En el nombre de Dios,
Hola, bienvenidos a FatimaTV. Una vez más les doy la más cordial bienvenida a nuestra sección “Los cuentos de la semana” hoy con el cuento número 101, recuerden que pueden acceder a todos los cuentos ya publicados en nuestro canal de YouTube.com/FatimaTVes
Hoy, hemos elegido especialmente para ti, otra historia del libro Irshad al-Qulub de Deylami, el cual esperamos disfrutes, así que sin más preámbulo vamos juntos a escuchar, el cuento de esta semana.
Mi compañero en el Paraíso
Un día el Profeta David (la paz sea con él) preguntó a Dios:
¡Oh, Dios, ¿quién será mi compañero en el palacio que me otorgarás en el Paraíso?
En respuesta a ello, Dios, Exaltado sea le reveló:
Oh David, Tu compañero en el Paraíso es Mattá, el padre del Profeta Jonás (P).
David luego de saber esto, quería tan solo conocer las características de Mattá, quien sería su duplo y compañero en el Paraíso, por lo que pidió permiso a Dios para ir a visitarlo. Dios, Exaltado Sea, consintió a su petición y le permitió que fuera. El Profeta David, por su parte, tomó la mano de su hijo Salomón (la paz sea con él) y juntos se dirigieron a dónde estaba Mattá.
Cuando llegaron a donde Mattá, se encontraron con una casa muy sencilla y hecha de esteras, seguido preguntaron por él, pero les informaron que Mattá había ido recoger y cortar leña para venderla.
David y Salomón ahí mismo se sentaron a esperar hasta que regresara Mattá de nuevo a su casa, transcurrido un tiempo vieron que se acercaba este noble cargando leña sobre su cabeza; cuando llegó ya a su casa, colocó la leña en el suelo, alabó a Dios y dijo:
¿Quién me comprará esta cosa lícita con otra cosa lícita?
En eso, una persona se acercó para comprar la leña, vieron que regateó el precio, pero al final no llegaron a un acuerdo; entonces luego David y Salomon vieron cómo otra persona finalmente compró la leña.
David y Salomón se adelantaron y lo saludaron, a lo que Mattá los invitó a entrar en su casa, en donde ya con el dinero ganado por la venta de la leña, compró algo para preparar comida a sus invitados.
Lo que compró, lo colocó entre dos piedras que ya había preparado anticipadamente y en ellas molió lo ingredientes, acto seguido, lo puso en un bote y con ello hizo una masa, seguido trajo leña y preparó un fuego ardiente, para después, colocó la masa sobre el fuego y mientras la comida era preparada, comenzó a hablar con David y Salomón, poco después se levantó y puso el pan horneado sobre un mantel, listo para ser repartido entre sus comensales, partió el pan por la mitad, le echó sal y colocó una jarra de agua al lado. Por último, se sentó arrodillado junto a los invitados.
Mattá antes de meter cada bocado en su boca, decía:
بسم الله الرحمن الرحيم
En el nombre de Dios, el Más Misericordioso, el Más Compasivo,
y después de tragarlo decía:
الحمد لله رب العالمين
La alabanza es para Dios, Señor de los Mundos.
Puso varios bocados en su boca y cada vez repitió lo mismo, luego bebió agua, alabó a Dios y dijo:
¡Oh Dios, alabado Seas! ¿A quién otorgaste una bendición así, como la que me Haz otorgado a mí?
Ya que has dado salud a mi cuerpo, a mi oído, a mi vista, a mis miembros y extremidades, y me has dado fuerza a mí mismo para dirigirme hacia un árbol el cual no planté con mis propias manos, no lo cultivé con mi fuerza y poder, ni me esforcé en cuidarlo y preservarlo.
Hiciste que ese árbol fuera mi sustento, me dirigiste para que yo lo cortara y lo cargara, enviaste a alguien hacia mí para que me lo comprara y con ese dinero me proveí de alimento que yo mismo no había sembrado ni me había esforzado en cuidarlo ni preservarlo.
Pusiste a mi disposición una piedra para que con ella lo moliera, me diste fuego para que lo cocinara, me abriste el apetito para que lo comiera con gusto y así me fortaleciera para obedecerte.
La alabanza y el agradecimiento son especiales para Ti para que estés satisfecho y aún más que satisfecho.
Luego lloró en voz alta y de forma desgarradora.
Entonces David dijo a Salomón:
¡Hijo mío!, es digno que un siervo tan agradecido ocupe esa posición tan honorable y alta en el Paraíso, nunca he visto un siervo más agradecido que Mattá.
El Imam Kazim (la paz sea con él) dijo:
اَلتَّحَدُّثُ بِنِعَمِ اَللَّهِ شُكْرٌ وَ تَرْكُ ذَلِكَ كُفْرٌ فَارْتَبِطُوا نِعَمَ رَبِّكُمْ تَعَالَى بِالشُّكْرِ وَ حَصِّنُوا أَمْوَالَكُمْ بِالزَّكَاةِ وَ اِدْفَعُوا اَلْبَلاَءَ بِالدُّعَاءِ فَإِنَّ اَلدُّعَاءَ جُنَّةٌ مُنْجِيَةٌ تَرُدُّ اَلْبَلاَءَ وَ قَدْ أُبْرِمَ إِبْرَاماً.
“Mencionar las mercedes de Dios es el mero agradecimiento y dejar de hacerlo es desagradecimiento. A través de agradecimiento por las bendiciones reciban constantemente mercedes, protejan sus bienes por medio de pagar azaque y eviten las calamidades mediante súplica. Ya que la súplica es un escudo que salva, que aleja la desgracia a pesar de que ésta fuese definitiva y concluyente”.
Hemos llegado al final de este cuento, hasta el próximo sábado en dónde nos encontraremos si Dios así lo quiere, con una nueva historia, ruego a Dios, Todopoderoso, te de lo mejor de esta y la otra vida a tí y a tus seres queridos, por favor cuídate y Dios te bendiga.
Hasta Pronto.
FátimaTV
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