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Descripción

Ven acompáñame una semana más con este relato que nos mostrará que certeramente Dios tiene una gran recompensa para todo aquel cuyas obras, sean grandes o pequeñas pero su intención sea natural y genuina para sobre todo, ayudar a los demás.
La historia de la semana es hermosa y trae consigo el tesoro oculto de la bondad y el hacer para los demás acciones que reivindican un derecho o un deber retirado.
Quédate hasta el final y no te pierdas de estos relatos que semana a semana traemos con el fin de entregar saberes que iluminen el alma.

Transcripción

En el nombre de Dios, hola.

Bienvenidos una vez más al programa LOS CUENTOS DE LA SEMANA.

La semana pasada la tercera entrega de nuestra saga sobre la vida del Profeta Moisés, contamos que el se había visto obligado a huir de Egipto e ir a la ciudad de MADYAN con tal de esquivar la espada de Faraón.

Pues bien hoy seguiremos con este interesante relato, que como ya contamos merece ser revivido y apreciado por todos, al ser portador de grandes valores que iremos semana a semana, conociendo con detalle.

 

Una buena acción y la apertura de las puertas de la bendición hacia Moisés.

Luego de huir del Egipto antiguo, casa de Faraones e injusticia, Moisés se instaló en la ciudad de Madyan, (tal como ya contamos, ubicada entre Sham y el Hijaz, una vasta zona que hoy se reduce a Siria y el norte de Arabia Saudita) todo ello con la confianza depositada en Dios.

Como bien contamos, Moisés huyó velozmente, escapando de la sentencia de muerte impuesta por el Faraón y sus súbditos de poder, quienes habían encontrado la excusa perfecta para llevar a cabo aquello que hacía poco menos de dos décadas atrás no habían podido llevar a cabo. Moisés logró enterarse de los vengativos y malvados deseos de Faraón, gracias a la noticia proveniente de un joven llamado Ezequiel, familiar de Faraón y que era de entre los creyentes monoteístas y seguidor de la misión profética de Moisés.

Temiendo a los soldados de Faraón, se apresuró a salir de la ciudad sin mayores previsiones y sin saber su destino, ni el como sería su viaje al exilio, además no tenía caballos ni camellos para montar, por lo que emprendió su dura tarea de supervivencia totalmente a pie.

Caminaba tanto que sus pies tenían ampollas y llagas abiertas de tanto andar, en su soledad y ante la total ausencia de todo, se aprovechó de plantas y hojas de árboles que encontraba en su camino para satisfacer su hambre.

A pesar de enfrentar todos esos problemas, penas y dolores, solo tuvo una felicidad que satisfacía a su corazón y era el hecho de que fue salvado de la tiranía del Faraón, gracias a la misericordia infinita de Dios.

Luego de muchas horas de seguir andando con muchas penas encima, su largo viaje llegaba a buen fin, puesto que a lo lejos había aparecido la ciudad de Madyan, siendo que a Moisés al ver esa imagen frente a sus ojos, le invadió una exquisita ola de paz y gozo.

Al acercarse a la ciudad, vio a varios pastores reunidos alrededor de un pozo en el que daban de beber a sus ovejas y otros animales, más de repente Moisés vio a dos mujeres a su lado cuidando de sus ovejas, celosamente  pero sin acercarse al pozo en el que se encontraban los demás.

Sobre esto el Corán dice:

 

وَلَمَّا وَرَدَ مَاءَ مَدْيَنَ وَجَدَ عَلَيْهِ أُمَّةً مِنَ النَّاسِ يَسْقُونَ وَوَجَدَ مِنْ دُونِهِمُ امْرَأَتَيْنِ تَذُودَانِ قَالَ مَا خَطْبُكُمَا قَالَتَا لَا نَسْقِي حَتَّىٰ يُصْدِرَ الرِّعَاءُ وَأَبُونَا شَيْخٌ كَبِيرٌ ﴿٢٣﴾

“Y cuando llegó al pozo de Madyan encontró en él a un grupo de gente abrevando a su ganado y encontró a dos mujeres manteniendo al suyo apartado. Él dijo: «¿Qué hacéis?» Ellas dijeron: «No abrevamos a nuestro ganado hasta que los pastores no se vayan, pues nuestro padre es muy anciano.»”

Corán, capítulo 28, versículo 23

Moisés vio que estas mujeres estaban paradas en un rincón con mucha castidad y pureza, siendo que nadie les prestaba ayuda. Los pastores que ahí estaban presentes, solo se preocupan por sus ovejas y no por garantizar el turno de estas dos jóvenes mujeres. Ante esta situación Moisés se acercó a ellas y les dijo: "¿Qué están haciendo aquí?, ¿Por qué no se acercan ustedes al pozo para dar de beber a sus ovejas?"

