Lista de descargas

MP3 SoundCloud iVoox
Descripción

¿Qué pasaría si todos actuáramos con un liderazgo ético y un profundo compromiso con la justicia? En esta lección descubrirás cómo la negligencia, aunque parezca inofensiva, tiene un impacto devastador en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. A través de historias fascinantes como la célebre conversación entre el Imam Alí y su hermano Aqil, exploraremos qué significa liderar con integridad y proteger lo que pertenece a todos.
Esta lección no solo te inspirará a reflexionar sobre la importancia del liderazgo ético, sino que también te desafiará a tomar acción en contra de la injusticia y a defender los valores universales de humanidad y justicia. ¿Te atreves a descubrir cómo pequeñas decisiones pueden transformar el destino de una comunidad entera? ¡Haz clic y prepárate para cambiar tu perspectiva!

Transcripción

El Peligro de la Negligencia

Lección 8

Liderazgo Ético y la Protección del Tesoro Público

En el nombre de Dios. Hola, bienvenidos al curso “El Peligro de la Negligencia”.
Estás escuchando la lección 8, y te agradezco por seguir las lecciones en orden. En esta sesión, exploraremos la importancia del liderazgo ético y el valor de proteger el tesoro público, así como el impacto de la negligencia en nuestras vidas individuales y colectivas.

El impacto de la negligencia

A menudo, en nuestros asuntos personales, surgen diferencias: entre esposos, familias, amigos o incluso grupos. La negligencia se manifiesta cuando alguien desatiende su responsabilidad o ignora las necesidades de los demás. Por desgracia, esta actitud se repite en todos los niveles, desde relaciones personales hasta conflictos globales.

Hoy en día, el mundo está plagado de conflictos. Desde disputas políticas hasta divisiones sociales, somos testigos de tragedias que reflejan una alarmante falta de humanidad. Por ejemplo, cuando un grupo o país destruye un hospital, matando a mil heridos, ¿cómo podemos permanecer indiferentes? Este tipo de injusticias no conocen fronteras ni religiones, y debemos alzar nuestras voces ante estas atrocidades.

Si 17,000 niños son asesinados en un solo año, las diferencias políticas y religiosas deben dejarse de lado. La lucha contra la injusticia es una responsabilidad universal. No podemos permitirnos caer en la negligencia.

La ética en el liderazgo: Lecciones de Ahlul Bait

Los Imames, la paz sea con ellos, siempre protestaron contra las masacres y las injusticias, incluso cuando no apoyaron ciertos levantamientos de su tiempo. Durante la época de Ahlul Bait, algunos afirmaban falsamente ser líderes divinos, lo que llevó a desvíos y consecuencias desastrosas. Sin embargo, cuando la opresión era evidente, Ahlul Bait nunca permanecieron en silencio.

Un ejemplo destacado es el Emir de los Creyentes, Imam Alí, la paz sea con él. Su liderazgo fue un modelo de justicia y humanidad. Incluso en medio de conflictos, él insistió en tratar a todos, musulmanes y no musulmanes, con dignidad y respeto. El Imam Alí dijo: “En nuestro gobierno, si se ha insultado a una mujer de la Gente del Libro, si un hombre muere de tristeza por ello, no lo culpen”. Es decir, en un gobierno islámico, si se ha insultado a una mujer no musulmana de otras religiones abrahámicas, deberíamos morir de pena por eso. ¡Así de importante es este asunto para el Imam Alí! ¡Así de crucial es luchar contra los opresores que, cuando la gente no se levantaba contra la injusticia por temor a perder sus intereses mundanos, el Imam Alí los reprendía de esta manera!

Esta perspectiva ética trasciende religiones y culturas, y nos inspira a actuar contra la opresión en todas sus formas.

Lecciones del tesoro público: La historia de Aqil

La célebre historia de Aqil, hermano del Imam Alí, ilustra la integridad inquebrantable del liderazgo islámico. 

