(Saludo en Árabe)
En el nombre de Dios, el clementísimo, el misericordiosísimo, la alabanza es para Dios el Señor del universo y las bendiciones para todos los profetas especialmente Jesús y Moisés.
Estamos viendo el versículo, el primero, -bismillah rahman rahim- de la sura Al Waqia, la sura 56 del Sagrado Corán, bismillah rahman rahim, dijimos que son dos atributos, uno es un nombre especial pero es un atributo general y el otro es un nombre general pero un atributo especial, de modo que rahman es únicamente aplicable a Dios, no se puede llamar a otra cosa rahman y es un atributo que abarca todas las cosas, es decir, toda la creación está imbuída, su ser, de la rahma, de la misericordia de Dios, del amor de Dios, de la bondad de Dios, todo es bueno, Platón hablaba del supremo bien, la idea de Dios como un supremo bien, el bien absoluto y es correcto desde el punto de vista del Islam, el atributo de la bondad, la misericordia, el amor, son atributos absolutos de Dios, es decir, Dios es absolutamente misericordioso y toda creación, por el solo hecho de ser, representa o manifiesta a Dios y manifiesta sus atributos de perfección, entre ellos su misericordia y su amor, es por la gracia de Dios, o sea, Dios no crea ni por obligación ni por necesidad sino por puro amor, pura manifestación; algunos místicos dicen como rebalse de amor y la creación es ese rebalse de la perfección absoluta.
De modo que es un atributo general que comparten buenos y malos, creyentes e infieles, enemigos de Dios, amigos de Dios, todos para todos sale el sol, todos gozan de la vida, todos gozan de las bendiciones, todos están inmersos en las bendiciones, las bendiciones de Dios son incontables, todas las bendiciones que nosotros ahora estamos inmersos, dijimos que antes que una bendición a una cosa se conoce muchas veces por su contrario, dijimos que si me falta una mano, que si me falta un ojo, que si me faltan los pies, que si me falta el aire, que si me falta el agua, es decir, ahí tomamos conciencia del valor y de cómo estábamos hasta hoy inmersos, sumergidos, en esa bendición de tal modo que éramos ciegos para ver el valor que tenía y no nos inspiraba agradecimiento cuando en rigor un hombre despierto, un hombre de Dios, un hombre creyente, un hombre sensible, un hombre realmente cabal, es un hombre que no espera a no tener para valorar, valora cuando tiene, entonces Dios dice “aquel que valora cuando tiene, que me valora cuando le doy, le doy más” y empieza una relación con Dios especial, eso es el atributo de rahim, el atributo de misericordioso, el segundo nombre rahman rahim, rahim es solamente para los creyentes, es un nombre general, es decir, alguien se puede llamar rahim, rahman solamente Dios; varias cosas pueden ser rahim, pero es un atributo -si bien varios lo pueden tener, el nombre- es un atributo especial, es decir, rahim no es para buenos y malos, para creyentes y para profetas y enemigos, es solamente para los creyentes. Rahim es una persona misericordiosa pero especialmente misericordiosa con aquellos que lo merecen y además es mucho más amplio que el rahman, a pesar de que es más acotado, es decir, dijimos que es solamente para los creyentes o los hombres de bien que Dios es misericordioso, existe una misericordia especial para los hombres de bien, pero la misericordia general, la rahman es para todos, por lo tanto parece más amplia para buenos y malos, para el faraón y Moisés, el César y Jesús, Mohammad y Sufyán (o Abu Sufyán) pero esa acotada a este mundo, la misericordia general es de este mundo, cuando mueren unos van al Infierno, otros van al Paraíso y ahí algunos gozan de la misericordia especial y otros se interrumpe la misericordia general.
