En el nombre de Dios, el Clemente el Misericordioso,
la paz de Dios sea con todos sus Profetas
desde Adán hasta Muhammad (s)
Estamos hablando acerca de Ahlul Bayt. Si recuerdan dijimos que Ahlul Bayt se traduce como “La Gente de la Casa”. Cuando estamos hablando de la Gente de la Casa, estamos hablando de los descendientes del Profeta Muhammad (con todos ellos sea la paz) comenzando por ‘Ali y Fátima (su primo hermano y su hija), los hijos de Fátima y ‘Ali o sea al-Hasan y al-Husain, y los demás Imames que fueron los dirigentes de la comunidad durante la época posterior de la partida y el fallecimiento del Profeta Muhammad (con todos ellos sea la paz).
Hay varios puntos que quisiéramos aclarar porque el tema de Ahlul Bayt, si bien son dirigentes aceptados por gran parte de la comunidad islámica, no deja ser tema de diferencia de interpretaciones entre la Escuela Sunnita y Shiíta. Es por eso que queremos tocar algunos puntos que de alguna forma esclarezcan esta etapa de la historia islámica y que puedan dar una interpretación clara sobre la teoría de la dirigencia de la comunidad.
El primer punto tiene que ver con la elección del dirigente para la comunidad. Nosotros creemos que así como Dios se encargó de elegir a los Profetas y que la elección de los Profetas es un derecho directo de Dios, y no le permitió a nadie —en la historia de la humanidad y de la guía Divina este favor que llamamos Profecía, esta embajada Divina y celestial en esta tierra para guía de los hombres— elegir a los Profetas, sino que fue Dios mismo, quien tiene el derecho y lo utilizó en la elección de los Profetas, del mismo modo la continuidad de esta guía Divina, esta dirigencia de la comunidad debe ser también un derecho de Dios. Nosotros en la Escuela Shiíta creemos que el líder de la comunidad, el Imam —lo que los sunnitas llaman el “califa”, el suceder del Profeta— tiene que tener las mismas cualidades que el Profeta a nivel de “perfección humana”. Tiene que ser una persona que conozca a la perfección todos los detalles de las enseñanzas del Islam. Tiene que ser una persona que tenga la capacidad de poder interpretar el Corán de la forma en que fue revelado por Dios.
En materia de conducta y comportamiento tiene que ser una persona infalible e inmaculada; o sea, no cometer errores, ni olvidos, ni pecados. Ser una persona de perfección humana, de valores, de principios al máximo, sin tener ningún tipo de debilidad o defecto, ya que el dirigente de la comunidad es quién se establece como un modelo y un ejemplo para los demás. Imaginemos que un dirigente sea un pecador normal, sea un ser humano normal, que peque como cualquiera y que tenga las debilidades como cualquiera de nosotros, entonces no tendría capacidad o idoneidad para ser un modelo para los demás. O peor, estaríamos diciendo que Dios nos obligaría a seguir o imitar a un ser defectuoso y eso es un grave error estratégico en materia de guía.
Dios quiere establecer un dirigente que sea un modelo para que justamente pueda llevar y tomar de la mano a los hombres hacia un estado de perfección, y es necesario que ese dirigente en primera instancia conozca a la perfección el Islam. En segunda instancia que sea quien interprete el Corán y que lo explique a los demás; si alguien no tiene conocimiento del Corán, no conoce su interpretación, entonces es muy difícil que pueda explicarlo a los demás. En tercer lugar que él mismo sea un representante del Corán en su acción y en su conducta. Por eso el Profeta Muhammad (s) aparece en el Corán como aquel personaje que por un lado va a esclarecer y a transmitir el Corán, ahí donde dice (li-tubaiiena lin-nas):
âلِتُبَيِّنَ لِلنَّاسِ á
“para que puedas explicar a la gente” para que puedas transmitir el mensaje del Corán a la gente, tienes que conocer el Corán. Y dice que el Profeta Muhammad (s) es un ejemplo a seguir, es un modelo:
âلَكُمْ فِي رَسُولِ اللَّهِ أُسْوَةٌ حَسَنَةٌá
“Tienen en el Profeta de Dios, un buen modelo, un buen ejemplo”. Entonces ese buen ejemplo que es quién corporiza, personifica de alguna forma al Corán, tiene que continuar después del Profeta Muhammad (s) del mismo modo.