El hecho de solo ver lo que frente a sus miradas ocurría, para Moisés, esa era una discriminación e injusticia insoportable. Él siempre defendió a los oprimidos, y debido a esto, no pudo quedarse en el palacio del Faraón y presenciar la opresión que este tirano ejercía sobre su pueblo, en especial sobre los Sebtian e hijos de Israel.

Entonces, ante la pregunta de Moisés estas jóvenes pastorcillas le respondieron a Moisés:

“No damos de beber a nuestras ovejas hasta que los pastores varones hubiese terminado de dar de beber a todos sus animales y se hayan finalmente ido, y entonces así poder usar el resto del agua que dejasen.”

Ellas respondieron así la pregunta surgida de la mente de Moisés, pero continuaron explicando que debido a que su padre era un anciano discapacitado que no podía pastorear los animales, es que ellas tomaron las riendas de estos deberes para así garantizar su sustento, sin tener más remedio, teniendo que esperar entre estos rudos hombres pastores, cada día.

Moisés al escuchar esto que las mujeres le expresaban, se molestó mucho y se dijo en sus adentros: “En verdad ¡qué hombres tan injustos! estas personas solo se preocupan por sí mismas y no ayudan a los débiles de entre ellos.”

Es entonces que Moisés se adentró entre las gentes, apartando a la multitud y una vez estando por delante de todos les dijo: "¿Qué clase de personas sois vosotros que no pensáis en nadie más que en vosotros mismos?"

Es así entonces que la multitud se hizo a un lado y le entregaron un balde y le dijeron entonces si el mismo podía sacar agua del pozo, puesto que ellos sabía de antemano que dicho balde era tan pesado que solo entre diez fuertes personas podían sacarlo del pozo con agua en el.

Le dejaron solo, pero Moisés, aunque estaba agotado y muy hambriento, fue ayudado gracias al poder de la fe y aumentando así sus fuerzas medio por el cual pudo sacar el balde del pozo y dio de beber a todas las ovejas de las dos jóvenes mujeres que esperaban.

 

Sobre esto dice el Corán en el capítulo 28, versículo 24

 

 

فَسَقَىٰ لَهُمَا ثُمَّ تَوَلَّىٰ إِلَى الظِّلِّ فَقَالَ رَبِّ إِنِّي لِمَا أَنْزَلْتَ إِلَيَّ مِنْ خَيْرٍ فَقِيرٌ ﴿٢٤﴾

“Así pues, él abrevó el ganado para ellas y luego se volvió a la sombra y dijo: «¡Señor mío! ¡En verdad, estoy necesitado de cualquier bien que envíes para mí!»”

Así es, el Profeta Moisés quien estaba muy cansado, se acercó a la sombra y le pidió a Dios bondad. Él dijo: "Dios, cualquier bien que me des, lo necesito".

Moisés estaba solo en esa ciudad y no tenía un lugar donde pudiese quedarse tan solo para descansar, pero a pesar de ello, siempre estaba satisfecho con lo que Dios quería para él y quería que todos sus deseos fuesen solo para Dios.

Seguido en la historia, veremos que la buena obra de Moisés por esas dos jóvenes mujeres, hizo que la vida de Moisés estuviera llena de bendiciones.

Y por la gracia de Dios, qué gran bendición trajo tan solo esta buena acción de Moisés. Llevo a cabo

Y es que amigos ciertamente, si damos un paso por Dios y hacia Dios, Él mismo, Exaltado Sea, avanzará 10 pasos hacia nosotros debido a Su infinita gracia y misericordia.

El simple hecho de sacar un balde de agua de un simple pozo, con el propósito de ayudar a dos jóvenes mujeres, en ese instante y con la intención de borrar la injusticia y reivindicar los derechos de dos personas oprimidas le permitió a Moisés (La Paz de Dios sea con él)  iniciar un nuevo capítulo en su vida y obtener un mundo de bendiciones materiales y espirituales.

Bendiciones por las que tuvo que esforzarse durante años para adquirirlas, pero que rápidamente luego de tanto esfuerzo adquirió.

Sigamos con el resto de la historia.

Una de las dos castas jóvenes se acercó con la mayor modestia, pudor y pureza y le dijo a Moisés:

“Mi padre te invita a casa para darte una recompensa y un dinero como favor del agua que sacaste del pozo para nuestras ovejas.”

Sobre esto el Corán dice:

 

فَجَاءَتْهُ إِحْدَاهُمَا تَمْشِي عَلَى اسْتِحْيَاءٍ قَالَتْ إِنَّ أَبِي يَدْعُوكَ لِيَجْزِيَكَ أَجْرَ مَا سَقَيْتَ لَنَا ...

