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En este episodio de Voces de la Fe en FátimaTV, descubrimos los cuatro tipos de responsabilidad que cada creyente tiene. Con historias inspiradoras y enseñanzas del Corán y las narraciones, aprenderás a vivir con conciencia, fe y propósito en cada acción.

🎙 Locutora: Mónica María
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

Transcripción

La Responsabilidad en la Vida del Creyente

En el nombre de Dios.
Hola, soy Mónica María, desde la ciudad de Valencia, en la República Bolivariana de Venezuela.
 Y estás escuchando Voces de la Fe, un hermoso proyecto de FátimaTV, hecho con las voces de personas como tú.

Sí, tú, que con tu voz das vida a estos mensajes llenos de luz y ayudas a que tus amigos, tu familia y muchas otras personas puedan escucharlos fácilmente y disfrutar de su contenido.

Nos encantaría que tú también te unas a este proyecto.
 Si nunca has grabado antes, no te preocupes. Solo toma tu teléfono, envíanos un mensaje o escribe en los comentarios que quieres participar.

Nosotros en FátimaTV te enviaremos los textos listos para grabar. Solo tienes que leerlos con tu voz y enviarnos la grabación.
 Y si cometes un error o quieres repetir una frase, no pasa nada. No hace falta detener la grabación.
 La edición, el diseño y la publicación corren por nuestra cuenta.

Así que no lo pienses más: comienza ahora, como yo, que estoy a punto de leer este pódcast para ti.
 Bienvenido a FátimaTV.
🌸

FatimaTV.es | Saberes que iluminan el alma


Dios Todopoderoso dice en el Sagrado Corán:

وَلَا تَقْفُ مَا لَيْسَ لَكَ بِهِ عِلْمٌ ۚ إِنَّ السَّمْعَ وَالْبَصَرَ وَالْفُؤَادَ كُلُّ أُولَٰئِكَ كَانَ عَنْهُ مَسْئُولًا ‎﴿٣٦﴾

«No sigas aquello de lo que no tienes conocimiento.
 Ciertamente, el oído, la vista y el corazón,
 todos ellos serán interrogados».

 (Sura 17, verso 36)

Uno de los temas de gran importancia es el sentido de responsabilidad.
 El ser humano es racional y libre.
 Tiene entendimiento y conciencia; por eso no puede permanecer indiferente ante lo que le rodea, ni vivir sin sentir responsabilidad.

El Imam Al-Baqir, la paz sea con él, dijo que el Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones sean con él y con su familia purificada, expresó:

يَا مَعَاشِرَ قُرَّاءِ اَلْقُرْآنِ اِتَّقُوا اَللَّهَ عَزَّ وَ جَلَّ فِيمَا حَمَّلَكُمْ مِنْ كِتَابِهِ فَإِنِّي مَسْئُولٌ وَ إِنَّكُمْ مَسْئُولُونَ إِنِّي مَسْئُولٌ عَنْ تَبْلِيغِ اَلرِّسَالَةِ وَ أَمَّا أَنْتُمْ فَتُسْأَلُونَ عَمَّا حُمِّلْتُمْ مِنْ كِتَابِ اَللَّهِ وَ سُنَّتِي .

 

“¡Oh, asamblea de lectores del Corán!

Temed a Dios, el Poderoso y Majestuoso,

en aquello que os ha confiado de Su Libro.

Ciertamente, yo soy responsable,

y vosotros también sois responsables.

Yo soy responsable de la transmisión del Mensaje,

y vosotros seréis preguntados

sobre lo que se os ha confiado del Libro de Dios y de mi Tradición.”
 (Al-Kafi, tomo 2, página 606)

El Mensajero de Dios nos enseña que todos somos responsables.
 Incluso los profetas y los amigos de Dios tienen su propia responsabilidad.

Pero, ¿de qué somos responsables exactamente?
 En este episodio, hablaremos sobre la responsabilidad y sus diferentes tipos.


Tipos de responsabilidad

Aquí voy a explicar cuatro tipos de responsabilidad. ¿Frente a qué cosas debemos ser responsables y no mostrarnos indiferentes?

1. Frente a Dios

Nuestra primera responsabilidad es frente a Dios: debemos sentir responsabilidad ante la propia esencia de Dios, el Glorioso y Exaltado. Si hojeas cualquier página del Corán, encontrarás esta advertencia: vosotros sois responsables ante Dios.
 El ser humano tiene, al menos, tres responsabilidades frente a Dios:

1) Conocer y reconocer a Dios.

Una persona no puede decir “no me importa”, “no elijo ninguna religión” o “no tengo nada que ver con Dios”. Por eso el Profeta repetía tanto:

يا أيُّها النّاسُ، قُولوا : لا إلهَ إلاّ اللّه ُ تُفلِحوا

«Decid: ‹No hay más dios que Allah y seréis exitosos».

Primero hay que corregir esto: la creencia y la visión de la gente; después viene la conducta y el modo de vida. Es decir, aquello hacia lo que nos inclinamos y lo que elegimos debe basarse en una convicción.

Quiero contarte tres historias que nos ayudan a entender este tema.

