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Descripción

Esta semana nuevamente traemos una historia la cual esperamos les sea de utilidad tanto por sus enseñanzas que iluminan el alma y enriquecen el conocimiento, así que vamos escuchemos juntos esta historia, la cual esperamos de corazón sea de su agrado.

Transcripción

En el nombre de Dios, hola

Sean bienvenidos una vez más al programa  LOS CUENTOS DE LA SEMANA el cual es traído a todos ustedes por FATIMATV.

Esta semana nuevamente traemos una historia la cual esperamos les sea de utilidad tanto por sus enseñanzas que iluminan el alma y enriquecen el conocimiento, así que vamos escuchemos juntos esta historia, la cual esperamos de corazón sea de su agrado.

El peligro de la mundanalidad.

En la época del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sea con él y su bendita familia), había un creyente llamado Saad, de entre los compañeros de Suffah quien había vivido en una gran pobreza.

Antes de continuar con el cuento debemos saber ¿Quiénes eran los compañeros de Suffah?

Los “Compañeros de Suffah” era un grupo de compañeros del Profeta del Islam quienes vivían en la parte norte de la Mezquita del Profeta, y quienes luego de abandonar sus hogares y emigrar a Medina, perdieron sus bienes y hogares, así como su posición dentro de su tribu, llegando a experimentar una gran pobreza y dificultad, para lograr conocer a Dios, adorarle, y aprender de los valores y enseñanzas del Islam y participar de la gran lucha, así como defender las fronteras del Islam y a su profeta bendito y gracias a ello el Profeta del Islam los apoyaba en gran medida.

Una vez aclarado esto volvamos a la historia.

Esta persona quien era una de los piadosos compañeros del Profeta Muhammad (BPD), solía ​​ir a todas las oraciones en la mezquita de Medina. Además de asistir sin falta a todas las oraciones en comunidad detrás del Profeta del Islam.

Gracias a todas estas características nobles, el Mensajero de Dios le prestó especial atención y trató de satisfacer sus necesidades de forma especial, siendo que el Profeta una vez le dijo:

“¡Oh Saad! Si obtengo algo, te haré no pasar necesidades.”

Así que pasado algún tiempo, no llegó dinero alguno al Profeta.

Fue entonces cuando el Profeta Muhammad (BPD) estaba muy preocupado y molesto por la carestía y problemas de Saad.

Es así que Dios Todopoderoso envió dos dirhams (el cual era el dinero en su época), al Profeta a través de Gabriel quien le dijo al Mensajero de Dios:

“¡Oh Muhammad! Dios está consciente de tu dolor por Saad. ¿Te gustaría no verle en necesidad?

A lo que el Profeta dijo: ¡Sí!

Entonces Gabriel dijo: Entrégale estos dos dirhams y ordénale que con ese dinero comercie o haga un negocio con ellos.”

Así fue como el Profeta tomó los dos dirhams y salió de casa para las oraciones del mediodía, en donde vio a Saad quien estaba esperando al Profeta Muhammad (BPD).

A lo que el Profeta dijo:

¡Oh Saad! ¿Sabes acaso cómo hacer negocios?

Y Saad dijo: “Oh Mensajero de Dios, no tengo capital para comerciar.

Entonces el Profeta le dio los dos dirhams y le dijo:

“Comercia con estos dos Dirhams y obten el sustento de Dios.”

Es así como entonces Saad tomó los dos dirhams y fue a la mezquita con el Profeta y rezó las oraciones del mediodía junto con el Mensajero de Dios.

Luego de las oraciones el Profeta Muhammad se volteó a donde Saad y le dijo:

“¡Levántate y busca el sustento de Dios! Siempre estuve preocupado por ti y tus problemas.”

Al poco tiempo Saad inició negocios con esos dos dirhams y Dios le bendijo.

Saad solía comprar mercadería y re-venderla con un muy buen margen de ganancia, a lo que poco a poco, su capital creció y su riqueza aumentó llegando a tener un negocio que prosperó con creces.

