Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La humildad. Parte IV.
El Imam Sadiq (la paz sea con él) siempre promovió la humildad e hizo énfasis en ella como una de las cualidades más importantes que debe caracterizar a un creyente. En este sentido, nos legó una gran cantidad de narraciones que compartiremos aquí, las cuales permiten comprender la vigencia que tiene esta noble virtud en la actualidad y en nuestra preparación diaria respecto a los asuntos éticos y espirituales: “No tiene grandeza quien no se humilla ante Dios, Imponente y Majestuoso; y no posee rango y posición aquel que no es humilde por Dios, Bendito y Glorificado Sea”.
Buscar la perfección humana es una tarea que debemos llevar a cabo cotidianamente con absoluta dedicación y entusiasmo, porque es la única manera de acercarnos a Dios, al prójimo y a nosotros mismos. “Los más amados de la Creación son los humildes”, dijo el imam Sadiq. Por eso, en cada amanecer, estamos llamados a librar una guerra contra nuestro propio ego, nuestros vicios y desenfrenos.
Ahora bien, esa lucha interior no es para espíritus pasivos e indolentes, sino que exige un esfuerzo sostenido. Cuando creamos haber logrado cierta serenidad y armonía, luego de que nos sintamos igualados a los demás y abrazado la fe mediante la humildad absoluta, es cuando debemos trabajar con más ahínco para sostener y consolidar ese orden alcanzado.
Contener las pasiones y evitar el caos requiere de mucha valentía, sobre todo en un mundo convulsionado cuya espiral de cambios nos amenaza permanentemente. En consecuencia, debemos concentrar toda nuestra fuerza espiritual para contrarrestar esa tensión. “La humildad es una de las redes para cazar honor”, dijo el imam. Ella reúne todo el poder requerido para resolver nuestras contradicciones y antagonismos a favor de las cualidades más elevadas: la misericordia en vez de la violencia, la paz y no la guerra, el amor a cambio del odio, la generosidad y nunca la codicia. Mientras más humilde seamos mayor será el grado de nobleza alcanzado.
Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!