Historia 1

Cuando el Profeta se dirigía al campo de batalla en Badr, llegaron dos hombres armados y dijeron: “¡Oh, Mensajero de Dios! Venimos a ayudarte”. Eso, en apariencia, es una buena acción; eligieron acudir al Profeta en lugar de ir al enemigo. Pero el Profeta preguntó: “¿Con qué intención venís? ¿Por qué habéis venido?” El profeta quería conocer su visión, su creencia, su intención. Ellos respondieron: “No creemos en ti ni en Dios, pero hemos oído que hay guerra; hemos venido para obtener botín. Si vencéis, dadnos el botín; venimos por la riqueza, no por Dios ni por el Mensajero”. El Profeta dijo: “Volved; yo lucho sólo por Dios, no para conquistar un reino; lucho para establecer la unicidad (tawhid)”. Uno de ellos dijo «me hago musulmán» y vino; el otro se fue. La creencia, la visión y el conocimiento son la primera responsabilidad.


Historia 2

En tiempos del Profeta del Islam, un hombre se convirtió al Islam y le dijo:
 “Oh, Mensajero de Dios, antes de abrazar el Islam hice muchas obras buenas y de servicio. ¿Tendré alguna recompensa por ellas?”

El Profeta le preguntó: “¿Qué obras hiciste?”

El hombre respondió:
 “Oh, Mensajero de Dios, cuando la gente quería enterrar vivas a sus hijas, yo no lo permitía. Las tomaba bajo mi cuidado y las criaba. A cambio, daba tres camellos a su padre. Me llevaba a la niña a mi casa, le buscaba una nodriza y la mantenía hasta que creciera. De esta manera, salvé a 360 niñas de la muerte. He dado más de mil camellos en total. ¿Recibiré recompensa por esto?”

El Profeta le respondió:
 “Ciertamente, Dios no deja sin recompensa a quien realiza una buena acción; quien hace el bien, recibe su mérito. Pero tú realizaste esas obras en un tiempo en que no creías en Dios ni en el Día del Juicio. Si hubieras tenido fe en Dios, habrías obtenido una recompensa que ahora no tienes, porque carecías de esa creencia.”

El significado de las palabras del Profeta es que la acción de aquel hombre era buena y podía tener efectos positivos en su vida: tal vez Dios le concediera bendiciones, facilidad en sus asuntos o abundancia en su sustento.
 Por ejemplo, hay personas que inventan o hacen grandes servicios a la sociedad; incluso si no son creyentes, Dios no deja sus buenas acciones sin respuesta.

Sin embargo, quien no cree en Dios ni en la otra vida recibe su recompensa en este mundo —en forma de bienes, poder o bienestar—, pero en la otra vida no tendrá recompensa.

Por eso el Profeta le explicó: “Como tus acciones no fueron hechas por la complacencia de Dios, no posees el grado ni el mérito que tienen los creyentes. Si hubieras realizado esas obras valiosas por amor a Dios y con fe, habrías alcanzado una recompensa eterna, incomparable.”

Las buenas obras de una persona no creyente no quedan sin efecto: pueden alejar calamidades, prolongar su vida o aumentar su sustento.
 Y quizás, gracias a esas obras bondadosas, Dios haga que una luz de guía penetre en su corazón y le conduzca hacia la fe, para que no muera en la incredulidad.
 La guía está en manos de Dios, y Él guía a quien quiere.


Historia 3

En la batalla de Uhud, un hombre llamado Abu al-Ghayda llegó al campo de batalla; era politeísta pero comenzó a combatir hábilmente: era arquero experto, se sentaba sobre sus dos rodillas y sus flechas no fallaban. Mató a varios enemigos. La gente avisaba al Profeta: “¡Oh, Mensajero de Dios! Abu al-Ghayda, un politeísta, está luchando y mata a los enemigos.” El Profeta se alegraba por la defensa, pero decía: “Él al final irá al Infierno.” Hacía buenas acciones, pero su convicción no era la correcta. Finalmente fue herido y cayó. Alguien fue a su lado y le dijo: “¡Que el Paraíso sea para ti!” Abu al-Ghayda abrió los ojos, sorprendido, y dijo: “¿Qué es el Paraíso? ¡Yo no creo en el Paraíso! No creo en Dios ni en el Profeta; no vine por la causa de Dios ni por la religión; vine para demostrar que no soy cobarde porque en Medina la gente hablaba mal de mí.” Después, cogió una espada cercana y se la clavó en el vientre; se suicidó, buscando librarse de su dolor. Combatir contra los incrédulos puede ser un acto valiente, pero si falta la intención y la creencia, la acción carece de la dimensión espiritual correcta.


  1. Nuestra segunda responsabilidad ante Dios es mantener una conexión con Él, invocarlo y llamarlo correctamente.
     

El Corán dice que debemos invocar a Dios de la manera adecuada:

وَلِلَّهِ الْأَسْمَاءُ الْحُسْنَىٰ فَادْعُوهُ بِهَا وَذَرُوا الَّذِينَ يُلْحِدُونَ فِي أَسْمَائِهِ سَيُجْزَوْنَ مَا كَانُوا يَعْمَلُونَ ‎﴿١٨٠﴾‏

“A Dios pertenecen los nombres más bellos;
 invocadlo, pues, con ellos,
 Y dejad a quienes profanan Sus nombres,
 que serán retribuidos con arreglo a sus obras.”

