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Descripción

Ser generoso es la moral de los profetas, de los infalibles Imames (as) y es signo de un creyente. Pero este acto también tiene modos y métodos. La historia que les contamos hoy sobre el Imam Reza se refiere a uno de los estos métodos ser generoso.

Transcripción

En el nombre de Dios

Hola, sean nuevamente bienvenidos a la sección “El cuento de la semana” de FátimaTV. Esta semana, hemos preparado para ti, una breve historia sobre el Imam Rida (P), de la cual por supuesto, podremos aprender grandes lecciones. Así que, sin ninguna introducción, escuchemos el cuento de esta semana. 

La Generosidad Bendita

Yasaibn Hamzah relata lo siguiente:

Me encontraba reunido platicando con el Imam Rida mientras que una gran multitud estaba sentada alrededor de él preguntando sobre lo lícito e ilícito, cuando de repente, un hombre alto y trigueño entró en la reunión y le dijo al Imam:

"La paz sea contigo, ¡oh, hijo del Mensajero de Dios! Soy un amante suyo, de sus padres y ancestros; vengo llegando de la peregrinación y he perdido mi equipaje, ni siquiera cuento con dinero suficiente para llegar a la siguiente parada; si considera bien y correcto, ayúdeme para que pueda llegar a mi pueblo y juro por Dios que soy dueño de bendiciones y riquezas y si llego a mi pueblo en su nombre, daré como caridad el equivalente de lo que me dio, porque yo no soy pobre y no necesito ni merezco caridad.º

Después de que terminó su discurso, el Imam Rida le dijo:

Siéntate, que Dios tenga misericordia de ti”.

Luego de eso el Imam volvió a hablar con la gente ahí reunida, hasta que dio por terminada la reunión, esperó a que todos se marchasen, quedando en escena solo ese hombre, Suleiman Yafari, Jaizamah (Khaizama) y yo.

En ese momento el Imam nos dijo:

“¿Me permiten que vaya dentro?”

Suleiman Yafari contestó: Dios ha dado prioridad a su asunto”.

Así que, el Imam se levantó y entró en una habitación donde permaneció por un rato, seguido se colocó detrás de la puerta de entrada, la cerró y seguido sacó su bendita mano por la parte superior de la puerta y dijo:

“¿Dónde se encuentra el hombre del Khorasán?

A lo que el hombre contestó: ¡Aquí estoy!”.

En eso el Imam Rida le dijo:

Toma estos doscientos dinares, los cuales te ayudarán para los gastos de la vida y tu sustento, y en ellos  espero encuentres bendiciones; no es necesario que los entregues como caridad en mi nombre y por favor, sal para que tanto yo como tú no nos veamos.

En eso el hombre del Khorasán, tomó las doscientas monedas de oro y abandonó la reunión, de acuerdo con la orden del bendito Imam.

Al ver lo sucedido, Suleiman Yafari le dijo al Imam:

“¡Ofrezco mi vida por ti! Lo favoreciste con un gran regalo y lo agraciaste con tu misericordia, entonces, ¿por qué escondiste de él tu bendito rostro?

A lo que el Imam Rida dijo:

“¡Temí ver humillación en su rostro, por satisfacer su necesidad!, ¿acaso habéis escuchado las palabras del Mensajero de Dios que dijo:

Aquél que realice en forma oculta una buena acción, esa acción equivaldrá a setenta peregrinaciones, y aquél que realice en forma manifiesta un pecado y una mala acción, será humillado y se verá privado del éxito divino (y de la misericordia) y aquél que haga la mala acción en forma oculta será perdonado?”

Con base en este cuento, podemos ver evidente el método justo y perfecto de la descendencia purificada del Profeta Muhammad (BPD) en todo lo relacionado a la ética, la moral, el comportamiento y la ejecución perfecta de la tradición del Mensajero de Dios, lo cual trataba con dignidad a todo aquel que necesitase de su guía, ayuda y bendición. Lo cual nos insta a luchar por tener una vida que siga dichos pasos, que emule esa conducta y ética perfecta con tal de llegar al mejor de los puertos en la otra vida que es la eterna y real, y al menos en esta pasajera, del mundo de lo material, comportarnos de la manera más recta y digna para llevar a cada instante, un modo de vida que nos dignifique y extienda la justicia y la rectitud, a modo de adoración pura y perfecta.

Sin más hemos llegado al final de este cuento en tu espacio del “Cuento de la Semana” ruego a Dios, te otorgue lo mejor de esta y la otra vida, no solo para tí si no que también para los que amas. Por favor cuídate y hasta la próxima semana con un nuevo cuento, que sabemos enriquece el alma e ilumina los conocimientos.

