Samā’a dijo: Entré a ver a Abū Abd Allāh [el Imam Sadiq], que la paz sea con él, y empezó a hablar conmigo sin que yo le hubiera preguntado nada:
¡Oh, Samā’a! ¿Qué es lo que ha pasado entre tú y tu camellero? Guárdate de ser grosero, gritón o maldecidor.
Yo dije: ¡Por Dios! Eso sucedió porque me hizo una injusticia.
Él dijo: A pesar de que te ha hecho una injusticia, tú le has reprendido más de lo necesario. Esto no es de mis acciones, ni lo ordeno a mis seguidores. (es decir, que lo prohibió) Pide perdón a tu Señor y no vuelvas a hacerlo.
Dije: Pido perdón a Dios y no volveré a hacerlo.