“Entonces vino una de las mujeres con pasos recatados. Ella dijo: «En verdad, mi padre te invita para compensarte por haber abrevado nuestro ganado.» …”

Corán, capítulo 28, versículo 25

Es así que Moisés se sintió muy esperanzado por esta invitación, pues sabía que a pesar de no haber hecho esa buena acción con la intención de sacarle provecho, lo que le estaba sucediendo era como si presintiera que le pasarían cosas importantes y que conocería a un gran hombre.

El hombre aquel era un gran hombre, por que a pesar de su situación tan apremiante, no podía dejar la buena obra de Moisés sin recompensa, incluso aunque dicho haya sido tan solo sacar un balde de agua del pozo.

Solo un ser humano modelo y un hombre divino, podía tener ese grado de consciencia y conocimiento de la justicia.

Es gran hombre anciano no era otro que Shoaib, el Profeta de Dios, quien invitaba a la gente hacia Dios en esta ciudad desde hacía muchos años atrás.

Ese día, cuando Shoaib vio que sus hijas habían regresado a casa más temprano, que el resto de los días, se apresuró para preguntar el motivo de su adelanto y prisa para regresar a casa.

Cuando se enteró de la historia, decidió pagar su deuda con este joven desconocido, fuera lo que fuera.

Moisés se dirigió hacia la casa de Shoaib. Según algunas narraciones en libros históricos, las hijas de Shoaib avanzaron para mostrar el camino de su casa a Moisés, y éste caminó recatadamente detrás de ellas, con el objetivo de seguir su camino.

De repente, empezó a soplar un viento fuerte y poderos el cual por su intensidad, podía levantar o arrancar la ropa de estas castas mujeres, dejando a la vista sus cuerpos con desnudez o envolviéndose de forma enredada en su figura exponiéndolas a sus formas y dimensiones por lo que Moisés, quien era un joven puro, modesto y casto, dijo:

“Camino delante de ustedes y cuando que llegamos a un desvío o intersección necesitaremos cambiar de rumbo, siendo que me muestrarán el camino arrojando piedras en el camino correcto para así llegar a la casa de vuestro padre.”

Una vez ocurrido esto Moisés llegó por fin a casa de Shoaib, entrando en ella y quedando en evidencia claramente, dónde estaba la luz de la profecía.

Lo primero que Moisés vio, fue a un anciano bondadoso de pelo blanco el cual estaba sentado en un rincón, saludando a Moisés cuando lo vio.

Le preguntó a Moisés: "¿De dónde eres?" ¿Cuál es tu trabajo? ¿Qué haces en esta ciudad? ¿Por qué estás solo y con qué propósito viniste a acá?

Moisés le contó su historia a Shoaib.

El Corán dice sobre este particular memento lo siguiente:

... فَلَمَّا جَاءَهُ وَقَصَّ عَلَيْهِ الْقَصَصَ قَالَ لَا تَخَفْ نَجَوْتَ مِنَ الْقَوْمِ الظَّالِمِينَ ﴿٢٥﴾

“… Cuando llegó ante él y le relató la historia de lo que le había sucedido, él le dijo: «No temas. Te has salvado de los opresores.»”

Corán, capítulo 28, versículo 25

Luego de oír el relato, Shoaib calmó a Moisés. diciéndole:

"Estate seguro de que estás lejos del reino de Faraón". Esos tiranos no tienen acceso a aquí, no tengas miedo en absoluto, estás en una zona segura y todo estará bien con la Gracia de Dios.

Moisés pronto se dio cuenta de que había encontrado un gran maestro del que podía aprender la ciencia, el conocimiento y la piedad. Shoaib también sintió que había encontrado un estudiante digno y talentoso y que podía transmitirle sus conocimientos y experiencias.

Después de que Moisés le contó a Shoaib la historia de su vida, una de las hijas de Shoaib dijo:

قَالَتْ إِحْدَاهُمَا يَا أَبَتِ اسْتَأْجِرْهُ إِنَّ خَيْرَ مَنِ اسْتَأْجَرْتَ الْقَوِيُّ الْأَمِينُ ﴿٢٦﴾

“Una de las dos dijo: «¡Oh, padre mío! ¡Contrátale! En verdad, ¿A quién mejor puedes contratar? Es un hombre fuerte y digno de confianza.»”

Corán, capítulo 28, versículo 26

En verdad Moisés era fuerte, puesto que las hijas de Shoaib vieron cómo empujaba a los pastores fuera del pozo para reclamar sus derechos.