Por lo tanto, la misericordia especial es mucho más abarcante, mucho más grande que la misericordia general porque la misericordia especial es para los creyentes en este mundo y en el otro, mientras que la general solamente en este mundo y el otro mundo es, en relación a este mundo, infinitamente más grande, de modo que este mundo es una gota en el océano, un guijarro en el desierto, una piedra en el desierto en relación al otro mundo, así como el vientre materno es un guijarro en relación a este mundo o es una gota -en relación a este mundo- en el mar y así como un esperma es una gota en relación al feto que está en el vientre materno, es un permanente ir hacia Dios y hacia la infinitud, hacia la expansión. Por lo tanto la misericordia que va más allá de este mundo es infinita mientras que la primera misericordia que únicamente abarca este mundo es limitada.
Hay un dicho profético que dice “Dios, su misericordia tiene cien partes”, a cada cien partes es alegórico, cada cien partes es alegórico, es decir, cien partes quiere decir infinito porque no se puede limitar, cien es cien, no tiene 101. La misericordia de Dios es un atributo de Dios y como tal es un atributo absoluto y como tal no tiene límites, pero como ejemplificador dice “la misericordia de Dios tiene cien partes, una parte abarca este mundo y 99 para el otro mundo, para el creyente con la de este mundo”, es decir 100 partes completas para el creyente en el otro mundo, (...) dice “todos los seres buscan la perfección,” por la misericordia de Dios, las plantas de ustedes ponen una planta y busca la luz, busca su crecimiento, busca su fruto, este fruto da de comer al hombre, a los animales, es el máximo de su desarrollo. Todas las cosas tienen esa bendición y tienen esa bondad, los animales, los hombres, etcétera, ese amor universal que muchas tradiciones, muchas religiones hablan de un amor universal que es la fuente, el primer motor decía Aristóteles que es amor que atrae todo hacia sí mismo dice el Corán (...) “No ves defecto en la creación de Rahman, el misericordioso, todo es misericordia, todo es bondad, todo es bendición.
Ahí se suscita un tema al que no vamos a entrar mucho acá sino que en algún momento lo veremos; cómo es posible que yo diga que todo de bendición -aunque el Corán diga que es bendición- cuando en realidad hay mal en el mundo, hay problemas en el mundo y sufrimientos en el mundo, la respuesta es larga pero de otra manera podemos decir lo siguiente, que ese mal que nosotros vemos es un mal relativo pero en el fondo, en profundidad, termina siendo un bien, ahora, la bondad de ese mal se manifiesta en el otro mundo, en la misericordia especial para los buenos pero no para los malos; los malos se alejan de la misericordia, los malos tienen un mal pero por ejemplo si yo robo, la persona perjudicada padece un mal, pero en el fondo ese mal que padeció es una bendición para él porque lo purifica, porque la eleva, porque lo victimiza y como tal Dios entonces lo compensa, mientras que el ladrón se lleva el dinero y dice “tuve éxito, tengo más plata”, pero en realidad se está perjudicando, se está alejando la misericordia de Dios y eso por la elección que él hizo, equivocada, desobedeciendo su propia alma que por algo oculta, por algo teme que sea descubierto, tiene vergüenza si es descubierto y miente si es descubierto, dice “no, yo no fui”, porque no hay bien, no hay bondad, no hay luz, no hay expansión, ni hay bendición en esa acción.
Dice el Sagrado Corán (...) “acaso no ven a las aves por encima suyo, las aves en el cielo” (...) “que expanden sus alas” (...) “y las contraen”, vuelan, digamos así, (...) según esta traducción (...) sería como que expanden sus alas y las contraen (...) no las sostiene el (...) sino el misericordioso, es una misericordia, es una bendición de Dios que las aves vuelen con un sistema aerodinámico extraordinario y las alas en proporción a su cuerpo. Hay aves que revolotean y aves que vuelan, las aves que vuelan tienen un sistema en sus alas extraordinario, las plumas, los huesos, los cartílagos, la disposición, el aire que se filtra ante ellas, como permite volar, es todo un estudio aerodinámico que -en base a ese estudio después se van a hacer las alas de los aviones y demás- todo esto es una bondad especial que cada ser tiene su perfección, en el caso de las aves algunos dicen esto también alude esotéricamente -alguna vez leí por ahí- al estado de los místicos, acá el vuelo de las aves se refiere a los místicos que vuelan después de expandir y contraerse, Dios los va guiando y los va llevando mientras expansionan y contraccionan a reconocer el señorío divino y elevarse hacia Dios.
