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Descripción

Al Zuhri, uno de los fundadores de la tradición islámica, en el más amplio sentido de la palabra, como coleccionista de biografías del Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y con su familia) narró lo siguiente acerca del imam Sayyad (la paz sea con él):

Vi (al imam) en una fría noche cargando harina sobre sus hombros y le pregunté:

- “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! ¿Qué es eso?”.

El Imam respondió en voz baja:

- “Estoy preparándome para un viaje y estoy disponiendo las provisiones que cargo en un lugar inexpugnable”.

Al Zuhri no entendió lo que se propuso el Imam, por lo que se apresuró a decir:

- “Éste es mi sirviente y las puede cargar por ti”.

El Imam no le respondió y Al Zuhri le rogó que le permitiese llevárselas él mismo, pero el Imam insistió en su postura y le dijo:

- “Pero yo no puedo dejar de hacer lo que me salvaguardará en mi viaje y mejorará mi llegada adonde quiero ir. Te pido por Dios que sigas tu camino hacia donde te proponías”.

Al Zuhri se fue y después de unos días se encontró al Imam y suponiendo que él se encontraba a punto de partir a un viaje cuyos detalles no quería informarle, le dijo:

- “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! No veo los preparativos de ese viaje que (todavía) no realizaste”.

El Imam le informó que el viaje que se proponía era el viaje hacia la morada de la Verdad, diciendo:

- “¡Oh Zuhri! No es como supusiste, sino que me refería a la muerte, y es para la misma que me preparo. Ciertamente que prepararse para la muerte implica abstenerse de lo prohibido y ser generosos al hacer caridad”.

Transcripción

Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La benevolencia del viajero.

Al Zuhri, uno de los fundadores de la tradición islámica, en el más amplio sentido de la palabra, como coleccionista de biografías del Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y con su familia) narró lo siguiente acerca del imam Sayyad (la paz sea con él):

Vi (al imam) en una fría noche cargando harina sobre sus hombros y le pregunté:

- “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! ¿Qué es eso?”.

El Imam respondió en voz baja:

- “Estoy preparándome para un viaje y estoy disponiendo las provisiones que cargo en un lugar inexpugnable”.

Al Zuhri no entendió lo que se propuso el Imam, por lo que se apresuró a decir:

- “Éste es mi sirviente y las puede cargar por ti”.

El Imam no le respondió y Al Zuhri le rogó que le permitiese llevárselas él mismo, pero el Imam insistió en su postura y le dijo:

- “Pero yo no puedo dejar de hacer lo que me salvaguardará en mi viaje y mejorará mi llegada adonde quiero ir. Te pido por Dios que sigas tu camino hacia donde te proponías”.

Al Zuhri se fue y después de unos días se encontró al Imam y suponiendo que él se encontraba a punto de partir a un viaje cuyos detalles no quería informarle, le dijo:

- “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! No veo los preparativos de ese viaje que (todavía) no realizaste”.

El Imam le informó que el viaje que se proponía era el viaje hacia la morada de la Verdad, diciendo:

- “¡Oh Zuhri! No es como supusiste, sino que me refería a la muerte, y es para la misma que me preparo. Ciertamente que prepararse para la muerte implica abstenerse de lo prohibido y ser generosos al hacer caridad”.

Al ser sorprendido por su compañero, el imam recurrió a esa figura del viaje. De esa manera logró confundir y mantener su anonimato como benefactor de los más necesitados. Finalmente, la explicación que ofrece el imam acerca de lo sucedido revela que su propósito era realizar buenas acciones, que la carga de harina llevada sobre su hombro no era para un viaje físico que se proponía realizar sino para un acto de caridad en secreto.

Esta narración es de gran utilidad pedagógica porque destaca dos aspectos fundamentales acerca de las buenas acciones. Lo primero es el necesario disimulo y discreción para llevarlas a acabo. Lo segundo es la alusión a la figura del viaje para referirse alegóricamente a los preparativos que debemos realizar en esta vida, con el fin de recorrer un camino espiritual de nobles virtudes hasta la llegada de la muerte, lo cual nos hará merecedores del Más Allá.

He allí la enseñanza. Tal y como un viajero va acumulando provisiones y alimentos para el duro camino, el creyente debe ir acumulando dádivas y llevar sobre sus hombros el peso de estas; de manera que cada paso que dé a favor de los más desprovistos, en esa misma medida avanzará en su encuentro con Dios y asegurará su recompensa junto a Él en el Paraíso.

Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!

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Al Zuhri, uno de los fundadores de la tradición islámica, en el más amplio sentido de la palabra, como coleccionista de biografías del Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y con su familia) narró lo siguiente acerca del imam Sayyad (la paz sea con él):

Vi (al imam) en una fría noche cargando harina sobre sus hombros y le pregunté:

- “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! ¿Qué es eso?”.

El Imam respondió en voz baja:

- “Estoy preparándome para un viaje y estoy disponiendo las provisiones que cargo en un lugar inexpugnable”.

Al Zuhri no entendió lo que se propuso el Imam, por lo que se apresuró a decir:

- “Éste es mi sirviente y las puede cargar por ti”.

El Imam no le respondió y Al Zuhri le rogó que le permitiese llevárselas él mismo, pero el Imam insistió en su postura y le dijo:

- “Pero yo no puedo dejar de hacer lo que me salvaguardará en mi viaje y mejorará mi llegada adonde quiero ir. Te pido por Dios que sigas tu camino hacia donde te proponías”.

Al Zuhri se fue y después de unos días se encontró al Imam y suponiendo que él se encontraba a punto de partir a un viaje cuyos detalles no quería informarle, le dijo:

- “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! No veo los preparativos de ese viaje que (todavía) no realizaste”.

El Imam le informó que el viaje que se proponía era el viaje hacia la morada de la Verdad, diciendo:

- “¡Oh Zuhri! No es como supusiste, sino que me refería a la muerte, y es para la misma que me preparo. Ciertamente que prepararse para la muerte implica abstenerse de lo prohibido y ser generosos al hacer caridad”.

Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La benevolencia del viajero.

Al Zuhri, uno de los fundadores de la tradición islámica, en el más amplio sentido de la palabra, como coleccionista de biografías del Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y con su familia) narró lo siguiente acerca del imam Sayyad (la paz sea con él):

Vi (al imam) en una fría noche cargando harina sobre sus hombros y le pregunté:

- “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! ¿Qué es eso?”.

El Imam respondió en voz baja:

- “Estoy preparándome para un viaje y estoy disponiendo las provisiones que cargo en un lugar inexpugnable”.

Al Zuhri no entendió lo que se propuso el Imam, por lo que se apresuró a decir:

- “Éste es mi sirviente y las puede cargar por ti”.

El Imam no le respondió y Al Zuhri le rogó que le permitiese llevárselas él mismo, pero el Imam insistió en su postura y le dijo:

- “Pero yo no puedo dejar de hacer lo que me salvaguardará en mi viaje y mejorará mi llegada adonde quiero ir. Te pido por Dios que sigas tu camino hacia donde te proponías”.

Al Zuhri se fue y después de unos días se encontró al Imam y suponiendo que él se encontraba a punto de partir a un viaje cuyos detalles no quería informarle, le dijo:

- “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! No veo los preparativos de ese viaje que (todavía) no realizaste”.

El Imam le informó que el viaje que se proponía era el viaje hacia la morada de la Verdad, diciendo:

- “¡Oh Zuhri! No es como supusiste, sino que me refería a la muerte, y es para la misma que me preparo. Ciertamente que prepararse para la muerte implica abstenerse de lo prohibido y ser generosos al hacer caridad”.

Al ser sorprendido por su compañero, el imam recurrió a esa figura del viaje. De esa manera logró confundir y mantener su anonimato como benefactor de los más necesitados. Finalmente, la explicación que ofrece el imam acerca de lo sucedido revela que su propósito era realizar buenas acciones, que la carga de harina llevada sobre su hombro no era para un viaje físico que se proponía realizar sino para un acto de caridad en secreto.

Esta narración es de gran utilidad pedagógica porque destaca dos aspectos fundamentales acerca de las buenas acciones. Lo primero es el necesario disimulo y discreción para llevarlas a acabo. Lo segundo es la alusión a la figura del viaje para referirse alegóricamente a los preparativos que debemos realizar en esta vida, con el fin de recorrer un camino espiritual de nobles virtudes hasta la llegada de la muerte, lo cual nos hará merecedores del Más Allá.

He allí la enseñanza. Tal y como un viajero va acumulando provisiones y alimentos para el duro camino, el creyente debe ir acumulando dádivas y llevar sobre sus hombros el peso de estas; de manera que cada paso que dé a favor de los más desprovistos, en esa misma medida avanzará en su encuentro con Dios y asegurará su recompensa junto a Él en el Paraíso.

Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!