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Descripción

Muchos de nosotros hemos escuchado la historia de Mubahalah, pero la historia de esta semana les contará nuevas dimensiones de este importante evento histórico.

Transcripción

En el nombre de Dios el Clemente el Misericordioso Hola, sean bienvenidos una vez más FÁTIMATV

Debido al hecho de que la semana pasada festejamos el Día de la Mubahálah, esta semana hemos decidido contarles más sobre este importante evento de la historia del Islam, no solo por los eventos de ese histórico Día los cuales pueden ser que que para todos ustedes sean familiares, sino que queremos ir más allá y contarles lo sucedido antes y después del Día de la Mubahálah.

Finalmente todo lo ocurrido durante esta fecha así como los eventos, la estrategia y el método del Profeta para la guía y prosperidad de las sociedades humanas y el de la gente de Nayrán nos enseñarán una nueva lección muy grande e importante.

Así que, sin más preámbulos vamos juntos a escuchar el cuento de esta semana.

 

¡Usura!, ¡nunca!

 

El incidente de la Mubahálah u ordalía, ocurrió después de la emigración del Profeta a Medina, que coincidió con el empoderamiento del Islam.

El Mensajero de Dios envió una carta de invitación a todas las tierras, antes del incidente de la Mubahálah para atraerlos a la religión del islam y una de estas cartas fue enviada a Nayrán.

Nayrán, desde el punto de vista geográfico y estratégico, era una región muy importante y extensa, la cual estaba ubicada entre La Meca y el Yemen y en términos de tamaño, incluía 73 pueblos que, a galope, tomaba un día entero para recorrerlos.

En una carta enviada al obispo de Nayrán y sus residentes, el Profeta se dirigió a ellos de la siguiente manera:

En el nombre del Dios de Abraham, Isaac, Jacob

De Muhammad, el Profeta de Dios, al obispo y al pueblo de Nayrán.

“Los invito a la adoración a Dios en lugar de la adoración a los siervos. Y los invito a estar bajo la waliato o gobierno de Dios en lugar del waliato de los siervos. Si lo rechazan, entonces deberán pagar la JEZYAH (pago per cápita que daban todos los no musulmanes que vivían bajo la protección de un gobierno islámico) y si también desobedecen en este asunto, entonces han declarado la guerra”.

 

Cuando esta carta llegó a manos del Obispo e importantes personalidades de Nayrán, ellos consultaron entre sí y finalmente, en la consulta con la gente de Nayrán llegaron a un acuerdo de que los ancianos cristianos viajasen a Medina para encontrarse con el Mensajero de Dios.

La delegación visitante estaba compuesta por 60 personas. Según narraciones históricas; aproximadamente 14 de ellos eran aristócratas de su tribu, quienes se presentaron en la mezquita vestidos con ropas elegantes y oros, pero el Profeta no los aceptó. 

Ellos fueron a ver a dos personas de los compañeros del Profeta para preguntarles el motivo del incidente. Estos dos que no sabían el motivo a su vez se dirigieron a dónde se encontraba el Imam ‘Ali (P) y tal como era de suponer el imam Ali sabía y les recomendó que cambiaran sus ropas por prendas sencillas para que el Profeta aceptara verlos.

Así que tal cual la recomendación del Imam Ali, cambiaron sus ropas y luego se presentaron ante el Profeta en donde hicieron sus preguntas.

El Santo Profeta (BPD) les habló acerca de la unicidad de Dios, hablándoles del principio de fe del Islam, acerca de que Dios es Uno y único y que no hay más dios que Él. Luego les planteó el tema de que Jesús es un ser humano, siendo que los sabios cristianos de dicha caravana argumentaron que debido a que Jesús no tuvo padre, entonces no es humano, sino que es Dios. 

Entonces sobre esto, Dios, Exaltado Sea, también reveló una aleya del Corán en respuesta a este argumento que dice: 

﴿إِنَّ مَثَلَ عِيسَى عِنْدَ اللَّهِ كَمَثَلِ آَدَمَ خَلَقَهُ مِنْ تُرَابٍ ثُمَّ قَالَ لَهُ كُنْ فَيَكُونُ﴾

“Verdaderamente, ante Dios el caso de Jesús es semejante al de Adán. Él lo creó de barro y tras ello le dijo: «¡Sé!» y (de inmediato) fue”. 

(Surah La familia de Imran 3:59)

 

Por lo tanto, el nacimiento de Cristo sin un padre nunca será una prueba de su divinidad, ya que Adán fue el primer ser humano y fue creado sin padre ni madre.

El Profeta pidió a la gente que había venido de Nayrán que obedeciera a Dios. Ellos solicitaron les concediera tres días para pensarlo, siendo que en esos tres días, analizaron todas las perspectivas del asunto y se dieron cuenta de que Muhammad Al Mustafá (BPD) era realmente un Profeta. 