Gracias a eso pudo poner una tienda al lado de la mezquita y recoger allí su capital y bienes, para su negocio de compra y venta.

Pero tristemente, la riqueza había cambiado a Saad.

Una vez cuando Bilal estaba recitando el llamado a la oración y el Mensajero de Dios avanzaba hacia la mezquita para liderar la oración, vio a Saad muy ocupado en su negocio y muy preocupado con los asuntos mundanales, siendo que aún no había realizado la ablución el cual era una preparación previa para sus oraciones, siendo que antes Saad era uno de los que estaba siempre listo para orar antes de que se hiciese el llamado para la oración o el Adhan.

Cuando el profeta Muhammad vio que Saad no participaba en las oraciones como antes, le dijo:

“¡Oh Saad! ¿El mundo te ha impedido orar?”

A lo que Saad dijo: “Oh Mensajero de Dios ¿Qué debo hacer? ¿Debería desperdiciar mi capital? Le he vendido una cosa a este hombre y le he comprado otros bienes a otra persona a quien tengo que pagarle, debiendo con esto salvaguardar mi capital de trabajo y obtener su respectiva ganancia.”

Con esta respuesta y comportamiento, Saad entristeció al Mensajero de Dios. Mucho más que cuando este estaba triste y preocupado por su pobreza.

Es así cuando el ángel Gabriel bajó y dijo:

“¡Oh Profeta de Dios! Dios está consciente de tu dolor por Saad. ¿Cuál de sus dos estados te gusta más? ¿Su primer estado o su estado actual?”

A lo que el Mensajero de Dios dijo:

“¡Oh Gabriel! Me gusta el primer caso (es decir, la pobreza). Porque el mundo le ha quitado el Más Allá.”

Por lo que el ángel Gabriel dijo que el amor hacia la propiedad mundana  (o lo mundanal) verdaderamente es una prueba y un impedimento para el “más allá”, y continuó diciendo:

“¡Oh Mensajero de Dios! Dile a Saad que te devuelva los dos dirhams que le diste, después de eso, su situación volverá a la anterior.”

A lo que el Profeta cumpliendo lo solicitado por el ángel Gabriel le dijo a Saad:

“Oh Saad ¿Me devolverías esos dos dirhams que te dí?

A lo que Saad dijo: “En lugar de dos dirhams, te daré doscientos dirhams.

A lo que el Santo Profeta le respondió: “¡No! Quiero los mismos dos dirhams.”

Entonces Saad le dio los dos dirhams al Profeta.

En poco tiempo el mundo le dio la espalda y perdió todo lo que tenía, volviendo Saad  a caer en la pobreza.

Las bendiciones que Dios Todopoderoso ha dado al Ser Humano, si son usadas en el lugar correcto y dentro del marco adecuado y especial para el cual es dado y se observan las condiciones de lo correcto, la guía de la fe y de lo Divino, estas entonces estarán en la dirección del crecimiento y la excelencia humana y la felicidad de este mundo y sobre todo del más allá sin duda alguna.

Entre estas bendiciones se encuentra la riqueza, que, si se obtiene de una manera legal y razonable y se usa de manera correcta y útil, traerá mucha bondad y bendiciones.

Por tanto, tanto el principio de la riqueza legítima es la adquisición de este de manera lícita y correcta, habiendo muchos ejemplos de esto entre las personas justas de la sociedad.

La riqueza es como cualquier otro factor que satisface solo algunas necesidades humanas, y no es que la clave para resolver todos los problemas de la vida. Si este fuese el caso, las personas poseedoras de grandes riquezas no deberían tener ningún problema en su vida y mucho menos en sus asuntos diarios, pero tal como bien sabemos las observaciones y los hechos objetivos prueban todo lo contrario.

Incluso para satisfacer las necesidades materiales y los problemas mundanos, la existencia de factores espirituales y la confianza en ellos es necesaria, y el hombre ha experimentado muchas veces en su vida personal que el dinero y la riqueza son en muchos casos incapaces de resolver los problemas que aparecen en la vida de las personas.

