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Descripción

En este episodio reflexionamos sobre la obediencia: cuándo es correcta y necesaria, y cuándo se convierte en un error que nos aleja de la verdad.

🎙 Locutora: Adriana González
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

Transcripción

Obediencia Correcta, Obediencia Incorrecta

En el nombre de Dios

Soy Adriana, la voz de FátimaTVTú también puedes ser locutor o locutora. Solo envíanos un mensaje o escribe en los comentarios para recibir textos preparados y listos para grabar. Así, con tu voz, podrás compartir episodios interesantes de FátimaTV con tus seres queridos.

Quédate con nosotros en este viaje de reflexión y redescubrimiento, porque hay palabras que despiertan, y esta es una de ellas.

En este episodio queremos hablar sobre la obediencia y el seguimiento.

¿A quiénes estamos obligados a obedecer y seguir?

¿Y, en cambio, a quiénes no debemos obedecer?

Dios Todopoderoso dice en el Sagrado Corán:

«وَلَا تُطِعِ الْكَافِرِينَ وَالْمُنَافِقِينَ وَدَعْ أَذَاهُمْ وَتَوَكَّلْ عَلَى اللَّهِ وَكَفَى بِاللَّهِ وَكِيلًا»

“No obedezcas a los incrédulos ni a los hipócritas; ignora sus ofensas y confía en Dios. Basta con Dios como Protector y Encargado.”
 (Sura 33, versículo 48)

 

Tres Mandatos Divinos

En este versículo, Dios Todopoderoso da tres mandatos al Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada).

1. No obedecer a los incrédulos y a los hipócritas

El primer mandato es que el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada) no tiene permitido obedecer a los incrédulos y a los hipócritas.
 
Aquí conviene detenernos un momento y hablar sobre los diferentes tipos de obediencia.

Tipos de Obediencia

La obediencia significa acatar y cumplir órdenes. La reacción de una persona ante los mandatos que recibe puede clasificarse en tres tipos:

a) Obediencia absoluta
 Ante ciertos mandatos, la obediencia debe ser absoluta e incondicional. ¿Ante quién se da este tipo de obediencia? Ante Dios, el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) y los Imames infalibles (la paz sea con ellos).
 
Esta obediencia no admite dudas ni condiciones.

El Corán dice:

«يَا أَيُّهَا الَّذِينَ آمَنُوا أَطِيعُوا اللَّهَ وَأَطِيعُوا الرَّسُولَ وَأُولِي الْأَمْرِ مِنْكُمْ …»

«¡Oh, vosotros que habéis creído! Obedeced a Dios, obedeced al Mensajero y a los que tienen autoridad entre vosotros…»
 (Sura 4, versículo 59)

 

b) Obediencia prohibida

Hay mandatos que nunca deben obedecerse. La obediencia a ciertas personas está prohibida y es ilícita.

El Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada) vivía entre la gente. Todos tenían peticiones. Pero si el Profeta quisiera atender los deseos de cada persona, incluso aquellos deseos ilógicos y contrarios a la religión, la sociedad se desordenaría por completo.

Todos los actos del Profeta, sus palabras y pensamientos estaban en total concordancia con la voluntad de Dios. Sin embargo, había personas que pretendían algo contrario a las órdenes divinas.

Por ejemplo, cuando se cambió la dirección de la qibla, algunos musulmanes decían: “No debemos hacer algo que cause el descontento de los judíos y los cristianos.” Entonces descendió la aleya:

«وَلَنْ تَرْضَى عَنْكَ الْيَهُودُ وَلَا النَّصَارَى حَتَّى تَتَّبِعَ مِلَّتَهُمْ »

«Los judíos y los cristianos nunca estarán satisfechos contigo hasta que sigas su religión.»
 (Sura 2, versículo 120)

El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada) estaba en La Meca. La mayoría de la población era incrédula y solo una minoría era musulmana. La naturaleza humana es así: cuando en una sociedad la mayoría sigue un camino, la minoría puede sentirse presionada y hasta dudar. Puede preguntarse: “Si realmente estamos en la verdad, ¿por qué la mayoría no está en este camino?”

