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Descripción

Descubre los diversos niveles del recuerdo divino en esta guía práctica llena de sabiduría espiritual. Exploraremos las etapas desde el recuerdo verbal hasta la conexión profunda del corazón con lo divino. Aprende cómo cultivar una relación más significativa con tu Creador a través del Dhikr (recuerdo) en esta lección que combina enseñanzas del Corán y reflexiones prácticas. Únete a nosotros en este viaje espiritual y descubre cómo profundizar tu conexión con lo divino en tu vida diaria.

🎙 Locutora: Batoul Zahra
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

Transcripción

En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Hola, soy Batoul Zahra, la voz de FátimaTV.
Te doy la bienvenida a un nuevo episodio de Voces de la Fe, un espacio para reflexionar juntos sobre la espiritualidad y el sentido profundo de nuestra vida.

Y recuerda: tú también puedes ser parte de Voces de la Fe.
Si quieres grabar un episodio con tu voz, solo envíanos un mensaje en nuestras redes sociales —YouTube, Instagram, Facebook— o déjanos un comentario. ¡Tu voz también puede inspirar y llegar al corazón de otros!

Hoy vamos a emprender un viaje especial: descubrir los niveles del recuerdo divino.
No hablaremos solo de palabras, sino de un recuerdo que nace en los labios, pasa por la mente y enciende el corazón.
En esta guía práctica, uniremos enseñanzas del Corán con reflexiones cotidianas para aprender a hacer del recuerdo de Dios una parte viva de nuestro día a día.
Acompáñame, y juntos veremos cómo este recuerdo puede transformar no solo nuestra relación con el Creador, sino también la forma en que vivimos, sentimos y pensamos cada instante.

¿Cómo debemos recordar a Dios?
¿Cuál es la calidad de ese recuerdo y cuáles son sus etapas?
¿Existe una forma mejor de hacerlo?

Los grandes eruditos de la ética han señalado que el recuerdo de Dios tiene niveles y etapas.

La primera etapa es el recuerdo verbal: cuando la persona pronuncia el nombre de Dios, Sus atributos de majestuosidad y belleza, o Sus nombres, pero sin prestar verdadera atención a su significado y contenido.
Es lo que ocurre, por ejemplo, con muchas personas que rezan y repiten palabras sin detenerse a reflexionar en lo que esas palabras expresan.

Aun así, este tipo de recuerdo no es inútil. Primero, porque es un preludio que puede conducirnos a etapas más elevadas. Y segundo, porque siempre va acompañado de una atención general: quien reza, aunque no reflexione en cada palabra, suele ser consciente de que está delante de Dios, cumpliendo un mandato divino y dirigiéndose a Él.
Solo ese hecho ya tiene un valor.

Sin embargo, si comparamos a esta persona con otra que recita las palabras de la oración con plena conciencia de la grandeza de Dios, veremos que el impacto no es el mismo.
El recuerdo verbal sin atención profunda tiene un efecto mucho menor en la educación del alma y en la formación moral, mientras que el recuerdo consciente puede transformar verdaderamente el corazón.

La segunda etapa es el recuerdo significativo.
En este nivel, mientras la persona pronuncia el recuerdo verbal, también presta atención a su significado.
Es evidente que entender lo que se dice —y, mejor aún, comprender la diferencia entre cada concepto y sus particularidades— da mayor profundidad al recuerdo y multiplica su impacto en la formación del ser humano.
Quien persevera en este tipo de recuerdo empieza a sentir sus efectos en lo más íntimo de sí mismo.

La tercera etapa es el recuerdo del corazón.
Se ha dicho que este recuerdo ocurre cuando la atención hacia Dios nace primero desde lo más profundo del alma y, solo después, se expresa con palabras.

Por ejemplo, al reflexionar y contemplar las obras del Señor en la creación del mundo…
Al observar el orden impresionante del universo y la delicadeza extraordinaria de cada uno de sus detalles…
Surge espontáneamente el pensamiento:
الْعَظَمَةُ لِلَّهِ الْواحِدِ الْقَهَّارِ
“La grandeza pertenece a Allah, el Único, el Dominador.”

Este recuerdo no es aprendido ni forzado: brota desde el corazón como expresión de un estado espiritual interior.

