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Descripción

En una cueva, lejos del bullicio de una ciudad sumida en la ignorancia, un hombre bondadoso y honesto recibe una misión divina que ya estaba pactada por Dios con los profetas a lo largo de la historia. Ese día cambió el mundo para siempre. El día en que el mensaje de salvación iniciaría su recorrido hasta llegar a toda la humanidad.

Transcripción

Hace muchos años atrás, durante una de las últimas noches del mes de Rayab, en una cueva llamada Hira, ubicada en las montañas cercanas a la ciudad de La Meca, tuvo lugar un evento que cambió el destino de los seres humanos y fue una gran noticia para la humanidad.

La ignorancia, el saqueo, la opresión y la tiranía, así como la corrupción, el desenfreno, la injusticia, la inmoralidad y la falta de humanidad habían invadido todas las sociedades humanas en aquel momento.

Entre tanto, la ciudad de La Meca soportaba la peor y más baja situación social. Los árabes, sumidos en la ignorancia, reverenciaban troncos secos tallados en forma de ídolos y la gente ofrendaba y pedía ayuda a esos objetos inanimados. Las mujeres, por su parte, no sólo eran privadas de sus derechos básicos, sino que también eran compradas y vendidas como mercancías.

En el Corán, Dios hace referencia a algunas costumbres inhumanas e ignorantes de esos días:

﴿قُلْ تَعَالَوْا أَتْلُ مَا حَرَّمَ رَبُّكُمْ عَلَيْكُمْ أَلَّا تُشْرِكُوا بِهِ شَيْئًا وَبِالْوَالِدَيْنِ إِحْسَانًا وَلَا تَقْتُلُوا أَوْلَادَكُمْ مِنْ إِمْلَاقٍ نَحْنُ نَرْزُقُكُمْ وَإِيَّاهُمْ وَلَا تَقْرَبُوا الْفَوَاحِشَ مَا ظَهَرَ مِنْهَا وَمَا بَطَنَ وَلَا تَقْتُلُوا النَّفْسَ الَّتِي حَرَّمَ اللَّهُ إِلَّا بِالْحَقِّ ذَلِكُمْ وَصَّاكُمْ بِهِ لَعَلَّكُمْ تَعْقِلُونَ﴾

“Di: «Venid, yo os diré lo que vuestro Señor os ha prohibido: Que no consideréis Dios a nadie más que a Él y que seáis buenos con vuestros padres. Que no matéis a vuestros hijos por miedo a la pobreza, pues Nosotros os proveeremos a vosotros y a ellos. Que no os aproximéis a lo pecaminoso e indecente, sea manifiesto o privado y que no matéis a nadie que Dios haya prohibido matar, excepto con causa justificada (y según la ley divina). Esto es lo que Él ha dispuesto para vosotros. Quizás así razonéis»”. (Capitulo [6] Los rebaños, versículo 151)

En medio de toda esta opresión, corrupción e injusticia, el Profeta Muhammad se alejaba de la ciudad de La Meca y permanecía varios días adorando a Dios en la cueva de Hira.

Muhammad había cumplido ya los cuarenta años. Una noche, se encontraba en la cueva suplicando, rogando e implorando a Dios y, de repente, vio a un hermoso ángel entrar. Era el Arcángel Gabriel que había venido, de parte de Dios, para informar a Muhammad de su misión. A este honorable se la había encomendado la tarea de guiar a la humanidad hacia Dios y hacia la perfección. 

El Arcángel Gabriel dijo al Profeta Muhammad: ¡Recita!

El honorable Muhammad dijo: ¿Qué recito?

﴿اقْرَ‌أْ بِاسْمِ رَ‌بِّكَ الَّذِي خَلَقَ * خَلَقَ الْإِنسَانَ مِنْ عَلَقٍ * اقْرَ‌أْ وَرَ‌بُّكَ الْأَكْرَ‌مُ * الَّذِي عَلَّمَ بِالْقَلَمِ *
عَلَّمَ الْإِنسَانَ مَا لَمْ يَعْلَمْ﴾

“Recita en el nombre de tu Señor, el Cual ha creado. * Ha creado al ser humano a partir de algo que está suspendido. * Recita. Tu Señor es el Más Generoso. * Es Quien ha enseñado por medio de la escritura * Ha enseñado al ser humano (en forma gradual) lo que éste no conocía.”

Cuando el Profeta Muhammad recitó los primeros versículos del Corán, Gabriel le dijo: “¡Oh Muhammad! Tú eres un mensajero de Dios y yo soy Gabriel”.