El paciente que tiene una enfermedad incurable y ha escuchado una respuesta negativa y decepcionante de todos los especialistas, sabe bien que sus riquezas y posesiones no podrán resolver este problema y estaría dispuesto a dar todas sus propiedades para librarse de la calamidad y la enfermedad.

La familia y su sana convivencia, (aunque en la mayoría de los casos requiere de una economía e ingresos adecuados para solventar los gastos comunes de la vida); si no está llena de amor y afecto para y hacia sus miembros, por más riqueza que exista y bienestar económico, siempre será evidente una carencia que no tiene nada que ver con lo mundanal y ese amor, afecto, valores y espiritualidad que deben de prevalecer siempre, nunca será reemplazado por el dinero, es por ello que hoy día hay muchas familias acomodadas se han visto privadas de las bendiciones de ser amables y amorosos el uno con el otro y así expresar sus sentimientos entre sí, y muchos están sujetos al colapso emocional y algunos otros ven como sus familias se hacen añicos.

Entonces la riqueza es necesaria, pero no es suficiente para tener un mundo sano, equilibrado, lleno de amor, espiritualidad y humanidad sobre todo.

Una persona adinerada que no tiene una buena moral y bondad, y cuya riqueza le ha traído arrogancia, orgullo, egoísmo, y no la usa para ganar la paz, amor y respeto de los demás, debido a estos espantosos rasgos como el egoísmo y la arrogancia (que ya hemos mencionado), le ponen en un remolino lleno de dolor y desequilibrios emocionales, afectivos, psicológicos e incluso espirituales. Esta, entonces como dijimos, es una persona estará envuelta en dolor e incluso dentro de una enfermedad mental, y esta es la llama del infierno y el fuego, que, aunque aparentemente fría y silenciosa, arde por dentro y se convierte en su propia realidad.

Hablemos un poco sobre la riqueza desde el punto de vista islámico.

Desde el punto de vista de la creencia del Islam, se ha aprobado y se insta vehementemente a las personas a que obtengan sus ingresos de forma lícita o halal.

El Imam Sadegh (P) ha dicho al respecto:

“No hay bondad en quien no quiere acumular riquezas por medios lícitos para proteger su reputación, pagar sus deudas y visitar a sus familiares.”

El propósito de adquirir riquezas debe ser por motivos divinos, mas no la ostentación.

Un día, el Profeta estaba sentado con sus compañeros y vio a un joven capaz, que había estado trabajando duro en las primeras horas de la mañana.

En eso quienes que estaban en presencia del Profeta (BPD) dijeron:

Si usase este joven, su fuerza y juventud en el camino de Dios, ciertamente que sería merecedor de alabanza.”

Entonces el Santo Profeta dijo:

No digan esto. Si este joven trabaja con tal de no necesitar de otros en la vida y no depender de las personas, estará ciertamente caminando en el camino de Dios al hacerlo. Además, si trabajase en beneficio de padres pobres, padres de niños con discapacidades a quienes mantienen y los hacen no ser necesitados, todavía sigue el camino de Dios, estando dentro del andar de ese joven sin duda alguna, pero si trabajase para con ello jactarse ante los pobres con sus ingresos y aumentar su riqueza, ha ido por el camino de Satanás y se ha desviado del camino de la verdad.”

La naturaleza humana es insaciable y ávida de riquezas.

Sobre esto el Profeta Muhammad (BPD) dijo:

“Si el hijo del Adán (es decir el ser humano) tiene un torrente de oro con la capacidad de convertirse en dos grandes ríos, a pesar de ello no tendría paz y estaría buscando otras riquezas.”

El consejo del Islam con respecto a la riqueza es que una persona, debería de estar satisfecha con tener la suficiente riqueza con la que pueda satisfacer las necesidades humanas.

Se narra que el Mensajero de Dios se encontró con un guía de camellos en el camino y envió a alguien a pedirle leche, ante esta petición el guía de camellos dijo:

“Lo que hay en el pecho de los camellos es el desayuno de la tribu y lo que hay en los platos es su cena."