Aqil, durante el califato de su hermano, el Emir de los Creyentes, Alí, la paz sea con él, llegó como invitado a su casa en Kufa. Alí le indicó a su hijo mayor, el Imam Hasan, que le diera una prenda a su tío. El Imam Hasan le ofreció una camisa y una capa de su propiedad personal a su tío Aqil como regalo.

Llegó la noche y hacía calor. Alí y Aqil estaban sentados en la azotea de la casa, conversando. Cuando llegó la hora de la cena, Aqil, que se consideraba un invitado en la corte del califato, naturalmente esperaba un banquete lujoso. Sin embargo, le sirvieron una comida muy sencilla y humilde. Con gran asombro, preguntó: “¿Es esto todo lo que hay para comer?”

Imam Alí respondió: “¿Acaso no es esta una bendición de Dios? Yo agradezco mucho a Dios por estas bendiciones.”

Aqil dijo: “Entonces, debo pedir mi favor rápidamente y marcharme. Estoy endeudado y bajo una gran carga. Por favor, ordena que paguen mis deudas y dame lo que puedas para ayudarme, de modo que pueda regresar a casa.”

Alí le preguntó: “¿Cuánto debes?”

Aqil respondió: “Cien mil dirhams.”

Alí exclamó: “¡Cien mil dirhams! Es una gran cantidad. Lamento decirte, hermano, que no tengo esa cantidad para pagarte. Pero espera hasta que llegue el momento de distribuir los salarios, y te daré mi parte. Cumpliré con mi deber de solidaridad fraternal. Si no fuera porque mi propia familia también tiene necesidades, te daría toda mi parte y no me quedaría nada.”

Aqil, sorprendido, dijo: “¿Esperar hasta que llegue el momento de los salarios? Tienes el tesoro del estado a tu disposición, y me dices que espere hasta que llegue el momento de los salarios y me des tu parte. ¡Tú puedes tomar lo que quieras del tesoro! ¿Por qué me haces esperar?”

Alí respondió: “Me sorprende lo que me pides. ¿Qué tiene que ver el tesoro del estado con nosotros? Tú y yo somos solo individuos entre todos los musulmanes. Es cierto que eres mi hermano, y debo ayudarte hasta donde pueda con mis propios recursos, pero con los míos, no con los del tesoro de los musulmanes.”

La discusión continuó y Aqil, insistiendo de diversas maneras, le suplicaba a Alí:

“Permíteme que me den suficiente dinero del tesoro público para que pueda saldar mis deudas y seguir con mi vida.”

Desde donde estaban sentados, se podía ver el mercado de Kufa. Las cajas de dinero de los comerciantes y mercaderes eran visibles desde allí. Mientras Aqil seguía insistiendo, Alí le dijo:

“Si sigues insistiendo y no aceptas mis palabras, te haré una propuesta. Si la aceptas, podrás pagar todas tus deudas y tener más de lo que necesitas.”

Aqil preguntó:

“¿Qué debo hacer?”

Alí respondió:

“Ahí abajo hay unas cajas. En cuanto el mercado se vacíe y no quede nadie, baja, rompe esas cajas y toma todo lo que quieras.”

Aqil, sorprendido, preguntó:

“¿De quién son esas cajas?”

Alí le contestó:

“Son de los comerciantes. Guardan sus bienes y dinero en esas cajas.”

Aqil, consternado, dijo:

“¡Qué sugerencia me haces! ¿Me propones que rompa las cajas de la gente y robe el dinero de personas pobres que han trabajado duro para ganarlo, lo han guardado en esas cajas y han puesto su confianza en Dios antes de irse?”

Alí, con calma, le respondió:

“Entonces, ¿cómo es que me pides que abra las arcas del tesoro público para ti? ¿A quién crees que pertenece ese dinero? Ese dinero también pertenece a la gente que, confiada, está descansando en sus casas. Ahora te haré otra propuesta, si estás dispuesto a aceptarla.”

