En el Nombre de Dios
Hola,
Bienvenidos al programa Los cuentos de la semana. Hoy escucharemos el cuento número diecisiete. En efecto, hemos estado compartiendo con ustedes diecisiete sábados consecutivos. Muchas gracias por todos sus mensajes.
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Ahora escuchemos la historia de esta semana.
Malik, espada de las espadas.
Era un hombre de gran tamaño, de complexión fuerte y rostro alegre. Los enfrentamientos en el campo de batalla le habían dejado marcas en su rostro y desgarrado el rabillo del ojo. Siempre atravesaba el mercado de Kufa con pasos firmes y confiados. En una oportunidad, un comerciante del bazar que se encontraba sentado en su tienda, para divertirse con sus amigos, le aventó un puñado de basura a un hombre justo cuando pasaba por el frente.
El transeúnte continuó su camino con paso seguro y decidido sin prestar atención a aquella broma de mal gusto. Cuando el hombre se alejó, uno de los amigos del comerciante le dijo: “¿Reconociste al hombre que insultaste?” El comerciante contestó: “No, no lo conozco, es uno más de los miles de transeúntes que pasan frente a nuestros ojos todos los días, pero, bueno ¿quién era?” Escuchó la respuesta: “Él es el famoso y valiente comandante y general Malik Ashtar”.
–“¡Que Dios se apiade de mí! ¡¿Era Malik Ashtar?! ¿Ese mismo Malik cuyo nombre hace temblar a los enemigos? ¡Oh pobre de mí, qué he hecho! ¡Ahora ordenará que me castiguen severamente! ¡Mejor voy tras él, sujetaré sus ropas y le imploraré que me perdone!”
El comerciante fue tras de Malik Ashtar a toda prisa. Vio que se dirigía a la mezquita. Cuando entró al sagrado recinto encontró a Malik prosternado. Esperó a que terminara de orar y se presentó ante él llorando: “Yo soy el que te desafió con insolencia”.
Malik le respondió esto: “¡Juro por Dios que he venido a la mezquita por ti! Comprendí que insultas a la gente por ignorancia, sin causa ni razón. Vine a orar por ti, a pedirle a Dios que te guíe por el camino correcto”.
En efecto, así es la conducta de aquellas personas que siguen e imitan el modelo de vida del Profeta del Islam (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su bendita familia) y de la Gente de la Casa ‘Ahlul-Bayt’ (que la paz sea con todos ellos). Malik Ashtar fue uno de los hombres más fuertes y valientes de su tiempo, pero él usaba este poder solo para seguir en el camino de Dios y contra los enemigos de Dios.
Queremos aprovechar esta oportunidad para hablar más sobre Malik Ashtar, leal compañero del Imam Ali (la paz sea con él) y así familiarizarnos un poco con el carácter de este noble hombre.
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Malik Ibn Haris conocido como Malik Ashtar fue uno de los compañeros del Imam Alí (la paz sea con él) y uno de los poderosos líderes de Irak, y de los comandantes del ejército del Imam Alí. El Imam lo designó como el gobernador de Egipto, pero fue martirizado antes de llegar a ese territorio. El famoso Tratado de Malik Ashtar es una carta que el Imam Alí le escribió luego de nombrarlo gobernador.
La fecha de su nacimiento se desconoce, pero según los registros históricos, él creció en Yemen y emigró de allí cuando tenía 12 años. Era uno de los líderes de su tribu. Se estableció en Kufa, donde tuvo una numerosa descendencia. Siempre trataba de acompañar al Imam Alí. Malik fue quien mató a Muhammad Ibn Talha en la batalla de Yamal. Por esta y otras actuaciones heroicas, todos los historiadores musulmanes lo han elogiado por sus acciones.
Ibn Abi al-Hadid, un sabio sunnita narró un Hadiz de Abuzar Gifari que el Gran Profeta le dijo:
“Oh Abuzar, tú vivirás en soledad, morirás en soledad, resucitarás sólo y entrarás al Paraíso … Un grupo de creyentes realizará los rituales fúnebres y te enterrará”.
Ibn Abi al-Hadid considera este hadiz como un testimonio cierto de la fe y la fidelidad de Malik Ashtar; ya que Malik Ashtar estaba entre el grupo que fue al desierto de Rabaza (el lugar donde Abuzar fue exilado) para enterrarlo, Ibn Abi al-Hadid, concluyó que: “…de acuerdo con este hadiz, el Profeta ha testimoniado que Malik era de los creyentes”.
