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Descripción

El día 20 de Yamadi azzani, el sexto mes del calendario lunar, se conmemora el nacimiento de Fátima Zahra (la paz sea con ella). En diferentes regiones del mundo islámico es conocido este día como el Día de la Mujer Musulmana y también como el Día de la Madre. Sorprendentemente, el natalicio de la hija del Profeta del islam (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) coincide con el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo según el calendario gregoriano; esta conmemoración, institucionalizada por la Naciones Unidas, aparenta ser de carácter internacional, pero en realidad se basa en hechos que ponen énfasis solo en valores propios de la sociedad occidental.

Transcripción

En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La mujer. Parte I.
El día 20 de Yamadi azzani, el sexto mes del calendario lunar, se conmemora el nacimiento de Fátima Zahra (la paz sea con ella). En diferentes regiones del mundo islámico es conocido este día como el Día de la Mujer Musulmana y también como el Día de la Madre. Sorprendentemente, el  natalicio de la hija del Profeta del islam (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) coincide con el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo según el calendario gregoriano; esta conmemoración, institucionalizada por la Naciones Unidas, aparenta ser de carácter internacional, pero en realidad se basa en hechos que ponen énfasis solo en valores propios de la sociedad occidental. 
Esta coincidencia entre ambas celebraciones nos permite comparar dos arquetipos de mujer: uno desde la perspectiva islámica y el otro desde la occidental. Para ello distinguiremos tres ámbitos caracterizadores de la mujer. El primero la analiza como modelo en su realización individual; el segundo, reflexiona acerca de su rol como sostén de la familia, que es la célula básica de la sociedad; y el tercero, examina el papel que desempeña en el orden político y social. 
Como es de esperarse, existen marcadas diferencias entre el modelo islámico y el modelo occidental; pero también hay algunas similitudes. Por ejemplo, independientemente de la ideología y el sistema de creencias de uno u otro, el propósito común es fortalecer la dignidad de la mujer. Incluso, observamos en el Occidente una consistente militancia al respecto, a pesar de las grandes contradicciones. Esto significa que, al menos en lo teórico, no se percibe ninguna diferencia. 
Ahora bien, las diferencias sustanciales se dan entre las sociedades religiosas y no religiosas. La visión de quienes consideran el islam como un modelo de vida, ya no solo para la mujer sino para el ser humano, es muy distinta de la que tienen aquellos que asumen los valores occidentales como una manera de actuar e interpretar el mundo. Son dos subjetividades, dos cosmovisiones disímiles, dos nociones opuestas acerca de la realidad. Para el islam, el aspecto más importante del ser humano es su dimensión espiritual, debido a que se trata de una religión que, como la mayoría de las religiones, cree en la trascendencia. 
La felicidad de las personas radica en su eternidad y no en lo material; es decir, todo aquello que podamos lograr en este mundo debe considerarse transitorio e instrumental. En consecuencia, lo material no contribuye en nada para alcanzar la verdadera dicha; y este es un punto que no debemos dejar de lado, porque no se trata de algo insignificante, de distintas teorías escatológicas, sobre lo que sucederá al final de los tiempos o en las postrimerías de la ultratumba. 
En todo caso, lo que se pretende aquí es reflexionar acerca de cosas relevantes del tiempo presente y de los modos de vida. En tal sentido, las diferencias entre ambas posturas radican precisamente en los objetivos que se persiguen durante la existencia, los caminos y vías a transitar, en las expectativas tanto para el hombre como para la mujer, para la familia y para la sociedad en su conjunto. Estos rasgos distintivos han motivado diversas luchas con el objetivo de incrementar los derechos de la mujer en todas las regiones del planeta, incluyendo por supuesto el mundo islámico. 
Los movimientos a favor de los derechos de la mujer cobraron auge en el siglo XIX, como resultado de las nuevas ideas surgidas durante la revolución industrial, luego de que fuera relegada la influencia que ejercía la iglesia cristiana. Todo esto dio paso a un cambio en los paradigmas acerca del ser humano, del hombre y la mujer. Lamentablemente, también se produjeron respuestas exageradas, tergiversaciones de lo que fue en su origen un reclamo legítimo. Finalmente, estas distorsiones terminaron colocando en una misma balanza al hombre y la mujer, lo cual promovió un modelo de mujer análogo al modelo desvirtuado del hombre. 
Es decir, una cuestión es la teoría y otra cosa es la práctica. Lamentablemente, a veces las ideologías que enarbolan la bandera a favor de los derechos de la mujer, en la práctica son las que más la han cosificado e irrespetado, colocándola en el mismo nivel que el modelo desvirtuado del hombre, porque supuestamente este tiene más libertades para transgredir las llamadas imposiciones sociales. Esto significa que el objetivo es alcanzar el mismo grado de transgresión que el hombre respecto a los valores éticos, familiares y sociales, porque con ello cree estar aboliendo los prejuicios de género y colocándose en igualdad de condiciones con el género contrario, cuando en realidad con esa postura solo está logrando aniquilar su sentido común y verdadera libertad como ser humano.
Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!
 
ESTE PODCAST ESTÁ BASADO EN UN VIDEO QUE REGISTRA UNO DE LOS PROGRAMAS EN VIVO DEL SHEIJ FEISAL MORHELL, TRANSMITIDO POR FÁTIMA TV, EL 10 DE MARZO DE 2018. 

