En el Nombre de Dios, hola, hoy es sábado y una vez más nos encontramos junto a ti, con una nueva historia en este tu espacio del “Cuento de la Semana” el cual creamos exclusivamente para traerte saberes que iluminan el alma y enriquecen el conocimiento, pero antes de contarte el cuento, quiero enseñarte algo de mucha importancia, lo cual nos hará deleitarte con el cuento de hoy.
Cuando los seguidores de los profetas les dijeron, ¿qué les damos como recompensa por su arduo trabajo al guiarnos?, Los profetas respondieron:
وَمَا أَسْأَلُكُمْ عَلَيْهِ مِنْ أَجْرٍ إِنْ أَجْرِيَ إِلَّا عَلَىٰ رَبِّ الْعَالَمِينَ
“Y no les pido ninguna recompensa a cambio [de transmitirles el Mensaje], Mi recompensa me la dará el Señor del Universo.” Corán, Capítulo 26, versículo 109
Esta pregunta también se le hizo al Profeta Muhammad, el Profeta de la Misericordia, pero el Bendito Mensajero de Dios (BPD), el sello de la revelación y quien estaba más ansioso por guiar a la humanidad, dio una respuesta diferente:
قُل لَّا أَسْأَلُكُمْ عَلَيْهِ أَجْرًا إِلَّا الْمَوَدَّةَ فِي الْقُرْبَىٰ
“(Oh Muhammad) Di: «No os pido recompensa por ello, fuera de que améis a mis parientes (mi Ahlul-Bait).»” Corán, Capítulo 42, versículo 23
Es decir el Profeta no quiere recompensa excepto tener MAWADDAT (مَوَدَّة en árabe) con Ahlul-Bait.
Antes de continuar quiero explicar el término de MAWADDAT el cual se representa como un amor diferente al que en algunas veces podemos tener por una persona en nuestros corazones y mentes. MAWADDAT es en sí un tipo de amor y afecto el cual se muestra mediante acciones y sobre todo con el comportamiento, es decir, lo mostramos en la práctica tal como amantes enamorados y ansiosos, alertas para vivir, complacer y servir con fervor y amor a ese alguien o algo que amamos.
Lo que ahora mismo escuchamos en el Sagrado Corán, puede entenderse de tal forma como que el último Profeta, el Profeta Muhammad (BPD) quería MAWADDAT hacia su AhlulBait en lugar de recibir una recompensa, su única solicitud era esa expresión pura y sincera de amor a su descendencia y no era algo del Profeta, si no de Dios mismo, ya que el Mensajero Bendito, no hablaba por compulsión ni deseo propio, menos en lo que a la revelación se refiere.
El Profeta no quería ninguna recompensa excepto el amor por su Ahlul-Bayt, un amor que además del corazón, se demostrase mediante el comportamiento y la acción de las personas.
Sí, el Profeta Muhammad (BPD) quería que todos tuviesen hasta la fecha, MAWADDAT hacia el Ahlul-Bayt.
Pero con esto surge una pregunta:
El Profeta del Islam (BPD), que amaba y anhelaba la guía perfecta de la humanidad, y el cual es una misericordia para todo el mundo, hasta el último momento de su vida bendita, solo pensaba en guiar hacia la felicidad a todos, entonces ¿por qué quería una recompensa?
¿Por qué, como los profetas anteriores, no dijo que Dios, el Señor del mundo le daría su recompensa y que no pedía nada a cambio?
Entendemos la respuesta a estas preguntas desde la óptica de otro versículo del Sagrado Corán, donde Dios, Exaltado Sea dice:
قُلْ مَا سَأَلْتُكُم مِّنْ أَجْرٍ فَهُوَ لَكُمْ
“Di: Cualquier recompensa que os pido es para vosotros mismos.” Corán Sura 34, Aleya 47
Es entonces que nuestro Santo Profeta (BPD) nos pidió que tengamos MAWADDAT es decir amor en el corazón y en el comportamiento hacia su Familia - el Ahlul Bait en lugar de recompensarlo, puesto que esto sería ni más ni menos, que para nuestra propia recompensa y bienestar.
Además muchas veces nos dan recompensas en este mundo y en el más allá por tener este amor hacia Ahlul-Bait y esta es una gran recompensa para todos los creyentes.
El Profeta quería la mejor y más perfecta guía y felicidad para cada ser humano hasta el Día de la Resurrección, y les pidió recompensas, para que tengamos MAWADDAT hacia su Ahlul-Bayt y así la felicidad eterna nos serían concedidas a todos nosotros, tan solo con esto somos testigos de la Misericordia de Dios y el comportamiento y sinceridad pura del Profeta Muhammad (BPD).
Ahora que ya conocemos estos detalles, podemos escuchar la historia de esta semana con mucho más gusto y la cual está tomada de una narración del Imam Hassan Al Askari (P). Así que sin más preámbulo vamos juntos a oír el cuento de esta semana.
Recompensa del amor
Una persona pobre, quien tan sólo tenía un dirham en su poder, salió de su casa para poder proveer el alimento de su familia la cual estaba muy hambrienta, con esta suma tan pequeña de dinero. La esperanza de este pobre hombre, era poder estar pronto satisfecho y saciar el hambre que les aquejaba.
