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Descripción

Un deseo el cual estaba cargado de nobles intenciones, la visita constante al líder de los musulmanes de su época y la bondad de las acciones llevaron a cabo a que el personaje principal de esta historia, nos cuente como el Imam As-Sadiq (P) le entregó las llaves a una propiedad la cual colindaba con los más puros Imames del Ahlul Bait (P) y de cómo realmente una limosna llevó a que esta promesa escrita se hiciera realidad.

Transcripción

Hola hoy es nuevamente sábado y te traemos el cuento de la semana, con una fascinante historia. Estoy muy feliz de estar a tu servicio una vez más a través de FátimaTV. Como siempre, te recuerdo suscribirte a nuestro canal de YouTube/fatimatves en donde encontrarás saberes que iluminan el alma y enriquecen el saber. Ahora sin más preámbulos vamos juntos a escuchar el cuento de la semana.

Una casa en el Paraíso

Érase una vez, un hombre muy anciano, el cual pasaba los 100 años de vida, y quien regularmente solía todas las semanas ir al cementerio de Jabal Aamel - جَبَلْ عامِلْ , para visitar a sus propios muertos y mantener vivo el recuerdo de la muerte para sí mismo; que estando ahí en una ocasión, el llanto de una familia llamó su atención de manera muy peculiar.

El anciano se percató de que estas personas acababan de perder a un ser querido. Él estaba particularmente acostumbrado a ver este tipo de escenas todas las semanas, pues como sabemos era un visitante regular del cementerio, pero este duelo era diferente a las otros llantos y lamentaciones a los que estaba acostumbrado a ver cada semana.

Estaba claro (por la calidad de la ceremonia de duelo) que el difunto era un noble rico; pero el anciano se sorprendió por algo más. Por lo general, en dichas ceremonias, la familia del difunto lloraría cayendo sobre la tumba de su ser querido, pero esta vez, no sólo hubo tal algarabía del dolor natural de este tipo de eventos y mucho llanto entre la familia, sino que también todas las personas estaban llorando y nadie estaba sobre la tumba lamentándose por la pérdida.

El anciano vio que el rostro del público sin excepción estaba mojado por las lágrimas y  estaban en un estado de palidez que no conocía y hablaban entre ellos llorando, por lo que el anciano se acercó para averiguar qué pasaba ahí.

En eso, miró cuidadosamente a todos para encontrar a la persona adecuada con quien hablar y en eso vio a un joven de la familia apoyado contra una pared, un poco más lejos, sumido en sus pensamientos, así que se acercó a él, lo saludó y le ofreció sus condolencias, seguido le dijo:

“Siento mucho la muerte de tu familiar, pero ¡Oh Joven! tengo mucha curiosidad por saber quién era el difunto y ¿A qué se debe todo este llanto y tristeza entre el público fuera de lo común? Yo he visto muchos duelos en este cementerio, pero nunca había visto una situación así entre los dolientes ¿De qué está hablando la gente?”

A lo que el joven respondió:

“Quien ayer falleció fue mi tío Abdullah, quien contrajo una enfermedad grave hace una semana y predijo que moriría a causa de dicha enfermedad, razón por la cual hace dos noches, reunió a toda la familia y nos contó su historia.”

Él en su lecho de muerte nos dijo a todos:

“Hace unos meses, como de costumbre cada año, fui al Hajj y antes de ir a la Meca, procedí a visitar al Imam Ja'far As Sadigh en Medina y le dije: ¡Mi señor! Estoy muy contento de visitarlo, Dios sabe que cada año después del final del viaje y cuando regreso a casa, le extraño mucho, pero mi corazón se llena de regocijo y alegría cuando vuelvo a verle de nuevo.”

A lo que el Imam Sadiq me dijo:

"Bienvenido, Abdullah, que tu peregrinación sea aceptada por parte de Dios y que Dios fortalezca tu fe y que al final de tu vida, sea todo bondad y felicidad acabando en la felicidad eterna y el gran éxito.