Este tipo de duda le surgía a algunas personas. Pero el Corán responde:

«وَإِنْ تُطِعْ أَكْثَرَ مَنْ فِي الْأَرْضِ يُضِلُّوكَ عَنْ سَبِيلِ اللَّهِ إِنْ يَتَّبِعُونَ إِلَّا الظَّنَّ وَإِنْ هُمْ إِلَّا يَخْرُصُونَ »

Si obedecieras a la mayoría de los que están en la tierra, te extraviarían del camino de Dios. No siguen, sino conjeturas, no formulan sino hipótesis.
 (Sura 6, versículo 116)

Esta aleya disipa esa ilusión y elimina esa duda.

En la batalla de Yamal جَمَل, algunos quedaron confundidos porque no sabían distinguir entre la verdad y la falsedad. De un lado estaban Talha, Zubair y Aisha; y del otro lado, el Imam Alí (la paz sea con él), Ammar y Malik al-Ashtar.

Algunos no podían aceptar que personas como Talha, Zubair, Aisha y otros compañeros del Profeta, estuvieran en el error.

El Imam Alí (la paz sea con él) dijo:

«الْحَقُّ لَا يُعْرَفُ بِالرِّجَالِ اعْرِفِ الْحَقَّ تَعْرِفْ أَهْلِهِ » (روضة الواعظین , جلد۱, صفحه۳۱)

«La verdad no se reconoce por los hombres; reconoce primero la verdad y entonces reconocerás a quienes la siguen.»
 (Rawdhat al-Wa‘izin, vol. 1, p. 31)

Quien quiera distinguir la verdad y la falsedad solo por la cantidad —es decir, por mayoría o minoría—, su criterio será equivocado.

En la sura 68, versículos 10 al 13 Dios dice:

وَلَا تُطِعْ كُلَّ حَلَّافٍ مَّهِينٍ ‎﴿١٠﴾‏

«Y no obedezcas a todo aquel que jura con frecuencia y es despreciable,

هَمَّازٍ مَّشَّاءٍ بِنَمِيمٍ ‎﴿١١﴾‏

al que difama constantemente, que va sembrando chismes,

مَّنَّاعٍ لِّلْخَيْرِ مُعْتَدٍ أَثِيمٍ ‎﴿١٢﴾‏ عُتُلٍّ بَعْدَ ذَٰلِكَ زَنِيمٍ ‎﴿١٣﴾‏

al que impide el bien, que es transgresor y pecador, áspero, violento y, además de todo eso, indigno de linaje, es decir, bastardo.»

También está prohibido obedecer a quien pide algo incorrecto.

Un grupo de nuevos musulmanes vino al Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada) y lo encontró sentado con un grupo de creyentes pobres como Salman, Bilal y Ammar. Ellos dijeron: “Aleja de ti a estos pobres para que nosotros podamos estar cerca de ti.” Entonces descendió la aleya:

… وَلَا تُطِعْ مَنْ أَغْفَلْنَا قَلْبَهُ عَن ذِكْرِنَا وَاتَّبَعَ هَوَاهُ وَكَانَ أَمْرُهُ فُرُطًا ‎﴿٢٨﴾‏

¡No obedezcas a aquel cuyo corazón hemos hecho, que se despreocupe de Nuestro recuerdo, que sigue su pasión y se conduce insolentemente!
 (Sura 18, versículo 28)

 

c) La Obediencia Condicionada

El tercer tipo de obediencia es la obediencia condicionada, como por ejemplo: la obediencia de la esposa hacia el esposo o la obediencia del hijo hacia el padre.

La obediencia de la mujer hacia su marido es tan importante que puede llevarla al Paraíso. El Imam Sadiq (la paz sea con él) dijo:

«إِذَا صَلَّتِ اَلْمَرْأَةُ خَمْساً وَ صَامَتْ شَهْراً وَ أَطَاعَتْ زَوْجَهَا وَ عَرَفَتْ حَقَّ عَلِيٍّ عَلَيْهِ اَلسَّلاَمُ فَلْتَدْخُلْ مِنْ أَيِّ أَبْوَابِ اَلْجَنَّةِ شَاءَتْ.»
 (الكافي، ج 5، ص 555)

“Cuando la mujer realiza sus cinco oraciones, ayuna en el mes de Ramadán, obedece a su esposo y reconoce el derecho de ʿAlí (la paz sea con él), entonces puede entrar al Paraíso por cualquiera de sus puertas que desee.”