Aqil, intrigado, preguntó:

“¿Qué otra propuesta tienes?”

Alí dijo:

“Si estás dispuesto, toma tu espada, yo también tomaré la mía. No muy lejos de aquí, en la antigua ciudad de Hira, hay grandes mercaderes y ricos. Podemos ir de noche, atacar a uno de ellos y llevarnos una gran cantidad de riquezas.”

Aqil, indignado, exclamó:

“¡Hermano! ¡No he venido aquí para robar, y mucho menos para que me hagas estas sugerencias! Solo te estoy pidiendo que me des algo de dinero del tesoro público, que está bajo tu control, para que pueda pagar mis deudas.”

Alí, con firmeza, le respondió:

“De hecho, si robamos el dinero de una sola persona, sería mejor que robar el dinero de cientos de miles de musulmanes, es decir, el dinero de toda la comunidad. ¿Cómo es que robarle a una persona con una espada es considerado robo, pero robar el dinero de todos los musulmanes no lo es? ¿Acaso piensas que el robo solo se limita a atacar a alguien y quitarle su dinero por la fuerza? El tipo más vil de robo es justamente lo que me estás pidiendo ahora.”

El compromiso con la justicia

La justicia no es una cuestión de palabras, sino de acciones. Ya sea protestando contra la opresión o compartiendo un mensaje en redes sociales, debemos hacer nuestra parte. La indiferencia solo beneficia a los enemigos de la humanidad.

En tiempos de confusión, la verdad y la falsedad pueden parecer similares, pero nuestra conciencia debe guiarnos hacia la justicia.

Conclusión

No podemos rezar sinceramente por la llegada del Salvador, el Imam Mahdi, si toleramos la injusticia. Debemos aprender de ejemplos históricos y aplicar esas lecciones en nuestra vida diaria.

Gracias por escuchar esta lección. Espero que te haya inspirado a reflexionar y actuar. No olvides seguirnos para más contenido. Hasta la próxima, y que Dios te bendiga.

El sitio web de FatimaTV está licenciado bajo una Licencia
Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

Fatima TV

Fatima TV

Descripción

Transcripción

¿Qué pasaría si todos actuáramos con un liderazgo ético y un profundo compromiso con la justicia? En esta lección descubrirás cómo la negligencia, aunque parezca inofensiva, tiene un impacto devastador en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. A través de historias fascinantes como la célebre conversación entre el Imam Alí y su hermano Aqil, exploraremos qué significa liderar con integridad y proteger lo que pertenece a todos.
Esta lección no solo te inspirará a reflexionar sobre la importancia del liderazgo ético, sino que también te desafiará a tomar acción en contra de la injusticia y a defender los valores universales de humanidad y justicia. ¿Te atreves a descubrir cómo pequeñas decisiones pueden transformar el destino de una comunidad entera? ¡Haz clic y prepárate para cambiar tu perspectiva!

El Peligro de la Negligencia

Lección 8

Liderazgo Ético y la Protección del Tesoro Público

En el nombre de Dios. Hola, bienvenidos al curso “El Peligro de la Negligencia”.
Estás escuchando la lección 8, y te agradezco por seguir las lecciones en orden. En esta sesión, exploraremos la importancia del liderazgo ético y el valor de proteger el tesoro público, así como el impacto de la negligencia en nuestras vidas individuales y colectivas.

El impacto de la negligencia

A menudo, en nuestros asuntos personales, surgen diferencias: entre esposos, familias, amigos o incluso grupos. La negligencia se manifiesta cuando alguien desatiende su responsabilidad o ignora las necesidades de los demás. Por desgracia, esta actitud se repite en todos los niveles, desde relaciones personales hasta conflictos globales.

Hoy en día, el mundo está plagado de conflictos. Desde disputas políticas hasta divisiones sociales, somos testigos de tragedias que reflejan una alarmante falta de humanidad. Por ejemplo, cuando un grupo o país destruye un hospital, matando a mil heridos, ¿cómo podemos permanecer indiferentes? Este tipo de injusticias no conocen fronteras ni religiones, y debemos alzar nuestras voces ante estas atrocidades.