Gabriel, con esta frase, anunció el comienzo de la importante misión que tendría el Profeta: salvar a la gente de la desviación y la miseria.

Las primeras palabras que Gabriel trajo al Profeta por parte de Dios, mostraban que la gente necesitaba ser invitada a un programa que fuese no solo más perfecto, sino la última religión de Dios. Una religión que pedía a la gente que dejara a un lado el extravío y la ignorancia, y recurriese a la lectura, el aprendizaje y el conocimiento, y se esforzase para educar a los seres más puros. Este programa estaba dirigido a todos los seres humanos. Por ello, el Profeta recibió el encargo de transmitir este mensaje a toda la humanidad.

El Profeta Muhammad desde muy niño recordaba a Dios y hablaba con Él. Cuando tenía cuatro años, vivía en el desierto con su madre de leche, Halima. Un día le pidió salir a caminar, así que Halima arregló la ropa de Muhammad y lo preparó para dar un paseo. Halima pensó que tal vez los demonios del desierto podrían hacerle daño; entonces, colgó en el cuello de Muhammad unas cuentas ensartadas en un hilo. Ella pensaba que esas cuentas tenían el poder de protegerlo de todo mal. Muhammad se quitó el collar del cuello y le dijo a su madre: “No hay necesidad de estas cuentas, mi Dios siempre está conmigo y me cuida”.

¿Quiénes fueron los primeros en tener fe en el Profeta?

Después de la muerte de la madre y luego del abuelo del Profeta, Abu Taleb, el tío de este honorable, se convirtió en su tutor y se hizo responsable de él. Abu Taleb fue siempre partidario del Profeta Muhammad. Cuando Ali, hijo de Abu Taleb nació, el Profeta sintió un gran cariño hacia él y pidió que colocaran su cuna junto a él. Él mismo lo mecía para dormirlo, colocaba a Ali sobre su pecho y lo abrazaba. Debido a este gran amor que sentía hacia Ali, pidió a su tío que le permitiera hacerse cargo de su educación. 

[antes de continuar, recordemos que en uno de nuestros programas anteriores de Cuentos de la Semana, con el título de “Nacido en la Ka’aba”, allí contamos la historia del nacimiento del Imam Ali; aquellos oyentes que no tuvieron éxito de escucharlo, pueden recurrir al sitio de FatimaTV.es o escucharlo en Spotify, iTunes, Soundcloud o Google podcasts. Allí también tendrán acceso al texto completo de este y todos los podcasts publicados]

Así fue como Ali, desde niño, estuvo al servicio del Profeta y nunca se separó de él. Después de que Gabriel anunció al Profeta acerca de su misión, el Imam Ali fue el primer hombre en creer en este honorable y, después de él, su fiel esposa la honorable Jadiya, quien fue la primera mujer musulmana.

En un principio, el Profeta estaba comisionado por Dios para invitar únicamente a sus familiares y parientes, sin embargo, después de tres años, le ordenó que esta invitación se hiciese pública.

Muhammad, que en la ciudad de La Meca era conocido como “Muhammad Amin”, es decir, Muhammad el honesto”, dado que todos habían visto solo bondad y amabilidad en él, ahora se presenta entre la gente con el último Libro de Dios, es decir el Corán. 

Mabaaz es un día muy grande; Mabaaz es un suceso y una realidad en la que Dios Todopoderoso tomó un pacto y compromiso de otros profetas para este evento.

وَإِذْ أَخَذَ اللَّـهُ مِيثَاقَ النَّبِيِّينَ لَمَا آتَيْتُكُم مِّن كِتَابٍ وَحِكْمَةٍ ثُمَّ جَاءَكُمْ رَسُولٌ مُّصَدِّقٌ لِّمَا مَعَكُمْ لَتُؤْمِنُنَّ بِهِ وَلَتَنصُرُنَّهُ ۚ قَالَ أَأَقْرَرْتُمْ وَأَخَذْتُمْ عَلَىٰ ذَٰلِكُمْ إِصْرِي ۖ قَالُوا أَقْرَرْنَا ۚ قَالَ فَاشْهَدُوا وَأَنَا مَعَكُم مِّنَ الشَّاهِدِينَ