Este tema quedó muy claro en las conversaciones que se intercambiaron entre ellos, sin embargo, después de la fecha acordada, dijeron: “¡No aceptamos el islam!” En este caso, tenían que pagar la JEZYAH y con esta decisión declararon la guerra, en cierto modo. 

Ellos contaban con un ejército de 100 mil soldados, así como con una gran fuerza y capacidad para llevar a cabo un enfrentamiento bélico, sin embargo Dios ordenó al Profeta Muhammad (BPD) que se sometiera a una ordalía o Mubáhala con ellos. 

Cuando vieron al Profeta llegar a la ordalía acompañado de su familia ósea el  Ahlul Bait (P), los más amados de su casa, se dieron cuenta de que su derrota era segura y que estaban muy cerca del castigo divino, por lo que acordaron pagar la JEZYAH, ya que sabían perfectamente que si aceptaban el maldecirse mutuamente, podrían ser destruidos en esa misma reunión.

La JEZYAH no es un impuesto en sí, más bien es algo parecido a una multa, más que un impuesto. La JEZYAH es un tratamiento psicológico para esas personas que, después de haberse enfrentado a pruebas concluyentes y por arrogancia rechazan la invitación a la verdad, necesitan de un tratamiento psíquico y anímico. Es decir, tienen un problema interno que debe ser tratado. La JEZYAH es una de sus soluciones y un tratamiento a largo plazo. 

Muchos de ellos se convirtieron al islam después de algún tiempo de pagar la JEZYAH. Ya que el pago de la multa es por un error y la gente por naturaleza busca arreglar ese error.

Después de que la gente de esa región rechazó la invitación al islam, el Profeta envió un convenio escrito por ‘Ali, el Príncipe de los Creyentes, a esos catorce aristócratas y distinguidos personajes de la gente de Nayrán en la que se determinó la cantidad de la JEZYAH. 

En este convenio se decía que debían dar dos mil prendas de vestir: mil en el mes de Rayab y otras mil prendas en el mes de Safar y que cada prenda debía ir acompañada de algo de plata. Con esto podían permanecer en su religión y eran libres para realizar sus ceremonias y rituales. 

Así también el Profeta no tendría nada que ver con sus obispos y monjes, ni debería haber ningún cambio en el sistema de sus programas religiosos. 

Pero en este convenio existe un punto muy importante que invitaba a la reflexión que podría ser una cura para cualquier sociedad que naturalmente desease progresar de la manera correcta y justa. 

Todas estas concesiones y libertades que el Profeta concedió y que obtuvieron los cristianos a la sombra de la seguridad social que los musulmanes habían garantizado, tenía una condición básica. Podían difundir cualquier creencia en su región; tener cualquier ceremonia; adorar a Dios y ejecutar sus órdenes de la forma que ellos quisieran. Pero el Profeta había puesto como condición abandonar la usura.

En Nayrán nadie tenía derecho a tomar o pagar usura. De acuerdo con la solicitud de los cristianos de Nayrán, el Profeta les permitió adorar a otros fuera de Dios pero, por otro lado, les prohibió la usura. Puesto que la usura provocaba un efecto muy dañino no sólo en la sociedad cristiana sino también en la sociedad islámica.

La usura estaba muy extendida entre los cristianos y especialmente entre los judíos, y por medio de ésta, debilitaban a los desposeídos y a los débiles, así como a otras naciones.

Este mal efecto se debió a la mezcla de la vida de los cristianos de Nayrán con la de los musulmanes que vivían con ellos, y los efectos de la usura entraron en forma natural en la sociedad islámica, no siendo exclusivos de los cristianos.

La usura causa la destrucción del complejo humano, así como el oscurecimiento de los corazones de éste y según el Imam Sadiq (P), hace que la gente abandone las transacciones y los negocios lucrativos y correctos para todas las personas.

De hecho, la usura impide la generación de la riqueza deseable para la sociedad islámica y su desarrollo económico. Y el espíritu de la usura no sólo tiene malos efectos en la economía y la vida, sino que lleva al alma de las personas hacia la opresión y el abandono, al grado que se olvida de ayudar a los pobres y necesitados, así como de realizar buenas obras.

En efecto, el Profeta les permitió adorar a un dios que no sea el Dios Único si pagaban la JEZYAH y vivir bajo la seguridad de la sociedad islámica, pero nunca aceptó que la usura estuviera en curso en su sociedad, como lo estuvo en el pasado.

 

Hemos llegado al final del cuento de esta semana no sin antes agradecer tu compañía una vez más, ruego a Dios Todo poderoso, te otorgue lo mejor de ésta y la otra vida tanto a tí como a tus seres queridos, haciéndoles invisibles a las calamidades y recibiendo las más grandes bendiciones, por favor cuídense y hasta el próximo sábado si Dios quiere.

