En el nombre de Dios, el Clemente el Misericordioso,
la paz de Dios sea con todos sus Profetas
desde Adán hasta Muhammad (s)
En esto de la relación entre fe y acción, entre fe y moral, entre estos tres puntos fundamentales: fe, acción o creencia, práctica y moral, nos toca hablar del efecto que tiene la moral en la práctica o en la conducta humana. Nosotros habíamos dicho que el pensamiento tiene, si o si, un efecto directo sobre la moral, y tiene un efecto directo sobre la acción. De eso ya lo hablamos detalladamente en otras clases. Ahora vamos a hablar de esta última dimensión, que es la relación o el efecto que tiene la moral en el acto, en la acción, en el comportamiento del ser humano.
En este triángulo de realidades, en realidad “la acción en la práctica” no es más que el resultado del pensamiento y el sentimiento. Qué significa ser el resultado del pensamiento y el sentimiento o, mejor dicho, el resultado del conocimiento y el sentimiento, o de la percepción y el sentimiento. Yo voy a dar un pequeño ejemplo muy burdo para poder comprender esta relación y después finalmente terminar hablando de la relación entre el carácter y la moral con la acción.
Si uno desea comprar, supongamos, un reloj, entonces se dirige a la relojería. Antes de comprar el reloj obviamente cualquier persona como comprador, como cliente desearía ver el mismo reloj, o sea, antes de comprarlo se dirige y dice: muéstreme tal reloj. Ese muéstreme tal reloj, en realidad habla de la voluntad de querer conocer el reloj. Es decir que el primer paso antes de la compra es que uno tiene que tener conocimiento del producto. Yo sin conocer algo es muy difícil que lo compre. Si usted va a comprar una casa, por ejemplo, es muy difícil que el vendedor le diga: cómprela sin verla, sin mirarla. Usted tiene derecho a decir: yo quiero ver la casa, porque quiero conocer lo que voy a comprar, porque tengo que conocerlo, tengo que percibir de qué se trata. Entonces ahí tenemos una primera condición que es el tema del conocimiento. Yo conozco el reloj, lo veo, lo examino. Si ese reloj cuando yo lo veo me significa algo bello, me significa algo positivo, lo veo como un beneficio para mí, entonces ocurre algo en el corazón que tiene que ver con la atracción. La atracción es justamente el resultado de la visión. Cuando yo veo, percibo entonces me siento atraído o rechazado. Cuando veo que es algo negativo, algo que no me gusta, algo que no creo que es un beneficio sino creo que es un perjuicio, entonces siento rechazo. Si por el contrario siento que es un beneficio para mí, o sea, me gusta, me gustaría tenerlo, me gustaría utilizarlo, sé que me quedaría bien, entonces siento atracción. Ahí entra el tema interno de los sentimientos y ese corazón que necesita siempre de un capital para poder sentir rechazo o atracción, es decir, amor u odio podríamos decirlo en materia sentimental. Eso que ocurre es el segundo paso después del conocimiento. Yo primero conocí el reloj, vi el reloj, me lo mostraron, luego me sentí atraído por el reloj. Cuando me sentí atraído eso afecta la voluntad y dice bueno, quiero el reloj.
Ahí está nuevamente el tema interno de lo cual venimos hablando de la moral y del corazón que va tomando esa forma. Por lo tanto eso es un poco de lo que ocurre a través de la relación entre conocimiento y moral. Cuando yo conozco el reloj, veo el reloj, me gusta el reloj, quiero el reloj, me siento atraído por él, lo deseo. Así es como nacen los deseos en el corazón humano. Cuando nace el deseo después la voluntad le dice al hombre: cómpralo. ¿Qué es el comprar? Es una acción y un comportamiento. Entonces este viaje lógico desde el conocimiento y la percepción hasta la acción son esta secuencia de sucesos que ocurre en el interior hasta el exterior, antes de llevar a cabo una acción volitiva, es decir, una acción bajo mi voluntad. Por consiguiente, este viaje comienza con el conocimiento, luego de la percepción se desarrolla esta cuestión sentir un rechazo o mejor dicho, un rechazo o una reacción de atracción; luego esto de la voluntad de querer, lo deseo; luego finalmente esto de comprarlo.
Del mismo modo sucede con cualquier tipo de acción. Por eso cuando uno va a actuar cualquier tipo de conducta y comportamiento, siempre primero tiene la imagen de lo que va a hacer: yo quiero, por ejemplo, entrar a la universidad para estudiar física; yo tengo una imagen de la física en mi mente; yo conozco la física, percibo la física y porque como conozco y sé que es la física quiero ir a estudiar a la universidad. Luego me siento atraído por la física, me gusta la física, entonces voy y me anoto en la universidad. Todas las acciones, cualquiera que usted ahora piense, sepa que comienza por el conocimiento, el pensamiento, la imagen, la percepción; luego por sentir rechazo o atracción, luego poder desear querer o no querer y finalmente termina transformándose en una acción o en una no acción.
Entonces el principio de la acción en el Islam es o directo o indirecto. El principio directo, o sea, ¿por qué la acción? Porque uno desea, quiere. La acción es la manifestación del querer, eso es directo. El indirecto del conocimiento, el conocimiento afecta al querer, el querer afecta a la acción. Ahí tenemos el efecto de la moral con la acción. Si yo trabajo con mi carácter con mi interior entonces mi acción normalmente va ser acorde a ese querer, a esos deseos. Por eso en el Islam es fundamental tratar de trabajar con los deseos, porque uno termina haciendo lo que desea. Yo deseo esa comida y la como; yo deseo ese lugar entonces viajo; yo deseo a esa mujer entonces me caso con ella. El deseo es el que mueve, o sea, el motor de la acción humana, el motor del comportamiento humano es el deseo, por eso el Corán dice:
âمَنِ اتَّخَذَ إِلهَهُ هَواهُá
“Aquellos que tomaron a sus deseos como dioses”, o hicieron de sus deseo un Dios. ¿Por qué? Porque el deseo es el que va moviendo la conducta humana: yo deseo, viajo; yo deseo, estudio; yo deseo, como; yo deseo, bebo; yo deseo, duermo. El deseo es el que me mueve. Si no deseo, no. Yo, por ejemplo, como explico el hambre, como explico el deseo de comer. Esta no es una cuestión que tiene que ver simplemente con una necesidad fisiológica exclusivamente desde el vacío del estómago. También tiene que ver con un deseo. Muchas veces uno desea comer tal comida por ejemplo. Es más hay veces que es tan fuerte el deseo que uno por ejemplo, está lleno, satisfecho fisiológicamente hablando y desea la comida, come. Entonces el deseo es el que mueve al hombre hasta más allá de las necesidades. En las necesidades también existe un vacío fisiológico que eso es normal, no hay problema. Sin embargo aquello que mueve realmente al hombre es el deseo.
Esa es la relación que existe entre la moral, entre el interior del ser humano, entre ese corazón y esos sentimiento y esas tendencias naturales y la acción.
ALAHAMDU LIL.LAHI RABBIL ‘ALAMIN,
WA SALAM ‘ALIKUM WA RAHMATUL.LAHI WA BARAKATU