 “Y [recuerda] cuando Dios hizo un pacto con los profetas: «Puesto que os he dado parte de la Escritura [Sagrada] y Sabiduría, cuando venga a vosotros un Mensajero confirmando lo que tenéis, creed en él y ayudadle.» Dijo Él: «¿Acordasteis y aceptasteis Mi pacto en estos términos?» Dijeron: «Lo acordamos».” (Capitulo [3] La familia de Imran, aleya 81)

Según esta noble aleya, Dios Todopoderoso hizo un pacto con los grandes profetas a lo largo de la historia, con el fin de que crean en el Profeta del Islam y le presten ayuda. Ayuda, bajo el significado de presentarlo a sus seguidores y pedirles que se adhieran y crean en él. Dios hizo este pacto con ellos y así todos los profetas tenían la misión de presentar al último profeta de Dios. Dios dice en el Corán:

﴿الَّذِينَ يَتَّبِعُونَ الرَّسُولَ النَّبِيَّ الْأُمِّيَّ الَّذِي يَجِدُونَهُ مَكْتُوبًا عِنْدَهُمْ فِي التَّوْرَاةِ وَالْإِنْجِيلِ يَأْمُرُهُمْ بِالْمَعْرُوفِ وَيَنْهَاهُمْ عَنِ الْمُنْكَرِ وَيُحِلُّ لَهُمُ الطَّيِّبَاتِ وَيُحَرِّمُ عَلَيْهِمُ الْخَبَائِثَ وَيَضَعُ عَنْهُمْ إِصْرَهُمْ وَالْأَغْلَالَ الَّتِي كَانَتْ عَلَيْهِمْ فَالَّذِينَ آَمَنُوا بِهِ وَعَزَّرُوهُ وَنَصَرُوهُ وَاتَّبَعُوا النُّورَ الَّذِي أُنْزِلَ مَعَهُ أُولَئِكَ هُمُ الْمُفْلِحُونَ﴾

“Aquellos que sigan al Mensajero, el profeta iletrado (es decir de nadie recibió educación) al que encuentran descrito en la Torá y el Evangelio que tienen con ellos, el cual les ordena lo que está bien y les prohíbe lo que está mal y hace lícitas para ellos las cosas buenas e ilícitas para ellos las cosas malas y que les libera de las cargas que les abrumaban y de las cadenas (que estaban sobre sus hombros y cuellos) que les oprimían. Así pues, quienes crean en él, le honren y le auxilien y sigan la luz que se hizo descender con él, serán los triunfadores”. (Capítulo [7], Los lugares elevados, versículo 157)

Por esta razón fue que los eruditos judíos y cristianos siempre buscaban las señales del último profeta de Dios, las señales que estaban en sus Libros.

Dios, en base a las palabras de Jesús, dice en el Corán:

 ﴿وَإِذ قالَ عيسَى ابنُ مَريَمَ يا بَني إِسرائيلَ إِنّي رَسولُ اللَّهِ إِلَيكُم مُصَدِّقًا لِما بَينَ يَدَيَّ مِنَ التَّوراةِ وَمُبَشِّرًا بِرَسولٍ يَأتي مِن بَعدِي اسمُهُ أَحمَدُ﴾

“Y [recuerda] cuando Jesús hijo de María dijo: «¡Oh, Hijos de Israel! En verdad, soy el Mensajero de Dios enviado a vosotros para confirmar la Torá anterior a mí y para anunciar a un Mensajero que vendrá tras de mí. Su nombre es Ahmad.»”
(Capítulo [61], La fila, versículo 6)

Es importante aclarar acá, que “Ahmad” es otro de los nombres del último Profeta, el honorable Muhammad.

El Profeta Jesús (la paz sea con él) también menciona el nombre del último Profeta. La misión del último Profeta de Dios fue una misión muy importante en la cual todos los profetas anteriores, con sus propios esfuerzos, ayudaron al último profeta de Dios en esta misión. El Corán fue el último Libro Celestial, fue un milagro que Muhammad trajo de Dios. Muhammad, que contaba con conocimiento divino y no tuvo ningún maestro desde la infancia, pronunciaba palabras que sorprendían a todos. Así es, Muhammad recitaba para la gente el Corán, la palabra de Dios, palabras que antes nadie había escuchado. De esta manera, el Profeta Muhammad, quien fue modelo de moralidad y misericordia para los seres humanos, cambió el mundo con la ayuda de Dios y muchos esfuerzos. Difundió los valores morales entre la gente, y a ésta la guio desde las tinieblas y la oscuridad hacia la luz. Efectivamente, el día de Mabaaz, día en que inició la misión divina de Muhammad del último profeta de Dios, fue una buena nueva para la humanidad.

