En el nombre de Dios, sean una vez más bienvenidos a la sección “Los cuentos de la semana” de FátimaTV.
Mucha gente ve la vida en la Tierra como “ la totalidad única y absoluta de toda su existencia” y piensa que es todo lo que tiene, por ello planean su vida con base en esto, de tal forma como si no existiera nada antes ni después de esta vida en el mundo. La visión que estas personas tienen del mundo, es completamente mundanal y material y consideran a la muerte únicamente como una pérdida y destrucción; tal y como Dios Todopoderoso dice acerca de los judíos:
وَلَتَجِدَنَّهُمْ أَحْرَصَ النَّاسِ عَلَى حَيَاةٍ وَمِنَ الَّذِينَ أَشْرَكُوا يَوَدُّ أَحَدُهُمْ لَوْ يُعَمَّرُ أَلْفَ سَنَةٍ وَمَا هُوَ بِمُزَحْزِحِهِ مِنَ الْعَذَابِ أَنْ يُعَمَّرَ وَاللَّهُ بَصِيرٌ بِمَا يَعْمَلُونَ
“Descubrirás que (ellos) son los más ávidos de vivir, más incluso que los idólatras –en cuanto a la vida en este mundo y la acumulación de riquezas–. (Al grado en que) Alguno de ellos desearía vivir mil años, pero no se libraría del castigo (divino) por mucho que viviese. Dios observa lo que hacen”. (Sura 2:96)
Pero aquellos que creen firmemente en Dios y los Profetas miran a la muerte de una manera distinta, Dios Todopoderoso dice en el Corán:
الَّذِي خَلَقَ الْمَوْتَ وَالْحَيَاةَ لِيَبْلُوَكُمْ أَيُّكُمْ أَحْسَنُ عَمَلًا وَهُوَ الْعَزِيزُ الْغَفُورُ
“…el Cual ha creado la muerte y la vida para poner a prueba cuál de vosotros obra mejor. Y Él es el Todopoderoso, el Perdonador”. (Sura 67:2)
Como se deduce de esta noble aleya, la vida y la muerte han sido creadas de manera tal para poner a prueba a los siervos de Dios, así como para que los humanos puedan transitar con su libertad por un camino evolutivo superior.
Contrario a los puntos de vista materiales, Dios, respecto a la vida humana en este mundo, así como la vida después de la muerte y la morada en el Más Allá dice:
وَمَا هَذِهِ الْحَيَاةُ الدُّنْيَا إِلَّا لَهْوٌ وَلَعِبٌ وَإِنَّ الدَّارَ الْآَخِرَةَ لَهِيَ الْحَيَوَانُ لَوْ كَانُوا يَعْلَمُونَ
“Y la vida de este mundo no es más que distracción y juego y, en verdad, la morada de la otra vida es verdaderamente la Vida. ¡Si supieran!”. (Sura 29:64)
Es decir, después de esta vida, el ser humano entra en una vida más elevada y tangible, y la relación entre la vida después de la muerte y la vida del mundo se asemeja a la relación entre un hombre encadenado y un hombre libre que disfruta plenamente de la vida.
Por ello, la muerte para los creyentes es muy dulce y atractiva, de tal forma que cuentan cada momento para poder alcanzarla.
Cuando el Imam Hussein (P) estaba a punto de partir de La Meca hacia Karbala, en un sermón sobre la muerte dijo:
“Para los hijos de Adán la muerte juega el papel de un collar en el cuello de las niñas, ¡qué fascinado estoy de encontrarme con mis ancestros! Al igual que el anhelo de Jacob por encontrarse con Yusuf”.
Ahora que quedó claro lo que es la muerte para un hombre y mujer creyente, debe decirse que el martirio y alcanzar la muerte en el sendero de Dios es la mejor y más elevada forma de morir, y un mártir en realidad tiene conocimiento total de la realidad de la vida después de la muerte que para los creyentes; según sus diferentes grados de fe, es diferente; y alcanzar el grado de martirio requiere de educación divina y purificación del alma, siendo ésta una posición que alcanzan los Profetas, los representantes de la Profecía y los mártires, que disfrutan de ese grado de intuición y conocimiento completo. Y esta jerarquía no es dada sino por Dios a quienes la merecen.
