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Descripción

En este episodio de Voces de la Fe reflexionamos sobre los motivos por los que, a veces, nuestras oraciones no son respondidas. A través del Corán y las enseñanzas de los Imames, descubrimos que los mayores obstáculos están en el corazón, en las malas intenciones y en la falta de acción.

🎙 Locutora: Zainab Caram
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

Transcripción

Obstáculos que Bloquean tu Oración


La oración no siempre es para recibir una respuesta inmediata; su propósito principal es la conexión con Dios. A veces pedimos algo que parece bueno, como tener un hijo, pero Dios sabe que quizá no sea lo mejor para nosotros. Hay familias que durante años no pueden tener hijos.

O como la historia de aquel hombre al que le robaron su serpiente. Con esa serpiente ganaba mucho dinero y pedía a Dios que se la devolviera. Pero después descubrió que la serpiente era venenosa y había matado a su nuevo dueño.

Por eso, que una súplica no sea respondida no significa que Dios no nos escuche; a veces es, en realidad, el mayor acto de misericordia. Uno de los principales factores que impiden que la oración se cumpla es la sabiduría y la conveniencia divina.

En el Corán, sura 2, aleya 216, Dios dice:

وَعَسَىٰ أَن تَكْرَهُوا شَيْئًا وَهُوَ خَيْرٌ لَّكُمْ وَعَسَىٰ أَن تُحِبُّوا شَيْئًا وَهُوَ شَرٌّ لَّكُمْ وَاللَّهُ يَعْلَمُ وَأَنتُمْ لَا تَعْلَمُونَ

 “Puede que algo no os guste y sea un bien para vosotros; y puede que améis algo que, en realidad, sea un mal para vosotros. Dios sabe y vosotros no sabéis.”

Soy Zainab, la voz de FátimaTV.
 En este episodio queremos hablar sobre los obstáculos a la hora de que nuestras oraciones sean aceptadas. Así que acompáñanos hasta el final.

Bienvenido a “Voces de la Fe”, un espacio creado y compartido con tu propia voz.
 Y recuerda, tú también puedes ser locutor de uno de los episodios, como yo. Solo tienes que escribirnos por mensaje directo o en los comentarios.

Estamos esperando escuchar tu voz.
 FatimaTV.es — Saberes que iluminan el alma.


La mayoría de nuestras súplicas suelen ser materiales. Por eso, puede que no siempre sea conveniente que se cumplan.
 Pero, ¿qué pasa con lo espiritual?
 Por ejemplo, cuando pedimos a Dios que nos guíe por el camino recto, o cuando alguien decide dejar un pecado y no lo consigue… ¿Qué obstáculo existe en estos casos?

Esta es una pregunta muy práctica, sobre todo para quienes sufren de obsesiones, dudas constantes o debilidades en la oración y la adoración. Muchas veces, la dificultad no está en que Dios no responda, sino en nuestra propia falta de esfuerzo y de voluntad.

Es como aquella persona que fue a ver al Imam Sadiq —la paz sea con él— y le dijo: “Yo me quedo en casa y pido a Dios que me dé sustento”. El Imam le respondió:
 “Hay oraciones que no son escuchadas, como la de quien se queda en casa y pide a Dios sustento. Levántate y trabaja”.

 

 

قَالَ اَلرِّضَا عَلَيْهِ السَّلاَمُ:

Dijo el Imam al-Rida, la paz sea con él:

سَبْعَةُ أَشْيَاءَ مِنَ الِاسْتِهْزَاءِ:

Siete cosas son una forma de burla:

 

مَنِ‏ اسْتَغْفَرَ بِلِسَانِهِ‏ وَ لَمْ‏ يَنْدَمْ‏ بِقَلْبِهِ‏ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien pide perdón con la lengua, pero no se arrepiente en su corazón, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ سَأَلَ اللَّهَ التَّوْفِيقَ وَ لَمْ يَجْتَهِدْ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien pide a Dios el éxito, pero no se esfuerza, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنِ اسْتَحْزَمَ وَ لَمْ يَحْذَرْ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien busca ser prudente y precavido, pero no actúa con cautela, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ سَأَلَ اللَّهَ الْجَنَّةَ وَ لَمْ يَصْبِرْ عَلَى الشَّدَائِدِ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien le pide a Dios el Paraíso y no es paciente ante las adversidades, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ تَعَوَّذَ بِاللَّهِ مِنَ النَّارِ وَ لَمْ يَتْرُكِ الشَّهَوَاتِ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien busca refugio en Dios del Fuego (del Infierno) y no abandona los placeres (o deseos), se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ ذَكَرَ الْمَوْتَ وَ لَمْ يَسْتَعِدَّ لَهُ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien recuerda la muerte y no se prepara para ella, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ ذَكَرَ اللَّهَ تَعَالَى خَالِياً وَ لَمْ يَشْتَقْ إِلَى لِقَائِهِ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ.