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Hablaremos del honorable Abuzar con más detalle en otro podcast, aquí solo comentaremos acerca de su muerte, que también está relacionada con Malik Ashtar.
El Profeta de Dios había predicho este evento veintitrés años antes, y ya era el momento de que sucediera. Abuzar, este honorable hombre que fue exiliado a Al-Rabathah por decir la verdad e invitar a la justicia y equidad, poco a poco perdió las fuerzas corporales y cayó enfermo. Estaba pasando por los últimos minutos de su vida. Su esposa miraba su rostro radiante y lloraba amargamente mientras secaba las gotas de sudor de la frente de Abuzar; este le preguntó: “¿Por qué lloras?” La mujer respondió: “Lloro porque te vas a morir y no tengo con qué amortajarte”.
Una expresión de tristeza apareció en los labios de Abuzar y dijo: ¡Cálmate, no llores! En una ocasión, cuando estaba junto a un grupo de compañeros en presencia del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean para él y su familia), este honorable se volvió hacia nosotros y dijo: ‘Uno de vosotros morirá en uno de los desiertos, solo y lejos de la gente del mundo, y un grupo de creyentes lo enterrará’. Todos los que nos encontrábamos en esa reunión han muerto entre la gente o en el pueblo, y ahora no queda vivo nadie más que yo. ¡Estoy seguro de que soy la persona de la que el Profeta informó! Después de mi muerte, siéntate en el camino de los peregrinos de Irak, no pasará mucho tiempo hasta que un grupo de creyentes venga. Infórmales de mi muerte”.
Su esposa exclamó: “¡La caravana ya ha pasado!”. Abuzar exclamó: “Ten cuidado en el camino, ¡juro por Dios que no miento, ni tampoco he escuchado una mentira!” Dijo esto y falleció.
Abuzar tenía razón cuando dijo que avanzaba hacia allá una caravana de musulmanes, entre la que se encontraban grandes personalidades, tales como Abdul.lah Ibn Mas’ud, Huyr ibn Uday y Malik Ashtar. Cuando estos estaban por llegar, divisaron a lo lejos una escena extraña. Vieron un cuerpo que parecía estar sin vida al costado de la carretera y, junto a este, una mujer y un niño llorando. De inmediato, Abdul.lah agitó las riendas de su cabalgadura hacia aquellas personas. La caravana lo siguió. Al llegar al sitio, Abdul.lah supo que se trataba de Abuzar y de que había fallecido. Desmontó para acercarse aún más. Sus ojos se posaron en el noble rostro de su amigo y hermano en el islam, y sintió una profunda tristeza. Luego se colocó detrás para sujetar la cabeza de Abuzar y, recordando lo dicho por el Profeta del Islam en la batalla de Tabuk, dijo: “El Profeta del Islam dijo la verdad, que tú te irías solo, morirías solo y te levantarías de la tumba”.
Entonces Abdul.lah Ibn Mas’ud oró frente a su cuerpo y procedieron a enterrarlo entre todos. Cuando finalizó el entierro, Malik Ashtar se colocó junto a la tumba y dijo: "¡Dios mío! Este es Abuzar, compañero del Profeta, que te adoró durante toda la vida y luchó en Tu camino contra los politeístas, y nunca cambió de método ni sendero por seguir la religión de la Verdad, pero al luchar de palabra y corazón contra la corrupción y lo prohibido, fue perseguido, privado, humillado, desterrado y, finalmente, murió solo en la tierra del exilio."
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La Batalla de Siffin
Malik Ashtar fue uno de los comandantes del ejército del Imam Alí (la paz sea con él) en la batalla de Siffin. Él logró avanzar y llegar al campamento de Mu’awiiyah; pero cuando la victoria del ejército del Imam estaba muy cerca, Mu’awiiyah utilizó un truco. Ordenó a sus soldados que ensartaran las páginas del Corán en sus lanzas. En el último momento, cuando la derrota de Mu’awiiyah era evidente, este invocó la conciliación para finalizar la batalla mediante un arbitraje. Varios grupos del ejército del Imam (unos veinte mil soldados) fueron engañados con esta treta. Se reunieron alrededor del Imam Alí y lo obligaron a que diera la orden de retirada a Malik.
Ellos le dijeron: “Oh Alí! Concilia con el arbitraje del Corán, de lo contrario te mataremos”. El honorable Imam dijo:
“Ellos no dan fe al Corán, y sólo lo usan como pretexto. Esperen un rato ya que la victoria está cerca”.