Entonces el Mensajero de Dios dijo:

“Dios, aumenta tu riqueza y sus hijos.”

Luego se encontró con un pastor y envió a alguien a pedirle leche.

Entonces el pastor ordeñó una oveja y vertió todo lo que tenía en el recipiente del Mensajero de Dios y aparte le envió una oveja diciéndole que tenía más cantidad de ellas por si ocupaba más, para facilitárselo.

Por lo que el Profeta Muhammad (BPD) dijo:

“Que Dios te provea lo suficiente.” (Ósea aquello que fuese suficiente y no con gran abundancia)

A lo que uno de los compañeros dijo:

“¡Oh Mensajero de Dios! Para el guía de camellos, elevaste una oración de la cual todos realmente llegamos a amarla, y por quien te dio lo que necesitabas, apenas elevaste una oración que en verdad no nos gustó.”

El Mensajero de Dios, (BPD), dijo:

“Lo pequeño y suficiente es mejor que aquello que es mucho y abundante y que ocupa el alma o corazón.”

Citando otra narración:

Un hombre se quejó con el Imam As Sadegh (P) sobre su condición espiritual y moral, en la que siempre busca riquezas, pero no estaba nunca satisfecho al obtenerlas, y su alma codiciosa estaba siempre en guerra con él, exigiéndole más riquezas, por lo que el hombre dijo:

“!Oh hijo del Mensajero de Dios; Enséñame algo que pueda usar para corregir mi moral.”

A lo que el Imam le respondió:

ان کان ما یکفیک یغنیک فادنى ما فیها یغنیک و ان کان ما یکفیک لا یغنیک فکلّ ما فیها لا یغنیک

“Si estás satisfecho con lo suficiente de tu riqueza, la menor riqueza del mundo se te hará innecesaria, y si no estás satisfecho, toda la riqueza del mundo no podrá hacerte rico ni te bastará.”

Ahora entonces nos hacemos la siguiente pregunta ¿Entonces cuál es la mejor riqueza según el Islam?

Para el Islam, la mejor y mayor riqueza es la fe, el conocimiento y la moral, así como el dinero que se gasta en el camino de la obediencia a Dios y de acuerdo con Su mandato.

Al final de esta historia, quiero leerles algunos hadices o tradiciones que hablan sobre la mejor riqueza.

El Imam Baqir (P) dice:

عَنْ أَبِی جَعْفَرٍ(ع) قَالَ : خَیْرُ الْمَالِ الثِّقَةُ بِاللَّهِ وَ الْیَأْسُ عَمَّا فِی أَیْدِی النَّاسِ

“La mejor riqueza es la confianza en Dios y la desesperación es mayor a lo que está en manos de la gente.”

El Imam Al Hussain (P) dijo:

قال الحسین (ع): خَیْرَ الْمَالِ مَا وَقَى الْعِرْضَ

“La mejor riqueza (propiedad) es aquella que protege el honor y la reputación.”

قالَ اَمیرُالمُوْمِنینَ عَلِیُّ بْنُ اَبیطالب (علیه السلام): خیر المال ما قضیت به الحقوق؛

El príncipe de los creyentes también dijo:

“La mejor riqueza esa aquella que ha sido utilizada en el derecho de los demás (es decir la que ha sido usada para pagar deudas).”

Quizás este hadiz, pueda explicarse de tal manera que Dios, le da al ser humano la suficiente riqueza para que no esté en deuda con nadie.

Además, el Imam Ali (P) presentó la mejor riqueza en otros hadices, diciendo:

قالَ اَمیرُالمُوْمِنینَ عَلِیُّ بْنُ اَبیطالب(علیه السلام):  إن خیر المال ما کسب ] أکسب[  ثناء و شکرا و أوجب ثوابا و أجرا ؛

La mejor riqueza es la riqueza que, después de obtenerla, el hombre alaba a Dios y  le agradece, y es aquella que trae una recompensa al hombre.