Vieron también como sacó solo del pozo ese pesado cubo lleno de agua.

Además era muy honesto y casto, pues las hijas de Shoaib vieron que él no les permitía caminar frente a él, por razón del viento que soplaba en ese momento y que podía haberles arrebatado sus ropas.

También escucharon la historia de su vida, de cómo luchó contra los faraones y que además no pudo soportar sus opresiones en absoluto.

El profeta Shoaib dio la bienvenida a la propuesta de su hija y le dijo a Moisés:

قَالَ إِنِّي أُرِيدُ أَنْ أُنْكِحَكَ إِحْدَى ابْنَتَيَّ هَاتَيْنِ عَلَىٰ أَنْ تَأْجُرَنِي ثَمَانِيَ حِجَجٍ فَإِنْ أَتْمَمْتَ عَشْرًا فَمِنْ عِنْدِكَ ۖ وَمَا أُرِيدُ أَنْ أَشُقَّ عَلَيْكَ سَتَجِدُنِي إِنْ شَاءَ اللَّهُ مِنَ الصَّالِحِينَ ﴿٢٧﴾

“Él dijo: «En verdad, quiero casarte con una de estas dos hijas mías a condición de que trabajes para mí durante ocho años. Y si completas diez años eso dependerá de ti. No quiero forzarte. Me encontrarás, si Dios quiere, de los rectos.»”

Corán, capítulo 28, versículo 27

Como se indica en este versículo del Corán, Shoaib, quien vio a Moisés como un joven puro, piadoso y virtuoso, le ofreció casarse con una de sus hijas y quedarse allí y trabajar ahí durante 8 años.

También dijo: “Tan solo si te pudieses quedar con nosotros durante 10 años en lugar de hace 8 años, sería muy gentil de tu parte y lo veríamos como favor hacia nosotros, siendo que estos dos años extras son ajenos a nuestro acuerdo y son solo un favor, como cariño hacia nosotros. Estos dos años están a tu disposición, plenamente y no son un deber hacía ti, sin compromiso alguno, es tan solo por si en verdad quisieras estar con nosotros durante un poco más de tiempo.”

Moisés aceptó la oferta y dijo:

قَالَ ذَٰلِكَ بَيْنِي وَبَيْنَكَ ۖ أَيَّمَا الْأَجَلَيْنِ قَضَيْتُ فَلَا عُدْوَانَ عَلَيَّ ۖ وَاللَّهُ عَلَىٰ مَا نَقُولُ وَكِيلٌ ﴿٢٨﴾

Él dijo: «Esto es entre yo y tú. Así pues, cualquiera de los dos plazos que cumpla no me será reprochado. Y Dios es garante de lo que hemos dicho.»

Corán, capítulo 28, versículo 28

Es entonces como Moisés se casó con una de las hijas de Shoaib, llamada "Safura" y vivió con su esposa y el profeta Shoaib durante diez años. En estos años siempre adoraba a Dios y también meditaba en la creación.

Su trabajo era de pastor y esos diez años fueron definitivamente uno de los mejores años de la vida de Moisés. Vivía al lado de gente pobre, se familiarizó con sus problemas y sufrimientos.

Tenía que prepararse para una gran misión divina, la cual era luchar contra la tiranía de los faraones y destruirlos.

Pasaron los días y los años rápidamente.

Llegó un momento en el que Moisés no quiso ser pastor por el resto de su vida y decidió correr en ayuda de su pueblo, el cual estaba en el peor punto de la tiranía, bajo siniestra opresión de los faraones, el cual debía sí o sí poner fin, acabando de una vez por todas con las injusticias en Egipto.

Es así que decidió regresar a Egipto. Un sentimiento interior le animaba a Moisés para hacer este viaje de regreso a la tierra que le vio nacer, pues tenía una gran misión.

Como forma de apreciar y valorar grandemente los esfuerzos de Moisés, Shoaib había acordado con él, que durante este período de diez años, las ovejas que tuvieran tal y tal característica al nacer serían para Moisés y el resto para Shoaib.

Por cierto, en el último año, Moisés decidió despedirse de Shoaib y regresar a Egipto, por lo que la mayoría de los corderos nacieron con las mismas características contrarias a las que le correspondían, por lo que Shoaib se los donó voluntariamente y con mucho gusto a Moisés, como muestra de gratitud y amor.

Finalmente llegó el momento de viajar. Moisés recogió sus pertenencias y ovejas e inició este viaje con sus hijos y su esposa, quien en ese momento estaba embarazada.

Hemos llegado al final de esta parte. Espero que hayas disfrutado de esta historia. Esperando pronto llegar al siguiente fin de semana para de esta manera presentarles otro cuento.