 

Hasta pronto.

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Ser generoso es la moral de los profetas, de los infalibles Imames (as) y es signo de un creyente. Pero este acto también tiene modos y métodos. La historia que les contamos hoy sobre el Imam Reza se refiere a uno de los estos métodos ser generoso.

En el nombre de Dios

Hola, sean nuevamente bienvenidos a la sección “El cuento de la semana” de FátimaTV. Esta semana, hemos preparado para ti, una breve historia sobre el Imam Rida (P), de la cual por supuesto, podremos aprender grandes lecciones. Así que, sin ninguna introducción, escuchemos el cuento de esta semana. 

La Generosidad Bendita

Yasaibn Hamzah relata lo siguiente:

Me encontraba reunido platicando con el Imam Rida mientras que una gran multitud estaba sentada alrededor de él preguntando sobre lo lícito e ilícito, cuando de repente, un hombre alto y trigueño entró en la reunión y le dijo al Imam:

"La paz sea contigo, ¡oh, hijo del Mensajero de Dios! Soy un amante suyo, de sus padres y ancestros; vengo llegando de la peregrinación y he perdido mi equipaje, ni siquiera cuento con dinero suficiente para llegar a la siguiente parada; si considera bien y correcto, ayúdeme para que pueda llegar a mi pueblo y juro por Dios que soy dueño de bendiciones y riquezas y si llego a mi pueblo en su nombre, daré como caridad el equivalente de lo que me dio, porque yo no soy pobre y no necesito ni merezco caridad.º

Después de que terminó su discurso, el Imam Rida le dijo:

Siéntate, que Dios tenga misericordia de ti”.

Luego de eso el Imam volvió a hablar con la gente ahí reunida, hasta que dio por terminada la reunión, esperó a que todos se marchasen, quedando en escena solo ese hombre, Suleiman Yafari, Jaizamah (Khaizama) y yo.

En ese momento el Imam nos dijo:

“¿Me permiten que vaya dentro?”

Suleiman Yafari contestó: Dios ha dado prioridad a su asunto”.

Así que, el Imam se levantó y entró en una habitación donde permaneció por un rato, seguido se colocó detrás de la puerta de entrada, la cerró y seguido sacó su bendita mano por la parte superior de la puerta y dijo:

“¿Dónde se encuentra el hombre del Khorasán?

A lo que el hombre contestó: ¡Aquí estoy!”.

En eso el Imam Rida le dijo:

Toma estos doscientos dinares, los cuales te ayudarán para los gastos de la vida y tu sustento, y en ellos  espero encuentres bendiciones; no es necesario que los entregues como caridad en mi nombre y por favor, sal para que tanto yo como tú no nos veamos.

En eso el hombre del Khorasán, tomó las doscientas monedas de oro y abandonó la reunión, de acuerdo con la orden del bendito Imam.

Al ver lo sucedido, Suleiman Yafari le dijo al Imam:

“¡Ofrezco mi vida por ti! Lo favoreciste con un gran regalo y lo agraciaste con tu misericordia, entonces, ¿por qué escondiste de él tu bendito rostro?

A lo que el Imam Rida dijo:

“¡Temí ver humillación en su rostro, por satisfacer su necesidad!, ¿acaso habéis escuchado las palabras del Mensajero de Dios que dijo:

Aquél que realice en forma oculta una buena acción, esa acción equivaldrá a setenta peregrinaciones, y aquél que realice en forma manifiesta un pecado y una mala acción, será humillado y se verá privado del éxito divino (y de la misericordia) y aquél que haga la mala acción en forma oculta será perdonado?”

Con base en este cuento, podemos ver evidente el método justo y perfecto de la descendencia purificada del Profeta Muhammad (BPD) en todo lo relacionado a la ética, la moral, el comportamiento y la ejecución perfecta de la tradición del Mensajero de Dios, lo cual trataba con dignidad a todo aquel que necesitase de su guía, ayuda y bendición. Lo cual nos insta a luchar por tener una vida que siga dichos pasos, que emule esa conducta y ética perfecta con tal de llegar al mejor de los puertos en la otra vida que es la eterna y real, y al menos en esta pasajera, del mundo de lo material, comportarnos de la manera más recta y digna para llevar a cada instante, un modo de vida que nos dignifique y extienda la justicia y la rectitud, a modo de adoración pura y perfecta.

Sin más hemos llegado al final de este cuento en tu espacio del “Cuento de la Semana” ruego a Dios, te otorgue lo mejor de esta y la otra vida, no solo para tí si no que también para los que amas. Por favor cuídate y hasta la próxima semana con un nuevo cuento, que sabemos enriquece el alma e ilumina los conocimientos.

 

Hasta pronto.

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