قالَ اَمیرُالمُوْمِنینَ عَلِیُّ بْنُ اَبیطالب(علیه السلام):  خیر اموالک ما کفاک؛

En otro hadiz, se cita al Imam Ali diciendo que la mejor riqueza es aquella en la medida  que sea suficiente para vivir.

قالَ اَمیرُالمُوْمِنینَ عَلِیُّ بْنُ اَبیطالب(علیه السلام):  خیر المال مما اعان علی المکارم؛

Siguiendo con el Imam Ali, éste nos enseñó que la mejor riqueza es ayudar a adquirir virtudes.

Entonces, en el Islam la riqueza nunca ha sido humillada, ni muchos reprobada, a como tampoco su producción, ni su intercambio, ni su consumo.

Más bien, todo esto se ha enfatizado y recomendado, y se han establecido las condiciones y normas para ello.

Y según el Islam, la riqueza nunca se puede despreciar, mas sin embargo lo que si es despreciable es la extravagancia y la destrucción de la propiedad, lo cual es un acto definitivamente prohibido.

El Islam se opone a apuntar a la riqueza, como único objetivo para la vida, en otras palabras, el Islam considera que el culto al dinero en el que el ser humano ser vuelve esclavo de este, es una forma de existir errada.

En otras palabras, el Islam considera incorrecto que una persona quiera riqueza solo por el hecho de la riqueza misma con tal de acaparar y acumular excesivamente.

Sobre esto dice el Corán en el capítulo 9, versículo 34 lo siguiente:

... وَالَّذِينَ يَكْنِزُونَ الذَّهَبَ وَالْفِضَّةَ وَلَا يُنفِقُونَهَا فِي سَبِيلِ اللَّهِ فَبَشِّرْهُم بِعَذَابٍ أَلِيمٍ

 “Y, a quienes atesoran el oro y la plata y no los gastan por la causa de Dios, anúnciales un castigo doloroso”

Si una persona quiere dinero solo para satisfacer sus necesidades mundanales y los excesos de éste y el placer sin límite, a eso se le llama lujuria.

En el caso contrario, pedir dinero está asociado con la inferioridad y la pérdida del carácter humano y el honor espiritual, más en el punto opuesto está aquel hombre que añora al dinero como medio de actividad y para facilitar las cosas.

En este caso, el dinero está en función del objetivo general para el cual el ser humano quiere dinero.

Hemos llegado al final de la historia de esta semana. Me encantaría conocer tu opinión sobre el tema que hemos tocado esta semana, así que por favor escríbenos tus opiniones y comentarios de este video o podcast.

Si te ha gustado esta historia, envíala también a tus amigos.

Hasta el próximo sábado, donde nos encontraremos con otra historia si así Dios lo permite, inshallah.

Así que hasta pronto, por favor cuídense y ruego a Dios Todo Poderoso les dé lo mejor de esta y la otra vida a ustedes como a sus seres queridos, que la Paz de Dios sea con cada uno de ustedes.

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Esta semana nuevamente traemos una historia la cual esperamos les sea de utilidad tanto por sus enseñanzas que iluminan el alma y enriquecen el conocimiento, así que vamos escuchemos juntos esta historia, la cual esperamos de corazón sea de su agrado.

En el nombre de Dios, hola

Sean bienvenidos una vez más al programa  LOS CUENTOS DE LA SEMANA el cual es traído a todos ustedes por FATIMATV.

Esta semana nuevamente traemos una historia la cual esperamos les sea de utilidad tanto por sus enseñanzas que iluminan el alma y enriquecen el conocimiento, así que vamos escuchemos juntos esta historia, la cual esperamos de corazón sea de su agrado.

El peligro de la mundanalidad.

En la época del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sea con él y su bendita familia), había un creyente llamado Saad, de entre los compañeros de Suffah quien había vivido en una gran pobreza.

Antes de continuar con el cuento debemos saber ¿Quiénes eran los compañeros de Suffah?