A veces, el ser humano experimenta una presencia espiritual tan intensa, que sin ningún intermediario pronuncia expresiones como:
يَا سُبُّوحُ، يَا قُدُّوسُ —“Oh Purísimo, oh Santísimo”—
o bien:
سُبْحَانَكَ اللَّهُمَّ لَا إِلَهَ إِلَّا أَنْتَ —“¡Glorificado seas, oh Allah, no hay más dios que Tú!”—.

Estos recuerdos que nacen del corazón tienen un efecto extraordinario en la purificación del alma y en el cultivo de las virtudes morales.

El Noble Corán también nos habla de las etapas del recuerdo de Dios.

En un versículo se dice:
وَاذْكُرِ اسْمَ رَبِّكَ وَتَبَتَّلْ إِلَيْهِ تَبْتِيلًا (73:8)
“Menciona el nombre de tu Señor y conságrate totalmente a Él.”

Y en otro:
وَاذْكُر رَّبَّكَ فِي نَفْسِكَ تَضَرُّعًا وَخِيفَةً وَدُونَ الْجَهْرِ مِنَ الْقَوْلِ بِالْغُدُوِّ وَالْآصَالِ وَلَا تَكُن مِّنَ الْغَافِلِينَ (7:205)
“Invoca a tu Señor en tu interior, humilde y temerosamente, en voz baja, mañana y tarde, y no seas de los desatentos.”

En el primer versículo, se resalta el recuerdo verbal profundo, que culmina en la devoción y la conexión total con Dios: apartar el corazón de todo lo demás para unirse plenamente a Él.
Esto significa vivir viendo siempre a Dios, amar a los amigos de Dios por amor a Él y oponerse a Sus enemigos por causa de Él.

En el segundo versículo, se destaca el recuerdo del corazón, lleno de humildad y temor reverente, que se convierte en un recuerdo silencioso de los labios… un susurro que nace desde lo más profundo y fluye suavemente hacia las palabras.
Así, el Corán nos presenta la mejor descripción posible de la calidad del recuerdo divino: un recuerdo que empieza en la lengua, se enraíza en el corazón y transforma toda la vida.

Gracias por acompañarme en este episodio de Voces de la Fe.

Que la paz y las bendiciones de Dios estén siempre contigo.

Nos encontramos en el próximo episodio, si Dios quiere.

El sitio web de FatimaTV está licenciado bajo una Licencia
Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

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Descubre los diversos niveles del recuerdo divino en esta guía práctica llena de sabiduría espiritual. Exploraremos las etapas desde el recuerdo verbal hasta la conexión profunda del corazón con lo divino. Aprende cómo cultivar una relación más significativa con tu Creador a través del Dhikr (recuerdo) en esta lección que combina enseñanzas del Corán y reflexiones prácticas. Únete a nosotros en este viaje espiritual y descubre cómo profundizar tu conexión con lo divino en tu vida diaria.

🎙 Locutora: Batoul Zahra
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Hola, soy Batoul Zahra, la voz de FátimaTV.
Te doy la bienvenida a un nuevo episodio de Voces de la Fe, un espacio para reflexionar juntos sobre la espiritualidad y el sentido profundo de nuestra vida.

Y recuerda: tú también puedes ser parte de Voces de la Fe.
Si quieres grabar un episodio con tu voz, solo envíanos un mensaje en nuestras redes sociales —YouTube, Instagram, Facebook— o déjanos un comentario. ¡Tu voz también puede inspirar y llegar al corazón de otros!

Hoy vamos a emprender un viaje especial: descubrir los niveles del recuerdo divino.
No hablaremos solo de palabras, sino de un recuerdo que nace en los labios, pasa por la mente y enciende el corazón.
En esta guía práctica, uniremos enseñanzas del Corán con reflexiones cotidianas para aprender a hacer del recuerdo de Dios una parte viva de nuestro día a día.
Acompáñame, y juntos veremos cómo este recuerdo puede transformar no solo nuestra relación con el Creador, sino también la forma en que vivimos, sentimos y pensamos cada instante.

¿Cómo debemos recordar a Dios?
¿Cuál es la calidad de ese recuerdo y cuáles son sus etapas?
¿Existe una forma mejor de hacerlo?

Los grandes eruditos de la ética han señalado que el recuerdo de Dios tiene niveles y etapas.

La primera etapa es el recuerdo verbal: cuando la persona pronuncia el nombre de Dios, Sus atributos de majestuosidad y belleza, o Sus nombres, pero sin prestar verdadera atención a su significado y contenido.
Es lo que ocurre, por ejemplo, con muchas personas que rezan y repiten palabras sin detenerse a reflexionar en lo que esas palabras expresan.

