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Descripción

El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) siempre mantenía estrechada la mano de la persona que saludaba hasta que esta retiraba la suya primero. Era incapaz de interrumpir a alguien durante una conversación y solo hablaba cuando el otro hacía silencio. Nunca despidió a alguien sin haber satisfecho su requerimiento o sin ofrecer al menos unas buenas palabras o consejos. Estas y otras sublimes virtudes son referidas por el imam Alí (la paz sea con él) para destacar la ausencia total de soberbia en el carácter del Profeta, quien solo irradiaba humildad en su relación con los demás, en especial con los más necesitados y con sus propios enemigos, incluso cuando era objeto de alguna injusticia.

Transcripción

Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La soberbia. Parte I.

El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) siempre mantenía estrechada la mano de la persona que saludaba hasta que esta retiraba la suya primero. Era incapaz de interrumpir a alguien durante una conversación y solo hablaba cuando el otro hacía silencio. Nunca despidió a alguien sin haber satisfecho su requerimiento o sin ofrecer al menos unas buenas palabras o consejos. Estas y otras sublimes virtudes son referidas por el imam Alí (la paz sea con él) para destacar la ausencia total de soberbia en el carácter del Profeta, quien solo irradiaba humildad en su relación con los demás, en especial con los más necesitados y con sus propios enemigos, incluso cuando era objeto de alguna injusticia.

Y quien se envanece con su propia opinión se extravía; quien se contenta con su intelecto cae en tropiezos; quien se ensoberbece ante la gente acaba humillado. Quien es impertinente es maldecido; quien asume malos procederes es objeto de sospecha; quien se entremezcla con los viles es menospreciado, y quien se reúne con los sabios es respetado.

Con estas sabias frases, el imam Alí nos advierte acerca de lo pernicioso que es la idolatría personal, la glorificación del ego, la vana celebración del yo. De hecho, la soberbia se cuenta entre los peores vicios morales porque semejante conducta lesiona la dignidad de las personas con las que nos relacionamos a diario. Al respecto, el imam Sadiq (la paz sea con él), una de las personalidades académicas más fructíferas que ha conocido la humanidad, expresó siempre su rechazo a toda muestra de superioridad o soberbia. Una vez le preguntó a un hombre: ¿Quién es el señor de tu clan? Este le respondió: Yo. El Imam desaprobó tal respuesta y le dijo: Si fueras su señor no hubieras dicho yo.

La humildad y la desestimación de sí mismo debe formar parte integral de la naturaleza humana. En cambio, la soberbia no solo envilece a las personas y las degrada a un nivel ruin y miserable, sino que su intelecto se ve disminuido como consecuencia de esa erosión moral. Luego, al enturbiar su entendimiento se hunde cada vez más en la ignorancia, impidiendo su sano y normal desarrollo en la vida social y su bienestar como ser humano. Dice el imam Al-Baqir (la paz sea con él):

No ha ingresado en el corazón de una persona algo de soberbia sin que merme su intelecto en la misma medida que lo que ingresó, ya sea ello poco o mucho.

Por su parte, el soberbio, en su infinita insolencia, disputa con Dios en Su investidura, dado que la superioridad es un atributo exclusivo del Dios Único, sin que nadie más sea partícipe de ello.

Los historiadores narran que cierta vez el imam Sadiq notó la ausencia de un hombre que solía frecuentar sus reuniones, así que preguntó por él. Alguien alzó la voz para denigrar del origen étnico de esa persona, a lo que el Imam respondió:

La procedencia del hombre está en su intelecto, su abolengo está en su religión, su dignidad en su piedad y las personas son iguales con relación a Adán.

En conclusión, la soberbia es un grave defecto, un vicio moral vergonzoso y perjudicial que aniquila el alma. Las personas que se han extraviado debido a su arrogancia deberían pensar en lo que les espera luego de dejar la vida mundana. Cuando su cuerpo no sea otra cosa que polvo insignificante ya no podrán ser soberbias ante la Creación de Dios ni elevar su cabeza por encima de nadie.

Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!

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El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) siempre mantenía estrechada la mano de la persona que saludaba hasta que esta retiraba la suya primero. Era incapaz de interrumpir a alguien durante una conversación y solo hablaba cuando el otro hacía silencio. Nunca despidió a alguien sin haber satisfecho su requerimiento o sin ofrecer al menos unas buenas palabras o consejos. Estas y otras sublimes virtudes son referidas por el imam Alí (la paz sea con él) para destacar la ausencia total de soberbia en el carácter del Profeta, quien solo irradiaba humildad en su relación con los demás, en especial con los más necesitados y con sus propios enemigos, incluso cuando era objeto de alguna injusticia.

Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La soberbia. Parte I.

El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) siempre mantenía estrechada la mano de la persona que saludaba hasta que esta retiraba la suya primero. Era incapaz de interrumpir a alguien durante una conversación y solo hablaba cuando el otro hacía silencio. Nunca despidió a alguien sin haber satisfecho su requerimiento o sin ofrecer al menos unas buenas palabras o consejos. Estas y otras sublimes virtudes son referidas por el imam Alí (la paz sea con él) para destacar la ausencia total de soberbia en el carácter del Profeta, quien solo irradiaba humildad en su relación con los demás, en especial con los más necesitados y con sus propios enemigos, incluso cuando era objeto de alguna injusticia.

Y quien se envanece con su propia opinión se extravía; quien se contenta con su intelecto cae en tropiezos; quien se ensoberbece ante la gente acaba humillado. Quien es impertinente es maldecido; quien asume malos procederes es objeto de sospecha; quien se entremezcla con los viles es menospreciado, y quien se reúne con los sabios es respetado.

Con estas sabias frases, el imam Alí nos advierte acerca de lo pernicioso que es la idolatría personal, la glorificación del ego, la vana celebración del yo. De hecho, la soberbia se cuenta entre los peores vicios morales porque semejante conducta lesiona la dignidad de las personas con las que nos relacionamos a diario. Al respecto, el imam Sadiq (la paz sea con él), una de las personalidades académicas más fructíferas que ha conocido la humanidad, expresó siempre su rechazo a toda muestra de superioridad o soberbia. Una vez le preguntó a un hombre: ¿Quién es el señor de tu clan? Este le respondió: Yo. El Imam desaprobó tal respuesta y le dijo: Si fueras su señor no hubieras dicho yo.

La humildad y la desestimación de sí mismo debe formar parte integral de la naturaleza humana. En cambio, la soberbia no solo envilece a las personas y las degrada a un nivel ruin y miserable, sino que su intelecto se ve disminuido como consecuencia de esa erosión moral. Luego, al enturbiar su entendimiento se hunde cada vez más en la ignorancia, impidiendo su sano y normal desarrollo en la vida social y su bienestar como ser humano. Dice el imam Al-Baqir (la paz sea con él):

No ha ingresado en el corazón de una persona algo de soberbia sin que merme su intelecto en la misma medida que lo que ingresó, ya sea ello poco o mucho.

Por su parte, el soberbio, en su infinita insolencia, disputa con Dios en Su investidura, dado que la superioridad es un atributo exclusivo del Dios Único, sin que nadie más sea partícipe de ello.

Los historiadores narran que cierta vez el imam Sadiq notó la ausencia de un hombre que solía frecuentar sus reuniones, así que preguntó por él. Alguien alzó la voz para denigrar del origen étnico de esa persona, a lo que el Imam respondió:

La procedencia del hombre está en su intelecto, su abolengo está en su religión, su dignidad en su piedad y las personas son iguales con relación a Adán.

En conclusión, la soberbia es un grave defecto, un vicio moral vergonzoso y perjudicial que aniquila el alma. Las personas que se han extraviado debido a su arrogancia deberían pensar en lo que les espera luego de dejar la vida mundana. Cuando su cuerpo no sea otra cosa que polvo insignificante ya no podrán ser soberbias ante la Creación de Dios ni elevar su cabeza por encima de nadie.

Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!