Si 17,000 niños son asesinados en un solo año, las diferencias políticas y religiosas deben dejarse de lado. La lucha contra la injusticia es una responsabilidad universal. No podemos permitirnos caer en la negligencia.

La ética en el liderazgo: Lecciones de Ahlul Bait

Los Imames, la paz sea con ellos, siempre protestaron contra las masacres y las injusticias, incluso cuando no apoyaron ciertos levantamientos de su tiempo. Durante la época de Ahlul Bait, algunos afirmaban falsamente ser líderes divinos, lo que llevó a desvíos y consecuencias desastrosas. Sin embargo, cuando la opresión era evidente, Ahlul Bait nunca permanecieron en silencio.

Un ejemplo destacado es el Emir de los Creyentes, Imam Alí, la paz sea con él. Su liderazgo fue un modelo de justicia y humanidad. Incluso en medio de conflictos, él insistió en tratar a todos, musulmanes y no musulmanes, con dignidad y respeto. El Imam Alí dijo: “En nuestro gobierno, si se ha insultado a una mujer de la Gente del Libro, si un hombre muere de tristeza por ello, no lo culpen”. Es decir, en un gobierno islámico, si se ha insultado a una mujer no musulmana de otras religiones abrahámicas, deberíamos morir de pena por eso. ¡Así de importante es este asunto para el Imam Alí! ¡Así de crucial es luchar contra los opresores que, cuando la gente no se levantaba contra la injusticia por temor a perder sus intereses mundanos, el Imam Alí los reprendía de esta manera!

Esta perspectiva ética trasciende religiones y culturas, y nos inspira a actuar contra la opresión en todas sus formas.

Lecciones del tesoro público: La historia de Aqil

La célebre historia de Aqil, hermano del Imam Alí, ilustra la integridad inquebrantable del liderazgo islámico. 

Aqil, durante el califato de su hermano, el Emir de los Creyentes, Alí, la paz sea con él, llegó como invitado a su casa en Kufa. Alí le indicó a su hijo mayor, el Imam Hasan, que le diera una prenda a su tío. El Imam Hasan le ofreció una camisa y una capa de su propiedad personal a su tío Aqil como regalo.

Llegó la noche y hacía calor. Alí y Aqil estaban sentados en la azotea de la casa, conversando. Cuando llegó la hora de la cena, Aqil, que se consideraba un invitado en la corte del califato, naturalmente esperaba un banquete lujoso. Sin embargo, le sirvieron una comida muy sencilla y humilde. Con gran asombro, preguntó: “¿Es esto todo lo que hay para comer?”

Imam Alí respondió: “¿Acaso no es esta una bendición de Dios? Yo agradezco mucho a Dios por estas bendiciones.”

Aqil dijo: “Entonces, debo pedir mi favor rápidamente y marcharme. Estoy endeudado y bajo una gran carga. Por favor, ordena que paguen mis deudas y dame lo que puedas para ayudarme, de modo que pueda regresar a casa.”

Alí le preguntó: “¿Cuánto debes?”

Aqil respondió: “Cien mil dirhams.”

Alí exclamó: “¡Cien mil dirhams! Es una gran cantidad. Lamento decirte, hermano, que no tengo esa cantidad para pagarte. Pero espera hasta que llegue el momento de distribuir los salarios, y te daré mi parte. Cumpliré con mi deber de solidaridad fraternal. Si no fuera porque mi propia familia también tiene necesidades, te daría toda mi parte y no me quedaría nada.”

Aqil, sorprendido, dijo: “¿Esperar hasta que llegue el momento de los salarios? Tienes el tesoro del estado a tu disposición, y me dices que espere hasta que llegue el momento de los salarios y me des tu parte. ¡Tú puedes tomar lo que quieras del tesoro! ¿Por qué me haces esperar?”