Yo quería decirle algo al Imam Sadegh, pero no sabía si era correcto decirlo o no, ya que todos los años viajaba a Medina durante mucho tiempo y me quedaba allí, pero durante mi paso por la ciudad de Medina siempre era huésped del Imam As-Sadiq (P) y solo el hecho de estar con el Imam era el mayor placer del mundo para mí, pero no quería molestar tanto al Imam.”

Finalmente contuve la respiración, me armé de fuerza y le dije:

“¡Mi señor! Ha estado en mi mente desde hace algún tiempo preparar una casa en Medina para no molestarle mientras estoy de visita en esta ciudad, por lo que he traído 10.000 dirhams para este propósito. ¿Puede usted ¡Oh mi Maestro! tomar este dinero y durante el tiempo que voy a La Meca y regreso, comprarme una buena casa aquí en Medina?

Ante lo cual el Imam As-Sadiq (P) aceptó mi pedido con una sonrisa y tomó la bolsa de dinero, en ese instante pensé en mis adentros; tal vez quizás el Imam As-Sadiq (P) ha estado tan cansado que aceptó mi pedido tan rápido y no refutó la idea.

Fue así que con esos pensamientos en mente, fui a La Meca y después del Hajj (peregrinación), me apresuré en regresar a Medina para ver al Imam As-Sadiq nuevamente, puesto que en verdad tenía muchas ganas de volver a visitar al Imam y llenarme de bendición con su compañía.

Así que llegué a la  casa del Imam y llamé a su puerta y fue entonces que el sirviente del Imam (P) me preguntó: ¿Quién es usted?

Y dije: 

“Soy Abdullah Jabali, por favor, dígale al Imam As-Sadiq (P) que he venido y que quiero verle”

Y de inmediato el sirviente informó al Imam de mi presencia y este bendito inmediatamente me permitió entrar y me dijo:

“¡Que tu peregrinación sea aceptada, Abdullah! ¿Cómo estuvo tu viaje?”

A lo que respondí: “Fue maravilloso, mi señor. Mi condición espiritual en este Hajj fue más  alta que nunca…"

Luego, después de unos minutos de charla con el Imam sobre mi peregrinación, le dije al Imam:

“Mi Señor, ¿Pudo comprar una casa para mí?”

El Imam dijo: “Sí, Abdullah. Acá está el título de propiedad de tu casa…"

A lo que tomé el documento, comencé a leerlo con detalle y vía que decía lo siguiente:

“En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.Este documento es el respaldo de compra de una casa la cual Ja'far ibn Muhammad (es decir el Imam As-Sadiq) compró para Abdullah Jabali. Ja'far ibn Muhammad ha comprado una casa para Abdullah en el Paraíso, cuyos cuatro lados terminan junto a los amigos más próximos a Dios. "Un lado termina junto de la casa del Profeta Muhammad, otro lado termina junto de la casa de Amir al-Mu'minin, el otro lado termina junto de la casa del Imam Hassan y el último termina junto de la casa del Imam Al Hussein (La Paz de Dios Sea con todos ellos).”

Las lágrimas brotaron de mis ojos y dije con voz temblorosa:

"¡Mi Señor! Por Dios, estoy satisfecho con este contrato.”

A lo que el Imam As-Sadiq (P) me dijo:

"Dividí el dinero que diste entre los necesitados de los descendientes del Profeta Muhammad (BPD) y le pedí a Dios que aceptara esta gran caridad tuya de la mejor manera y que a cambio te concediese el paraíso".

El Joven que estaba contando dicha historia al anciano que visitaba el cementerio cada semana, al llegar a esta parte de la historia, se arrojó a los brazos del anciano y lloró con fuerza.

Después de un rato, pudo continuar su discurso y dijo:

“Mi tío tomó ansiosamente el documento del Imam y regresó a su tierra natal.