Aun así, este tipo de recuerdo no es inútil. Primero, porque es un preludio que puede conducirnos a etapas más elevadas. Y segundo, porque siempre va acompañado de una atención general: quien reza, aunque no reflexione en cada palabra, suele ser consciente de que está delante de Dios, cumpliendo un mandato divino y dirigiéndose a Él.
Solo ese hecho ya tiene un valor.

Sin embargo, si comparamos a esta persona con otra que recita las palabras de la oración con plena conciencia de la grandeza de Dios, veremos que el impacto no es el mismo.
El recuerdo verbal sin atención profunda tiene un efecto mucho menor en la educación del alma y en la formación moral, mientras que el recuerdo consciente puede transformar verdaderamente el corazón.

La segunda etapa es el recuerdo significativo.
En este nivel, mientras la persona pronuncia el recuerdo verbal, también presta atención a su significado.
Es evidente que entender lo que se dice —y, mejor aún, comprender la diferencia entre cada concepto y sus particularidades— da mayor profundidad al recuerdo y multiplica su impacto en la formación del ser humano.
Quien persevera en este tipo de recuerdo empieza a sentir sus efectos en lo más íntimo de sí mismo.

La tercera etapa es el recuerdo del corazón.
Se ha dicho que este recuerdo ocurre cuando la atención hacia Dios nace primero desde lo más profundo del alma y, solo después, se expresa con palabras.

Por ejemplo, al reflexionar y contemplar las obras del Señor en la creación del mundo…
Al observar el orden impresionante del universo y la delicadeza extraordinaria de cada uno de sus detalles…
Surge espontáneamente el pensamiento:
الْعَظَمَةُ لِلَّهِ الْواحِدِ الْقَهَّارِ
“La grandeza pertenece a Allah, el Único, el Dominador.”

Este recuerdo no es aprendido ni forzado: brota desde el corazón como expresión de un estado espiritual interior.

A veces, el ser humano experimenta una presencia espiritual tan intensa, que sin ningún intermediario pronuncia expresiones como:
يَا سُبُّوحُ، يَا قُدُّوسُ —“Oh Purísimo, oh Santísimo”—
o bien:
سُبْحَانَكَ اللَّهُمَّ لَا إِلَهَ إِلَّا أَنْتَ —“¡Glorificado seas, oh Allah, no hay más dios que Tú!”—.

Estos recuerdos que nacen del corazón tienen un efecto extraordinario en la purificación del alma y en el cultivo de las virtudes morales.

El Noble Corán también nos habla de las etapas del recuerdo de Dios.

En un versículo se dice:
وَاذْكُرِ اسْمَ رَبِّكَ وَتَبَتَّلْ إِلَيْهِ تَبْتِيلًا (73:8)
“Menciona el nombre de tu Señor y conságrate totalmente a Él.”

Y en otro:
وَاذْكُر رَّبَّكَ فِي نَفْسِكَ تَضَرُّعًا وَخِيفَةً وَدُونَ الْجَهْرِ مِنَ الْقَوْلِ بِالْغُدُوِّ وَالْآصَالِ وَلَا تَكُن مِّنَ الْغَافِلِينَ (7:205)
“Invoca a tu Señor en tu interior, humilde y temerosamente, en voz baja, mañana y tarde, y no seas de los desatentos.”

En el primer versículo, se resalta el recuerdo verbal profundo, que culmina en la devoción y la conexión total con Dios: apartar el corazón de todo lo demás para unirse plenamente a Él.
Esto significa vivir viendo siempre a Dios, amar a los amigos de Dios por amor a Él y oponerse a Sus enemigos por causa de Él.

En el segundo versículo, se destaca el recuerdo del corazón, lleno de humildad y temor reverente, que se convierte en un recuerdo silencioso de los labios… un susurro que nace desde lo más profundo y fluye suavemente hacia las palabras.
Así, el Corán nos presenta la mejor descripción posible de la calidad del recuerdo divino: un recuerdo que empieza en la lengua, se enraíza en el corazón y transforma toda la vida.

Gracias por acompañarme en este episodio de Voces de la Fe.

Que la paz y las bendiciones de Dios estén siempre contigo.

Nos encontramos en el próximo episodio, si Dios quiere.