 (Sura 7, versículo 180)

Es decir, debemos conocer a Dios a través de Sus nombres hermosos y dirigirnos a Él con respeto, amor y comprensión. Cada nombre divino nos enseña una faceta de Su misericordia, Su justicia y Su sabiduría.


3. Nuestra tercera responsabilidad ante Dios es no adelantarnos a Sus mandatos.
 Debemos ser totalmente obedientes a las órdenes divinas:
 ni quedarnos atrás, ni ir un paso por delante de lo que Dios ha ordenado.

El Corán dice en la sura 49, versículo 1:

يَـٰٓأَيُّهَا ٱلَّذِينَ ءَامَنُواْ لَا تُقَدِّمُواْ بَيۡنَ يَدَيِ ٱللَّهِ وَرَسُولِهِۦۖ وَٱتَّقُواْ ٱللَّهَۚ إِنَّ ٱللَّهَ سَمِيعٌ عَلِيمࣱ

“¡Oh, creyentes!
 No os adelantéis a Dios ni a Su Mensajero,
 y temed a Dios,
 porque Dios todo lo oye y todo lo sabe.”

Este versículo nos enseña que la verdadera fe implica obediencia y humildad ante la voluntad divina,
 porque quien ama a Dios no busca imponer su criterio, sino seguir la guía del Creador con confianza y respeto.

En la sura 49 del Corán (Al-Huyurat), se revelan una serie de enseñanzas morales y normas de disciplina tan importantes que muchos la llaman “la sura de la ética”.
 En sus primeros versículos, se destacan dos indicaciones fundamentales:
 la primera, no adelantarse a Dios ni a Su Mensajero,
 y la segunda, mantener el respeto y la calma en presencia del Profeta, sin levantar la voz ni causar alboroto.

El significado de “no adelantarse a Dios y al Mensajero” es no actuar antes de que ellos lo ordenen, ni tomar decisiones con prisa frente a los mandatos divinos.
 Los seguidores del Profeta deben obedecer sus órdenes completamente, sin decidir nada antes que él.

Esto no significa que no puedan expresar una sugerencia o dar una opinión en el marco del consejo,
 sino que se refiere a no actuar de manera independiente ni ejecutar algo antes de que el líder divino lo apruebe.
 Incluso, no se debe insistir con demasiadas preguntas o debates innecesarios: hay que dejar que el líder, que es infalible y no se olvida de nada, hable en el momento adecuado.
 Y si alguien formula una pregunta al Profeta, los demás no deben apresurarse a responder en su lugar,
 porque todo esto forma parte del respeto y del orden que enseña este versículo.

El liderazgo y la dirección de una comunidad no pueden prosperar sin disciplina.
 Si los seguidores actúan por cuenta propia, el orden se rompe,
 por más sabio o competente que sea el líder.
 De hecho, muchas derrotas a lo largo de la historia se debieron precisamente a la falta de obediencia y coordinación.
 Los musulmanes vivieron esta amarga experiencia en la batalla de Uhud, cuando desobedecieron las órdenes del Profeta.

Gracias a Dios, en la Academia Fátima estamos preparando y publicando cursos de interpretación del Corán en formato de pódcast.
 La exégesis completa de la sura 49, versículo por versículo, ha sido publicada en diez lecciones que puedes ver en el canal de YouTube
@fatimatves
 El enlace directo a las lecciones también estará disponible en la descripción.
 Además, si usas Telegram, puedes buscar el canal
 
👉 @academiafatima
 y disfrutar allí de pódcasts sobre diversos temas espirituales.

No te pierdas la interpretación de la sura 49, te invito sinceramente a escucharla.
 Por eso, no profundizaré más en la explicación de este versículo aquí,
 y te animo a visitar esa serie para comprender las razones de su revelación.

Ahora sigamos con nuestra lección.
 Estábamos hablando de los cuatro tipos de responsabilidad que tenemos y sobre los cuales no debemos ser indiferentes.
 El primer tipo es nuestra responsabilidad ante Dios,
 que hemos dividido en tres partes.


  1. El segundo tipo de responsabilidad que tenemos es nuestra responsabilidad ante el Mensajero de Dios, el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él y su purificada familia).
     