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En una cueva, lejos del bullicio de una ciudad sumida en la ignorancia, un hombre bondadoso y honesto recibe una misión divina que ya estaba pactada por Dios con los profetas a lo largo de la historia. Ese día cambió el mundo para siempre. El día en que el mensaje de salvación iniciaría su recorrido hasta llegar a toda la humanidad.

Hace muchos años atrás, durante una de las últimas noches del mes de Rayab, en una cueva llamada Hira, ubicada en las montañas cercanas a la ciudad de La Meca, tuvo lugar un evento que cambió el destino de los seres humanos y fue una gran noticia para la humanidad.

La ignorancia, el saqueo, la opresión y la tiranía, así como la corrupción, el desenfreno, la injusticia, la inmoralidad y la falta de humanidad habían invadido todas las sociedades humanas en aquel momento.

Entre tanto, la ciudad de La Meca soportaba la peor y más baja situación social. Los árabes, sumidos en la ignorancia, reverenciaban troncos secos tallados en forma de ídolos y la gente ofrendaba y pedía ayuda a esos objetos inanimados. Las mujeres, por su parte, no sólo eran privadas de sus derechos básicos, sino que también eran compradas y vendidas como mercancías.

En el Corán, Dios hace referencia a algunas costumbres inhumanas e ignorantes de esos días:

﴿قُلْ تَعَالَوْا أَتْلُ مَا حَرَّمَ رَبُّكُمْ عَلَيْكُمْ أَلَّا تُشْرِكُوا بِهِ شَيْئًا وَبِالْوَالِدَيْنِ إِحْسَانًا وَلَا تَقْتُلُوا أَوْلَادَكُمْ مِنْ إِمْلَاقٍ نَحْنُ نَرْزُقُكُمْ وَإِيَّاهُمْ وَلَا تَقْرَبُوا الْفَوَاحِشَ مَا ظَهَرَ مِنْهَا وَمَا بَطَنَ وَلَا تَقْتُلُوا النَّفْسَ الَّتِي حَرَّمَ اللَّهُ إِلَّا بِالْحَقِّ ذَلِكُمْ وَصَّاكُمْ بِهِ لَعَلَّكُمْ تَعْقِلُونَ﴾

“Di: «Venid, yo os diré lo que vuestro Señor os ha prohibido: Que no consideréis Dios a nadie más que a Él y que seáis buenos con vuestros padres. Que no matéis a vuestros hijos por miedo a la pobreza, pues Nosotros os proveeremos a vosotros y a ellos. Que no os aproximéis a lo pecaminoso e indecente, sea manifiesto o privado y que no matéis a nadie que Dios haya prohibido matar, excepto con causa justificada (y según la ley divina). Esto es lo que Él ha dispuesto para vosotros. Quizás así razonéis»”. (Capitulo [6] Los rebaños, versículo 151)

En medio de toda esta opresión, corrupción e injusticia, el Profeta Muhammad se alejaba de la ciudad de La Meca y permanecía varios días adorando a Dios en la cueva de Hira.

Muhammad había cumplido ya los cuarenta años. Una noche, se encontraba en la cueva suplicando, rogando e implorando a Dios y, de repente, vio a un hermoso ángel entrar. Era el Arcángel Gabriel que había venido, de parte de Dios, para informar a Muhammad de su misión. A este honorable se la había encomendado la tarea de guiar a la humanidad hacia Dios y hacia la perfección. 

El Arcángel Gabriel dijo al Profeta Muhammad: ¡Recita!

El honorable Muhammad dijo: ¿Qué recito?

﴿اقْرَ‌أْ بِاسْمِ رَ‌بِّكَ الَّذِي خَلَقَ * خَلَقَ الْإِنسَانَ مِنْ عَلَقٍ * اقْرَ‌أْ وَرَ‌بُّكَ الْأَكْرَ‌مُ * الَّذِي عَلَّمَ بِالْقَلَمِ *
عَلَّمَ الْإِنسَانَ مَا لَمْ يَعْلَمْ﴾

“Recita en el nombre de tu Señor, el Cual ha creado. * Ha creado al ser humano a partir de algo que está suspendido. * Recita. Tu Señor es el Más Generoso. * Es Quien ha enseñado por medio de la escritura * Ha enseñado al ser humano (en forma gradual) lo que éste no conocía.”

Cuando el Profeta Muhammad recitó los primeros versículos del Corán, Gabriel le dijo: “¡Oh Muhammad! Tú eres un mensajero de Dios y yo soy Gabriel”.