No discutió el asunto con nadie hasta anteanoche. Cuando se estaba preparando para morir, en donde reunió a toda la familia y contó su historia.

Luego hizo prometer a su familia que enterrarían el documento que había recibido del Imam As-Sadiq (P) con él en su tumba después de morir, a lo cual todos nosotros los cercanos de su familia aceptamos y juramos hacer efectiva esa petición y deseo final.

Nuestro tío Abdullah falleció ayer y de acuerdo con su testamento, colocamos el documento dado por el Imam As-Sadiq (P) en su sudario y lo enterramos.”

Mi tío era un conocido benefactor en Jabal Amel, y cuando se difundió la noticia de su muerte, muchas personas de todas las ciudades vinieron aquí para ir a la tumba de mi tío y asistir a su ceremonia de duelo.

Llegamos a la tumba de mi tío antes del amanecer para preparar la ceremonia de hoy y cuando llegamos, vimos una escena muy extraña. El documento que el Imam As-Sadegh había escrito para mi tío Abdullah y el que sin dudar enterramos con él, estaba ahora sobre la tumba. Mi primo lo recogió y luego perdió el conocimiento mientras lo leía…

En eso tomé el documento para leerlo también y saber que decía este, el cual había causado tal estado en mi primo y debajo de lo que el Imam As-Sadegh había escrito, estaba una frase de puño y letra de mi tío Abdullah la cual decía:

"Juro por Dios que mi Señor Ja'far ibn Muhammad cumplió lo que había dicho".

 

Sí... ¡Qué deseable y dulce es este destino! En la religión islámica, siempre se ha ofrecido un trato tan dulce por parte de Dios para con todos los musulmanes, siendo que en el Sagrado Corán en la Sura o Capítulo 57, Aleya o Versículo 11, Dios, Exaltado Sea en el tono más amable posible dice:

 

 مَّن ذَا الَّذِي يُقْرِضُ اللَّهَ قَرْضًا حَسَنًا فَيُضَاعِفَهُ لَهُ وَلَهُ أَجْرٌ كَرِيمٌ

“¿Quién quiere hacer a Dios un buen préstamo para que así Él se lo devuelva duplicado y obtenga una generosa recompensa?”

 

En el Corán, Dios compara el dar limosna en el camino de Dios a una semilla que produce siete racimos con 100 semillas en cada racimo, al decir :

 

مَّثَلُ الَّذِينَ يُنفِقُونَ أَمْوَالَهُمْ فِي سَبِيلِ اللَّهِ كَمَثَلِ حَبَّةٍ أَنبَتَتْ سَبْعَ سَنَابِلَ فِي كُلِّ سُنبُلَةٍ مِّائَةُ حَبَّةٍ وَاللَّهُ يُضَاعِفُ لِمَن يَشَاءُ وَاللَّهُ وَاسِعٌ عَلِيمٌ

“Aquellos que gastan su riqueza en la senda de Dios, son semejantes a una semilla que produce siete espigas, en cada una de las cuales hay cien granos. Así incrementa Dios los bienes de quien Él quiere. La bondad de Dios todo lo alcanza, Él todo lo sabe.”

Corán, capítulo 2, aleya 261

 

Es decir, que quien da limosna, verá muchas veces lo que ha dado en el camino de Dios, en este mundo, o luego en otra vida en el Paraíso.

Rogamos a Dios que nos conceda tener éxito y ser de aquellos quienes hacen este tipo de tratos en vida.

Como siempre, estamos agradecidos por todo este apoyo recibido a lo largo de ya 7 años de estar lado a lado cada semana juntos, llevando el luminoso mensaje del Ahlul Bait (P). Ruego a Dios, Misericordioso y Clemente te de lo mejor de esta y la otra vida, inshallah, tanto a tí como a los que amas, nos haga invisibles a toda calamidad y no olviden cuidarse.

Hasta la próxima historia, Dios te bendiga. 