Dice El Corán (...) “y mi misericordia -la general- mi misericordia (...) quiere decir que abarca todas las cosas, hasta el propio Satanás es producto de la misericordia de Dios porque es y todo lo que es, por ser, por ser creado, por existir, goza de esa misericordia general pero no de la particular, dijimos antes, en el caso de Satanás; y el hombre debe conservar su asombro y debe conservar su sensibilidad y debe ver las cosas, meditar en ellas y agradecer y alabar a Dios. Es como una persona que va por la calle, ve un semáforo y ve el rojo y se queda mirando el rojo pero sin percatarse de que el rojo quiere decir detenerse, el verde quiere decir avanzar, el amarillo quiere decir advertencia. Una cosa es ver la cosa en sí misma, sin su significado, sin su sentido, en su objetivo, sin la guía que tiene, el beneficio está en la guía no en que yo me quedé mirando el rojo, “Ay, mira el semáforo rojo” “¿y qué quiere decir?” “no sé, pero mira qué lindo el rojo”, una cuestión absolutamente superficial, mirando el rojo sigo caminando y me pisa un auto y después encima culpar a mí por cruzar en rojo, pero otra cosa es mirar la creación y entender el sentido y entonces aprovechar el sentido y el sentido es el amor de Dios, la misericordia de Dios que atrae hacia sí y que eleva a las personas como aves en el cielo, vuelan, vuelan, sin tóxicos y entonces realmente las personas se liberan de la angustia o se liberan de la limitación de la vida mundanal.
El hombre busca la perfección, busca esa necesidad de perfección, ese origen perfecto y ese destino perfecto, que no es otra cosa que el amor de Dios que lo crea y lo atrae a la misericordia general y a la misericordia especial, el creyente está permanentemente en la misericordia, el enemigo del creyente es la persona que hace el mal, la persona que no agradece, la persona que se queda con el rojo del semáforo sin saber el sentido del semáforo y sin beneficiarse del sentido y de la guía del semáforo, quiere decir que pierde la misericordia. Entonces El Corán dice (...) “el hombre ciertamente es muy opresor, muy ignorante, la persona que realmente no se beneficia de su ser, de su creación del mundo, es muy ignorante” y llega a decir “Dios no existe”, “¿ah sí? ¿Lo dices con esa lengua que te dio Dios extraordinaria, que los científicos y los médicos tienen que estudiar años y siglos para saber cómo funcionan? por un instante en que tus células gustativas dejen de funcionar en un resfrío, no sentir el gusto a la comida, es horrible comer y no sentir el gusto a la comida, y ahí uno dice qué extraordinario sentir la sal, sentir la pimienta, sentir el aceite, sentir la manteca, sentir cada gusto, el dulce, el amargo, la combinación, el agridulce, etcétera, o no sentirlo; y con esa lengua que tiene todas esas cualidades y que permite hablar, si nos cortan la lengua no podemos hablar, nosotros decimos “Dios no existe” ¿Qué quiere decir que Dios no existe? Que nos quedamos con el semáforo, que no vamos más allá, que no entendemos el sentido, que nos perdemos el amor de Dios, que nos perdemos la relación de Dios y nos perdemos la misericordia que continua más allá de este mundo en forma plena, es decir, en forma acotada en este mundo. Un creyente puede, inclusive, sufrir en este mundo, puede ser injustamente apresado, puede ser injustamente perseguido, calumniado injustamente, ser víctima de mentiras, “es un terrorista, es un loco, es un fanático, es un fundamentalista”, o sea, desprestigiarlo, cerrarle puertas, aislarlo, boicotearlo, calumniarlo, decir cosas que no son, pero el que se acerca a Dios acaso puede pasar, se apena un poco pero enseguida Dios lo premia, Dios lo compensa con su misericordia.
