EL relato de Salman - parte 1
En el nombre de Dios Hola, una vez más les doy la bienvenida al cuento de la semana en el cual detallaremos el relato de Salman Al Farsi, el primer compañero del profeta Muhammad –la paz y las bendiciones de Dios estén con él y su familia- el cual era originario de entre los persas y su búsqueda a lo largo de muchos años para encontrar la verdad y de cuando abrazó esa verdad y cómo permaneció en ella, muriendo así de esta forma.
Ibn Babaweih, -que Dios tenga misericordia de su alma- narró, por una cadena de transmisión auténtica que alguien preguntó al Imam Musa Ibn Yafar [la paz sea con él] sobre: ¿por qué Salman -Que Dios bendiga su alma- se convirtió al Islam?
Su Eminencia el Imam dijo:
Mi padre (o sea El Imam Jaafar As Sadiq -P-) me dijo que:
Un día, El Príncipe de los creyentes [el Imam Ali], Salman, Abu Dhar y algunas otras personas de la tribu Quraysh se reunieron ante la tumba del mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia); siendo que el Príncipe de los creyentes empezó a preguntar a Salman y le dijo:
¡Oh, Aba Abdillah! ¿No nos va a contar cómo te convertiste al islam?
Y Salman dijo:
Oh Amir Al Muminin, si hubiese sido otro quien me preguntara eso no hubiese respondido, sin embargo se me es un deber el obedecerte y así dijo:
Yo era de la ciudad de Shiraz y mi familia era una familia de jeques y personalidades muy destacadas, además de muy adineradas de esa ciudad, además de ser que mis padres me amaban mucho.
Es así que en un día en el que se celebraba una fiesta, me preparaba para ir al lugar donde se llevaría cabo dicha celebración y de repente vi un Monasterio en el que alguien estaba cantando con un sonido fuerte y decía:
Testifico que no hay más divinidad que Dios, y que Jesús es el Espíritu de Dios, y Muhammad es el Amado de Dios
Estas palabras tuvieron un efecto tan profundo en mí que el amor del Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia) quedó incrustado en toda mi existencia, y por su amor, el comer y beber no eran agradables para mí desde entonces a raíz de su lejanía.
Es así que un día, mi madre me dijo:
¿Por qué hoy no te has prosternado ante el sol y le adoras? Yo traté de contemporizar y me negué en hacerlo, por lo cual entonces ella me dejó con mis pensamientos.
En el momento de volver a casa, yo vi una carta que era colgada del techo dentro de nuestra sala y le dije a mi madre:
¿Qué es esto? A lo cual me contestó:
Cuando llegamos a casa después de la fiesta, encontramos esta carta colgada del techo y seguido de ello me dijo:
“Hijo No te acerques a esta carta porque tu padre te matará si supiese que has hecho esto.”
Ante lo cual me quedé atónito y esperé hasta anochecer para que mis padres entonces se durmiesen, en eso me levanté, tomé la carta y la leí. En ella estaba escrito:
En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
“Este es un pacto de Dios con Dios, el cual enviará un profeta llamado Muhammad, quien ordenará a la gente a tener buenos modales y atributos admirables y les prohibiría adorar a otros dioses o ídolos. “¡Oh Ruzbeh! Tú eres el fideicomisario de Jesús, entonces cree [en él] y abandona el zoroastrismo!” Luego de leer esta carta me desmayé y mi amor por el profeta Muhammad aumentó aún más.
Luego de que mis padres se enteraron de mi estado, me capturaron y me encarcelaron en un pozo profundo y dijeron que me matarán si no volvía en sí después de esto.
A lo que les dije que hicieran lo que quisieran, pero que el amor por Muhammad nunca abandonaría mi corazón.
Y Salman agregó:
Yo no sabía leer árabe antes de leer esa carta, pero después de ese día, aprendí árabe por la inspiración de Dios. Es así que estuve atrapado en ese pozo por un largo tiempo, y todos los días tan solo tiraban solo un pequeño trozo de pan, para mí.