El sitio web de FatimaTV está licenciado bajo una Licencia
Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

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Ven acompáñame una semana más con este relato que nos mostrará que certeramente Dios tiene una gran recompensa para todo aquel cuyas obras, sean grandes o pequeñas pero su intención sea natural y genuina para sobre todo, ayudar a los demás.
La historia de la semana es hermosa y trae consigo el tesoro oculto de la bondad y el hacer para los demás acciones que reivindican un derecho o un deber retirado.
Quédate hasta el final y no te pierdas de estos relatos que semana a semana traemos con el fin de entregar saberes que iluminen el alma.

En el nombre de Dios, hola.

Bienvenidos una vez más al programa LOS CUENTOS DE LA SEMANA.

La semana pasada la tercera entrega de nuestra saga sobre la vida del Profeta Moisés, contamos que el se había visto obligado a huir de Egipto e ir a la ciudad de MADYAN con tal de esquivar la espada de Faraón.

Pues bien hoy seguiremos con este interesante relato, que como ya contamos merece ser revivido y apreciado por todos, al ser portador de grandes valores que iremos semana a semana, conociendo con detalle.

 

Una buena acción y la apertura de las puertas de la bendición hacia Moisés.

Luego de huir del Egipto antiguo, casa de Faraones e injusticia, Moisés se instaló en la ciudad de Madyan, (tal como ya contamos, ubicada entre Sham y el Hijaz, una vasta zona que hoy se reduce a Siria y el norte de Arabia Saudita) todo ello con la confianza depositada en Dios.

Como bien contamos, Moisés huyó velozmente, escapando de la sentencia de muerte impuesta por el Faraón y sus súbditos de poder, quienes habían encontrado la excusa perfecta para llevar a cabo aquello que hacía poco menos de dos décadas atrás no habían podido llevar a cabo. Moisés logró enterarse de los vengativos y malvados deseos de Faraón, gracias a la noticia proveniente de un joven llamado Ezequiel, familiar de Faraón y que era de entre los creyentes monoteístas y seguidor de la misión profética de Moisés.

Temiendo a los soldados de Faraón, se apresuró a salir de la ciudad sin mayores previsiones y sin saber su destino, ni el como sería su viaje al exilio, además no tenía caballos ni camellos para montar, por lo que emprendió su dura tarea de supervivencia totalmente a pie.

Caminaba tanto que sus pies tenían ampollas y llagas abiertas de tanto andar, en su soledad y ante la total ausencia de todo, se aprovechó de plantas y hojas de árboles que encontraba en su camino para satisfacer su hambre.

A pesar de enfrentar todos esos problemas, penas y dolores, solo tuvo una felicidad que satisfacía a su corazón y era el hecho de que fue salvado de la tiranía del Faraón, gracias a la misericordia infinita de Dios.

Luego de muchas horas de seguir andando con muchas penas encima, su largo viaje llegaba a buen fin, puesto que a lo lejos había aparecido la ciudad de Madyan, siendo que a Moisés al ver esa imagen frente a sus ojos, le invadió una exquisita ola de paz y gozo.

Al acercarse a la ciudad, vio a varios pastores reunidos alrededor de un pozo en el que daban de beber a sus ovejas y otros animales, más de repente Moisés vio a dos mujeres a su lado cuidando de sus ovejas, celosamente  pero sin acercarse al pozo en el que se encontraban los demás.

Sobre esto el Corán dice:

 

وَلَمَّا وَرَدَ مَاءَ مَدْيَنَ وَجَدَ عَلَيْهِ أُمَّةً مِنَ النَّاسِ يَسْقُونَ وَوَجَدَ مِنْ دُونِهِمُ امْرَأَتَيْنِ تَذُودَانِ قَالَ مَا خَطْبُكُمَا قَالَتَا لَا نَسْقِي حَتَّىٰ يُصْدِرَ الرِّعَاءُ وَأَبُونَا شَيْخٌ كَبِيرٌ ﴿٢٣﴾

“Y cuando llegó al pozo de Madyan encontró en él a un grupo de gente abrevando a su ganado y encontró a dos mujeres manteniendo al suyo apartado. Él dijo: «¿Qué hacéis?» Ellas dijeron: «No abrevamos a nuestro ganado hasta que los pastores no se vayan, pues nuestro padre es muy anciano.»”

Corán, capítulo 28, versículo 23

Moisés vio que estas mujeres estaban paradas en un rincón con mucha castidad y pureza, siendo que nadie les prestaba ayuda. Los pastores que ahí estaban presentes, solo se preocupan por sus ovejas y no por garantizar el turno de estas dos jóvenes mujeres. Ante esta situación Moisés se acercó a ellas y les dijo: "¿Qué están haciendo aquí?, ¿Por qué no se acercan ustedes al pozo para dar de beber a sus ovejas?"