Dios dice en el Corán:

(يَـٰٓأَيُّهَا ٱلَّذِينَ ءَامَنُوٓاْ أَطِيعُواْ ٱللَّهَ وَأَطِيعُواْ ٱلرَّسُولَ وَأُوْلِي ٱلۡأَمۡرِ مِنكُمۡۖ فَإِن تَنَٰزَعۡتُمۡ فِي شَيۡءࣲ فَرُدُّوهُ إِلَى ٱللَّهِ وَٱلرَّسُولِ إِن كُنتُمۡ تُؤۡمِنُونَ بِٱللَّهِ وَٱلۡيَوۡمِ ٱلۡأٓخِرِۚ ذَٰلِكَ خَيۡرࣱ وَأَحۡسَنُ تَأۡوِيلًا)

“¡Oh, vosotros que creéis! Obedeced a Dios, obedeced al Mensajero y a los que tienen autoridad entre vosotros.
 Si discutís sobre algo, remitidlo a Dios y al Mensajero, si creéis en Dios y en el Día del Juicio.
 Esto
es lo mejor y la solución más apropiada.
 (Sura 4, versículo 59)

Y también Dios dice:

… وَمَا آتَاكُمُ الرَّسُولُ فَخُذُوهُ وَمَا نَهَاكُمْ عَنْهُ فَانتَهُوا ۚ وَاتَّقُوا اللَّهَ ۖ إِنَّ اللَّهَ شَدِيدُ الْعِقَابِ ‎﴿٧﴾

“Aceptad lo que os da el Mensajero y absteneos de lo que os prohíbe.
 Temed a Dios, porque Dios es severo en el castigo.”

 (Sura 59, versículo 7)

¿Y por qué debemos obedecer al Profeta?
 Porque el Profeta nunca habla siguiendo sus propios deseos o pasiones,
 ya que todo lo que dice proviene de la revelación divina.

El Corán afirma claramente sobre el Profeta que él:

وَمَا يَنطِقُ عَنِ الْهَوَىٰ ‎﴿٣﴾‏ إِنْ هُوَ إِلَّا وَحْيٌ يُوحَىٰ ‎﴿٤﴾‏

“Y no habla por deseo propio.
 No es sino una revelación que se le revela.”

 (Sura 53, versículos 3 y 4)


  1. El tercer tipo de responsabilidad que tenemos es nuestra responsabilidad ante los Imames infalibles, los sucesores legítimos del Profeta y las pruebas de Dios sobre la tierra.
     

Sentir responsabilidad ante el Imam significa ser conscientes de que el Imam ve nuestras acciones.

Dios dice en el Corán:

وَقُلِ اعْمَلُوا فَسَيَرَى اللَّهُ عَمَلَكُمْ وَرَسُولُهُ وَالْمُؤْمِنُونَ وَسَتُرَدُّونَ إِلَىٰ عَالِمِ الْغَيْبِ وَالشَّهَادَةِ فَيُنَبِّئُكُم بِمَا كُنتُمْ تَعْمَلُونَ ‎﴿١٠٥﴾

“Y di: Obrad, que Dios, Su Mensajero y los creyentes verán vuestras obras.
 Luego seréis devueltos al Conocedor de lo oculto y de lo visible, y Él os informará de lo que hacíais.”

 (Sura 9, versículo 105)

Según las narraciones, las acciones de la comunidad son presentadas ante el Profeta cada lunes y jueves, y luego ante los Imames (la paz sea con ellos), que son sus sucesores.
 Por eso, los “creyentes” mencionados en este versículo se interpretan como los Imames infalibles.


  1. El cuarto tipo de responsabilidad que tenemos es nuestra responsabilidad ante nuestros propios órganos y sentidos.
     

Debemos comprender que nuestras manos, pies, ojos y oídos no actúan por sí mismos; no tienen voluntad propia.
 La decisión está en nuestra mente, nuestro intelecto y nuestra intención.
 El Príncipe de los Creyentes, el Imam Alí (la paz sea con él) dijo:

(اَلْعُقُولُ أَئِمَّةُ اَلْأَفْكَارِ وَ اَلْأَفْكَارُ أَئِمَّةُ اَلْقُلُوبِ وَ اَلْقُلُوبُ أَئِمَّةُ اَلْحَوَاسِّ وَ اَلْحَوَاسُّ أَئِمَّةُ اَلْأَعْضَاءِ)

مستدرک الوسائل و مستنبط المسائل، ج 11, ص207

Los intelectos son los guías de los pensamientos,
y los pensamientos son los guías de los corazones,
y los corazones son los guías de los sentidos,
y los sentidos son los guías de los miembros.

 (Mustadrak al-Wasā’il, vol. 11, p. 207)

Es decir: la razón dirige el pensamiento, el pensamiento dirige la comprensión, la comprensión dirige los sentidos, y los sentidos dirigen los miembros del cuerpo.
 Por lo tanto, cuando una mano golpea o ayuda, antes de ese acto hay una cadena de causas internas: razón, pensamiento, comprensión y sentido.
 La mano, el ojo o el oído no son responsables por sí mismos; somos nosotros quienes decidimos cómo usarlos.

Por eso el Corán dice:

إِنَّ السَّمْعَ وَالْبَصَرَ وَالْفُؤَادَ كُلُّ أُولـئِكَ كَانَ عَنْهُ مَسْؤُولا

“Ciertamente, el oído, la vista y el corazón, todos ellos serán interrogados.”
 (Sura 17, versículo 36)


Algunos comentaristas se preguntan: ¿por qué el Corán menciona únicamente el oído y la vista?
 Por ejemplo, ¿por qué no menciona el olfato, el tacto o el gusto?
 La razón podría ser que el oído y la vista son los sentidos más utilizados, y a través de ellos el ser humano recibe la mayor parte de la información y las influencias.
 Por eso, entre los cinco sentidos, el Corán hace énfasis en estos dos.