Gabriel, con esta frase, anunció el comienzo de la importante misión que tendría el Profeta: salvar a la gente de la desviación y la miseria.

Las primeras palabras que Gabriel trajo al Profeta por parte de Dios, mostraban que la gente necesitaba ser invitada a un programa que fuese no solo más perfecto, sino la última religión de Dios. Una religión que pedía a la gente que dejara a un lado el extravío y la ignorancia, y recurriese a la lectura, el aprendizaje y el conocimiento, y se esforzase para educar a los seres más puros. Este programa estaba dirigido a todos los seres humanos. Por ello, el Profeta recibió el encargo de transmitir este mensaje a toda la humanidad.

El Profeta Muhammad desde muy niño recordaba a Dios y hablaba con Él. Cuando tenía cuatro años, vivía en el desierto con su madre de leche, Halima. Un día le pidió salir a caminar, así que Halima arregló la ropa de Muhammad y lo preparó para dar un paseo. Halima pensó que tal vez los demonios del desierto podrían hacerle daño; entonces, colgó en el cuello de Muhammad unas cuentas ensartadas en un hilo. Ella pensaba que esas cuentas tenían el poder de protegerlo de todo mal. Muhammad se quitó el collar del cuello y le dijo a su madre: “No hay necesidad de estas cuentas, mi Dios siempre está conmigo y me cuida”.

¿Quiénes fueron los primeros en tener fe en el Profeta?

Después de la muerte de la madre y luego del abuelo del Profeta, Abu Taleb, el tío de este honorable, se convirtió en su tutor y se hizo responsable de él. Abu Taleb fue siempre partidario del Profeta Muhammad. Cuando Ali, hijo de Abu Taleb nació, el Profeta sintió un gran cariño hacia él y pidió que colocaran su cuna junto a él. Él mismo lo mecía para dormirlo, colocaba a Ali sobre su pecho y lo abrazaba. Debido a este gran amor que sentía hacia Ali, pidió a su tío que le permitiera hacerse cargo de su educación. 

[antes de continuar, recordemos que en uno de nuestros programas anteriores de Cuentos de la Semana, con el título de “Nacido en la Ka’aba”, allí contamos la historia del nacimiento del Imam Ali; aquellos oyentes que no tuvieron éxito de escucharlo, pueden recurrir al sitio de FatimaTV.es o escucharlo en Spotify, iTunes, Soundcloud o Google podcasts. Allí también tendrán acceso al texto completo de este y todos los podcasts publicados]

Así fue como Ali, desde niño, estuvo al servicio del Profeta y nunca se separó de él. Después de que Gabriel anunció al Profeta acerca de su misión, el Imam Ali fue el primer hombre en creer en este honorable y, después de él, su fiel esposa la honorable Jadiya, quien fue la primera mujer musulmana.

En un principio, el Profeta estaba comisionado por Dios para invitar únicamente a sus familiares y parientes, sin embargo, después de tres años, le ordenó que esta invitación se hiciese pública.

Muhammad, que en la ciudad de La Meca era conocido como “Muhammad Amin”, es decir, Muhammad el honesto”, dado que todos habían visto solo bondad y amabilidad en él, ahora se presenta entre la gente con el último Libro de Dios, es decir el Corán. 

Mabaaz es un día muy grande; Mabaaz es un suceso y una realidad en la que Dios Todopoderoso tomó un pacto y compromiso de otros profetas para este evento.

وَإِذْ أَخَذَ اللَّـهُ مِيثَاقَ النَّبِيِّينَ لَمَا آتَيْتُكُم مِّن كِتَابٍ وَحِكْمَةٍ ثُمَّ جَاءَكُمْ رَسُولٌ مُّصَدِّقٌ لِّمَا مَعَكُمْ لَتُؤْمِنُنَّ بِهِ وَلَتَنصُرُنَّهُ ۚ قَالَ أَأَقْرَرْتُمْ وَأَخَذْتُمْ عَلَىٰ ذَٰلِكُمْ إِصْرِي ۖ قَالُوا أَقْرَرْنَا ۚ قَالَ فَاشْهَدُوا وَأَنَا مَعَكُم مِّنَ الشَّاهِدِينَ

 “Y [recuerda] cuando Dios hizo un pacto con los profetas: «Puesto que os he dado parte de la Escritura [Sagrada] y Sabiduría, cuando venga a vosotros un Mensajero confirmando lo que tenéis, creed en él y ayudadle.» Dijo Él: «¿Acordasteis y aceptasteis Mi pacto en estos términos?» Dijeron: «Lo acordamos».” (Capitulo [3] La familia de Imran, aleya 81)