El hecho de solo ver lo que frente a sus miradas ocurría, para Moisés, esa era una discriminación e injusticia insoportable. Él siempre defendió a los oprimidos, y debido a esto, no pudo quedarse en el palacio del Faraón y presenciar la opresión que este tirano ejercía sobre su pueblo, en especial sobre los Sebtian e hijos de Israel.

Entonces, ante la pregunta de Moisés estas jóvenes pastorcillas le respondieron a Moisés:

“No damos de beber a nuestras ovejas hasta que los pastores varones hubiese terminado de dar de beber a todos sus animales y se hayan finalmente ido, y entonces así poder usar el resto del agua que dejasen.”

Ellas respondieron así la pregunta surgida de la mente de Moisés, pero continuaron explicando que debido a que su padre era un anciano discapacitado que no podía pastorear los animales, es que ellas tomaron las riendas de estos deberes para así garantizar su sustento, sin tener más remedio, teniendo que esperar entre estos rudos hombres pastores, cada día.

Moisés al escuchar esto que las mujeres le expresaban, se molestó mucho y se dijo en sus adentros: “En verdad ¡qué hombres tan injustos! estas personas solo se preocupan por sí mismas y no ayudan a los débiles de entre ellos.”

Es entonces que Moisés se adentró entre las gentes, apartando a la multitud y una vez estando por delante de todos les dijo: "¿Qué clase de personas sois vosotros que no pensáis en nadie más que en vosotros mismos?"

Es así entonces que la multitud se hizo a un lado y le entregaron un balde y le dijeron entonces si el mismo podía sacar agua del pozo, puesto que ellos sabía de antemano que dicho balde era tan pesado que solo entre diez fuertes personas podían sacarlo del pozo con agua en el.

Le dejaron solo, pero Moisés, aunque estaba agotado y muy hambriento, fue ayudado gracias al poder de la fe y aumentando así sus fuerzas medio por el cual pudo sacar el balde del pozo y dio de beber a todas las ovejas de las dos jóvenes mujeres que esperaban.

 

Sobre esto dice el Corán en el capítulo 28, versículo 24

 

 

فَسَقَىٰ لَهُمَا ثُمَّ تَوَلَّىٰ إِلَى الظِّلِّ فَقَالَ رَبِّ إِنِّي لِمَا أَنْزَلْتَ إِلَيَّ مِنْ خَيْرٍ فَقِيرٌ ﴿٢٤﴾

“Así pues, él abrevó el ganado para ellas y luego se volvió a la sombra y dijo: «¡Señor mío! ¡En verdad, estoy necesitado de cualquier bien que envíes para mí!»”

Así es, el Profeta Moisés quien estaba muy cansado, se acercó a la sombra y le pidió a Dios bondad. Él dijo: "Dios, cualquier bien que me des, lo necesito".

Moisés estaba solo en esa ciudad y no tenía un lugar donde pudiese quedarse tan solo para descansar, pero a pesar de ello, siempre estaba satisfecho con lo que Dios quería para él y quería que todos sus deseos fuesen solo para Dios.

Seguido en la historia, veremos que la buena obra de Moisés por esas dos jóvenes mujeres, hizo que la vida de Moisés estuviera llena de bendiciones.

Y por la gracia de Dios, qué gran bendición trajo tan solo esta buena acción de Moisés. Llevo a cabo

Y es que amigos ciertamente, si damos un paso por Dios y hacia Dios, Él mismo, Exaltado Sea, avanzará 10 pasos hacia nosotros debido a Su infinita gracia y misericordia.

El simple hecho de sacar un balde de agua de un simple pozo, con el propósito de ayudar a dos jóvenes mujeres, en ese instante y con la intención de borrar la injusticia y reivindicar los derechos de dos personas oprimidas le permitió a Moisés (La Paz de Dios sea con él)  iniciar un nuevo capítulo en su vida y obtener un mundo de bendiciones materiales y espirituales.

Bendiciones por las que tuvo que esforzarse durante años para adquirirlas, pero que rápidamente luego de tanto esfuerzo adquirió.

Sigamos con el resto de la historia.

Una de las dos castas jóvenes se acercó con la mayor modestia, pudor y pureza y le dijo a Moisés:

“Mi padre te invita a casa para darte una recompensa y un dinero como favor del agua que sacaste del pozo para nuestras ovejas.”

Sobre esto el Corán dice:

 

فَجَاءَتْهُ إِحْدَاهُمَا تَمْشِي عَلَى اسْتِحْيَاءٍ قَالَتْ إِنَّ أَبِي يَدْعُوكَ لِيَجْزِيَكَ أَجْرَ مَا سَقَيْتَ لَنَا ...