Pedimos a Dios que nos conceda a todos la capacidad de cumplir con nuestras responsabilidades y ser conscientes de nuestros deberes ante Él y ante nosotros mismos.

Si te gustaría que el próximo podcast se publique con tu voz, escríbenos o deja un comentario.
 
✨ ¡Te deseo lo mejor!

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Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

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🎙 Locutora: Mónica María
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

La Responsabilidad en la Vida del Creyente

En el nombre de Dios.
Hola, soy Mónica María, desde la ciudad de Valencia, en la República Bolivariana de Venezuela.
 Y estás escuchando Voces de la Fe, un hermoso proyecto de FátimaTV, hecho con las voces de personas como tú.

Sí, tú, que con tu voz das vida a estos mensajes llenos de luz y ayudas a que tus amigos, tu familia y muchas otras personas puedan escucharlos fácilmente y disfrutar de su contenido.

Nos encantaría que tú también te unas a este proyecto.
 Si nunca has grabado antes, no te preocupes. Solo toma tu teléfono, envíanos un mensaje o escribe en los comentarios que quieres participar.

Nosotros en FátimaTV te enviaremos los textos listos para grabar. Solo tienes que leerlos con tu voz y enviarnos la grabación.
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Dios Todopoderoso dice en el Sagrado Corán:

وَلَا تَقْفُ مَا لَيْسَ لَكَ بِهِ عِلْمٌ ۚ إِنَّ السَّمْعَ وَالْبَصَرَ وَالْفُؤَادَ كُلُّ أُولَٰئِكَ كَانَ عَنْهُ مَسْئُولًا ‎﴿٣٦﴾

«No sigas aquello de lo que no tienes conocimiento.
 Ciertamente, el oído, la vista y el corazón,
 todos ellos serán interrogados».

 (Sura 17, verso 36)

Uno de los temas de gran importancia es el sentido de responsabilidad.
 El ser humano es racional y libre.
 Tiene entendimiento y conciencia; por eso no puede permanecer indiferente ante lo que le rodea, ni vivir sin sentir responsabilidad.

El Imam Al-Baqir, la paz sea con él, dijo que el Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones sean con él y con su familia purificada, expresó:

يَا مَعَاشِرَ قُرَّاءِ اَلْقُرْآنِ اِتَّقُوا اَللَّهَ عَزَّ وَ جَلَّ فِيمَا حَمَّلَكُمْ مِنْ كِتَابِهِ فَإِنِّي مَسْئُولٌ وَ إِنَّكُمْ مَسْئُولُونَ إِنِّي مَسْئُولٌ عَنْ تَبْلِيغِ اَلرِّسَالَةِ وَ أَمَّا أَنْتُمْ فَتُسْأَلُونَ عَمَّا حُمِّلْتُمْ مِنْ كِتَابِ اَللَّهِ وَ سُنَّتِي .

 

“¡Oh, asamblea de lectores del Corán!

Temed a Dios, el Poderoso y Majestuoso,

en aquello que os ha confiado de Su Libro.

Ciertamente, yo soy responsable,

y vosotros también sois responsables.

Yo soy responsable de la transmisión del Mensaje,

y vosotros seréis preguntados

sobre lo que se os ha confiado del Libro de Dios y de mi Tradición.”
 (Al-Kafi, tomo 2, página 606)

El Mensajero de Dios nos enseña que todos somos responsables.
 Incluso los profetas y los amigos de Dios tienen su propia responsabilidad.

Pero, ¿de qué somos responsables exactamente?
 En este episodio, hablaremos sobre la responsabilidad y sus diferentes tipos.


Tipos de responsabilidad

Aquí voy a explicar cuatro tipos de responsabilidad. ¿Frente a qué cosas debemos ser responsables y no mostrarnos indiferentes?

1. Frente a Dios

Nuestra primera responsabilidad es frente a Dios: debemos sentir responsabilidad ante la propia esencia de Dios, el Glorioso y Exaltado. Si hojeas cualquier página del Corán, encontrarás esta advertencia: vosotros sois responsables ante Dios.
 El ser humano tiene, al menos, tres responsabilidades frente a Dios:

1) Conocer y reconocer a Dios.

Una persona no puede decir “no me importa”, “no elijo ninguna religión” o “no tengo nada que ver con Dios”. Por eso el Profeta repetía tanto:

يا أيُّها النّاسُ، قُولوا : لا إلهَ إلاّ اللّه ُ تُفلِحوا

«Decid: ‹No hay más dios que Allah y seréis exitosos».

Primero hay que corregir esto: la creencia y la visión de la gente; después viene la conducta y el modo de vida. Es decir, aquello hacia lo que nos inclinamos y lo que elegimos debe basarse en una convicción.

Quiero contarte tres historias que nos ayudan a entender este tema.