Ahora bien, ¿esta obediencia es absoluta?
 
Si el marido dice: tráeme drogas, consígueme vino, sal sin velo, no reces, participa en reuniones de pecados, etc., ¿la mujer debe obedecerlo? La respuesta es no.
 La obediencia de la esposa hacia su esposo está condicionada a que no implique un acto prohibido ni contradiga la obediencia a Dios y a Su Mensajero (la paz y bendiciones sean con él y su familia).

La obediencia del hijo hacia el padre también es condicionada.

Este tipo de obediencia tiene varios ejemplos en la sociedad. El Mensajero de Dios (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada) explicó el criterio de la obediencia condicionada en dos narraciones:

«إِنَّما الطاعه فِي الْمَعْرُوفِ»
 (مستدرك الوسائل، ج 13، ص 142)

“La obediencia es solamente en lo que es conocido como bueno y correcto.”

«لَا طَاعَةَ لِمَخْلُوقٍ فِي مَعْصِيَةِ الْخَالِقِ»
 (الأمالي للصدوق، ص 370)

“No hay obediencia a ninguna criatura cuando implica desobedecer al Creador.”

Por lo tanto, la obediencia a alguien debe estar siempre dentro del marco del maʿrúf (lo que es bueno, correcto y permitido por Dios, Su Mensajero y Ahlul-Bait). Incluso si tu padre te ordena algo que implique desobedecer a Dios, no debes escucharlo.

La historia de Mus‘ab ibn ʿUmayr

Mus‘ab ibn ʿUmayr era un joven elegante, de rostro hermoso y perteneciente a una familia acomodada de La Meca. Cuando el Mensajero de Dios (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada) declaró su misión, Mus‘ab decidió abrazar el Islam.

Los padres de Mus‘ab se oponían a que él se convirtiera al Islam y no le permitían hacerlo. Por ello, Mus‘ab practicaba su fe en secreto, rezando en las cavernas y en las casas de otros musulmanes, y aprendiendo los versículos del Corán.

Uno de los politeístas, llamado ʿUthmān ibn Ṭalḥa, quien era el guardián de la Ka‘ba, se enteró de que Mus‘ab se había convertido al Islam. Fue y le contó a los padres de Mus‘ab, quienes lo expulsaron de su casa. Mus‘ab se dirigió entonces al Profeta (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada) y le dijo:

“¡Oh Mensajero de Dios! Mis padres ya no me permiten entrar en mi casa; esta noche no tengo comida.”

El Profeta se ocupó de Mus‘ab y, algún tiempo después, lo envió con Ja‘far ibn Abī Ṭālib y un grupo de musulmanes a Abisinia (Etiopía). Mus‘ab permaneció allí un tiempo, y cuando regresó a La Meca, el Profeta lo envió a Medina para propagar la religión islámica. Mus‘ab fue el primer misionero que el Profeta envió.

Finalmente, Mus‘ab alcanzó el martirio en la batalla de Uhud y fue enterrado allí junto a Ḥamza, el noble tío del Profeta, y otros mártires. Durante el entierro, el Mensajero de Dios (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada) dijo:

“¡Oh joven elegante de los árabes! Hoy te entierro con tu ropa fina; pero ten presente que Dios y Su Mensajero están complacidos contigo.”

¿Mus‘ab debía obedecer a sus padres (incrédulos)?

No, el Corán en la sura 31, versículo 15, dice claramente:

 

«وَإِنْ جَاهَدَاكَ عَلَى أَنْ تُشْرِكَ بِي مَا لَيْسَ لَكَ بِهِ عِلْمٌ فَلَا تُطِعْهُمَا»

 

“Y si ambos (de tus padres) se esfuerzan para que asocies conmigo algo de lo que no tienes conocimiento, no les obedezcas.”