Según esta noble aleya, Dios Todopoderoso hizo un pacto con los grandes profetas a lo largo de la historia, con el fin de que crean en el Profeta del Islam y le presten ayuda. Ayuda, bajo el significado de presentarlo a sus seguidores y pedirles que se adhieran y crean en él. Dios hizo este pacto con ellos y así todos los profetas tenían la misión de presentar al último profeta de Dios. Dios dice en el Corán:

﴿الَّذِينَ يَتَّبِعُونَ الرَّسُولَ النَّبِيَّ الْأُمِّيَّ الَّذِي يَجِدُونَهُ مَكْتُوبًا عِنْدَهُمْ فِي التَّوْرَاةِ وَالْإِنْجِيلِ يَأْمُرُهُمْ بِالْمَعْرُوفِ وَيَنْهَاهُمْ عَنِ الْمُنْكَرِ وَيُحِلُّ لَهُمُ الطَّيِّبَاتِ وَيُحَرِّمُ عَلَيْهِمُ الْخَبَائِثَ وَيَضَعُ عَنْهُمْ إِصْرَهُمْ وَالْأَغْلَالَ الَّتِي كَانَتْ عَلَيْهِمْ فَالَّذِينَ آَمَنُوا بِهِ وَعَزَّرُوهُ وَنَصَرُوهُ وَاتَّبَعُوا النُّورَ الَّذِي أُنْزِلَ مَعَهُ أُولَئِكَ هُمُ الْمُفْلِحُونَ﴾

“Aquellos que sigan al Mensajero, el profeta iletrado (es decir de nadie recibió educación) al que encuentran descrito en la Torá y el Evangelio que tienen con ellos, el cual les ordena lo que está bien y les prohíbe lo que está mal y hace lícitas para ellos las cosas buenas e ilícitas para ellos las cosas malas y que les libera de las cargas que les abrumaban y de las cadenas (que estaban sobre sus hombros y cuellos) que les oprimían. Así pues, quienes crean en él, le honren y le auxilien y sigan la luz que se hizo descender con él, serán los triunfadores”. (Capítulo [7], Los lugares elevados, versículo 157)

Por esta razón fue que los eruditos judíos y cristianos siempre buscaban las señales del último profeta de Dios, las señales que estaban en sus Libros.

Dios, en base a las palabras de Jesús, dice en el Corán:

 ﴿وَإِذ قالَ عيسَى ابنُ مَريَمَ يا بَني إِسرائيلَ إِنّي رَسولُ اللَّهِ إِلَيكُم مُصَدِّقًا لِما بَينَ يَدَيَّ مِنَ التَّوراةِ وَمُبَشِّرًا بِرَسولٍ يَأتي مِن بَعدِي اسمُهُ أَحمَدُ﴾

“Y [recuerda] cuando Jesús hijo de María dijo: «¡Oh, Hijos de Israel! En verdad, soy el Mensajero de Dios enviado a vosotros para confirmar la Torá anterior a mí y para anunciar a un Mensajero que vendrá tras de mí. Su nombre es Ahmad.»”
(Capítulo [61], La fila, versículo 6)

Es importante aclarar acá, que “Ahmad” es otro de los nombres del último Profeta, el honorable Muhammad.

El Profeta Jesús (la paz sea con él) también menciona el nombre del último Profeta. La misión del último Profeta de Dios fue una misión muy importante en la cual todos los profetas anteriores, con sus propios esfuerzos, ayudaron al último profeta de Dios en esta misión. El Corán fue el último Libro Celestial, fue un milagro que Muhammad trajo de Dios. Muhammad, que contaba con conocimiento divino y no tuvo ningún maestro desde la infancia, pronunciaba palabras que sorprendían a todos. Así es, Muhammad recitaba para la gente el Corán, la palabra de Dios, palabras que antes nadie había escuchado. De esta manera, el Profeta Muhammad, quien fue modelo de moralidad y misericordia para los seres humanos, cambió el mundo con la ayuda de Dios y muchos esfuerzos. Difundió los valores morales entre la gente, y a ésta la guio desde las tinieblas y la oscuridad hacia la luz. Efectivamente, el día de Mabaaz, día en que inició la misión divina de Muhammad del último profeta de Dios, fue una buena nueva para la humanidad.