En el nombre de Dios, hola.
Una vez más les saludo, dándoles la más cordial bienvenida al cuento de esta semana, el cual trae una nueva historia en relación a los fieles compañeros del Profeta Muhammad (BPD), quienes con sus historias nos mostrarán una forma de vida espiritual, llena de certezas y enseñanzas que serán beneficiosas para cada uno de nosotros. Así que sin más preámbulos vamos a escuchar el cuento de esta semana.
La vida de Abu Dhar
Abu Dhar al-Gifari –que su nombre verdadero era Yunada, pero fue conocido con el apodo de Abu Dhar o el Padre de Dhar, por el nombre de su hijo, “Dhar”, fue un compañero fiel del Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia) y uno de los seguidores verdaderos del Imam Ali (La paz sea con él).
Aunque Abu Dhar es respetado tanto por musulmanes sunitas y shiítas, no está oculto a nadie que Abu Dhar estuvo entre las primeras personas que rechazaron jurarle lealtad a Abu Bakr al momento de proclamarse como el primer califa, según la escuela sunnita.
Entre sus acciones se encuentra, que él protestó en contra de las obras injustas de Uzman, el tercer califa sunita, y por lo tanto, por la orden de Uzman, fue exiliado a Sham [cual hoy comprende, aproximadamente, los actuales estados de Siria, Líbano, Jordania, Palestina, y algunas partes de Turquía] y luego fue exiliado al desierto de Rabadha [ubicado a unos 200 km de Medina] donde falleció finalmente.
La verdad de todo esto, según las fuentes islámicas- es que, Uzman había nombrado a sus parientes y cercanos de la tribu de Bani Omayya, para los puestos gubernamentales y de poder, siendo que repartía injustamente la Tesorería Pública, razón que despertó el levantamiento popular en su contra, debido a toda esta serie de abusos de poder y corrupción.
Esta era la razón primordial de la cual toda la comunidad musulmana, estaba insatisfecha de la forma en que se gobernaba por parte de Uzman y sus secuaces al poder, siendo entonces en esa época de la historia que Abu Dhar, se convirtiese en la figura más famosa que se opuso a Uzman, y a raíz de ello entonces fue exiliado, para silenciar la voz de sus protestas.
Como dijo Ibn Abi al-Hadid, (erudito sunnita) Abu Dhar fue exiliado al Sham porque protestó contra la injusticia de Uzman y la forma menos perjudicial para la imagen popular de ese gobierno, fue el exilio, especialmente para que no se viesen afectados aquellos del grupo de élite de la corrupción, como Marwan Ibn Hakam, y demás familiares de Uzman, quienes tomaban injustamente aquello que le pertenecía al pueblo.
Se ha narrado, que Abu Dhar gritaba en las calles de Medina y se quejaba de los hechos de Uzman, hasta que este (Uzman) finalmente vio tambalear peligrosamente su permanencia en el poder, temiendo así que las consciencias despertasen y se evidenciara abiertamente todo lo que ya de por sí era evidente y calaba profundamente en el descontento de las personas.
Abu Dhar continuó sus actividades sociales en Siria y protestaba contra cualquier injusticia que veía. Un día, Mu'awiah, el Gobernador de Siria le envió 300 dírhams. Abu Dhar dijo a la persona que trajo el dinero:
“Si esto es mi porción de la tesorería pública, la que nunca me han pagado, lo acepto, pero si es un regalo de parte de Mu'awiah, no lo necesito.”
Entonces, rechazó el dinero y lo devolvió a Mu'awiah.
Abu Dhar continuó su protesta contra la injusticia y difundía las virtudes del Profeta Muhammad y Su Familia en Siria y en el Líbano, hasta que Mu'awiah encarceló a Abu Dhar por un período, y prohibió que la gente se comunicase con él.
Luego, escribió una carta a Uzman y le informó de las actividades de Abu Dhar, y más tarde lo retornó a Medina.
Cuando Abu Dhar retornó a Medina, Uzman le ofreció dinero para que dejase sus actividades en contra del Gobierno, pero Abu Dhar no lo aceptó, por lo que Uzman quien no podía tolerar a Abu Dhar, lo exilió al desierto de Rabadha en las peores condiciones posibles.
Abu Dhar falleció en Rabadha durante el califato de Uzman. Según los registros históricos, en el momento de su fallecimiento, no había nadie excepto su esposa y su hija. Su familia no tenía nada para amortajar su cuerpo; ya que todos los bienes de la casa de Abu Dhar no valían más que dos dírhams.
Una de las más hermosas expresiones de él, es lo que el Profeta Muhammad dijo sobre éste, su fiel compañero:
“Abu Dhar es la persona más honesta entre toda la gente.”