Volvemos al tema con el que iniciamos este podcast. Estábamos revisando los tres mandatos divinos dados al Mensajero de Dios en el versículo 48 de la sura 33 (Al-Aḥzāb). Ahora llegamos al segundo y tercer mandato:

 

2. Ignorar el daño de los incrédulos y los hipócritas

El segundo mandato de Dios al Profeta (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada), mencionado al inicio en el versículo 48 de la sura 33, es ignorar los daños y molestias de los politeístas y los hipócritas.

Si intentan hacerte daño, no les prestes atención.

El Profeta (la paz y bendiciones sean con él y su familia) sufrió daños por parte de los incrédulos y los hipócritas:

Verbalmente, lo insultaban, llamándolo loco o mago.

Físicamente, lo atacaban en combates.

Espiritualmente, lastimaban a sus compañeros y seguidores.

 

3. Confiar plenamente en Dios

El tercer mandato es la confianza en Dios, el más importante de los tres y el que permite el verdadero crecimiento del ser humano:

“Confía en Dios; y basta que Dios sea tu Protector.”

Confía en Dios. Él es el fundamento de todo; ¿qué pueden hacer los demás? Debemos fortalecer nuestra fe para tener seguridad en la promesa de Dios y no sentir miedo.

Gracias por acompañarnos en este episodio de Voces de la Fe. Hoy aprendimos sobre los tres mandatos divinos hacia el Profeta (la paz y bendiciones sean con él y su familia), la importancia de obedecer solo en lo que es bueno y correcto, ignorar las ofensas de quienes buscan desviarnos, y confiar plenamente en Dios.

Recuerda aplicar estas enseñanzas en tu vida diaria, fortalecer tu fe y mantener la confianza en la promesa de Dios. Que Dios nos guíe siempre por el camino del bien.

Nos escuchamos en el próximo episodio. ¡Hasta pronto!

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Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

Fatima TV

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Descripción

Transcripción

En este episodio reflexionamos sobre la obediencia: cuándo es correcta y necesaria, y cuándo se convierte en un error que nos aleja de la verdad.

🎙 Locutora: Adriana González
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

Obediencia Correcta, Obediencia Incorrecta

En el nombre de Dios

Soy Adriana, la voz de FátimaTVTú también puedes ser locutor o locutora. Solo envíanos un mensaje o escribe en los comentarios para recibir textos preparados y listos para grabar. Así, con tu voz, podrás compartir episodios interesantes de FátimaTV con tus seres queridos.

Quédate con nosotros en este viaje de reflexión y redescubrimiento, porque hay palabras que despiertan, y esta es una de ellas.

En este episodio queremos hablar sobre la obediencia y el seguimiento.

¿A quiénes estamos obligados a obedecer y seguir?

¿Y, en cambio, a quiénes no debemos obedecer?

Dios Todopoderoso dice en el Sagrado Corán:

«وَلَا تُطِعِ الْكَافِرِينَ وَالْمُنَافِقِينَ وَدَعْ أَذَاهُمْ وَتَوَكَّلْ عَلَى اللَّهِ وَكَفَى بِاللَّهِ وَكِيلًا»

“No obedezcas a los incrédulos ni a los hipócritas; ignora sus ofensas y confía en Dios. Basta con Dios como Protector y Encargado.”
 (Sura 33, versículo 48)

 

Tres Mandatos Divinos

En este versículo, Dios Todopoderoso da tres mandatos al Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada).

1. No obedecer a los incrédulos y a los hipócritas

El primer mandato es que el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada) no tiene permitido obedecer a los incrédulos y a los hipócritas.
 
Aquí conviene detenernos un momento y hablar sobre los diferentes tipos de obediencia.

Tipos de Obediencia

La obediencia significa acatar y cumplir órdenes. La reacción de una persona ante los mandatos que recibe puede clasificarse en tres tipos:

a) Obediencia absoluta
 Ante ciertos mandatos, la obediencia debe ser absoluta e incondicional. ¿Ante quién se da este tipo de obediencia? Ante Dios, el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) y los Imames infalibles (la paz sea con ellos).
 