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Un deseo el cual estaba cargado de nobles intenciones, la visita constante al líder de los musulmanes de su época y la bondad de las acciones llevaron a cabo a que el personaje principal de esta historia, nos cuente como el Imam As-Sadiq (P) le entregó las llaves a una propiedad la cual colindaba con los más puros Imames del Ahlul Bait (P) y de cómo realmente una limosna llevó a que esta promesa escrita se hiciera realidad.

Hola hoy es nuevamente sábado y te traemos el cuento de la semana, con una fascinante historia. Estoy muy feliz de estar a tu servicio una vez más a través de FátimaTV. Como siempre, te recuerdo suscribirte a nuestro canal de YouTube/fatimatves en donde encontrarás saberes que iluminan el alma y enriquecen el saber. Ahora sin más preámbulos vamos juntos a escuchar el cuento de la semana.

Una casa en el Paraíso

Érase una vez, un hombre muy anciano, el cual pasaba los 100 años de vida, y quien regularmente solía todas las semanas ir al cementerio de Jabal Aamel - جَبَلْ عامِلْ , para visitar a sus propios muertos y mantener vivo el recuerdo de la muerte para sí mismo; que estando ahí en una ocasión, el llanto de una familia llamó su atención de manera muy peculiar.

El anciano se percató de que estas personas acababan de perder a un ser querido. Él estaba particularmente acostumbrado a ver este tipo de escenas todas las semanas, pues como sabemos era un visitante regular del cementerio, pero este duelo era diferente a las otros llantos y lamentaciones a los que estaba acostumbrado a ver cada semana.

Estaba claro (por la calidad de la ceremonia de duelo) que el difunto era un noble rico; pero el anciano se sorprendió por algo más. Por lo general, en dichas ceremonias, la familia del difunto lloraría cayendo sobre la tumba de su ser querido, pero esta vez, no sólo hubo tal algarabía del dolor natural de este tipo de eventos y mucho llanto entre la familia, sino que también todas las personas estaban llorando y nadie estaba sobre la tumba lamentándose por la pérdida.

El anciano vio que el rostro del público sin excepción estaba mojado por las lágrimas y  estaban en un estado de palidez que no conocía y hablaban entre ellos llorando, por lo que el anciano se acercó para averiguar qué pasaba ahí.

En eso, miró cuidadosamente a todos para encontrar a la persona adecuada con quien hablar y en eso vio a un joven de la familia apoyado contra una pared, un poco más lejos, sumido en sus pensamientos, así que se acercó a él, lo saludó y le ofreció sus condolencias, seguido le dijo:

“Siento mucho la muerte de tu familiar, pero ¡Oh Joven! tengo mucha curiosidad por saber quién era el difunto y ¿A qué se debe todo este llanto y tristeza entre el público fuera de lo común? Yo he visto muchos duelos en este cementerio, pero nunca había visto una situación así entre los dolientes ¿De qué está hablando la gente?”

A lo que el joven respondió:

“Quien ayer falleció fue mi tío Abdullah, quien contrajo una enfermedad grave hace una semana y predijo que moriría a causa de dicha enfermedad, razón por la cual hace dos noches, reunió a toda la familia y nos contó su historia.”

Él en su lecho de muerte nos dijo a todos:

“Hace unos meses, como de costumbre cada año, fui al Hajj y antes de ir a la Meca, procedí a visitar al Imam Ja'far As Sadigh en Medina y le dije: ¡Mi señor! Estoy muy contento de visitarlo, Dios sabe que cada año después del final del viaje y cuando regreso a casa, le extraño mucho, pero mi corazón se llena de regocijo y alegría cuando vuelvo a verle de nuevo.”

A lo que el Imam Sadiq me dijo:

"Bienvenido, Abdullah, que tu peregrinación sea aceptada por parte de Dios y que Dios fortalezca tu fe y que al final de tu vida, sea todo bondad y felicidad acabando en la felicidad eterna y el gran éxito.