Alí respondió: “Me sorprende lo que me pides. ¿Qué tiene que ver el tesoro del estado con nosotros? Tú y yo somos solo individuos entre todos los musulmanes. Es cierto que eres mi hermano, y debo ayudarte hasta donde pueda con mis propios recursos, pero con los míos, no con los del tesoro de los musulmanes.”

La discusión continuó y Aqil, insistiendo de diversas maneras, le suplicaba a Alí:

“Permíteme que me den suficiente dinero del tesoro público para que pueda saldar mis deudas y seguir con mi vida.”

Desde donde estaban sentados, se podía ver el mercado de Kufa. Las cajas de dinero de los comerciantes y mercaderes eran visibles desde allí. Mientras Aqil seguía insistiendo, Alí le dijo:

“Si sigues insistiendo y no aceptas mis palabras, te haré una propuesta. Si la aceptas, podrás pagar todas tus deudas y tener más de lo que necesitas.”

Aqil preguntó:

“¿Qué debo hacer?”

Alí respondió:

“Ahí abajo hay unas cajas. En cuanto el mercado se vacíe y no quede nadie, baja, rompe esas cajas y toma todo lo que quieras.”

Aqil, sorprendido, preguntó:

“¿De quién son esas cajas?”

Alí le contestó:

“Son de los comerciantes. Guardan sus bienes y dinero en esas cajas.”

Aqil, consternado, dijo:

“¡Qué sugerencia me haces! ¿Me propones que rompa las cajas de la gente y robe el dinero de personas pobres que han trabajado duro para ganarlo, lo han guardado en esas cajas y han puesto su confianza en Dios antes de irse?”

Alí, con calma, le respondió:

“Entonces, ¿cómo es que me pides que abra las arcas del tesoro público para ti? ¿A quién crees que pertenece ese dinero? Ese dinero también pertenece a la gente que, confiada, está descansando en sus casas. Ahora te haré otra propuesta, si estás dispuesto a aceptarla.”

Aqil, intrigado, preguntó:

“¿Qué otra propuesta tienes?”

Alí dijo:

“Si estás dispuesto, toma tu espada, yo también tomaré la mía. No muy lejos de aquí, en la antigua ciudad de Hira, hay grandes mercaderes y ricos. Podemos ir de noche, atacar a uno de ellos y llevarnos una gran cantidad de riquezas.”

Aqil, indignado, exclamó:

“¡Hermano! ¡No he venido aquí para robar, y mucho menos para que me hagas estas sugerencias! Solo te estoy pidiendo que me des algo de dinero del tesoro público, que está bajo tu control, para que pueda pagar mis deudas.”

Alí, con firmeza, le respondió:

“De hecho, si robamos el dinero de una sola persona, sería mejor que robar el dinero de cientos de miles de musulmanes, es decir, el dinero de toda la comunidad. ¿Cómo es que robarle a una persona con una espada es considerado robo, pero robar el dinero de todos los musulmanes no lo es? ¿Acaso piensas que el robo solo se limita a atacar a alguien y quitarle su dinero por la fuerza? El tipo más vil de robo es justamente lo que me estás pidiendo ahora.”

El compromiso con la justicia

La justicia no es una cuestión de palabras, sino de acciones. Ya sea protestando contra la opresión o compartiendo un mensaje en redes sociales, debemos hacer nuestra parte. La indiferencia solo beneficia a los enemigos de la humanidad.

En tiempos de confusión, la verdad y la falsedad pueden parecer similares, pero nuestra conciencia debe guiarnos hacia la justicia.

Conclusión

No podemos rezar sinceramente por la llegada del Salvador, el Imam Mahdi, si toleramos la injusticia. Debemos aprender de ejemplos históricos y aplicar esas lecciones en nuestra vida diaria.

Gracias por escuchar esta lección. Espero que te haya inspirado a reflexionar y actuar. No olvides seguirnos para más contenido. Hasta la próxima, y que Dios te bendiga.