“Entonces vino una de las mujeres con pasos recatados. Ella dijo: «En verdad, mi padre te invita para compensarte por haber abrevado nuestro ganado.» …”

Corán, capítulo 28, versículo 25

Es así que Moisés se sintió muy esperanzado por esta invitación, pues sabía que a pesar de no haber hecho esa buena acción con la intención de sacarle provecho, lo que le estaba sucediendo era como si presintiera que le pasarían cosas importantes y que conocería a un gran hombre.

El hombre aquel era un gran hombre, por que a pesar de su situación tan apremiante, no podía dejar la buena obra de Moisés sin recompensa, incluso aunque dicho haya sido tan solo sacar un balde de agua del pozo.

Solo un ser humano modelo y un hombre divino, podía tener ese grado de consciencia y conocimiento de la justicia.

Es gran hombre anciano no era otro que Shoaib, el Profeta de Dios, quien invitaba a la gente hacia Dios en esta ciudad desde hacía muchos años atrás.

Ese día, cuando Shoaib vio que sus hijas habían regresado a casa más temprano, que el resto de los días, se apresuró para preguntar el motivo de su adelanto y prisa para regresar a casa.

Cuando se enteró de la historia, decidió pagar su deuda con este joven desconocido, fuera lo que fuera.

Moisés se dirigió hacia la casa de Shoaib. Según algunas narraciones en libros históricos, las hijas de Shoaib avanzaron para mostrar el camino de su casa a Moisés, y éste caminó recatadamente detrás de ellas, con el objetivo de seguir su camino.

De repente, empezó a soplar un viento fuerte y poderos el cual por su intensidad, podía levantar o arrancar la ropa de estas castas mujeres, dejando a la vista sus cuerpos con desnudez o envolviéndose de forma enredada en su figura exponiéndolas a sus formas y dimensiones por lo que Moisés, quien era un joven puro, modesto y casto, dijo:

“Camino delante de ustedes y cuando que llegamos a un desvío o intersección necesitaremos cambiar de rumbo, siendo que me muestrarán el camino arrojando piedras en el camino correcto para así llegar a la casa de vuestro padre.”

Una vez ocurrido esto Moisés llegó por fin a casa de Shoaib, entrando en ella y quedando en evidencia claramente, dónde estaba la luz de la profecía.

Lo primero que Moisés vio, fue a un anciano bondadoso de pelo blanco el cual estaba sentado en un rincón, saludando a Moisés cuando lo vio.

Le preguntó a Moisés: "¿De dónde eres?" ¿Cuál es tu trabajo? ¿Qué haces en esta ciudad? ¿Por qué estás solo y con qué propósito viniste a acá?

Moisés le contó su historia a Shoaib.

El Corán dice sobre este particular memento lo siguiente:

... فَلَمَّا جَاءَهُ وَقَصَّ عَلَيْهِ الْقَصَصَ قَالَ لَا تَخَفْ نَجَوْتَ مِنَ الْقَوْمِ الظَّالِمِينَ ﴿٢٥﴾

“… Cuando llegó ante él y le relató la historia de lo que le había sucedido, él le dijo: «No temas. Te has salvado de los opresores.»”

Corán, capítulo 28, versículo 25

Luego de oír el relato, Shoaib calmó a Moisés. diciéndole:

"Estate seguro de que estás lejos del reino de Faraón". Esos tiranos no tienen acceso a aquí, no tengas miedo en absoluto, estás en una zona segura y todo estará bien con la Gracia de Dios.

Moisés pronto se dio cuenta de que había encontrado un gran maestro del que podía aprender la ciencia, el conocimiento y la piedad. Shoaib también sintió que había encontrado un estudiante digno y talentoso y que podía transmitirle sus conocimientos y experiencias.

Después de que Moisés le contó a Shoaib la historia de su vida, una de las hijas de Shoaib dijo:

قَالَتْ إِحْدَاهُمَا يَا أَبَتِ اسْتَأْجِرْهُ إِنَّ خَيْرَ مَنِ اسْتَأْجَرْتَ الْقَوِيُّ الْأَمِينُ ﴿٢٦﴾

“Una de las dos dijo: «¡Oh, padre mío! ¡Contrátale! En verdad, ¿A quién mejor puedes contratar? Es un hombre fuerte y digno de confianza.»”

Corán, capítulo 28, versículo 26

En verdad Moisés era fuerte, puesto que las hijas de Shoaib vieron cómo empujaba a los pastores fuera del pozo para reclamar sus derechos.