Historia 1

Cuando el Profeta se dirigía al campo de batalla en Badr, llegaron dos hombres armados y dijeron: “¡Oh, Mensajero de Dios! Venimos a ayudarte”. Eso, en apariencia, es una buena acción; eligieron acudir al Profeta en lugar de ir al enemigo. Pero el Profeta preguntó: “¿Con qué intención venís? ¿Por qué habéis venido?” El profeta quería conocer su visión, su creencia, su intención. Ellos respondieron: “No creemos en ti ni en Dios, pero hemos oído que hay guerra; hemos venido para obtener botín. Si vencéis, dadnos el botín; venimos por la riqueza, no por Dios ni por el Mensajero”. El Profeta dijo: “Volved; yo lucho sólo por Dios, no para conquistar un reino; lucho para establecer la unicidad (tawhid)”. Uno de ellos dijo «me hago musulmán» y vino; el otro se fue. La creencia, la visión y el conocimiento son la primera responsabilidad.


Historia 2

En tiempos del Profeta del Islam, un hombre se convirtió al Islam y le dijo:
 “Oh, Mensajero de Dios, antes de abrazar el Islam hice muchas obras buenas y de servicio. ¿Tendré alguna recompensa por ellas?”

El Profeta le preguntó: “¿Qué obras hiciste?”

El hombre respondió:
 “Oh, Mensajero de Dios, cuando la gente quería enterrar vivas a sus hijas, yo no lo permitía. Las tomaba bajo mi cuidado y las criaba. A cambio, daba tres camellos a su padre. Me llevaba a la niña a mi casa, le buscaba una nodriza y la mantenía hasta que creciera. De esta manera, salvé a 360 niñas de la muerte. He dado más de mil camellos en total. ¿Recibiré recompensa por esto?”

El Profeta le respondió:
 “Ciertamente, Dios no deja sin recompensa a quien realiza una buena acción; quien hace el bien, recibe su mérito. Pero tú realizaste esas obras en un tiempo en que no creías en Dios ni en el Día del Juicio. Si hubieras tenido fe en Dios, habrías obtenido una recompensa que ahora no tienes, porque carecías de esa creencia.”

El significado de las palabras del Profeta es que la acción de aquel hombre era buena y podía tener efectos positivos en su vida: tal vez Dios le concediera bendiciones, facilidad en sus asuntos o abundancia en su sustento.
 Por ejemplo, hay personas que inventan o hacen grandes servicios a la sociedad; incluso si no son creyentes, Dios no deja sus buenas acciones sin respuesta.

Sin embargo, quien no cree en Dios ni en la otra vida recibe su recompensa en este mundo —en forma de bienes, poder o bienestar—, pero en la otra vida no tendrá recompensa.

Por eso el Profeta le explicó: “Como tus acciones no fueron hechas por la complacencia de Dios, no posees el grado ni el mérito que tienen los creyentes. Si hubieras realizado esas obras valiosas por amor a Dios y con fe, habrías alcanzado una recompensa eterna, incomparable.”

Las buenas obras de una persona no creyente no quedan sin efecto: pueden alejar calamidades, prolongar su vida o aumentar su sustento.
 Y quizás, gracias a esas obras bondadosas, Dios haga que una luz de guía penetre en su corazón y le conduzca hacia la fe, para que no muera en la incredulidad.
 La guía está en manos de Dios, y Él guía a quien quiere.


Historia 3

En la batalla de Uhud, un hombre llamado Abu al-Ghayda llegó al campo de batalla; era politeísta pero comenzó a combatir hábilmente: era arquero experto, se sentaba sobre sus dos rodillas y sus flechas no fallaban. Mató a varios enemigos. La gente avisaba al Profeta: “¡Oh, Mensajero de Dios! Abu al-Ghayda, un politeísta, está luchando y mata a los enemigos.” El Profeta se alegraba por la defensa, pero decía: “Él al final irá al Infierno.” Hacía buenas acciones, pero su convicción no era la correcta. Finalmente fue herido y cayó. Alguien fue a su lado y le dijo: “¡Que el Paraíso sea para ti!” Abu al-Ghayda abrió los ojos, sorprendido, y dijo: “¿Qué es el Paraíso? ¡Yo no creo en el Paraíso! No creo en Dios ni en el Profeta; no vine por la causa de Dios ni por la religión; vine para demostrar que no soy cobarde porque en Medina la gente hablaba mal de mí.” Después, cogió una espada cercana y se la clavó en el vientre; se suicidó, buscando librarse de su dolor. Combatir contra los incrédulos puede ser un acto valiente, pero si falta la intención y la creencia, la acción carece de la dimensión espiritual correcta.


  1. Nuestra segunda responsabilidad ante Dios es mantener una conexión con Él, invocarlo y llamarlo correctamente.
     

El Corán dice que debemos invocar a Dios de la manera adecuada:

وَلِلَّهِ الْأَسْمَاءُ الْحُسْنَىٰ فَادْعُوهُ بِهَا وَذَرُوا الَّذِينَ يُلْحِدُونَ فِي أَسْمَائِهِ سَيُجْزَوْنَ مَا كَانُوا يَعْمَلُونَ ‎﴿١٨٠﴾‏

“A Dios pertenecen los nombres más bellos;
 invocadlo, pues, con ellos,
 Y dejad a quienes profanan Sus nombres,
 que serán retribuidos con arreglo a sus obras.”