Los “Compañeros de Suffah” era un grupo de compañeros del Profeta del Islam quienes vivían en la parte norte de la Mezquita del Profeta, y quienes luego de abandonar sus hogares y emigrar a Medina, perdieron sus bienes y hogares, así como su posición dentro de su tribu, llegando a experimentar una gran pobreza y dificultad, para lograr conocer a Dios, adorarle, y aprender de los valores y enseñanzas del Islam y participar de la gran lucha, así como defender las fronteras del Islam y a su profeta bendito y gracias a ello el Profeta del Islam los apoyaba en gran medida.

Una vez aclarado esto volvamos a la historia.

Esta persona quien era una de los piadosos compañeros del Profeta Muhammad (BPD), solía ​​ir a todas las oraciones en la mezquita de Medina. Además de asistir sin falta a todas las oraciones en comunidad detrás del Profeta del Islam.

Gracias a todas estas características nobles, el Mensajero de Dios le prestó especial atención y trató de satisfacer sus necesidades de forma especial, siendo que el Profeta una vez le dijo:

“¡Oh Saad! Si obtengo algo, te haré no pasar necesidades.”

Así que pasado algún tiempo, no llegó dinero alguno al Profeta.

Fue entonces cuando el Profeta Muhammad (BPD) estaba muy preocupado y molesto por la carestía y problemas de Saad.

Es así que Dios Todopoderoso envió dos dirhams (el cual era el dinero en su época), al Profeta a través de Gabriel quien le dijo al Mensajero de Dios:

“¡Oh Muhammad! Dios está consciente de tu dolor por Saad. ¿Te gustaría no verle en necesidad?

A lo que el Profeta dijo: ¡Sí!

Entonces Gabriel dijo: Entrégale estos dos dirhams y ordénale que con ese dinero comercie o haga un negocio con ellos.”

Así fue como el Profeta tomó los dos dirhams y salió de casa para las oraciones del mediodía, en donde vio a Saad quien estaba esperando al Profeta Muhammad (BPD).

A lo que el Profeta dijo:

¡Oh Saad! ¿Sabes acaso cómo hacer negocios?

Y Saad dijo: “Oh Mensajero de Dios, no tengo capital para comerciar.

Entonces el Profeta le dio los dos dirhams y le dijo:

“Comercia con estos dos Dirhams y obten el sustento de Dios.”

Es así como entonces Saad tomó los dos dirhams y fue a la mezquita con el Profeta y rezó las oraciones del mediodía junto con el Mensajero de Dios.

Luego de las oraciones el Profeta Muhammad se volteó a donde Saad y le dijo:

“¡Levántate y busca el sustento de Dios! Siempre estuve preocupado por ti y tus problemas.”

Al poco tiempo Saad inició negocios con esos dos dirhams y Dios le bendijo.

Saad solía comprar mercadería y re-venderla con un muy buen margen de ganancia, a lo que poco a poco, su capital creció y su riqueza aumentó llegando a tener un negocio que prosperó con creces.

Gracias a eso pudo poner una tienda al lado de la mezquita y recoger allí su capital y bienes, para su negocio de compra y venta.

Pero tristemente, la riqueza había cambiado a Saad.

Una vez cuando Bilal estaba recitando el llamado a la oración y el Mensajero de Dios avanzaba hacia la mezquita para liderar la oración, vio a Saad muy ocupado en su negocio y muy preocupado con los asuntos mundanales, siendo que aún no había realizado la ablución el cual era una preparación previa para sus oraciones, siendo que antes Saad era uno de los que estaba siempre listo para orar antes de que se hiciese el llamado para la oración o el Adhan.

Cuando el profeta Muhammad vio que Saad no participaba en las oraciones como antes, le dijo:

“¡Oh Saad! ¿El mundo te ha impedido orar?”

A lo que Saad dijo: “Oh Mensajero de Dios ¿Qué debo hacer? ¿Debería desperdiciar mi capital? Le he vendido una cosa a este hombre y le he comprado otros bienes a otra persona a quien tengo que pagarle, debiendo con esto salvaguardar mi capital de trabajo y obtener su respectiva ganancia.”