Quien recuerda a Dios, el Altísimo, en privado y no anhela encontrarse con Él, se ha burlado de sí mismo.

Así que llegamos a una conclusión muy clara: la súplica sin esfuerzo no da resultado. Si quieres que tu oración tenga efecto, también tú debes dar un paso. Si deseas que Dios te ayude a ser un buen siervo, lo primero es que intentes abandonar el pecado.

Un día, el noble Profeta del Islam —la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia purificada— estaba sentado en la mezquita. Un hombre le preguntó: “¿Por qué nuestras oraciones no son respondidas?”. El Mensajero de Dios mencionó varias razones como obstáculos de la súplica. Entre ellas dijo: “Vosotros amáis el Paraíso, pero no hacéis nada que os conduzca hacia él. Detestáis el Infierno, pero no realizáis acciones que apaguen su fuego. Rechazáis a Satanás, pero en la práctica actuáis de acuerdo con él…”

El Profeta también dijo:

رُبَّ تالِ القرآنِ والقرآنُ يَلعَنُهُ .

«¡Cuántos recitan el Corán, y, sin embargo, el propio Corán los maldice!».

(Bihâr al-Anwâr, t. 89, p. 184).

Y esto es algo completamente natural, nada sorprendente. Si nuestras acciones contradicen lo que enseña el Corán, ese mismo Libro será testigo contra nosotros. Por ejemplo, cuando un versículo nos prohíbe hablar mal de los demás a sus espaldas, pero aun así caemos en la murmuración. O cuando Dios advierte que la usura destruye, y, sin embargo, nos acercamos a ella.

Lo mismo ocurre con las súplicas espirituales: quien pide perdón debe dar también pasos concretos, eliminar los obstáculos y esforzarse de verdad. La oración es una fuerza que impulsa, pero si no la acompañamos con acción y voluntad, no veremos todo su efecto.

Uno de los mayores obstáculos para que una oración se cumpla es, precisamente, la propia persona. A veces sabemos cuál es el camino correcto, pero la falta de determinación nos detiene. Por ejemplo, alguien dice que no puede controlar su mirada y cae constantemente en el pecado. Conoce la enfermedad y también el remedio, pero no se esfuerza en aplicarlo.

El Príncipe de los creyentes, Imam Alí, la paz sea con él, dijo en un noble hadiz:

﴿الْعَادَةُ عَدُوٌّ مُتَمَلک﴾

«El hábito es un enemigo que se adueña y se apodera del ser humano».

(Ghurar al-Hikam, t. 1, p. 53).
 Cuando alguien se acostumbra a un pecado, incluso si llega a los setenta años, le resultará muy difícil dejarlo. Y ese hábito puede ser tremendamente peligroso para el alma.

Existen muchas narraciones sobre los obstáculos que impiden que nuestras súplicas sean respondidas, y no podemos abordarlas todas en un solo pódcast. Pero para cerrar, quiero compartir un hermoso hadiz del Imam Sayyad —la paz sea con él—…


El Imam Sayyad (la paz sea con él) dijo:

 الذُّنوبُ التي تَرُدُّ الدعاءَ:

«Los pecados que impiden que la súplica sea respondida son:

سُوءُ النِيَّةِ،

  1. La mala intención.

و خُبثُ السَّرِيرَةِ،

  1. La corrupción interior.

و النِّفاقُ مَع الإخوانِ،

  1. La hipocresía con los hermanos (creyentes).

و تَركُ التَّصديقِ بالإجابَةِ،

  1. No tener fe en que la súplica será respondida por Dios.

و تأخِيرُ الصلواتِ المَفروضاتِ حتّى تَذهَبَ أوقاتُها،

  1. Retrasar las oraciones obligatorias hasta que se pase su tiempo.

و تَركُ التّقرُّبِ إلى اللّه ِ عزّ و جلّ بالبِرِّ و الصَّدقَةِ،

  1. Dejar de buscar la cercanía a Dios –Poderoso y Majestuoso– mediante la bondad y la caridad.

و استِعمالُ البَذاءِ و الفُحشُ في القَولِ

  1. Usar palabras obscenas y lenguaje vulgar».
     

En esta narración tan valiosa, el Imam Sayyad nos enseña que existen pecados específicos que bloquean la respuesta a la oración.