El relato del Islam de Abu Dhar
Un hombre narró que Imam Saadiq (la paz sea con él) dijo:
“¿Queréis contaros cómo Salman y Abu Dhar se convirtieron al Islam?”
Entonces este hombre que oía el relato de boca del Imam dijo;
“El Islam de Salman ya lo sé, pero cuéntame el relato del Islam de Abu Dhar. “
Entonces el Imam Sadiq prosiguió:
Abu Dhar vivía en un desierto llamado Rabadha, situado en la península arábiga.
Un día, Abu Dhar estaba pastando su rebaño de ovejas en una zona la cual se llama "Batn -e- Marr" (que está cerca de La Meca), pero de pronto, un lobo atacó a su rebaño desde el lado derecho, y en reacción a eso, Abu Dhar ahuyentó el lobo con su cayado, pero a pesar de ello ese lobo atacó desde el lado izquierdo y Abu Dhar ahuyentó el lobo una vez más y Abu Dhar dijo entonces:
“¡Tú eres el lobo más malicioso que vi en mi vida!”
En este momento por milagro de Dios, el lobo empezó a hablar y asombrosamente respondió:
“¡Juro por Dios que la gente de la Meca es mucho peor que yo! Porque Dios les envió un profeta le desmintieron y le insultaron.”
Después de que él escuchó esto, volvió y le dijo a su esposa:
“¡Esposa mía! Alcánzame mi morral, mi equipaje y mi cayado.”
Y así comenzó su viaje a pie y caminando todo el camino hacía la Meca, porque quería averiguar la verdad de lo que el lobo le había dicho hasta que llegó a esta ciudad.
Cuando Abu Dhar entró en La Meca, hacía mucho calor y él estaba muy cansado y sediento y necesitaba hacer un alto en el camino con tal de recobrar fuerza; siendo entonces que se dirigió a la fuente de Zamzam -que estaba cerca de la Kaaba- y trató de tomar un pozal de agua, pero sorprendentemente vio que ¡el pozal estaba lleno de leche! Y se dijo a sí mismo:
¡Juro por Dios que este es una señal de que todo lo que el lobo me contó es verdad! Y lo que me ha hecho venir aquí es cierto.
Entonces, bebió la leche y se fue a un lado de la mezquita, pero de repente vio que algunas personas de la tribu Quraish estaban sentados juntos allí, y cuando se acercó oyó que todas esas personas estaban insultando al Profeta tal cual, como le había dicho ese lobo.
Y seguían en eso hasta que por la tarde llegó Abu Taalib -el tío del Profeta y el padre de Ali- y ya no se atrevieron a continuar con su conversación, siendo que cuando estas personas vieron a Abu Taalib acercarse, empezaron a hacerse señas entre sí apresuradamente que se parasen sus insultos.
Es así que Abu Taalib, se sentó junto a ellos y comenzó a hablarles hasta el fin del día y luego, antes de anochecer se levantó y se marchó.
Sobre esto Abu Dhar relata:
Yo me levanté también y lo seguí.
Se dio cuenta de que lo estaba siguiendo, entonces se volvió y me dijo:
“Dime lo que quieres.”
“Yo quiero ver a ese Mensajero que Dios ha enviado a ustedes.” Entonces Abu Taalib me preguntó: “¿Qué pretendes de esta visita?”
A lo que Abu Dhar dijo: “Creeré en él y me dispongo a su servicio y obedeceré todas sus órdenes.”
"¿Lo harás?" Me preguntó, e inmediatamente dije que sí.
Entonces me dijo:
“Mañana a la misma hora, ven aquí y luego, te llevaré donde él.”
Esa noche dormí en la mezquita, y al día siguiente volví al lugar donde estaba el mismo grupo de Quraish y me senté con ellos.
Tal como el día anterior, estaban insultando al profeta, pero pronto después de ver que llegó su tío -Abu Taalib- dejaron de insultarle.
Lo hacían por una razón y es que Abu Taalib no era un hombre común y corriente, puesto que él era el jefe de la gran tribu Quraish, la tribu más grande y poderosa de toda la Península Arábiga, y por eso, Abu Taalib, era considerado como un rey de toda la Península en aquel entonces.
Así, Abu Taalib, de nuevo tal como el día anterior, se sentó junto a ellos y comenzó a hablarles hasta el final del día, y luego, antes de que se cayese el sol, se levantó y quiso partió a su destino, en eso me levanté también y lo seguí.
Le saludé, entonces se volvió y me dijo:
“Dime lo que quieres.”
“Yo quiero ver a ese Mensajero que Dios ha envido a ustedes.” Dicho eso, nuevamente me preguntó: “¿Qué pretendes de esta visita?”
A lo que respondí: “Creeré en él y me entregaré a él como su criado y obedeceré todas sus órdenes.”
