(Saludo en Árabe)

            En el nombre de Dios, el clementísimo, el misericordiosísimo, la bendición y la paz sean con el Profeta Muhammad y los Mensajeros de Dios, Moisés, Jesús y la familia purificada del profeta.

            Estábamos viendo algunas recomendaciones en torno a la postura y a la manera correcta de tomar El Corán, leer El Corán, relacionarnos con El Corán. Sabemos que El Corán tiene que ser puesto en un lugar respetable en la casa, en un lugar elevado, en un lugar importante; El Corán que junta  polvo, El Corán que está como un libro más, que está abandonado, se quejan en el día del juicio de ese dueño.

            El Corán es un libro que es una guía y que debe ser utilizado, nadie va al médico y toma la receta médica y la pone en un cajón y sigue empeorando su enfermedad sin leer la receta y hacer lo que la receta dice como condición de posibilidad de la curación. El Corán que no se lee, que no se practica, que no se estudia, que no se consulta con los sabios, que no se trabaja, realmente no permite que la persona avance en el camino de Dios, en la conciencia, en el conocimiento, en el recuerdo, en el agradecimiento, y por lo tanto no va a cumplir su efecto.

            Es realmente muy importante (...) dice divida el día en tres, uno para distracción, uno para descanso, uno para trabajo, para el sustento, pero uno es para la adoración, la adoración no es únicamente la oración que hacemos durante el día o el ayuno que se hace en Ramadán o en otros momentos en forma meritoria, sino también que la adoración es todo, puede ser adoración de distracción, puede ser adoración si es sana, si realmente ocupa un lugar de rehabilitación que es necesaria para el ser humano, si es el sustento, la búsqueda del sustento lícito, no hay adoración más elevada que la búsqueda del sustento lícito, de forma lícita, eso es adoración, el trabajo es adoración. El profeta tomó la mano de un campesino -ampollada o con callos- la besó del lado de los callos y dijo “esta mano jamás tocará el fuego”, o sea que el trabajo también es adoración, pero la particularidad de esa parte de adoración específica que incluye la lectura del Corán, incluye también el estudio del Corán.

            Habíamos dicho las dificultades que tienen los no árabes con respecto al Corán, es decir, a los no árabes les decimos que se esfuercen en el conocimiento y en el estudio del árabe y del Corán. El árabe es un idioma que pronto uno lo puede leer, en una semana puede empezar a leerlo sin entender lo que está leyendo para aprender a distinguir las letras y unirlas o un poco más o más, depende del tiempo, el esfuerzo y la capacidad de la persona, pero por supuesto que la lectura del Corán se recomienda tener un Corán bilingüe, nosotros tenemos aquí El Corán (...) es una buena traducción con algunas explicaciones del Tafsir, recomiendo ese Corán pero puede ser alguna otra traducción, a veces nosotros usamos el de Cortés, que es un cristiano, es un filólogo y un estudioso arabista que tradujo El Corán. Las traducciones obviamente siempre son mejorables y la mejor traducción imaginable es una traducción y como tal no puede ser igual que el original, nunca, porque una palabra que tiene diez significados en árabe necesariamente en la traducción voy a elegir una y por lo tanto se pierde en una traducción mucho, indefectiblemente por bueno que sea el traductor.

            La lectura en español es una ayuda pero no es El Corán. El Corán está en árabe, se mantiene exactamente la misma capacidad, la misma integridad, la misma pureza que tenía el primer día la tiene hoy, El Corán es un milagro, es el milagro por excelencia del profeta, porque es un milagro que permanece, no es el milagro que hacían los demás mensajeros o profetas de, por ejemplo, resucitar a un muerto o curar a un enfermo de nacimiento, que también Muhammad hizo estos milagros, son milagros que sirven para la gente que está ahí, que ve ese milagro, por supuesto genera una conmoción y esto es muy importante, la diferencia entre un profeta y un filósofo, un pensador o un sabio que no sea un profeta, es que los profetas realmente conmocionan la época en que vienen con sus milagros y si los tiranos de turno, los césares, los faraones, los Nimrod, no los persiguen, no les cortan los caminos, si en forma natural dejan libre el trabajo, la misión de los profetas, los profetas realmente toman el mundo por su capacidad de atraer y de lograr el amor en los seres humanos, son imbatibles en la discusión, son extraordinarios, tienen una ética perfecta y realmente son un modelo de Dios. Imaginemos Jesús, imaginamos a Muhammad, a Moisés, libres sin la persecución que sufrieran, realmente ellos toman el mundo, por eso, de ahí que los tiranos y los corruptos se ensañen con ellos y traten a ellos y sus seguidores de cortarles todos los caminos de expansión y libertad.