Con esta respuesta y comportamiento, Saad entristeció al Mensajero de Dios. Mucho más que cuando este estaba triste y preocupado por su pobreza.

Es así cuando el ángel Gabriel bajó y dijo:

“¡Oh Profeta de Dios! Dios está consciente de tu dolor por Saad. ¿Cuál de sus dos estados te gusta más? ¿Su primer estado o su estado actual?”

A lo que el Mensajero de Dios dijo:

“¡Oh Gabriel! Me gusta el primer caso (es decir, la pobreza). Porque el mundo le ha quitado el Más Allá.”

Por lo que el ángel Gabriel dijo que el amor hacia la propiedad mundana  (o lo mundanal) verdaderamente es una prueba y un impedimento para el “más allá”, y continuó diciendo:

“¡Oh Mensajero de Dios! Dile a Saad que te devuelva los dos dirhams que le diste, después de eso, su situación volverá a la anterior.”

A lo que el Profeta cumpliendo lo solicitado por el ángel Gabriel le dijo a Saad:

“Oh Saad ¿Me devolverías esos dos dirhams que te dí?

A lo que Saad dijo: “En lugar de dos dirhams, te daré doscientos dirhams.

A lo que el Santo Profeta le respondió: “¡No! Quiero los mismos dos dirhams.”

Entonces Saad le dio los dos dirhams al Profeta.

En poco tiempo el mundo le dio la espalda y perdió todo lo que tenía, volviendo Saad  a caer en la pobreza.

Las bendiciones que Dios Todopoderoso ha dado al Ser Humano, si son usadas en el lugar correcto y dentro del marco adecuado y especial para el cual es dado y se observan las condiciones de lo correcto, la guía de la fe y de lo Divino, estas entonces estarán en la dirección del crecimiento y la excelencia humana y la felicidad de este mundo y sobre todo del más allá sin duda alguna.

Entre estas bendiciones se encuentra la riqueza, que, si se obtiene de una manera legal y razonable y se usa de manera correcta y útil, traerá mucha bondad y bendiciones.

Por tanto, tanto el principio de la riqueza legítima es la adquisición de este de manera lícita y correcta, habiendo muchos ejemplos de esto entre las personas justas de la sociedad.

La riqueza es como cualquier otro factor que satisface solo algunas necesidades humanas, y no es que la clave para resolver todos los problemas de la vida. Si este fuese el caso, las personas poseedoras de grandes riquezas no deberían tener ningún problema en su vida y mucho menos en sus asuntos diarios, pero tal como bien sabemos las observaciones y los hechos objetivos prueban todo lo contrario.

Incluso para satisfacer las necesidades materiales y los problemas mundanos, la existencia de factores espirituales y la confianza en ellos es necesaria, y el hombre ha experimentado muchas veces en su vida personal que el dinero y la riqueza son en muchos casos incapaces de resolver los problemas que aparecen en la vida de las personas.

El paciente que tiene una enfermedad incurable y ha escuchado una respuesta negativa y decepcionante de todos los especialistas, sabe bien que sus riquezas y posesiones no podrán resolver este problema y estaría dispuesto a dar todas sus propiedades para librarse de la calamidad y la enfermedad.

La familia y su sana convivencia, (aunque en la mayoría de los casos requiere de una economía e ingresos adecuados para solventar los gastos comunes de la vida); si no está llena de amor y afecto para y hacia sus miembros, por más riqueza que exista y bienestar económico, siempre será evidente una carencia que no tiene nada que ver con lo mundanal y ese amor, afecto, valores y espiritualidad que deben de prevalecer siempre, nunca será reemplazado por el dinero, es por ello que hoy día hay muchas familias acomodadas se han visto privadas de las bendiciones de ser amables y amorosos el uno con el otro y así expresar sus sentimientos entre sí, y muchos están sujetos al colapso emocional y algunos otros ven como sus familias se hacen añicos.