 (Sura 7, versículo 180)

Es decir, debemos conocer a Dios a través de Sus nombres hermosos y dirigirnos a Él con respeto, amor y comprensión. Cada nombre divino nos enseña una faceta de Su misericordia, Su justicia y Su sabiduría.


3. Nuestra tercera responsabilidad ante Dios es no adelantarnos a Sus mandatos.
 Debemos ser totalmente obedientes a las órdenes divinas:
 ni quedarnos atrás, ni ir un paso por delante de lo que Dios ha ordenado.

El Corán dice en la sura 49, versículo 1:

يَـٰٓأَيُّهَا ٱلَّذِينَ ءَامَنُواْ لَا تُقَدِّمُواْ بَيۡنَ يَدَيِ ٱللَّهِ وَرَسُولِهِۦۖ وَٱتَّقُواْ ٱللَّهَۚ إِنَّ ٱللَّهَ سَمِيعٌ عَلِيمࣱ

“¡Oh, creyentes!
 No os adelantéis a Dios ni a Su Mensajero,
 y temed a Dios,
 porque Dios todo lo oye y todo lo sabe.”

Este versículo nos enseña que la verdadera fe implica obediencia y humildad ante la voluntad divina,
 porque quien ama a Dios no busca imponer su criterio, sino seguir la guía del Creador con confianza y respeto.

En la sura 49 del Corán (Al-Huyurat), se revelan una serie de enseñanzas morales y normas de disciplina tan importantes que muchos la llaman “la sura de la ética”.
 En sus primeros versículos, se destacan dos indicaciones fundamentales:
 la primera, no adelantarse a Dios ni a Su Mensajero,
 y la segunda, mantener el respeto y la calma en presencia del Profeta, sin levantar la voz ni causar alboroto.

El significado de “no adelantarse a Dios y al Mensajero” es no actuar antes de que ellos lo ordenen, ni tomar decisiones con prisa frente a los mandatos divinos.
 Los seguidores del Profeta deben obedecer sus órdenes completamente, sin decidir nada antes que él.

Esto no significa que no puedan expresar una sugerencia o dar una opinión en el marco del consejo,
 sino que se refiere a no actuar de manera independiente ni ejecutar algo antes de que el líder divino lo apruebe.
 Incluso, no se debe insistir con demasiadas preguntas o debates innecesarios: hay que dejar que el líder, que es infalible y no se olvida de nada, hable en el momento adecuado.
 Y si alguien formula una pregunta al Profeta, los demás no deben apresurarse a responder en su lugar,
 porque todo esto forma parte del respeto y del orden que enseña este versículo.

El liderazgo y la dirección de una comunidad no pueden prosperar sin disciplina.
 Si los seguidores actúan por cuenta propia, el orden se rompe,
 por más sabio o competente que sea el líder.
 De hecho, muchas derrotas a lo largo de la historia se debieron precisamente a la falta de obediencia y coordinación.
 Los musulmanes vivieron esta amarga experiencia en la batalla de Uhud, cuando desobedecieron las órdenes del Profeta.

Gracias a Dios, en la Academia Fátima estamos preparando y publicando cursos de interpretación del Corán en formato de pódcast.
 La exégesis completa de la sura 49, versículo por versículo, ha sido publicada en diez lecciones que puedes ver en el canal de YouTube
@fatimatves
 El enlace directo a las lecciones también estará disponible en la descripción.
 Además, si usas Telegram, puedes buscar el canal
 
👉 @academiafatima
 y disfrutar allí de pódcasts sobre diversos temas espirituales.

No te pierdas la interpretación de la sura 49, te invito sinceramente a escucharla.
 Por eso, no profundizaré más en la explicación de este versículo aquí,
 y te animo a visitar esa serie para comprender las razones de su revelación.

Ahora sigamos con nuestra lección.
 Estábamos hablando de los cuatro tipos de responsabilidad que tenemos y sobre los cuales no debemos ser indiferentes.
 El primer tipo es nuestra responsabilidad ante Dios,
 que hemos dividido en tres partes.


  1. El segundo tipo de responsabilidad que tenemos es nuestra responsabilidad ante el Mensajero de Dios, el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él y su purificada familia).
     

Dios dice en el Corán:

(يَـٰٓأَيُّهَا ٱلَّذِينَ ءَامَنُوٓاْ أَطِيعُواْ ٱللَّهَ وَأَطِيعُواْ ٱلرَّسُولَ وَأُوْلِي ٱلۡأَمۡرِ مِنكُمۡۖ فَإِن تَنَٰزَعۡتُمۡ فِي شَيۡءࣲ فَرُدُّوهُ إِلَى ٱللَّهِ وَٱلرَّسُولِ إِن كُنتُمۡ تُؤۡمِنُونَ بِٱللَّهِ وَٱلۡيَوۡمِ ٱلۡأٓخِرِۚ ذَٰلِكَ خَيۡرࣱ وَأَحۡسَنُ تَأۡوِيلًا)

“¡Oh, vosotros que creéis! Obedeced a Dios, obedeced al Mensajero y a los que tienen autoridad entre vosotros.
 Si discutís sobre algo, remitidlo a Dios y al Mensajero, si creéis en Dios y en el Día del Juicio.
 Esto
es lo mejor y la solución más apropiada.
 (Sura 4, versículo 59)

Y también Dios dice:

… وَمَا آتَاكُمُ الرَّسُولُ فَخُذُوهُ وَمَا نَهَاكُمْ عَنْهُ فَانتَهُوا ۚ وَاتَّقُوا اللَّهَ ۖ إِنَّ اللَّهَ شَدِيدُ الْعِقَابِ ‎﴿٧﴾

“Aceptad lo que os da el Mensajero y absteneos de lo que os prohíbe.
 Temed a Dios, porque Dios es severo en el castigo.”

