(Saludo en Árabe)

            En el nombre de Dios, el clementísimo, el misericordiosísimo, la bendición y la paz sean con los profetas, especialmente con Muhammad y su familia purificada, también con Jesús y Moisés y todos los mensajeros y profetas a lo largo de la historia.

            Estamos viendo el tema de los atributos con que se presenta a Dios misericordiosísimo, clementísimo, a rahmany rahim. De todos los atributos Dios elige o se presenta esencialmente con estos, el amor, la misericordia, la bondad; de modo que es una felicidad para el creyente, para el siervo, es una bendición, es una tranquilidad, es un sosiego, saber que está en manos -con todas sus debilidades impotencias, limitaciones, finitud, con todas sus carencias y necesidades- de alguien que rebalsa de misericordia, que es esencialmente poderosísimo y es poderoso sobre toda cosa pero que es misericordiosísimo y así se presenta.

            El hombre entonces no está desprotegido, sus carencias no tienen no lo agobiarán, tiene salida, siempre hay una salida, no hay un callejón sin salida, sus limitaciones se colman, sus ansias se satisfacen únicamente en Dios (...) dice el Sagrado Corán “¿acaso no es con el recuerdo de Dios que se tranquilizan los corazones?”.

            Pensemos que el hombre, el ser humano, a pesar de que está inmerso en la misericordia de Dios en general, es ingrato para con Dios, hace mucho daño a sí mismo, a los demás, la historia está llena de ejemplos y realmente si ponemos en la balanza en el mundo el bien siempre es superior al mal, es decir, ya alguna vez señalamos que la regla es el bien, si decimos que -por ejemplo- en la ciudad hay mucha corrupción, hay mucho robo, mucha inseguridad, porque hubo 10, 20, 30, asaltos en el día, en una ciudad de millones de habitantes, vemos que la regla es el bien, es decir, hubo 30 asaltos y hubo millones de conductas normales, buenas, en donde no hubo asalto, donde hubo solidaridad; de modo que cuando es tal nuestra vivencia de la bondad de Dios, de la bondad en general, del reflejo de esa bondad en la conducta del ser humano, el ser humano por lo general es bueno,  es educado, es moral, esa es la regla, por eso cuando vemos algo que está mal, alguna violencia, alguna incorrección, por eso nos cae mal y denunciamos y rechazamos porque justamente la norma es el bien, no hay en los noticieros que -por ejemplo- hoy millones de personas fueron a trabajar, volvieron, no robaron, ayudaron, se solidarizaron, eso no es noticia, la noticia es lo que de alguna manera rompe la regla más allá de que hay toda una política en los noticieros que, bueno, ese es otro tema, desde punto de vista islámico no es correcto, estar mostrando permanentemente lo malo, sin un equilibrio y sin mostrar con justicia realmente lo bueno que hay aún en los lugares más sórdidos inclusive, pero lo cierto es que con toda la bondad que rige el universo, que rige nuestra vida y que rige la conducta de los seres humanos en la historia, en la actualidad, etcétera, donde si pusiésemos en una balanza como dijimos es muchísimo más superior el bien que el mal y la bondad que el mal, así todo el mal que existe no es poco, pero por otro lado pensemos que a pesar de estar inmersos en la misericordia, en las bondades, en las gracias, en las mercedes de Dios, que son incontables, dice el Corán, como el aire que respiramos, la luz que nos permite ver la salud, que nos permite estar, la existencia, el ser, etcétera, y podríamos seguir enumerando infinitamente; lo cierto es que el hombre a pesar de ello se vuelve arrogante, ignorante y muchas veces hace el mal, es ingrato, no agradece o no se dirige a Dios, no intenta conocerlo, no intenta conocer sus disposiciones, no se acerca a sus mensajeros y maestros, a sus guías o representantes, para aprender a vivir, realmente hay que aprender a vivir, hay que enseñar cómo se vive y no es tarea sino de los representantes de Dios que es el creador y el dueño del sistema existente, de la existencia.

            Por lo tanto, si a pesar de toda la misericordia de Dios, los hombres se vuelven arrogantes y muchas veces generan un infierno en la tierra para el restos de los hombres, si se olvidan de Dios y son ingratos, cuánto más si no existiera ningún tipo de consecuencias de la maldad del hombre, es decir, si no hubiera ningún tipo de problemas en nuestra vida. Hay versículos coránicos que dicen si no fuera  porque el hombre se volvería todavía más arrogante, todos tendrían casas de oro, vestido de seda, viviríamos en un paraíso terrenal, todos serían Dios que no les falta nada, puede perfectamente crear las condiciones para que todos vivan felices y no haya pobreza, pero entonces no seríamos seres humanos, no tendría el valor la libertad, no tendría el valor el bien, porque estaría todo hecho por Dios, seríamos  como ángeles o como piedras sin libre albedrío.