Esta obediencia no admite dudas ni condiciones.

El Corán dice:

«يَا أَيُّهَا الَّذِينَ آمَنُوا أَطِيعُوا اللَّهَ وَأَطِيعُوا الرَّسُولَ وَأُولِي الْأَمْرِ مِنْكُمْ …»

«¡Oh, vosotros que habéis creído! Obedeced a Dios, obedeced al Mensajero y a los que tienen autoridad entre vosotros…»
 (Sura 4, versículo 59)

 

b) Obediencia prohibida

Hay mandatos que nunca deben obedecerse. La obediencia a ciertas personas está prohibida y es ilícita.

El Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada) vivía entre la gente. Todos tenían peticiones. Pero si el Profeta quisiera atender los deseos de cada persona, incluso aquellos deseos ilógicos y contrarios a la religión, la sociedad se desordenaría por completo.

Todos los actos del Profeta, sus palabras y pensamientos estaban en total concordancia con la voluntad de Dios. Sin embargo, había personas que pretendían algo contrario a las órdenes divinas.

Por ejemplo, cuando se cambió la dirección de la qibla, algunos musulmanes decían: “No debemos hacer algo que cause el descontento de los judíos y los cristianos.” Entonces descendió la aleya:

«وَلَنْ تَرْضَى عَنْكَ الْيَهُودُ وَلَا النَّصَارَى حَتَّى تَتَّبِعَ مِلَّتَهُمْ »

«Los judíos y los cristianos nunca estarán satisfechos contigo hasta que sigas su religión.»
 (Sura 2, versículo 120)

El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada) estaba en La Meca. La mayoría de la población era incrédula y solo una minoría era musulmana. La naturaleza humana es así: cuando en una sociedad la mayoría sigue un camino, la minoría puede sentirse presionada y hasta dudar. Puede preguntarse: “Si realmente estamos en la verdad, ¿por qué la mayoría no está en este camino?”

Este tipo de duda le surgía a algunas personas. Pero el Corán responde:

«وَإِنْ تُطِعْ أَكْثَرَ مَنْ فِي الْأَرْضِ يُضِلُّوكَ عَنْ سَبِيلِ اللَّهِ إِنْ يَتَّبِعُونَ إِلَّا الظَّنَّ وَإِنْ هُمْ إِلَّا يَخْرُصُونَ »

Si obedecieras a la mayoría de los que están en la tierra, te extraviarían del camino de Dios. No siguen, sino conjeturas, no formulan sino hipótesis.
 (Sura 6, versículo 116)

Esta aleya disipa esa ilusión y elimina esa duda.

En la batalla de Yamal جَمَل, algunos quedaron confundidos porque no sabían distinguir entre la verdad y la falsedad. De un lado estaban Talha, Zubair y Aisha; y del otro lado, el Imam Alí (la paz sea con él), Ammar y Malik al-Ashtar.

Algunos no podían aceptar que personas como Talha, Zubair, Aisha y otros compañeros del Profeta, estuvieran en el error.

El Imam Alí (la paz sea con él) dijo:

«الْحَقُّ لَا يُعْرَفُ بِالرِّجَالِ اعْرِفِ الْحَقَّ تَعْرِفْ أَهْلِهِ » (روضة الواعظین , جلد۱, صفحه۳۱)

«La verdad no se reconoce por los hombres; reconoce primero la verdad y entonces reconocerás a quienes la siguen.»
 (Rawdhat al-Wa‘izin, vol. 1, p. 31)

Quien quiera distinguir la verdad y la falsedad solo por la cantidad —es decir, por mayoría o minoría—, su criterio será equivocado.