Yo quería decirle algo al Imam Sadegh, pero no sabía si era correcto decirlo o no, ya que todos los años viajaba a Medina durante mucho tiempo y me quedaba allí, pero durante mi paso por la ciudad de Medina siempre era huésped del Imam As-Sadiq (P) y solo el hecho de estar con el Imam era el mayor placer del mundo para mí, pero no quería molestar tanto al Imam.”

Finalmente contuve la respiración, me armé de fuerza y le dije:

“¡Mi señor! Ha estado en mi mente desde hace algún tiempo preparar una casa en Medina para no molestarle mientras estoy de visita en esta ciudad, por lo que he traído 10.000 dirhams para este propósito. ¿Puede usted ¡Oh mi Maestro! tomar este dinero y durante el tiempo que voy a La Meca y regreso, comprarme una buena casa aquí en Medina?

Ante lo cual el Imam As-Sadiq (P) aceptó mi pedido con una sonrisa y tomó la bolsa de dinero, en ese instante pensé en mis adentros; tal vez quizás el Imam As-Sadiq (P) ha estado tan cansado que aceptó mi pedido tan rápido y no refutó la idea.

Fue así que con esos pensamientos en mente, fui a La Meca y después del Hajj (peregrinación), me apresuré en regresar a Medina para ver al Imam As-Sadiq nuevamente, puesto que en verdad tenía muchas ganas de volver a visitar al Imam y llenarme de bendición con su compañía.

Así que llegué a la  casa del Imam y llamé a su puerta y fue entonces que el sirviente del Imam (P) me preguntó: ¿Quién es usted?

Y dije: 

“Soy Abdullah Jabali, por favor, dígale al Imam As-Sadiq (P) que he venido y que quiero verle”

Y de inmediato el sirviente informó al Imam de mi presencia y este bendito inmediatamente me permitió entrar y me dijo:

“¡Que tu peregrinación sea aceptada, Abdullah! ¿Cómo estuvo tu viaje?”

A lo que respondí: “Fue maravilloso, mi señor. Mi condición espiritual en este Hajj fue más  alta que nunca…"

Luego, después de unos minutos de charla con el Imam sobre mi peregrinación, le dije al Imam:

“Mi Señor, ¿Pudo comprar una casa para mí?”

El Imam dijo: “Sí, Abdullah. Acá está el título de propiedad de tu casa…"

A lo que tomé el documento, comencé a leerlo con detalle y vía que decía lo siguiente:

“En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.Este documento es el respaldo de compra de una casa la cual Ja'far ibn Muhammad (es decir el Imam As-Sadiq) compró para Abdullah Jabali. Ja'far ibn Muhammad ha comprado una casa para Abdullah en el Paraíso, cuyos cuatro lados terminan junto a los amigos más próximos a Dios. "Un lado termina junto de la casa del Profeta Muhammad, otro lado termina junto de la casa de Amir al-Mu'minin, el otro lado termina junto de la casa del Imam Hassan y el último termina junto de la casa del Imam Al Hussein (La Paz de Dios Sea con todos ellos).”

Las lágrimas brotaron de mis ojos y dije con voz temblorosa:

"¡Mi Señor! Por Dios, estoy satisfecho con este contrato.”

A lo que el Imam As-Sadiq (P) me dijo:

"Dividí el dinero que diste entre los necesitados de los descendientes del Profeta Muhammad (BPD) y le pedí a Dios que aceptara esta gran caridad tuya de la mejor manera y que a cambio te concediese el paraíso".

El Joven que estaba contando dicha historia al anciano que visitaba el cementerio cada semana, al llegar a esta parte de la historia, se arrojó a los brazos del anciano y lloró con fuerza.

Después de un rato, pudo continuar su discurso y dijo:

“Mi tío tomó ansiosamente el documento del Imam y regresó a su tierra natal.

