Descripción

¡Dios mío! Me has criado entre Tus mercedes y benevolencia siendo yo un niño y realzaste mi nombre siendo ya mayor. ¡Oh Quien ha cuidado mi crianza en este mundo mediante Su benevolencia, Su favor y Sus mercedes y me ha señalado su Indulgencia y generosidad para conmigo en el Más Allá.
Mi saber, ¡oh Señor mío!, es mi guía hacia Ti; y mi amor por Ti es mi intercesor ante Ti mismo. Confío en esa guía mía puesto que Tú suscitas la Guía y me fío de ese intercesor mío por Tu Intercesión.
Te suplico, oh mi Señor, con una lengua que ha sido enmudecida por sus pecados. ¡Dios mío! Me dirijo a Ti con un corazón devastado por sus delitos. Te suplico, oh Señor, con aprensión, anhelante, esperanzado y atemorizado. Cuando veo mis pecados, oh Señor, me intimido; pero cuando veo Tu generosidad, me torno anhelante. Si perdonas, qué mejor compasivo; y si castigas, es sin ser injusto.