En la sura 68, versículos 10 al 13 Dios dice:

وَلَا تُطِعْ كُلَّ حَلَّافٍ مَّهِينٍ ‎﴿١٠﴾‏

«Y no obedezcas a todo aquel que jura con frecuencia y es despreciable,

هَمَّازٍ مَّشَّاءٍ بِنَمِيمٍ ‎﴿١١﴾‏

al que difama constantemente, que va sembrando chismes,

مَّنَّاعٍ لِّلْخَيْرِ مُعْتَدٍ أَثِيمٍ ‎﴿١٢﴾‏ عُتُلٍّ بَعْدَ ذَٰلِكَ زَنِيمٍ ‎﴿١٣﴾‏

al que impide el bien, que es transgresor y pecador, áspero, violento y, además de todo eso, indigno de linaje, es decir, bastardo.»

También está prohibido obedecer a quien pide algo incorrecto.

Un grupo de nuevos musulmanes vino al Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia purificada) y lo encontró sentado con un grupo de creyentes pobres como Salman, Bilal y Ammar. Ellos dijeron: “Aleja de ti a estos pobres para que nosotros podamos estar cerca de ti.” Entonces descendió la aleya:

… وَلَا تُطِعْ مَنْ أَغْفَلْنَا قَلْبَهُ عَن ذِكْرِنَا وَاتَّبَعَ هَوَاهُ وَكَانَ أَمْرُهُ فُرُطًا ‎﴿٢٨﴾‏

¡No obedezcas a aquel cuyo corazón hemos hecho, que se despreocupe de Nuestro recuerdo, que sigue su pasión y se conduce insolentemente!
 (Sura 18, versículo 28)

 

c) La Obediencia Condicionada

El tercer tipo de obediencia es la obediencia condicionada, como por ejemplo: la obediencia de la esposa hacia el esposo o la obediencia del hijo hacia el padre.

La obediencia de la mujer hacia su marido es tan importante que puede llevarla al Paraíso. El Imam Sadiq (la paz sea con él) dijo:

«إِذَا صَلَّتِ اَلْمَرْأَةُ خَمْساً وَ صَامَتْ شَهْراً وَ أَطَاعَتْ زَوْجَهَا وَ عَرَفَتْ حَقَّ عَلِيٍّ عَلَيْهِ اَلسَّلاَمُ فَلْتَدْخُلْ مِنْ أَيِّ أَبْوَابِ اَلْجَنَّةِ شَاءَتْ.»
 (الكافي، ج 5، ص 555)

“Cuando la mujer realiza sus cinco oraciones, ayuna en el mes de Ramadán, obedece a su esposo y reconoce el derecho de ʿAlí (la paz sea con él), entonces puede entrar al Paraíso por cualquiera de sus puertas que desee.”

Ahora bien, ¿esta obediencia es absoluta?
 
Si el marido dice: tráeme drogas, consígueme vino, sal sin velo, no reces, participa en reuniones de pecados, etc., ¿la mujer debe obedecerlo? La respuesta es no.
 La obediencia de la esposa hacia su esposo está condicionada a que no implique un acto prohibido ni contradiga la obediencia a Dios y a Su Mensajero (la paz y bendiciones sean con él y su familia).

La obediencia del hijo hacia el padre también es condicionada.

Este tipo de obediencia tiene varios ejemplos en la sociedad. El Mensajero de Dios (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada) explicó el criterio de la obediencia condicionada en dos narraciones:

«إِنَّما الطاعه فِي الْمَعْرُوفِ»
 (مستدرك الوسائل، ج 13، ص 142)

“La obediencia es solamente en lo que es conocido como bueno y correcto.”

«لَا طَاعَةَ لِمَخْلُوقٍ فِي مَعْصِيَةِ الْخَالِقِ»
 (الأمالي للصدوق، ص 370)

“No hay obediencia a ninguna criatura cuando implica desobedecer al Creador.”

Por lo tanto, la obediencia a alguien debe estar siempre dentro del marco del maʿrúf (lo que es bueno, correcto y permitido por Dios, Su Mensajero y Ahlul-Bait). Incluso si tu padre te ordena algo que implique desobedecer a Dios, no debes escucharlo.

La historia de Mus‘ab ibn ʿUmayr

Mus‘ab ibn ʿUmayr era un joven elegante, de rostro hermoso y perteneciente a una familia acomodada de La Meca. Cuando el Mensajero de Dios (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada) declaró su misión, Mus‘ab decidió abrazar el Islam.