"¿Lo harás?" Me preguntó, e inmediatamente dije que sí.
Y después, me dijo: “Ven conmigo”; entonces le seguí hasta una casa en cual Hamzah –el otro tío del profeta- estaba allí.
Cuando entré en ella, le saludé y me senté allí, a lo que Hamza de inmediato me preguntó:
“Dime lo que quieres.”
De nuevo dije: “Yo quiero ver a ese Mensajero que Dios ha envido a ustedes.”
Una vez con mi respuesta dada me preguntó lo mismo que Abu Taalib preguntó:
“¿Qué pretendes de esta visita?”
Y respondí: “Creeré en él y me entregaré a él como un criado y obedeceré todas sus órdenes.”
"¿Lo harás?" Me preguntó, e inmediatamente dije que sí.
Y luego me dijo:
“¿Atestiguas que no hay divinidad más que Dios y que Muhammad es Su Mensajero?”
Yo respondí que sí, sin duda alguna y dije: “Atestiguo que no hay más dios que Dios y atestiguo que Muhammad es el Mensajero de Dios.”
Después, me llevó a una casa en la que estaba Yaafar -el hijo de Abu Taalib y el primo del profeta y el hermano de Ali, lo saludé y me senté.
Luego, él empezó a hablarme y seguido repitió las mismas preguntas sobre la intensión de mi vista, respondí lo mismo y finalmente preguntó:
“¿Atestiguas que no hay más dios que Dios, Solo, Único y sin asociados, y que Muhammad es Su Siervo y Su Mensajero?”
Yo respondí que sí; y dije: “Atestiguo que no hay más dios que Allah, y atestiguo que Muhammad es Su Siervo y Su Mensajero.”
Entonces, me llevó a una casa, en la que estaba Ali -el hijo de Abu Taalib y el primo del profeta- lo saludé y me senté.
Luego, él empezó a hablarme y me dijo:
“Dime lo que quieres.”
Respondí: “Quiero ver a ese Mensajero que Dios hay envido a ustedes.” Seguido me preguntó: “¿Qué pretendes de esta visita?”
Lo respondió: “Creer en él y me entregarme a él como su criado y obedecer todas sus órdenes.”
"¿Lo harás?" Me preguntó, e inmediatamente dije que sí.
Y luego me dijo:
“¿Atestiguas que no hay más dios que Allah, y que Muhammad es Su Mensajero?”
Yo respondí que sí y dije una vez más mi declaración de fe.
Y luego, me llevó a una casa en la que estaba el Bendito Mensajero de Dios, en ello entré, le saludé y me senté.
El Profeta en ello me hizo las mismas preguntas de ellos, en eso ante mis respuestas dijo:
“¿Atestiguas que no hay más dios que Allah, y que Muhammad es Su Mensajero?”
Luego de declarar mi fe ante él, me dijo:
“¡Oh Abu Dhar! Regresa a tu pueblo; y cuando regreses, verás que uno de tus primos ha perdido su vida y tú eres su único heredero. Entonces, reúne todas sus propiedades y quédate con tu familia, hasta que veas la luz de nuestra profecía.”
Seguido a ello, Abu Dhar regresó a su pueblo, reunió todas las propiedades y se quedó con su familia hasta que apareció la invitación del profeta.
Es así como el Imam Sadiq (P) contó a este hombre el relato de como Abu Dhar había llegado al Islam, diciendo:
“Este ha sido el relato de sobre como Abu Dhar llegó al Islam y tú has escuchado el relato del Salman antes.”
Sin embargo este hombre dijo: “¡Que yo sea sacrificado por ti! ¡Por favor, cuéntame el relato de Salman!” A lo que el Imam As Sadiq dijo:
“Tú has escuchado ya ese relato antes.” Y no lo contó siendo así que el hombre por su falta de cortesía con el Imam se perdió de este relato.
Podemos hacer dos conclusiones de esta historia, la primera es la forma en que el hombre que cuenta esta historia y que la escuchó de boca del propio Imam As Sadiq (P) perdió la oportunidad de enriquecerse con la anécdota de Salman y con ello ver aumentada su fe, con el ejemplo de ese fie compañero del Profeta del Islam y del Imam Ali (P), así como podemos incursionar en la historia y las difíciles situaciones que vivió el Profeta del Islam y su familia en relación a la hipocresía e inmadurez espiritual que reinaba en la península arábiga en aquel entonces, razón por la cual la lucha para llevar a las gentes al camino del bien, de la ética, la moral y el amor a Dios, fue una labor interminable para tanto el Profeta Muhammad (BPD) como para su descendencia purificada.
Espero este cuento, sea de bien para ustedes, ruego a Dios les otorgue lo mejor de esta y la otra vida a cada uno y sus seres queridos, por favor cuídense y hasta la otra semana inshallah.