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El día 20 de Yamadi azzani, el sexto mes del calendario lunar, se conmemora el nacimiento de Fátima Zahra (la paz sea con ella). En diferentes regiones del mundo islámico es conocido este día como el Día de la Mujer Musulmana y también como el Día de la Madre. Sorprendentemente, el natalicio de la hija del Profeta del islam (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) coincide con el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo según el calendario gregoriano; esta conmemoración, institucionalizada por la Naciones Unidas, aparenta ser de carácter internacional, pero en realidad se basa en hechos que ponen énfasis solo en valores propios de la sociedad occidental.

En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La mujer. Parte I.
El día 20 de Yamadi azzani, el sexto mes del calendario lunar, se conmemora el nacimiento de Fátima Zahra (la paz sea con ella). En diferentes regiones del mundo islámico es conocido este día como el Día de la Mujer Musulmana y también como el Día de la Madre. Sorprendentemente, el  natalicio de la hija del Profeta del islam (la paz y las bendiciones sean con él y su familia) coincide con el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo según el calendario gregoriano; esta conmemoración, institucionalizada por la Naciones Unidas, aparenta ser de carácter internacional, pero en realidad se basa en hechos que ponen énfasis solo en valores propios de la sociedad occidental. 
Esta coincidencia entre ambas celebraciones nos permite comparar dos arquetipos de mujer: uno desde la perspectiva islámica y el otro desde la occidental. Para ello distinguiremos tres ámbitos caracterizadores de la mujer. El primero la analiza como modelo en su realización individual; el segundo, reflexiona acerca de su rol como sostén de la familia, que es la célula básica de la sociedad; y el tercero, examina el papel que desempeña en el orden político y social. 
Como es de esperarse, existen marcadas diferencias entre el modelo islámico y el modelo occidental; pero también hay algunas similitudes. Por ejemplo, independientemente de la ideología y el sistema de creencias de uno u otro, el propósito común es fortalecer la dignidad de la mujer. Incluso, observamos en el Occidente una consistente militancia al respecto, a pesar de las grandes contradicciones. Esto significa que, al menos en lo teórico, no se percibe ninguna diferencia. 
Ahora bien, las diferencias sustanciales se dan entre las sociedades religiosas y no religiosas. La visión de quienes consideran el islam como un modelo de vida, ya no solo para la mujer sino para el ser humano, es muy distinta de la que tienen aquellos que asumen los valores occidentales como una manera de actuar e interpretar el mundo. Son dos subjetividades, dos cosmovisiones disímiles, dos nociones opuestas acerca de la realidad. Para el islam, el aspecto más importante del ser humano es su dimensión espiritual, debido a que se trata de una religión que, como la mayoría de las religiones, cree en la trascendencia. 
La felicidad de las personas radica en su eternidad y no en lo material; es decir, todo aquello que podamos lograr en este mundo debe considerarse transitorio e instrumental. En consecuencia, lo material no contribuye en nada para alcanzar la verdadera dicha; y este es un punto que no debemos dejar de lado, porque no se trata de algo insignificante, de distintas teorías escatológicas, sobre lo que sucederá al final de los tiempos o en las postrimerías de la ultratumba. 
En todo caso, lo que se pretende aquí es reflexionar acerca de cosas relevantes del tiempo presente y de los modos de vida. En tal sentido, las diferencias entre ambas posturas radican precisamente en los objetivos que se persiguen durante la existencia, los caminos y vías a transitar, en las expectativas tanto para el hombre como para la mujer, para la familia y para la sociedad en su conjunto. Estos rasgos distintivos han motivado diversas luchas con el objetivo de incrementar los derechos de la mujer en todas las regiones del planeta, incluyendo por supuesto el mundo islámico. 
Los movimientos a favor de los derechos de la mujer cobraron auge en el siglo XIX, como resultado de las nuevas ideas surgidas durante la revolución industrial, luego de que fuera relegada la influencia que ejercía la iglesia cristiana. Todo esto dio paso a un cambio en los paradigmas acerca del ser humano, del hombre y la mujer. Lamentablemente, también se produjeron respuestas exageradas, tergiversaciones de lo que fue en su origen un reclamo legítimo. Finalmente, estas distorsiones terminaron colocando en una misma balanza al hombre y la mujer, lo cual promovió un modelo de mujer análogo al modelo desvirtuado del hombre. 
Es decir, una cuestión es la teoría y otra cosa es la práctica. Lamentablemente, a veces las ideologías que enarbolan la bandera a favor de los derechos de la mujer, en la práctica son las que más la han cosificado e irrespetado, colocándola en el mismo nivel que el modelo desvirtuado del hombre, porque supuestamente este tiene más libertades para transgredir las llamadas imposiciones sociales. Esto significa que el objetivo es alcanzar el mismo grado de transgresión que el hombre respecto a los valores éticos, familiares y sociales, porque con ello cree estar aboliendo los prejuicios de género y colocándose en igualdad de condiciones con el género contrario, cuando en realidad con esa postura solo está logrando aniquilar su sentido común y verdadera libertad como ser humano.
Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!
 
ESTE PODCAST ESTÁ BASADO EN UN VIDEO QUE REGISTRA UNO DE LOS PROGRAMAS EN VIVO DEL SHEIJ FEISAL MORHELL, TRANSMITIDO POR FÁTIMA TV, EL 10 DE MARZO DE 2018.