El primero es la mala intención. Cuando la motivación del corazón es dañina, la súplica pierde fuerza. Lo contrario es la buena intención y la confianza sincera en Dios y en los demás, que son elementos que ayudan a que la oración sea aceptada.

El segundo es la corrupción interior. Un corazón lleno de rencor, envidia o hipocresía no es un lugar apto para que descienda la misericordia divina.

El tercero es la hipocresía con los hermanos creyentes. Si no somos sinceros con los demás y mostramos una cara distinta delante de ellos que a sus espaldas, ¿cómo podemos esperar la misericordia de Dios hacia nosotros?

El cuarto es suplicar sin creer de verdad que Dios responderá tu súplica. Cuando alguien suplica, pero en su interior piensa: ‘Esto no servirá, Dios no me escucha’, esa falta de fe impide que la súplica tenga efecto.

El quinto es retrasar la oración obligatoria. Si descuidamos las oraciones y las dejamos pasar de su tiempo, ¿cómo podemos esperar que Dios dé importancia a nuestras súplicas?

El sexto es abandonar las obras de bien y la caridad. La bondad y la caridad son como un puente para que nuestras súplicas lleguen a Dios. Si rompemos ese puente, la oración se queda sin camino. Si pedimos un favor a Dios, nosotros también debemos tender la mano a los demás y actuar con misericordia.

Y finalmente, el séptimo es usar palabras obscenas y lenguaje vulgar. Una lengua sucia y llena de insultos bloquea la súplica. En los hadices se dice incluso:

إِنَّ اللَّهَ حَرَّمَ الْجَنَّةَ عَلَى كُلِّ فَخَاشِ بَذِى

«Dios ha prohibido el Paraíso a toda persona vulgar y malhablada».

(Bihâr al-Anwâr, t. 10, p. 207)

 

Gracias por acompañarnos en este episodio de Voces de la Fe. Recordemos que nuestras súplicas se fortalecen con la sinceridad del corazón, la acción y la bondad hacia los demás. Sigamos esforzándonos en purificar nuestras intenciones y acercarnos a Dios, para que nuestras oraciones sean escuchadas. ¡Hasta el próximo episodio!

El sitio web de FatimaTV está licenciado bajo una Licencia
Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

Fatima TV

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Descripción

Transcripción

En este episodio de Voces de la Fe reflexionamos sobre los motivos por los que, a veces, nuestras oraciones no son respondidas. A través del Corán y las enseñanzas de los Imames, descubrimos que los mayores obstáculos están en el corazón, en las malas intenciones y en la falta de acción.

🎙 Locutora: Zainab Caram
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

Obstáculos que Bloquean tu Oración


La oración no siempre es para recibir una respuesta inmediata; su propósito principal es la conexión con Dios. A veces pedimos algo que parece bueno, como tener un hijo, pero Dios sabe que quizá no sea lo mejor para nosotros. Hay familias que durante años no pueden tener hijos.

O como la historia de aquel hombre al que le robaron su serpiente. Con esa serpiente ganaba mucho dinero y pedía a Dios que se la devolviera. Pero después descubrió que la serpiente era venenosa y había matado a su nuevo dueño.

Por eso, que una súplica no sea respondida no significa que Dios no nos escuche; a veces es, en realidad, el mayor acto de misericordia. Uno de los principales factores que impiden que la oración se cumpla es la sabiduría y la conveniencia divina.

En el Corán, sura 2, aleya 216, Dios dice:

وَعَسَىٰ أَن تَكْرَهُوا شَيْئًا وَهُوَ خَيْرٌ لَّكُمْ وَعَسَىٰ أَن تُحِبُّوا شَيْئًا وَهُوَ شَرٌّ لَّكُمْ وَاللَّهُ يَعْلَمُ وَأَنتُمْ لَا تَعْلَمُونَ

 “Puede que algo no os guste y sea un bien para vosotros; y puede que améis algo que, en realidad, sea un mal para vosotros. Dios sabe y vosotros no sabéis.”

Soy Zainab, la voz de FátimaTV.
 En este episodio queremos hablar sobre los obstáculos a la hora de que nuestras oraciones sean aceptadas. Así que acompáñanos hasta el final.

Bienvenido a “Voces de la Fe”, un espacio creado y compartido con tu propia voz.
 Y recuerda, tú también puedes ser locutor de uno de los episodios, como yo. Solo tienes que escribirnos por mensaje directo o en los comentarios.

Estamos esperando escuchar tu voz.
 FatimaTV.es — Saberes que iluminan el alma.