Alguien nos puede decir pero ¿y la pobreza, la enfermedad, qué misericordia es esa? nosotros ya dijimos, la enfermedad es una privación de la salud, la salud es un bien, la enfermedad es una carencia; la regla es la salud, la enfermedad es una ruptura de la regla, cuando nos enfermamos tratamos de curarnos, cuando estamos curados tratamos de seguir sanos, pero la regla, la norma, es la salud. En una ciudad hay hospitales pero no está llena de hospitales, es decir, no hay un hospital por casa, hay hospitales porque no todo el mundo se enferma, porque la regla no es enfermarse todo el tiempo todos sino a una determinada edad, de una determinada manera, en algún momento, inclusive por unos días, no estar siete años en el hospital salvo los casos que rompen la regla, la regla es que la gente va, trabaja, vive, corre, juega, hace deportes y en general es sana.
Entonces esta enfermedad, que es una carencia, que no es un bien en sí mismo pero muchas veces es objeto de otro bien, por ejemplo, las enfermedades que previenen enfermedades mayores, por ejemplo un resfrío, la fiebre, el estado gripal a mí me previene, si yo no tuviera esas defensas y no tuviera esa sensación y siguiera de largo sin dolor capaz que caería en enfermedades mucho mayores. De modo que hasta las enfermedades a veces son purificación, uno enfermo dice Dios, Dios, sale de su olvido, se despierta, se relaciona con Dios, pide a Dios; o la enfermedad del Imám (...) lo salva del martirio por una misión que tiene, el martirio es un bien en sí mismo, también es una carencia, es muerte pero también es un bien, es decir, los mártires dicen “solamente volvería a la Tierra para ser martirizado de nuevo” por la bendición que supone el martirio en el momento de morir, del otro lado cómo lo reciben, de este mundo es todo tristeza pero de aquel lado es todo gloria y los vinculados, allegados y los amigos del mártir sienten esa gloria.
Según un dicho del Imám (...) las grandes enfermedades, la ceguera, la peste, la lepra y otras enfermedades tienen unas enfermedades menores como preanunciando esas enfermedades que sirven para evitar (la ceguera, por ejemplo) el dolor de ojos, algunas cosas que ya son temas médicos; lo que nos interesa acá es el hecho de que hasta las enfermedades son bendiciones, por ejemplo, una persona que tiene fiebre en una noche Dios le anota la adoración de un año. Los creyentes que conocen a Dios saben que todo son bendiciones para él, el creyente va de bendición en bendición, el creyente es el que entiende aún en los problemas, saben que los problemas son preparación, saben que son contracciones que sufre, como una flecha que se estira el arco, la flecha va para atrás pero qué es lo que está haciendo la flecha realmente, el arco se está estirando, la cuerda, para soltarla y que vaya mucho más lejos, si yo no la estiro para atrás no va tan lejos. A veces el creyente sufre contracciones pero sabe en su fuero íntimo, en su interior, sabe que Dios está preparando el lanzamiento y de repente empieza a ver que todo le va a mal (el creyente estoy hablando, no necesariamente una persona que no es creyente) una persona que conoce a Dios y que está relacionado con Dios y sabe cómo Dios lo lleva de una situación a otra cada vez mejor entonces siente en ese momento, dice, patalean, dice “Dios, Dios, Dios, Dios y Dios” hasta que Dios suelta la presión hacia atrás y sale lanzado hacia mundos y cercanías y luminosidades y bendiciones que jamás soñó, imaginó siquiera que iba a experimentar, todo por la bendición de Dios.
(Despedida en Árabe)
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