Los padres de Mus‘ab se oponían a que él se convirtiera al Islam y no le permitían hacerlo. Por ello, Mus‘ab practicaba su fe en secreto, rezando en las cavernas y en las casas de otros musulmanes, y aprendiendo los versículos del Corán.

Uno de los politeístas, llamado ʿUthmān ibn Ṭalḥa, quien era el guardián de la Ka‘ba, se enteró de que Mus‘ab se había convertido al Islam. Fue y le contó a los padres de Mus‘ab, quienes lo expulsaron de su casa. Mus‘ab se dirigió entonces al Profeta (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada) y le dijo:

“¡Oh Mensajero de Dios! Mis padres ya no me permiten entrar en mi casa; esta noche no tengo comida.”

El Profeta se ocupó de Mus‘ab y, algún tiempo después, lo envió con Ja‘far ibn Abī Ṭālib y un grupo de musulmanes a Abisinia (Etiopía). Mus‘ab permaneció allí un tiempo, y cuando regresó a La Meca, el Profeta lo envió a Medina para propagar la religión islámica. Mus‘ab fue el primer misionero que el Profeta envió.

Finalmente, Mus‘ab alcanzó el martirio en la batalla de Uhud y fue enterrado allí junto a Ḥamza, el noble tío del Profeta, y otros mártires. Durante el entierro, el Mensajero de Dios (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada) dijo:

“¡Oh joven elegante de los árabes! Hoy te entierro con tu ropa fina; pero ten presente que Dios y Su Mensajero están complacidos contigo.”

¿Mus‘ab debía obedecer a sus padres (incrédulos)?

No, el Corán en la sura 31, versículo 15, dice claramente:

 

«وَإِنْ جَاهَدَاكَ عَلَى أَنْ تُشْرِكَ بِي مَا لَيْسَ لَكَ بِهِ عِلْمٌ فَلَا تُطِعْهُمَا»

 

“Y si ambos (de tus padres) se esfuerzan para que asocies conmigo algo de lo que no tienes conocimiento, no les obedezcas.”

Volvemos al tema con el que iniciamos este podcast. Estábamos revisando los tres mandatos divinos dados al Mensajero de Dios en el versículo 48 de la sura 33 (Al-Aḥzāb). Ahora llegamos al segundo y tercer mandato:

 

2. Ignorar el daño de los incrédulos y los hipócritas

El segundo mandato de Dios al Profeta (la paz y bendiciones sean con él y su familia purificada), mencionado al inicio en el versículo 48 de la sura 33, es ignorar los daños y molestias de los politeístas y los hipócritas.

Si intentan hacerte daño, no les prestes atención.

El Profeta (la paz y bendiciones sean con él y su familia) sufrió daños por parte de los incrédulos y los hipócritas:

Verbalmente, lo insultaban, llamándolo loco o mago.

Físicamente, lo atacaban en combates.

Espiritualmente, lastimaban a sus compañeros y seguidores.

 

3. Confiar plenamente en Dios

El tercer mandato es la confianza en Dios, el más importante de los tres y el que permite el verdadero crecimiento del ser humano:

“Confía en Dios; y basta que Dios sea tu Protector.”

Confía en Dios. Él es el fundamento de todo; ¿qué pueden hacer los demás? Debemos fortalecer nuestra fe para tener seguridad en la promesa de Dios y no sentir miedo.

Gracias por acompañarnos en este episodio de Voces de la Fe. Hoy aprendimos sobre los tres mandatos divinos hacia el Profeta (la paz y bendiciones sean con él y su familia), la importancia de obedecer solo en lo que es bueno y correcto, ignorar las ofensas de quienes buscan desviarnos, y confiar plenamente en Dios.

Recuerda aplicar estas enseñanzas en tu vida diaria, fortalecer tu fe y mantener la confianza en la promesa de Dios. Que Dios nos guíe siempre por el camino del bien.

Nos escuchamos en el próximo episodio. ¡Hasta pronto!