            Lo cierto es que todo se reduciría a a Dios, no habría virtud, no habría una compensación moral de las acciones, no habría lo que se llama el ser humano que -siendo libre- puede llegar a adorar a Dios y superar a los ángeles y a todas las cosas, convertirse en un verdadero regente o representante de Dios, pero haciendo el mal también ser inferior a las bestias y condenarse. Ese es el precio de la libertad y la libertad es la condición de posibilidad del desarrollo humano en su plenitud, es como un colegio, si el director pone a todos un 10, todos se van de vacaciones, nadie tiene que estudiar en las vacaciones porque nadie se lleva las materias, porque todos están aprobados, además de y suponiendo que no hubiera injusticia en el sentido de que no habría el esfuerzo de algunos y el no esfuerzo de otros sino que todos se esforzasen, todos tuvieran 10; de modo que fuera una escuela donde todos por obra y gracia del director, no por ellos, entonces obviamente de esa manera no habría desarrollo, no había incentivo, no habría justicia, pero también no habría ningún tipo de evaluación sobre la producción propia de cada uno y todas las consecuencias que tiene el hecho de no dotar de libertad al ser humano.

            Vamos al hecho de que aún con todas las consecuencias de la maldad, del error, de la ingratitud, con todo el sufrimiento que eso genera en el mundo, con todas las desgracias que se suscitan, aun así el hombre se vuelve arrogante, se olvida de Dios, se cree autosuficiente; ¿qué sería si no hubiera ningún sufrimiento? el hombre entonces se volvería mucho más arrogante, tendría una sensación de autosuficiencia mucho mayor. Hay un versículo coránico que dice (...) ciertamente el ser humano se vuelve arrogante cuando se ve rico, por eso es que también hay otro dicho profético que dice (...) una de las cosas que más ama Dios es la piedad y la virtud del joven, porque el joven viéndose rico, es decir, en su plenitud de energía vital, con poca conciencia de las limitaciones, se cree y tiene salud y energía, por eso es que la mayoría de los jóvenes en la edad de la juventud es difícil que sean sumisos, que sean sabios, hay dicho del Imám (...) que dice que bendice a aquellos jóvenes que son como viejos y al revés, o sea, están exentos de la bendición aquellos que son como jóvenes. Los jóvenes que son como viejos son aquellos que son jóvenes pero al mismo tiempo parecerían dotados de la experiencia de los mayores y evitan cometer errores y hacer cosas dañinas, no se embriagan por la juventud que tienen y son realmente hombres muy sobrios que parecen como personas grandes o ancianos en el sentido del cuidado, de la precaución, la experiencia; en cambio aquellos viejos que parecen jóvenes en el sentido de que son inconscientes en una medida, no parecen acumular la experiencia que han tenido a lo largo de los años y hacen cosas de jóvenes en el sentido negativo de cosas sin tener conocimiento de lo que están haciendo verdaderamente o sin tener responsabilidad y sin tener eso que hay muy mal  cuando una persona mayor se la ve haciendo cosas que son más características en todo caso, errores más característicos, de la juventud.

            (...) dice la súplica, tú eres el bondadoso y nosotros somos los que hacemos las malas acciones, somos los malos, el mal viene de nosotros, el mal no viene de Dios, de Dios viene todo lo bueno, Dios es fuente de perfección, de la bondad plena y esto es lo que manifiestan las bendiciones de Dios que se manifiestan en las cuestiones de la salud, la riqueza, la vida, la belleza, etcétera, y también es cierto que por los contrarios conocemos los valores, por ejemplo cuando vemos algo -dijimos ya muchas veces- cuando mi mano deja de funcionar entonces es que valoro la importancia que tiene que me acompañe permanentemente.

            La existencia también de la libertad permite el arrepentimiento, la misericordia de Dios conlleva al arrepentimiento, es decir el hombre que se arrepiente sabe que no tiene escapatoria en el incremento del mal, del pecado, etcétera, que tiene una puerta abierta de regreso y que será recibido eso es importante y esa recepción de ese arrepentimiento es una misericordia de Dios. El desapego que provoca por ejemplo, nosotros decimos que en la enfermedad hay misericordia, por ejemplo, una persona que no está enferma, que está con salud, puede ser ingrata en el sentido que tiene toda una serie de bendiciones que no las valora como pez en el agua, pero cuando cae enfermo realmente se suscita en su alma un desapego y lo único que quiere es la salud; si le vienen y le ofrecen castillos, le ofrecen dinero, le ofrecen cargos elevados, etcétera, lo primero que prioriza es la salud y también se da cuenta del valor que tiene la salud y al mismo tiempo se acerca a Dios cuando de alguna manera pierde la esperanza en los médicos, aunque si fuera consciente, aún teniendo esperanza en los médicos debería saber que el favor de la curación viene de Dios. Hay un dicho profético que dice (...) quien visita a un enfermo por Dios, para Dios, va y lo ve al enfermo queriendo acercarse con esa buena acción a Dios, no pide el enfermo para ese visitante que lo visita ninguna cosa, salvo que Dios se la conceda, por eso Ali ibn Abi Talib (...) se descalzaba y le preguntaban a dónde vas, voy a ver a los enfermos, y por qué te descalzas, porque es el lugar del descenso de la misericordia de Dios, junto al enfermo, con el enfermo, por lo tanto la persona que da un paso hacia el enfermo para visitarlo Dios le borra pecado Dios lo  agracia; es un favor para el enfermo pero también es un favor para el que lo visita, lo mismo que quien acompaña los funerales, también tenemos estos dichos quien da pasos para acompañar a los fallecidos en la última instancia que van a ser llevados al cementerio.

(Despedida en Árabe)

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