Después de ver que mi detención en el pozo había sido ya muy prolongad; extendí mis manos al cielo y oré a Dios y diciéndole:
“¡Dios mío! Hiciste a Muhammad y a su sucesor -Ali hijo de Abu Talib- mis amados; entonces, libérame de mis sufrimientos y después de eso, tan simple un hombre, con un traje blanco, vino a mí y dijo: “¡Oh Ruzbeh, Levántate!” y tomó mi mano y me llevó a un monasterio, y yo empecé a decir:
“Testifico que no hay más divinidad que Dios, Y Jesús es el Espíritu de Dios, y Muhammad es el Amado de Dios.”
Luego asumió el monástico y me dijo: ¿tú eres Ruzbeh? Y le respondí que sí. Entonces me dijo: Sube! Y yo subí al monasterio y le serví durante dos años. En el momento de su defunción me dijo que él está muriendo! Le dije: ¿a quién me entregas,Y a quien me confías? Me dijo: “No conozco a nadie que crea en lo que yo creo, excepto a un monástico que él está en Antioquía del Orontes; Si lo ves dale saludos de mi parte y le entrega esta tableta.” Y me dio una tableta. Después de su fallecimiento, yo hice todos los rituales mortuorios, es decir: lavé su cuerpo y le amortajé en sudario y lo enterré, y luego, tomé la Tableta, y la llevé conmigo a la ciudad Antioquía del Orontes. Finalmente llegué al Monasterio y yo empecé a decir:
“Testifico que no hay más dios que El Dios, Y Jesús es el Espíritu de Dios, y Muhammad es el Amado de Dios“.
Luego el monástico asumió y me dijo: ¿tú eres Ruzbeh? Y le respondí que sí. Entonces me dijo: ¡Sube! Y yo subí al Monasterio y le serví por dos años. En el momento de su defunción me dijo que él está muriendo! Le dije: ¿por quienes me entregas? ¿Y a quien me confías? Luego me dijo: “No conozco a nadie que crea en lo que yo creo, excepto a un monástico que él está en Alejandría; Si lo ves dale saludos de mi parte y le entrega este Tableta”. Después de su fallecimiento, yo lavé su cuerpo y le amortajé en sudario y lo enterré, y luego, tomé la Tableta, y la llevé conmigo a la ciudad Alejandría.
Finalmente llegué al Monasterio y empecé a decir:
“Testifico que no hay más dios que ¡Dios, Y Jesús es el Espíritu de Dios, y Muhammad es el Amado de Dios“.
Luego el monástico asumió me dijo: tú eres Ruzbeh?
Y le respondí que sí.
Entonces me dijo: ¡Sube!
Y yo subí al Monasterio y le serví durante dos años.
En el momento de su defunción me dijo que él está muriendo!
Le dije: ¿por quienes le entregas? ¿Y a quién me confías?
Pues, me dijo:
“No conozco a nadie en el mundo que crea en lo que yo creo, y ya ha llegado el momento de nacimiento de Muhammad hijo de Abd Allah hijo de Abd al Mutallib ; Si lo ves dale saludos de mi parte y le entrega esta tableta”.
Salman continuó y dijo:
Después de su fallecimiento, lavé su cuerpo y le amortajé en sudario y lo enterré, luego, tomé la Tableta, y me llevé la tableta conmigo y comencé mi viaje; Entonces acompañé a algunas personas que eran de la tribu Quraish cual sabía yo que es una de las tribus de la ciudad Meca justo donde quisiera llegar. Entonces he decidido viajar con ellos y les dije:
¡Oh compañeros! En este viaje, dadme algo para comer y beber, y en lugar de esto, yo les serviré y los ayudaré en este viaje.
Ellos aceptaron y dijeron que sí.
Cuando ellos querían comer algo, ataron una oveja y luego la mataron con golpes, y la asaron a la parrilla; Después de eso, me dijeron: “¡come!”
Yo me abstuve de tocar la comida puesto que no estaba lícita.
Les respondí: “de verdad que soy un joven monástico, y los monásticos no comen carne”.
Pero ellos comenzaron a golpearme fuertemente y casi me matan.
Uno de ellos dijo a los otros dejadlo hasta que llegue el momento de tomar vino y veremos qué haría este. Cuando quisieron beber sus bebidas embriagadoras me las ofrecieron a beber sin embargo yo los rechacé..
Y este relato continuará.