En el nombre de Dios, el Clemente el Misericordioso,
la paz de Dios sea con todos sus Profetas
desde Adán hasta Muhammad (s)
En las clases anteriores estuvimos hablando acerca de la relación o el efecto que tiene la creencia sobre la acción, y la acción sobre la creencia. Ahora vamos a hablar sobre el efecto que tiene la creencia o la fe sobre la moral. Es decir, eso de lo que veníamos hablando hace tiempo, de que la moral tiene que ver con la formación del carácter humano, del interior del ser humano; bueno, ahora queremos ver qué efecto tiene en la creencia.
Se acuerdan que cuando hablamos de la relación entre creencia y acción, dijimos que el pensamiento es una dimensión preliminar, antes de la acción. Ahora del mismo modo vamos a hablar que la formación del carácter humano está muy relacionada con la formación del pensamiento, ya que el carácter va creando ciertas virtudes en el alma humana y va dibujando y dando forma al alma humana, siempre y cuando haya una fe y una creencia que respalda a manera de soporte de este ajlaq o de esta moral humana. Quiere decir que la fe es la base fundamental, la creencia es la base fundamental de todo este edificio, por eso, de hecho, en el Islam cuando hablamos de creencias le llaman Usul ad-Din, o sea, le llaman los principios o las bases de la religión. ¿Por qué Usul ad-Din? ¿Por qué los principios de la religión? Simplemente porque se considera a la religión como una especie de árbol, que ese árbol necesita de un tronco donde alimenta a través de ese tronco a todo el andamio que vendrá después de comportamiento y sentimientos y todo lo que viene en la vida del ser humano, y ese tronco es el que finamente termina transformándose en ramas y de esas ramas salen finalmente los frutos. En esa ejemplificación, en esa imagen que uno tiene del árbol: tronco, ramas y frutos, la creencia sería el tronco, o sea, las raíces del árbol. Luego del tronco vienen las ramas que es lo que llaman Furu’ ad-Din o justamente las ramas de la religión, que son las bifurcaciones de ese tronco. El tronco sería la base y los principios del din o de la religión. Luego salen lo que llaman Furu’ ad-Din o las ramas de la religión, que son justamente las prácticas, son los rituales, son la acción y el comportamiento del hombre basado en las leyes y en las normas del Islam. Y obviamente terminan ese tronco y esas ramas dando frutos, y esos frutos son justamente lo que llaman el ajlaq o la moral humana, que se estudia en la ética. Esta ciencia es justamente la ciencia dedicada a estudiar ese comportamiento interno del ser humano. Todo lo que tiene que ver con sus intenciones, sus sentimientos verdaderos, todo lo que tiene que ver con sus tendencias reales, todo lo que tiene que ver con esos estados del corazón, eso que cambian constantemente y está uno en constante movimiento. Lo que tiene que ver con el estatus de cada uno de los caracteres del ser humano y —como dijimos en otras clases— de la imagen del ser humano internamente, de la imagen de su espíritu o de su alma.
En cuanto a la relación como bien dijimos el ajlaq o el carácter humano tiene que basarse en un pensamiento correcto para que ese pensamiento tenga un efecto directo en el corazón. ¿Por qué? Porque justamente el ser humano, digamos, comienza su viaje desde la mente hacia al corazón, y desde el corazón a las extremidades. Es decir, el hombre según sus percepciones mentales, según su conocimiento racional, sus argumentos, sus pruebas, sus convicciones y sus creencias trasforma eso después en una realidad a nivel sentimental y psicológico. Es decir, su psicología, la estructura de su psicología está basada en la estructura de su pensamiento según las enseñanzas islámicas.
Entonces lo que pasa en nuestro interior se debe directamente a lo que pasa en nuestra mente a nivel convicciones. Lo que sentimos como interior, esto de embellecer nuestra alma con las virtudes, está directamente relacionado a lo que nosotros pensamos. Por eso ven que mucha gente que es generosa, esa generosidad se basa en su conocimiento y en su percepción del mundo, como algo pasajero. Entonces no intenta ganar muchos beneficios para él, más que para lo que necesita y le es suficiente para su vida normal. No acumula riquezas. Personas como ‘Ali Ibn Abi Talib, el Imam ‘Ali (a.s) dice: “Ganaba como rico cuando trabajaba y vivía como pobre”. O sea utilizaba lo que necesitaba para sus propias necesidades, lo demás lo dejaba en manos de los pobres. Repartía su fortuna entre los pobres, su riqueza entre los pobres, sus pertenencias terminaban en mano de los pobres. ¿Por qué? Porque su creencia era una creencia firme. Él tenía certeza de que el sustento venía ya dividido por parte de Dios. De que el sustentador y quien da la providencia al hombre es Dios. Por lo tanto con esa certeza, su generosidad era el resultado normal de esa certeza. Sabía con certeza que lo que aparecía en unos años iba a ser la muerte. Entonces encontraba su vida como pasajera, entonces transformaba esa percepción en generosidad, en un sentimiento interno de desapego, por ejemplo. El zohd o digamos esta dimensión de desapego de lo terrenal, esta ascesis, este estatus de asceta que tenía el Imam ‘Ali se debe a su creencia. Como creía que todo le pertenecía a Dios, él no se creía dueño de nada. Como creía que todo era efímero, que todo era una especie de sueño que terminaba un día con la muerte por consiguiente no se apegaba a nada. Por eso dicen que el verdadero hombre que cambia, se trasforma, trasforma su carácter, tiene que basar su transformación en el pensamiento. Si el pensamiento se transforma, ese pensamiento termina siendo un sentimiento, o sea, un carácter que termina dándole forma al alma humana.
ALAHAMDU LIL.LAHI RABBIL ‘ALAMIN,
WA SALAM ‘ALIKUM WA RAHMATUL.LAHI WA BARAKATU