No discutió el asunto con nadie hasta anteanoche. Cuando se estaba preparando para morir, en donde reunió a toda la familia y contó su historia.

Luego hizo prometer a su familia que enterrarían el documento que había recibido del Imam As-Sadiq (P) con él en su tumba después de morir, a lo cual todos nosotros los cercanos de su familia aceptamos y juramos hacer efectiva esa petición y deseo final.

Nuestro tío Abdullah falleció ayer y de acuerdo con su testamento, colocamos el documento dado por el Imam As-Sadiq (P) en su sudario y lo enterramos.”

Mi tío era un conocido benefactor en Jabal Amel, y cuando se difundió la noticia de su muerte, muchas personas de todas las ciudades vinieron aquí para ir a la tumba de mi tío y asistir a su ceremonia de duelo.

Llegamos a la tumba de mi tío antes del amanecer para preparar la ceremonia de hoy y cuando llegamos, vimos una escena muy extraña. El documento que el Imam As-Sadegh había escrito para mi tío Abdullah y el que sin dudar enterramos con él, estaba ahora sobre la tumba. Mi primo lo recogió y luego perdió el conocimiento mientras lo leía…

En eso tomé el documento para leerlo también y saber que decía este, el cual había causado tal estado en mi primo y debajo de lo que el Imam As-Sadegh había escrito, estaba una frase de puño y letra de mi tío Abdullah la cual decía:

"Juro por Dios que mi Señor Ja'far ibn Muhammad cumplió lo que había dicho".

 

Sí... ¡Qué deseable y dulce es este destino! En la religión islámica, siempre se ha ofrecido un trato tan dulce por parte de Dios para con todos los musulmanes, siendo que en el Sagrado Corán en la Sura o Capítulo 57, Aleya o Versículo 11, Dios, Exaltado Sea en el tono más amable posible dice:

 

 مَّن ذَا الَّذِي يُقْرِضُ اللَّهَ قَرْضًا حَسَنًا فَيُضَاعِفَهُ لَهُ وَلَهُ أَجْرٌ كَرِيمٌ

“¿Quién quiere hacer a Dios un buen préstamo para que así Él se lo devuelva duplicado y obtenga una generosa recompensa?”

 

En el Corán, Dios compara el dar limosna en el camino de Dios a una semilla que produce siete racimos con 100 semillas en cada racimo, al decir :

 

مَّثَلُ الَّذِينَ يُنفِقُونَ أَمْوَالَهُمْ فِي سَبِيلِ اللَّهِ كَمَثَلِ حَبَّةٍ أَنبَتَتْ سَبْعَ سَنَابِلَ فِي كُلِّ سُنبُلَةٍ مِّائَةُ حَبَّةٍ وَاللَّهُ يُضَاعِفُ لِمَن يَشَاءُ وَاللَّهُ وَاسِعٌ عَلِيمٌ

“Aquellos que gastan su riqueza en la senda de Dios, son semejantes a una semilla que produce siete espigas, en cada una de las cuales hay cien granos. Así incrementa Dios los bienes de quien Él quiere. La bondad de Dios todo lo alcanza, Él todo lo sabe.”

Corán, capítulo 2, aleya 261

 

Es decir, que quien da limosna, verá muchas veces lo que ha dado en el camino de Dios, en este mundo, o luego en otra vida en el Paraíso.

Rogamos a Dios que nos conceda tener éxito y ser de aquellos quienes hacen este tipo de tratos en vida.

Como siempre, estamos agradecidos por todo este apoyo recibido a lo largo de ya 7 años de estar lado a lado cada semana juntos, llevando el luminoso mensaje del Ahlul Bait (P). Ruego a Dios, Misericordioso y Clemente te de lo mejor de esta y la otra vida, inshallah, tanto a tí como a los que amas, nos haga invisibles a toda calamidad y no olviden cuidarse.

Hasta la próxima historia, Dios te bendiga.