La mayoría de nuestras súplicas suelen ser materiales. Por eso, puede que no siempre sea conveniente que se cumplan.
 Pero, ¿qué pasa con lo espiritual?
 Por ejemplo, cuando pedimos a Dios que nos guíe por el camino recto, o cuando alguien decide dejar un pecado y no lo consigue… ¿Qué obstáculo existe en estos casos?

Esta es una pregunta muy práctica, sobre todo para quienes sufren de obsesiones, dudas constantes o debilidades en la oración y la adoración. Muchas veces, la dificultad no está en que Dios no responda, sino en nuestra propia falta de esfuerzo y de voluntad.

Es como aquella persona que fue a ver al Imam Sadiq —la paz sea con él— y le dijo: “Yo me quedo en casa y pido a Dios que me dé sustento”. El Imam le respondió:
 “Hay oraciones que no son escuchadas, como la de quien se queda en casa y pide a Dios sustento. Levántate y trabaja”.

 

 

قَالَ اَلرِّضَا عَلَيْهِ السَّلاَمُ:

Dijo el Imam al-Rida, la paz sea con él:

سَبْعَةُ أَشْيَاءَ مِنَ الِاسْتِهْزَاءِ:

Siete cosas son una forma de burla:

 

مَنِ‏ اسْتَغْفَرَ بِلِسَانِهِ‏ وَ لَمْ‏ يَنْدَمْ‏ بِقَلْبِهِ‏ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien pide perdón con la lengua, pero no se arrepiente en su corazón, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ سَأَلَ اللَّهَ التَّوْفِيقَ وَ لَمْ يَجْتَهِدْ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien pide a Dios el éxito, pero no se esfuerza, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنِ اسْتَحْزَمَ وَ لَمْ يَحْذَرْ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien busca ser prudente y precavido, pero no actúa con cautela, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ سَأَلَ اللَّهَ الْجَنَّةَ وَ لَمْ يَصْبِرْ عَلَى الشَّدَائِدِ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien le pide a Dios el Paraíso y no es paciente ante las adversidades, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ تَعَوَّذَ بِاللَّهِ مِنَ النَّارِ وَ لَمْ يَتْرُكِ الشَّهَوَاتِ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien busca refugio en Dios del Fuego (del Infierno) y no abandona los placeres (o deseos), se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ ذَكَرَ الْمَوْتَ وَ لَمْ يَسْتَعِدَّ لَهُ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ

Quien recuerda la muerte y no se prepara para ella, se ha burlado de sí mismo.

وَ مَنْ ذَكَرَ اللَّهَ تَعَالَى خَالِياً وَ لَمْ يَشْتَقْ إِلَى لِقَائِهِ فَقَدِ اسْتَهَزَأَ بِنَفْسِهِ.

Quien recuerda a Dios, el Altísimo, en privado y no anhela encontrarse con Él, se ha burlado de sí mismo.

Así que llegamos a una conclusión muy clara: la súplica sin esfuerzo no da resultado. Si quieres que tu oración tenga efecto, también tú debes dar un paso. Si deseas que Dios te ayude a ser un buen siervo, lo primero es que intentes abandonar el pecado.

Un día, el noble Profeta del Islam —la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia purificada— estaba sentado en la mezquita. Un hombre le preguntó: “¿Por qué nuestras oraciones no son respondidas?”. El Mensajero de Dios mencionó varias razones como obstáculos de la súplica. Entre ellas dijo: “Vosotros amáis el Paraíso, pero no hacéis nada que os conduzca hacia él. Detestáis el Infierno, pero no realizáis acciones que apaguen su fuego. Rechazáis a Satanás, pero en la práctica actuáis de acuerdo con él…”

El Profeta también dijo:

رُبَّ تالِ القرآنِ والقرآنُ يَلعَنُهُ .

«¡Cuántos recitan el Corán, y, sin embargo, el propio Corán los maldice!».

(Bihâr al-Anwâr, t. 89, p. 184).

Y esto es algo completamente natural, nada sorprendente. Si nuestras acciones contradicen lo que enseña el Corán, ese mismo Libro será testigo contra nosotros. Por ejemplo, cuando un versículo nos prohíbe hablar mal de los demás a sus espaldas, pero aun así caemos en la murmuración. O cuando Dios advierte que la usura destruye, y, sin embargo, nos acercamos a ella.

Lo mismo ocurre con las súplicas espirituales: quien pide perdón debe dar también pasos concretos, eliminar los obstáculos y esforzarse de verdad. La oración es una fuerza que impulsa, pero si no la acompañamos con acción y voluntad, no veremos todo su efecto.