El Imam (P) los aconsejó, pero ellos no aceptaron, hasta que finalmente el Imam se vio obligado a enviar un emisario ante Malik y pedirle que regresara.
Aquel día, Malik estaba en una posición dominante y podía atacar el campamento de Mu’awiiyah; ya que en la noche anterior, que fue la noche de Harir (en árabe: لیلة الهریر;Lailat al-Harir), el ejército del Imam (P) había avanzado mucho. Él contestó al emisario del Imam (P): “En este momento no puedo retirarme; ya que espero que Dios nos dé la victoria.”
Yazid Ibn Hani, el emisario del Imam (P) volvió y entregó el mensaje de Malik. En este instante, los insubordinados comenzaron a protestar y dijeron que el Imam (P) había ordenado a Malik continuar la batalla, contraviniendo sus demandas. Entonces, el Imam Alí (P) dijo a su emisario: “Di a Malik que vuelva y dile que hay una sedición”.
Yazid Ibn Hani fue ante Malik nuevamente y le entregó el mensaje. Malik le dijo: “¿Cuál es el problema? ¿Estas hojas del Corán sobre las lanzas? Juro por Dios, que yo sabía que este truco causaría conflicto e hipocresía. ¿Pero acaso es correcto abandonar la lucha mientras estoy cerca de la victoria?”
Yazid Ibn Hani le dijo: “¿Te gustaría alcanzar la victoria aquí y dejar al Príncipe de los Creyentes en manos del enemigo? Los manifestantes han dicho que, si Malik no regresa, matarán a Alí como mataron a Uzman, o lo entregarán a su enemigo".
Malik respondió: “¡Glorificado sea Dios! ¡Juro por Él que no acepto que esto suceda!” Así, Malik volvió del campo de batalla y debatió con los sediciosos y los reprochó. Malik fue uno de los opositores al arbitraje, pero no tuvo más remedio que aceptarlo, ya que el Imam (P) ya lo había hecho.
Después de la batalla de Siffin, el Imam Alí (P) asignó a Malik como gobernador de Egipto. Pero, cuando Mu’awiiyah se enteró de esta designación a través de sus espías, pensó que si Malik llegase a Egipto nadie podría enfrentarlo fácilmente. Entonces, Mu’awiiyah envió una carta a uno de sus contribuyentes donde le prometía que, si lograba asesinar a Malik, no le cobraría más impuestos en toda su vida. De ahí que cuando Malik llegó a la región de Qulzam, aquel sicario le dio la bienvenida y lo invitó a comer. Malik aceptó, inocente de lo que aquel miserable hombre tramaba. Durante la comida, el traidor le ofreció a Malik una bebida venenosa endulzada con miel que acabó con su vida. Alcanzó así el martirio el heroico Malik.
Por su parte, Alqama, uno de los parientes de Malik, dice lo siguiente: “Después del fallecimiento de Malik, Alí (P) estaba muy triste, incluso se veía como si fuese la única persona afectada por este suceso; ya que nosotros (la tribu de Najai', es decir, la familia de Malik) no estábamos tan tristes como él. Este dolor se vio reflejado durante varios días en su rostro."
Cuando el Imam Alí (P) decidió enviar a Malik a Egipto, escribió una carta a los egipcios y lo describió de esta manera:
“Acabo de enviarles a un siervo de los siervos de Dios, quien no se duerme en los días de miedo ni teme de los enemigos, y es como el fuego para los villanos. Él es Malik Ibn Haris de la tribu de Mizhay. Escúchenlo bien y obedezcan sus mandatos, porque es una espada de las espadas de Dios. Es fuerte y agudo. Si les pide moverse, muévanse, y si les pide quedarse, entonces quédense; porque si hace algo o evita algo, es por mi orden. Yo sé que él es un hombre sincero y es resistente contra el enemigo.”
Cuando el Imam Alí (P) se enteró de que Malik fue martirizado, dijo:
“Que Dios se compadezca de Malik. Fue para mí, como yo fui para el Profeta Muhammad”.
Cuando Mu’awiiyah se enteró del martirio de Malik, dijo a la gente:
"Alí (P) tenía dos manos, una de ellas, se separó de él en la batalla de Siffin y era 'Ammar Ibn Yasir, y la otra era Malik y fue separada hoy de él".
Ibn Abi al-Hadid escribe:
Él era un caballero valiente, jefe de su tribu y uno de las grandes personalidades de la Shi’ah, quien era persistente en su amor por el Imam Alí.
"Malik unía la clemencia con el rigor. Era riguroso cuando debía, y era blando cuando correspondía."