El pobre pudo preparar pan y una cuanta comida con ese dirham, así que regresó a casa, feliz y sin pena ni preocupación de como poder satisfacer a su familia ni menos con la vergüenza de regresar a su casa con las manos vacías.
Sin embargo, de repente sus ojos se posaron en un hombre y una mujer hambrientos que eran parientes del Profeta Muhammad (BPD) y del Imam Ali (P) y pensó para sí mismo:
“Debido a que son parientes del Profeta Muhammad y Ali Ibn Abu Talib (P), merecen comer esta comida. ¿Es acaso correcto que mi familia esté llena, pero los familiares de Muhammad y Ali tengan hambre?”
Así que fue a donde ellos y les dio el poco pan y comida que había obtenido con el único dinero que poseía y luego procedió a dirigirse a su casa con las manos vacías.
No sabía que decirle a su familia hambrienta y se decía a sí mismo ¿Con qué excusa les enfrentaré? ¿Qué les diría a ellos por haber gastado el único dirham que tenían? Simplemente el pobre hombre estaba estupefacto y no sabía qué hacer.
Mientras tanto, del otro lado de la ciudad venía un hombre con un mensaje importante desde Egipto y le buscaba con desespero, por lo que la gente del pueblo le guió hasta la casa del pobre, encontrándose ambos en mitad del camino.
El mensaje para este pobre y acongojado hombre, venía junto con 500 dinares (el equivalente a 500 monedas de oro) y decía:
“Condolencias, tu primo ha muerto en Egipto, y han quedado 500 dinares en efectivo que te han enviado. Los mercaderes de La Meca y de Medina le deben cien mil dinares, que ahora deberán pagarte, además tu primo tenía varias veces esta cantidad en propiedades en Egipto, las cuales después de su muerte tu las poseerás.”
Una vez entregada la noticia, el mensajero se despidió y partió de regreso y ahora el pobre, en lugar de un dirham, tenía 500 dinares en mano y fue a gastarlos para su familia, quienes le esperaban hambrientos en casa.
Es así como finalmente había llegado la noche de esa extraña jornada, y el pobre hombre de esta historia se durmió sorprendido y pensando en lo que había pasado ese día. En su sueño, vio al Profeta Muhammad (BPD) y al Imam Ali (P), quienes se acercaron y le dijeron:
“¿Viste cómo te hicimos innecesitado, rico y sin que dependieses de otros, cuando pusiste a nuestros parientes y familia antes que a tu familia?"
Así mismo, esa noche, el Profeta Mohammad (BPD) y el Imam Ali (P) fueron al sueño de todos los comerciantes quienes le debía dinero al primo del humilde hombre y les advirtieron: “Si mañana os levantáis y no pagáis vuestras deudas al primo del fallecido, quien ahora es su heredero, pereceréis.”
Gracias a eso, a la mañana siguiente, todos los deudores enviaron su pago al heredero del fallecido y es así como el pobre recibió los cien mil dinares, de los deudores de su primo.
Así mismo en Egipto también no quedó deuda que no fuese pagada, gracias a que el Profeta y su sucesor el imam Ali habían ido a sus sueños cuando estaban dormidos.
El hombre quien ya era rico gracias a la herencia dejada por su primo, y quien tiempo antes de ese milagroso suceso, había el mismo dado prioridad a los parientes del Profeta del Islam (BPD) por sobre su propia familia, llevando a la práctica el verdadero amor hacia el Ahlul Bait (P), recibió una vez más la honorable visita en sueños de los mejores de la creación (el Profeta Muhammad y Ali Ibn Abu Talib) quienes le dijeron:
“¿Viste lo que Dios hizo? Él, Exaltado Sea nos ordenó que ordenásemos a los que estaban en Egipto a pagar su deuda lo antes posible.
Ahora dinos ¿Quieres que le digamos al gobernante de Egipto que venda tus bienes, propiedades y casas y envíe el dinero fruto de esa venta para que así puedas comprarte una casa en Medina con ese dinero?”
Ante esto, el ahora rico aceptó la oferta de estos dos Purificados, por lo que el profeta Muhammad y el imam Ali (P) fueron al sueño del gobernante de Egipto y le ordenaron que vendiese los bienes inmuebles y enviará su dinero fruto de la venta al primo de fallecido, por lo que el gobernante de Egipto también vendió los bienes y envió 300 mil dinares al heredero.
Fue así como el pobre de ayer, ya se había convertido en una de las personas más ricas de Medina y después de estos eventos milagrosos, el Santo Profeta le dijo al hombre:
"¡Oh siervo de Dios! Estas bendiciones sólo fueron la recompensa de este mundo a causa de que habéis preferido a mi familia y parientes por delante de tus parientes. En el Más Allá, por cada grano de dinero o bienes que deis en este mundo, se os darán mil palacios, el cual el más pequeño de los cuales se os entrega será tal como el más grande de este mundo, y se te darán tales bendiciones la cual aquella que sea del tamaño de la punta de la aguja será mejor de lo que este mundo posea.”
Llegamos al final de esta historia, te deseamos muchas bendiciones en este mundo y en el más allá, tanto para ti como para tus seres queridos, no olvides suscribirte en nuestro canal de YouTube, y no te pierdas así de ningún contenido, por favor cuídate y hasta el otro Sábado.