 

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Muchos de nosotros hemos escuchado la historia de Mubahalah, pero la historia de esta semana les contará nuevas dimensiones de este importante evento histórico.

En el nombre de Dios el Clemente el Misericordioso Hola, sean bienvenidos una vez más FÁTIMATV

Debido al hecho de que la semana pasada festejamos el Día de la Mubahálah, esta semana hemos decidido contarles más sobre este importante evento de la historia del Islam, no solo por los eventos de ese histórico Día los cuales pueden ser que que para todos ustedes sean familiares, sino que queremos ir más allá y contarles lo sucedido antes y después del Día de la Mubahálah.

Finalmente todo lo ocurrido durante esta fecha así como los eventos, la estrategia y el método del Profeta para la guía y prosperidad de las sociedades humanas y el de la gente de Nayrán nos enseñarán una nueva lección muy grande e importante.

Así que, sin más preámbulos vamos juntos a escuchar el cuento de esta semana.

 

¡Usura!, ¡nunca!

 

El incidente de la Mubahálah u ordalía, ocurrió después de la emigración del Profeta a Medina, que coincidió con el empoderamiento del Islam.

El Mensajero de Dios envió una carta de invitación a todas las tierras, antes del incidente de la Mubahálah para atraerlos a la religión del islam y una de estas cartas fue enviada a Nayrán.

Nayrán, desde el punto de vista geográfico y estratégico, era una región muy importante y extensa, la cual estaba ubicada entre La Meca y el Yemen y en términos de tamaño, incluía 73 pueblos que, a galope, tomaba un día entero para recorrerlos.

En una carta enviada al obispo de Nayrán y sus residentes, el Profeta se dirigió a ellos de la siguiente manera:

En el nombre del Dios de Abraham, Isaac, Jacob

De Muhammad, el Profeta de Dios, al obispo y al pueblo de Nayrán.

“Los invito a la adoración a Dios en lugar de la adoración a los siervos. Y los invito a estar bajo la waliato o gobierno de Dios en lugar del waliato de los siervos. Si lo rechazan, entonces deberán pagar la JEZYAH (pago per cápita que daban todos los no musulmanes que vivían bajo la protección de un gobierno islámico) y si también desobedecen en este asunto, entonces han declarado la guerra”.

 

Cuando esta carta llegó a manos del Obispo e importantes personalidades de Nayrán, ellos consultaron entre sí y finalmente, en la consulta con la gente de Nayrán llegaron a un acuerdo de que los ancianos cristianos viajasen a Medina para encontrarse con el Mensajero de Dios.

La delegación visitante estaba compuesta por 60 personas. Según narraciones históricas; aproximadamente 14 de ellos eran aristócratas de su tribu, quienes se presentaron en la mezquita vestidos con ropas elegantes y oros, pero el Profeta no los aceptó. 

Ellos fueron a ver a dos personas de los compañeros del Profeta para preguntarles el motivo del incidente. Estos dos que no sabían el motivo a su vez se dirigieron a dónde se encontraba el Imam ‘Ali (P) y tal como era de suponer el imam Ali sabía y les recomendó que cambiaran sus ropas por prendas sencillas para que el Profeta aceptara verlos.

Así que tal cual la recomendación del Imam Ali, cambiaron sus ropas y luego se presentaron ante el Profeta en donde hicieron sus preguntas.

El Santo Profeta (BPD) les habló acerca de la unicidad de Dios, hablándoles del principio de fe del Islam, acerca de que Dios es Uno y único y que no hay más dios que Él. Luego les planteó el tema de que Jesús es un ser humano, siendo que los sabios cristianos de dicha caravana argumentaron que debido a que Jesús no tuvo padre, entonces no es humano, sino que es Dios. 

Entonces sobre esto, Dios, Exaltado Sea, también reveló una aleya del Corán en respuesta a este argumento que dice: 

﴿إِنَّ مَثَلَ عِيسَى عِنْدَ اللَّهِ كَمَثَلِ آَدَمَ خَلَقَهُ مِنْ تُرَابٍ ثُمَّ قَالَ لَهُ كُنْ فَيَكُونُ﴾

“Verdaderamente, ante Dios el caso de Jesús es semejante al de Adán. Él lo creó de barro y tras ello le dijo: «¡Sé!» y (de inmediato) fue”. 

(Surah La familia de Imran 3:59)

 

Por lo tanto, el nacimiento de Cristo sin un padre nunca será una prueba de su divinidad, ya que Adán fue el primer ser humano y fue creado sin padre ni madre.

El Profeta pidió a la gente que había venido de Nayrán que obedeciera a Dios. Ellos solicitaron les concediera tres días para pensarlo, siendo que en esos tres días, analizaron todas las perspectivas del asunto y se dieron cuenta de que Muhammad Al Mustafá (BPD) era realmente un Profeta. 

