, les espera grandes tragedias y calamidades, tengan paciencia, no se inquieten, no se quejen, la victoria es de ustedes, el enemigo será derrotado y destruido, aguanten tan solo un poco más, esto solo durará unos cuantos días, no digan nada a nadie que menoscabe su dignidad.”

¡Oh Imam, acaso no les dijiste los detalles? ¿Qué no debían hacer hecho para mantener  su dignidad?

El imam Zain Al Abidin (P) (Unico varón sobreviviente de Karbala) narro lo siguiente:

 “Tan pronto como un de los niños de la casa del Imam Hussain lloraba por las condiciones tan deplorables sobre todo por dolor de la muerte tan cruel de su padre (Al Hussain) alguien de entre los esbirros de Yazid comandados por Ummar Ibn Saad, lanzaba una flecha sobre su cabeza con tal de según ellos, calmarlo y hacerlo callar de forma definitiva con la muerte, como si hubiesen sido todas esta flechas que rompieron sus cráneos inocentes, algo bien o haber cobrado un crimen, mismo que nadie ahí jamás cometió, tal como sucede ahora en muchas partes del mundo.”

Llora tu espectador o espectadora ¿Acaso alguna vez te has visto con la necesidad de reprimir tu llanto por miedo a ser golpeado o la muerte misma? ¿Acaso nosotros o las mujeres que año a año escuchan este acontecimiento de Ashura se han visto con la necesidad de callar? ¿Es acaso cuando dan rienda suelta al dolor y al duelo, que pueden de repente dejar de llorar o sentir el dolor del duelo? ¿Acaso ante este marco de hechos, puede uno dejar de llorar en medio duelo? ¿Qué pasará con la garganta de esta persona y su pena?

Tan solo por esto mencionado, enviaban a la muerte a los más inocentes seres jamás creados.

Somos testigos de cuan miserables y cobardes fueron los carniceros de este ejército de Yazid, al atacar a mujeres y en especial niños, que solo sufrían por el vació de su adorado al Hussain

Asalamu alayaka Ia Aba Abdillah

¡Oh Hussain, La Paz sea contigo el día en que naciste y el día en que muriste y el día que te levantes vivo!

Me despido agradecido por su compañía y atención una vez,ruego a Dios, que les otorgue lo mejor esta y la otra vida, tanto a ustedes como a sus seres queridos, cuídense y hasta pronto.

Assalamu aleykum wa rrahmatullah.