Uno de los mayores obstáculos para que una oración se cumpla es, precisamente, la propia persona. A veces sabemos cuál es el camino correcto, pero la falta de determinación nos detiene. Por ejemplo, alguien dice que no puede controlar su mirada y cae constantemente en el pecado. Conoce la enfermedad y también el remedio, pero no se esfuerza en aplicarlo.

El Príncipe de los creyentes, Imam Alí, la paz sea con él, dijo en un noble hadiz:

﴿الْعَادَةُ عَدُوٌّ مُتَمَلک﴾

«El hábito es un enemigo que se adueña y se apodera del ser humano».

(Ghurar al-Hikam, t. 1, p. 53).
 Cuando alguien se acostumbra a un pecado, incluso si llega a los setenta años, le resultará muy difícil dejarlo. Y ese hábito puede ser tremendamente peligroso para el alma.

Existen muchas narraciones sobre los obstáculos que impiden que nuestras súplicas sean respondidas, y no podemos abordarlas todas en un solo pódcast. Pero para cerrar, quiero compartir un hermoso hadiz del Imam Sayyad —la paz sea con él—…


El Imam Sayyad (la paz sea con él) dijo:

 الذُّنوبُ التي تَرُدُّ الدعاءَ:

«Los pecados que impiden que la súplica sea respondida son:

سُوءُ النِيَّةِ،

  1. La mala intención.

و خُبثُ السَّرِيرَةِ،

  1. La corrupción interior.

و النِّفاقُ مَع الإخوانِ،

  1. La hipocresía con los hermanos (creyentes).

و تَركُ التَّصديقِ بالإجابَةِ،

  1. No tener fe en que la súplica será respondida por Dios.

و تأخِيرُ الصلواتِ المَفروضاتِ حتّى تَذهَبَ أوقاتُها،

  1. Retrasar las oraciones obligatorias hasta que se pase su tiempo.

و تَركُ التّقرُّبِ إلى اللّه ِ عزّ و جلّ بالبِرِّ و الصَّدقَةِ،

  1. Dejar de buscar la cercanía a Dios –Poderoso y Majestuoso– mediante la bondad y la caridad.

و استِعمالُ البَذاءِ و الفُحشُ في القَولِ

  1. Usar palabras obscenas y lenguaje vulgar».
     

En esta narración tan valiosa, el Imam Sayyad nos enseña que existen pecados específicos que bloquean la respuesta a la oración.

El primero es la mala intención. Cuando la motivación del corazón es dañina, la súplica pierde fuerza. Lo contrario es la buena intención y la confianza sincera en Dios y en los demás, que son elementos que ayudan a que la oración sea aceptada.

El segundo es la corrupción interior. Un corazón lleno de rencor, envidia o hipocresía no es un lugar apto para que descienda la misericordia divina.

El tercero es la hipocresía con los hermanos creyentes. Si no somos sinceros con los demás y mostramos una cara distinta delante de ellos que a sus espaldas, ¿cómo podemos esperar la misericordia de Dios hacia nosotros?

El cuarto es suplicar sin creer de verdad que Dios responderá tu súplica. Cuando alguien suplica, pero en su interior piensa: ‘Esto no servirá, Dios no me escucha’, esa falta de fe impide que la súplica tenga efecto.

El quinto es retrasar la oración obligatoria. Si descuidamos las oraciones y las dejamos pasar de su tiempo, ¿cómo podemos esperar que Dios dé importancia a nuestras súplicas?

El sexto es abandonar las obras de bien y la caridad. La bondad y la caridad son como un puente para que nuestras súplicas lleguen a Dios. Si rompemos ese puente, la oración se queda sin camino. Si pedimos un favor a Dios, nosotros también debemos tender la mano a los demás y actuar con misericordia.

Y finalmente, el séptimo es usar palabras obscenas y lenguaje vulgar. Una lengua sucia y llena de insultos bloquea la súplica. En los hadices se dice incluso:

إِنَّ اللَّهَ حَرَّمَ الْجَنَّةَ عَلَى كُلِّ فَخَاشِ بَذِى

«Dios ha prohibido el Paraíso a toda persona vulgar y malhablada».

(Bihâr al-Anwâr, t. 10, p. 207)

 

Gracias por acompañarnos en este episodio de Voces de la Fe. Recordemos que nuestras súplicas se fortalecen con la sinceridad del corazón, la acción y la bondad hacia los demás. Sigamos esforzándonos en purificar nuestras intenciones y acercarnos a Dios, para que nuestras oraciones sean escuchadas. ¡Hasta el próximo episodio!