            Por eso las masas en el 2018 tienen como modelo de perfección a estos profetas y por eso es que estos profetas son conocidos y son de alguna manera leídos, son estudiados, hoy en día e incomparablemente en una manera mayor que cualquier otro pensador o filósofo. Siempre digo vayan ustedes a cualquier lugar, a cualquier geografía, a cualquier aldea perdida, a cualquier lugar de pobreza en los cinturones y en los arrabales, o en los suburbios de las ciudades y van a encontrar la imagen de Jesús, la imagen de María, la imagen de Muhammad, la imagen de Hussain, la imagen de Alí, la imagen de Fátima o la imagen de Moisés, pero no van a encontrar la imagen de Platón, Aristóteles, Sócrates, etcétera. Hay una diferencia abismal y esa diferencia abismal tiene que ver con los milagros y El Corán es un milagro vivo que trasciende al profeta y que está en nuestras manos y como tal, cuando lo tomamos en nuestras manos de la misma manera que una carta del presidente nosotros no la tenemos en cualquier lugar de la casa, una carta de una autoridad máxima, el jefe máximo de la empresa (para bajar bastantes decibeles), cualquiera de estas cartas importantes en nuestra vida, las guardamos, las cuidamos, algunos las enmarcan, no decimos de enmarcar el Corán aunque hay muchos cuadros muy bellos de versículos coránicos en la casa, que es muy bueno tenerlos, leerlos constantemente en la pared, pero también poner El Corán en un lugar elevado.

            Otra cuestión que veníamos viendo eran las dificultades del no árabe para aprender el árabe decíamos que Dios acepta a la persona que se está esforzando para aprender, aunque tenga errores, Dios ordena a los ángeles que esos errores se anoten en forma correcta, de modo que la persona se encuentra con que los efectos, las bendiciones, la recompensa de esa lectura del Corán, están resguardadas. Hay un ejemplo que generalmente ponen los sabios y es que vieron que una gota de agua permanente en una roca la va horadando y la roca va tomando con el tiempo, los años, los siglos, una forma hundida y la Revelación es mucho más que una gota de agua y el corazón nuestro es menos duro que una piedra, eso se espera, aunque hay corazones más duros que las piedras y tienen menos beneficios que las piedras, algunas piedras -dice el Corán- se rompen y sale agua de ellas, como el milagro que hizo Moisés para sus discípulos cuando golpeó con su vara la roca y se abrieron 12 fuentes de agua para las tribus de Israel en el desierto, otro milagro de los tantos que hizo Moisés; y en cambio hay corazones que por más que los golpee la vara de Moisés están muertos, el caso del faraón, por ejemplo, u otros.

            Hay una obras que se llama (...) “Las virtudes de los corazones”, que narra la historia de un hombre, (...) un sabio que llega a un lugar, había un joven muy puro de una mezquita, va a rezar, lo ve y comprende de ver este joven rezando que era un joven muy piadoso, muy puro, le llamó la atención la pureza que emanaba de esa persona, se quedó observándolo, luego se acerca a él cuando termina su oración este joven, muy impactado, muy impresionado, empieza a hablar con él, lo saluda, se sientan y  le dice “¿quieres que lea un poquito El Corán?”, el joven dice “sí, por favor”, comienza a leer unas aleyas del infierno y el joven comienza a temblar, empalidece y se desmaya de escuchar la palabra de Dios en torno a la cuestión del infierno; luego el (...) va, le pone agua, lo reanima, se despierta, y el joven le pide que lea un poco más pero otras aleyas sí puede ser, evidentemente era muy sensible, muy puro, este joven, lee otras aleyas, lee esta aleya que tengo yo anotada aquí y dice (...) “oh creyentes, los que creen, dirigidos por Dios, especialmente a los que creemos -inshallah- que seamos de los creyentes, los asegurados del fuego de la desobediencia, del pecado, (...) los que están a salvo, los creyentes en Dios, (...) cuidad vuestras almas (...) y a vuestras familias, a quienes están con ustedes aunque están en el hogar, o que están cuidados por ustedes, cuidaos a vosotros mismos y a ellos (...) de un fuego (...) cuyo combustible son hombres y piedras (piedras aquí refiere a los ídolos de piedra, es decir, los falsos dioses que adoraban en aquella época)”; el joven volvió a desmayarse pero esta vez ya no se despertó y falleció.

            El (...) digamos la gente se junta, el (...) pide hacer (...) para bañarlo a él, para enterrarlo, lo baña, dice en el pecho leyó el (...) que decía (...) “él está en una vida bendita, llena de satisfacción de Dios, en un paraíso elevadísimo”, no sé cómo leyó el (...) en el pecho de este joven cuando lo bañaba esta aleya, pero bueno, seguramente fue un signo místico; la historia dice que este (...) a la noche soñó con este joven y lo ve en un lugar elevadísimo con una corona de luz y le pregunta “¿cómo estás?” dice el joven, lo saluda, “feliz, radiante” y le dice “Dios me ha puesto en un lugar por encima de los mártires”, el (...) dice en el sueño (...) “¡Qué extraordinario, Dios te bendiga!, ¿Cómo es eso? Dice, “Dios me dijo, los mártires mueren por la espada de los enemigos pero tú has muerto por la palabra que refleja  mi ira, o mi advertencia, o mi amonestación, por lo tanto estás todavía en un lugar superior”.

            Bueno, si Dios quiere vamos a continuar con esta introducción que de hecho ya estamos a punto de entrar en la exégesis propia (...) que comenzaremos de la sura Al Waqia, la sura del Acontecimiento, la sura 56, o capítulo 56 del Sagrado Corán.

(Despedida en Árabe)

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