Por lo tanto el primer punto es el tema de la elección, nosotros creemos que Dios es el que tiene derecho a la elección de Sus guías, de Sus enviados, de Sus mensajeros y de los sucesores de Sus mensajeros. El segundo punto tiene que ver con el tema del conocimiento, que dijimos aquél que no conoce a la perfección el Islam, aquél que no conoce en detalle el Corán, no puede aplicarlo. Porque al fin y al cabo el guía no sólo tiene que saber explicar e interpretar el Corán sino que ser el modelo de aplicación del Corán. Por eso para nosotros el “imam” —o como le llaman los sunnitas el “califa”, que también es una expresión digamos coránica, una terminología coránica, dice: " خليفة الله " (Jalifatul.lah), es decir, el vicerregente de Dios en la tierra obviamente tiene que ser alguien que pueda aplicar en su caso personal y a nivel social el modelo coránico— no es solamente un guía espiritual, sino también es un líder político; es quien guía a la sociedad hacia un estado de justicia; es el gobernante, porque ustedes saben muy bien que el Profeta no solo dejó el Corán como proyecto, sino que también dejo una sociedad organizada de tal modo que había creado un gobierno en la época de Medina, en la época del Profeta. El Profeta además de ser Enviado de Dios y quien guiaba a los hombres en el sentido moral y espiritual era también un gobernante, era quien aplicaba la ley de Dios en la Tierra, era quien gobernaba con la palabra de Dios en el caso de los seres humanos que tenía como seguidores. Entonces el rol del Imam no es sólo un rol de guía espiritual o religioso, sino también es el gobernante, y ese gobernante para gobernar, según la palabra de Dios, debe ser un gobernante justo, y no es justo más que el hombre que conoce la Ley Divina y que sabe aplicarla de una forma que Dios lo propone, y además que sea infalible. O sea, que no tenga posibilidad de equivocarse al momento de gobernar, porque también muchos podrían decir por ejemplo: bueno tal persona gobierna según Dios, pero quizás a través de un error una pueda perdonar porque simplemente se equivocó. En el caso del gobierno de Dios no es así porque Dios desea que realmente Su gobierno, es decir, representativo de Su guía.
Entonces el tema del imamato es un tema de guía espiritual por un lado y, por el otro, es un tema de enseñanza del Islam por lo que tiene que conocer el Islam, es un tema de aplicación de la ley de Dios, es decir, que el Corán tiene que aplicar su ley a través de un gobierno de Dios en la Tierra y ese es el caso del Imam que de una forma intenta llenar ese vacío. Obviamente cuando hablamos del gobierno de Dios, no necesariamente estamos hablando que todos los Imames pudieron gobernar, porque después vamos a ver seguramente en un momento, o cuando lean la historia del Islam, que a muchos de estos Imames no se le dio la oportunidad de desarrollar o aplicar su imamato en el gobierno. Es decir que muchos de ellos, en muchos de los tiempos en la historia del Islam estuvieron en condiciones o vivieron bajo condiciones lejanas a la posibilidad de poder gobernar y ser dirigentes o comandantes de la sociedad islámica a través del gobierno de Dios. Sin embargo eso como suceso histórico no quita al Imam el derecho de gobernar, ni tampoco su estatus de Imam, ya que el imamato tiene dos dimensiones: una dimensión de derecho y una dimensión de hecho. Los Imames —estos doce Imames que nosotros creemos que son los dirigentes después del Profeta Muhammad (s) y los sucesores de esta causa, y de esta personalidad como fue la personalidad del Profeta Muhammad (s), como líder y comandante de la comunidad, dirigente del gobierno islámico— continuaron siendo Imames y teniendo ese derecho al imamato porque Dios se los otorgo. Aunque muchos de ellos no tuvieron la posibilidad de gobernar de hecho y de facto.
Por lo tanto esto también es un resumen acerca de “el rol social, político espiritual y de dirigencia” que tuvieron los Imames de Ahlul Bayt.
ALAHAMDU LIL.LAHI RABBIL ‘ALAMIN,
WA SALAM ‘ALIKUM WA RAHMATUL.LAHI WA BARAKATU