 (Sura 59, versículo 7)

¿Y por qué debemos obedecer al Profeta?
 Porque el Profeta nunca habla siguiendo sus propios deseos o pasiones,
 ya que todo lo que dice proviene de la revelación divina.

El Corán afirma claramente sobre el Profeta que él:

وَمَا يَنطِقُ عَنِ الْهَوَىٰ ‎﴿٣﴾‏ إِنْ هُوَ إِلَّا وَحْيٌ يُوحَىٰ ‎﴿٤﴾‏

“Y no habla por deseo propio.
 No es sino una revelación que se le revela.”

 (Sura 53, versículos 3 y 4)


  1. El tercer tipo de responsabilidad que tenemos es nuestra responsabilidad ante los Imames infalibles, los sucesores legítimos del Profeta y las pruebas de Dios sobre la tierra.
     

Sentir responsabilidad ante el Imam significa ser conscientes de que el Imam ve nuestras acciones.

Dios dice en el Corán:

وَقُلِ اعْمَلُوا فَسَيَرَى اللَّهُ عَمَلَكُمْ وَرَسُولُهُ وَالْمُؤْمِنُونَ وَسَتُرَدُّونَ إِلَىٰ عَالِمِ الْغَيْبِ وَالشَّهَادَةِ فَيُنَبِّئُكُم بِمَا كُنتُمْ تَعْمَلُونَ ‎﴿١٠٥﴾

“Y di: Obrad, que Dios, Su Mensajero y los creyentes verán vuestras obras.
 Luego seréis devueltos al Conocedor de lo oculto y de lo visible, y Él os informará de lo que hacíais.”

 (Sura 9, versículo 105)

Según las narraciones, las acciones de la comunidad son presentadas ante el Profeta cada lunes y jueves, y luego ante los Imames (la paz sea con ellos), que son sus sucesores.
 Por eso, los “creyentes” mencionados en este versículo se interpretan como los Imames infalibles.


  1. El cuarto tipo de responsabilidad que tenemos es nuestra responsabilidad ante nuestros propios órganos y sentidos.
     

Debemos comprender que nuestras manos, pies, ojos y oídos no actúan por sí mismos; no tienen voluntad propia.
 La decisión está en nuestra mente, nuestro intelecto y nuestra intención.
 El Príncipe de los Creyentes, el Imam Alí (la paz sea con él) dijo:

(اَلْعُقُولُ أَئِمَّةُ اَلْأَفْكَارِ وَ اَلْأَفْكَارُ أَئِمَّةُ اَلْقُلُوبِ وَ اَلْقُلُوبُ أَئِمَّةُ اَلْحَوَاسِّ وَ اَلْحَوَاسُّ أَئِمَّةُ اَلْأَعْضَاءِ)

مستدرک الوسائل و مستنبط المسائل، ج 11, ص207

Los intelectos son los guías de los pensamientos,
y los pensamientos son los guías de los corazones,
y los corazones son los guías de los sentidos,
y los sentidos son los guías de los miembros.

 (Mustadrak al-Wasā’il, vol. 11, p. 207)

Es decir: la razón dirige el pensamiento, el pensamiento dirige la comprensión, la comprensión dirige los sentidos, y los sentidos dirigen los miembros del cuerpo.
 Por lo tanto, cuando una mano golpea o ayuda, antes de ese acto hay una cadena de causas internas: razón, pensamiento, comprensión y sentido.
 La mano, el ojo o el oído no son responsables por sí mismos; somos nosotros quienes decidimos cómo usarlos.

Por eso el Corán dice:

إِنَّ السَّمْعَ وَالْبَصَرَ وَالْفُؤَادَ كُلُّ أُولـئِكَ كَانَ عَنْهُ مَسْؤُولا

“Ciertamente, el oído, la vista y el corazón, todos ellos serán interrogados.”
 (Sura 17, versículo 36)


Algunos comentaristas se preguntan: ¿por qué el Corán menciona únicamente el oído y la vista?
 Por ejemplo, ¿por qué no menciona el olfato, el tacto o el gusto?
 La razón podría ser que el oído y la vista son los sentidos más utilizados, y a través de ellos el ser humano recibe la mayor parte de la información y las influencias.
 Por eso, entre los cinco sentidos, el Corán hace énfasis en estos dos.


Pedimos a Dios que nos conceda a todos la capacidad de cumplir con nuestras responsabilidades y ser conscientes de nuestros deberes ante Él y ante nosotros mismos.

Si te gustaría que el próximo podcast se publique con tu voz, escríbenos o deja un comentario.
 
✨ ¡Te deseo lo mejor!