Vieron también como sacó solo del pozo ese pesado cubo lleno de agua.

Además era muy honesto y casto, pues las hijas de Shoaib vieron que él no les permitía caminar frente a él, por razón del viento que soplaba en ese momento y que podía haberles arrebatado sus ropas.

También escucharon la historia de su vida, de cómo luchó contra los faraones y que además no pudo soportar sus opresiones en absoluto.

El profeta Shoaib dio la bienvenida a la propuesta de su hija y le dijo a Moisés:

قَالَ إِنِّي أُرِيدُ أَنْ أُنْكِحَكَ إِحْدَى ابْنَتَيَّ هَاتَيْنِ عَلَىٰ أَنْ تَأْجُرَنِي ثَمَانِيَ حِجَجٍ فَإِنْ أَتْمَمْتَ عَشْرًا فَمِنْ عِنْدِكَ ۖ وَمَا أُرِيدُ أَنْ أَشُقَّ عَلَيْكَ سَتَجِدُنِي إِنْ شَاءَ اللَّهُ مِنَ الصَّالِحِينَ ﴿٢٧﴾

“Él dijo: «En verdad, quiero casarte con una de estas dos hijas mías a condición de que trabajes para mí durante ocho años. Y si completas diez años eso dependerá de ti. No quiero forzarte. Me encontrarás, si Dios quiere, de los rectos.»”

Corán, capítulo 28, versículo 27

Como se indica en este versículo del Corán, Shoaib, quien vio a Moisés como un joven puro, piadoso y virtuoso, le ofreció casarse con una de sus hijas y quedarse allí y trabajar ahí durante 8 años.

También dijo: “Tan solo si te pudieses quedar con nosotros durante 10 años en lugar de hace 8 años, sería muy gentil de tu parte y lo veríamos como favor hacia nosotros, siendo que estos dos años extras son ajenos a nuestro acuerdo y son solo un favor, como cariño hacia nosotros. Estos dos años están a tu disposición, plenamente y no son un deber hacía ti, sin compromiso alguno, es tan solo por si en verdad quisieras estar con nosotros durante un poco más de tiempo.”

Moisés aceptó la oferta y dijo:

قَالَ ذَٰلِكَ بَيْنِي وَبَيْنَكَ ۖ أَيَّمَا الْأَجَلَيْنِ قَضَيْتُ فَلَا عُدْوَانَ عَلَيَّ ۖ وَاللَّهُ عَلَىٰ مَا نَقُولُ وَكِيلٌ ﴿٢٨﴾

Él dijo: «Esto es entre yo y tú. Así pues, cualquiera de los dos plazos que cumpla no me será reprochado. Y Dios es garante de lo que hemos dicho.»

Corán, capítulo 28, versículo 28

Es entonces como Moisés se casó con una de las hijas de Shoaib, llamada "Safura" y vivió con su esposa y el profeta Shoaib durante diez años. En estos años siempre adoraba a Dios y también meditaba en la creación.

Su trabajo era de pastor y esos diez años fueron definitivamente uno de los mejores años de la vida de Moisés. Vivía al lado de gente pobre, se familiarizó con sus problemas y sufrimientos.

Tenía que prepararse para una gran misión divina, la cual era luchar contra la tiranía de los faraones y destruirlos.

Pasaron los días y los años rápidamente.

Llegó un momento en el que Moisés no quiso ser pastor por el resto de su vida y decidió correr en ayuda de su pueblo, el cual estaba en el peor punto de la tiranía, bajo siniestra opresión de los faraones, el cual debía sí o sí poner fin, acabando de una vez por todas con las injusticias en Egipto.

Es así que decidió regresar a Egipto. Un sentimiento interior le animaba a Moisés para hacer este viaje de regreso a la tierra que le vio nacer, pues tenía una gran misión.

Como forma de apreciar y valorar grandemente los esfuerzos de Moisés, Shoaib había acordado con él, que durante este período de diez años, las ovejas que tuvieran tal y tal característica al nacer serían para Moisés y el resto para Shoaib.

Por cierto, en el último año, Moisés decidió despedirse de Shoaib y regresar a Egipto, por lo que la mayoría de los corderos nacieron con las mismas características contrarias a las que le correspondían, por lo que Shoaib se los donó voluntariamente y con mucho gusto a Moisés, como muestra de gratitud y amor.

Finalmente llegó el momento de viajar. Moisés recogió sus pertenencias y ovejas e inició este viaje con sus hijos y su esposa, quien en ese momento estaba embarazada.

Hemos llegado al final de esta parte. Espero que hayas disfrutado de esta historia. Esperando pronto llegar al siguiente fin de semana para de esta manera presentarles otro cuento.