Dios Todopoderoso dice en el Corán:
إِنْ يَمْسَسْكُمْ قَرْحٌ فَقَدْ مَسَّ الْقَوْمَ قَرْحٌ مِثْلُهُ وَتِلْكَ الْأَيَّامُ نُدَاوِلُهَا بَيْنَ النَّاسِ وَلِيَعْلَمَ اللَّهُ الَّذِينَ آَمَنُوا وَيَتَّخِذَ مِنْكُمْ شُهَدَاءَ وَاللَّهُ لَا يُحِبُّ الظَّالِمِينَ
“Si (en el campo de batalla de Uhud) sufrís una herida, ellos también sufrieron una herida semejante (en el campo de batalla de Badr). Nosotros hacemos que días así se alternen (la victoria y el fracaso) entre las gentes (y ésta es la virtud de la vida en el mundo), para que conozca Dios quienes son los creyentes y tomar de entre vosotros mártires. Y Dios no ama a los opresores”. (Sura 3:140)
Después de esta introducción, los invito a escuchar juntos el cuento de esta semana, que trata sobre uno de los mártires de la Batalla de Uhud:
…
“¡Oh Dios!, haz que nunca vuelva a casa”
…
Los musulmanes corrían apresurados, grupo tras grupo, al campo de batalla de Uhud.
‘Amr ibn Yamuh, un hombre cojo, tenía cuatro hijos valientes como los leones, todos acompañaban al Mensajero de Dios (BPD) quien iba a la vanguardia. El entusiasmo de los soldados estimuló los sentimientos puros de ‘Amr ibn Yamuh, quien decidió también participar en la batalla. Vistió las ropas de combate y se preparó para trasladarse a Uhud.
Algunos de sus parientes le dijeron:
“Debido a tu vejez y cojera no puedes luchar bien en la guerra, y Dios tampoco ha hecho para ti obligatorio la yihad, ¡es mejor que te quedes en Medina!, y es suficiente el haber enviado a tus cuatro audaces hijos al campo de batalla”.
‘Amr dijo:
“¿Es permisible que los musulmanes vayan al campo de batalla y finalmente cuando alcancen la bendición del martirio, ingresen al Paraíso, y quede yo privado de ello?”
A pesar de lo dicho por Amr, todos hicieron hasta lo imposible pero no pudieron disuadir a este hombre divino de su decisión y finalmente, se decidió que iría ante el Profeta y preguntaría su deber. Fue así como este anciano cojo, se acercó al Profeta y le dijo:
“¡Oh, Mensajero de Dios! Quiero participar en la guerra con los musulmanes y finalmente alcanzar la gracia del martirio, pero mis familiares me lo impiden y deseo fuertemente poder entrar al cielo con esta pierna coja”.
Fue así como entonces el Profeta (BPD) dijo:
“Estás disculpado, la yihad no es obligatoria para ti”. Luego, dirigiéndose hacia los parientes de Amr el Profeta les dijo:
“Aunque la yihad no es obligatoria para él, no deben impedirle que luche en el sendero de Dios. ¡Déjenlo que él decida, si quiere participar en la yihad, tal vez alcance la gracia del martirio!”.
Amr se retiró feliz de la presencia del Profeta (BPD), se despidió de todos sus parientes y salió de la casa. Cuando estaba por irse al frente, suplicó de la siguiente manera: “¡Oh, Dios!, haz que nunca vuelva a casa”.
Amr llegó al frente de batalla y luchó en el campo con todas sus fuerzas, finalmente fue martirizado con uno de sus hijos. Al finalizar la batalla se presentó la esposa de Amr en el campo. Esta respetable dama encontró los cuerpos de su esposo e hijo y vio que su hermano también había alcanzado la gloria del martirio. Puso los tres cuerpos en un camello y se dirigió hacia Medina para enterrarlos en el cementerio de Baqi.
Cuando llegó a un lugar en el camino, el camello se detuvo y se negó a caminar hacia Medina pero, cuando se regresó a Uhud, el camello caminaba apresurado. Esta escena se repitió varias veces. La esposa de Amr no entendió el asunto y para resolver este problema acudió al Profeta y le contó lo sucedido.
El Profeta dijo: “¡El camello tiene una misión! ¿Acaso tu esposo dijo algo cuando se dirigió al campo de batalla?, ¡acaso suplicó!”
La mujer contestó: “Sí, ¡oh, Mensajero de Dios! En los últimos momentos cuando salía hacia Uhud, se paró volteado hacia la Qibla y luego suplicó así:
اللهم لا تَرُدَّنی الی اهلی و ارْزُقْنی الشَّهادَه
“¡Oh Dios, haz que no vuelva a mi familia y concédeme la gracia del martirio!”
El Mensajero de Dios dijo: “Dios ha respondido a su súplica, por eso su camello se niega llevar su cuerpo a Medina”.
El Profeta ordenó entonces que los cadáveres fueran trasladados a Uhud e inmediatamente luego se dirigió a los musulmanes y les dijo:
“Hay algunos entre ustedes que, si juran a Dios por la existencia de ellos, sin duda Dios los favorecerá, y Amr ibn Yamuh es uno de ellos”.
Hemos llegado al final de este cuento con una enseñanza sobre el valor de la vida y la muerte, así como del valor de entregarlo todo en el camino Divino. Rogamos a Dios que les otorgue lo mejor de esta y la otra vida tanto a ustedes como a sus seres queridos, hasta la próxima.