Este tema quedó muy claro en las conversaciones que se intercambiaron entre ellos, sin embargo, después de la fecha acordada, dijeron: “¡No aceptamos el islam!” En este caso, tenían que pagar la JEZYAH y con esta decisión declararon la guerra, en cierto modo. 

Ellos contaban con un ejército de 100 mil soldados, así como con una gran fuerza y capacidad para llevar a cabo un enfrentamiento bélico, sin embargo Dios ordenó al Profeta Muhammad (BPD) que se sometiera a una ordalía o Mubáhala con ellos. 

Cuando vieron al Profeta llegar a la ordalía acompañado de su familia ósea el  Ahlul Bait (P), los más amados de su casa, se dieron cuenta de que su derrota era segura y que estaban muy cerca del castigo divino, por lo que acordaron pagar la JEZYAH, ya que sabían perfectamente que si aceptaban el maldecirse mutuamente, podrían ser destruidos en esa misma reunión.

La JEZYAH no es un impuesto en sí, más bien es algo parecido a una multa, más que un impuesto. La JEZYAH es un tratamiento psicológico para esas personas que, después de haberse enfrentado a pruebas concluyentes y por arrogancia rechazan la invitación a la verdad, necesitan de un tratamiento psíquico y anímico. Es decir, tienen un problema interno que debe ser tratado. La JEZYAH es una de sus soluciones y un tratamiento a largo plazo. 

Muchos de ellos se convirtieron al islam después de algún tiempo de pagar la JEZYAH. Ya que el pago de la multa es por un error y la gente por naturaleza busca arreglar ese error.

Después de que la gente de esa región rechazó la invitación al islam, el Profeta envió un convenio escrito por ‘Ali, el Príncipe de los Creyentes, a esos catorce aristócratas y distinguidos personajes de la gente de Nayrán en la que se determinó la cantidad de la JEZYAH. 

En este convenio se decía que debían dar dos mil prendas de vestir: mil en el mes de Rayab y otras mil prendas en el mes de Safar y que cada prenda debía ir acompañada de algo de plata. Con esto podían permanecer en su religión y eran libres para realizar sus ceremonias y rituales. 

Así también el Profeta no tendría nada que ver con sus obispos y monjes, ni debería haber ningún cambio en el sistema de sus programas religiosos. 

Pero en este convenio existe un punto muy importante que invitaba a la reflexión que podría ser una cura para cualquier sociedad que naturalmente desease progresar de la manera correcta y justa. 

Todas estas concesiones y libertades que el Profeta concedió y que obtuvieron los cristianos a la sombra de la seguridad social que los musulmanes habían garantizado, tenía una condición básica. Podían difundir cualquier creencia en su región; tener cualquier ceremonia; adorar a Dios y ejecutar sus órdenes de la forma que ellos quisieran. Pero el Profeta había puesto como condición abandonar la usura.

En Nayrán nadie tenía derecho a tomar o pagar usura. De acuerdo con la solicitud de los cristianos de Nayrán, el Profeta les permitió adorar a otros fuera de Dios pero, por otro lado, les prohibió la usura. Puesto que la usura provocaba un efecto muy dañino no sólo en la sociedad cristiana sino también en la sociedad islámica.

La usura estaba muy extendida entre los cristianos y especialmente entre los judíos, y por medio de ésta, debilitaban a los desposeídos y a los débiles, así como a otras naciones.

Este mal efecto se debió a la mezcla de la vida de los cristianos de Nayrán con la de los musulmanes que vivían con ellos, y los efectos de la usura entraron en forma natural en la sociedad islámica, no siendo exclusivos de los cristianos.

La usura causa la destrucción del complejo humano, así como el oscurecimiento de los corazones de éste y según el Imam Sadiq (P), hace que la gente abandone las transacciones y los negocios lucrativos y correctos para todas las personas.

De hecho, la usura impide la generación de la riqueza deseable para la sociedad islámica y su desarrollo económico. Y el espíritu de la usura no sólo tiene malos efectos en la economía y la vida, sino que lleva al alma de las personas hacia la opresión y el abandono, al grado que se olvida de ayudar a los pobres y necesitados, así como de realizar buenas obras.

En efecto, el Profeta les permitió adorar a un dios que no sea el Dios Único si pagaban la JEZYAH y vivir bajo la seguridad de la sociedad islámica, pero nunca aceptó que la usura estuviera en curso en su sociedad, como lo estuvo en el pasado.

 

Hemos llegado al final del cuento de esta semana no sin antes agradecer tu compañía una vez más, ruego a Dios Todo poderoso, te otorgue lo mejor de ésta y la otra vida tanto a tí como a tus seres queridos, haciéndoles invisibles a las calamidades y recibiendo las más grandes bendiciones, por favor cuídense y hasta el próximo sábado si Dios quiere.

 

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