Entonces la riqueza es necesaria, pero no es suficiente para tener un mundo sano, equilibrado, lleno de amor, espiritualidad y humanidad sobre todo.

Una persona adinerada que no tiene una buena moral y bondad, y cuya riqueza le ha traído arrogancia, orgullo, egoísmo, y no la usa para ganar la paz, amor y respeto de los demás, debido a estos espantosos rasgos como el egoísmo y la arrogancia (que ya hemos mencionado), le ponen en un remolino lleno de dolor y desequilibrios emocionales, afectivos, psicológicos e incluso espirituales. Esta, entonces como dijimos, es una persona estará envuelta en dolor e incluso dentro de una enfermedad mental, y esta es la llama del infierno y el fuego, que, aunque aparentemente fría y silenciosa, arde por dentro y se convierte en su propia realidad.

Hablemos un poco sobre la riqueza desde el punto de vista islámico.

Desde el punto de vista de la creencia del Islam, se ha aprobado y se insta vehementemente a las personas a que obtengan sus ingresos de forma lícita o halal.

El Imam Sadegh (P) ha dicho al respecto:

“No hay bondad en quien no quiere acumular riquezas por medios lícitos para proteger su reputación, pagar sus deudas y visitar a sus familiares.”

El propósito de adquirir riquezas debe ser por motivos divinos, mas no la ostentación.

Un día, el Profeta estaba sentado con sus compañeros y vio a un joven capaz, que había estado trabajando duro en las primeras horas de la mañana.

En eso quienes que estaban en presencia del Profeta (BPD) dijeron:

Si usase este joven, su fuerza y juventud en el camino de Dios, ciertamente que sería merecedor de alabanza.”

Entonces el Santo Profeta dijo:

No digan esto. Si este joven trabaja con tal de no necesitar de otros en la vida y no depender de las personas, estará ciertamente caminando en el camino de Dios al hacerlo. Además, si trabajase en beneficio de padres pobres, padres de niños con discapacidades a quienes mantienen y los hacen no ser necesitados, todavía sigue el camino de Dios, estando dentro del andar de ese joven sin duda alguna, pero si trabajase para con ello jactarse ante los pobres con sus ingresos y aumentar su riqueza, ha ido por el camino de Satanás y se ha desviado del camino de la verdad.”

La naturaleza humana es insaciable y ávida de riquezas.

Sobre esto el Profeta Muhammad (BPD) dijo:

“Si el hijo del Adán (es decir el ser humano) tiene un torrente de oro con la capacidad de convertirse en dos grandes ríos, a pesar de ello no tendría paz y estaría buscando otras riquezas.”

El consejo del Islam con respecto a la riqueza es que una persona, debería de estar satisfecha con tener la suficiente riqueza con la que pueda satisfacer las necesidades humanas.

Se narra que el Mensajero de Dios se encontró con un guía de camellos en el camino y envió a alguien a pedirle leche, ante esta petición el guía de camellos dijo:

“Lo que hay en el pecho de los camellos es el desayuno de la tribu y lo que hay en los platos es su cena."

Entonces el Mensajero de Dios dijo:

“Dios, aumenta tu riqueza y sus hijos.”

Luego se encontró con un pastor y envió a alguien a pedirle leche.

Entonces el pastor ordeñó una oveja y vertió todo lo que tenía en el recipiente del Mensajero de Dios y aparte le envió una oveja diciéndole que tenía más cantidad de ellas por si ocupaba más, para facilitárselo.

Por lo que el Profeta Muhammad (BPD) dijo:

“Que Dios te provea lo suficiente.” (Ósea aquello que fuese suficiente y no con gran abundancia)

A lo que uno de los compañeros dijo:

“¡Oh Mensajero de Dios! Para el guía de camellos, elevaste una oración de la cual todos realmente llegamos a amarla, y por quien te dio lo que necesitabas, apenas elevaste una oración que en verdad no nos gustó.”

El Mensajero de Dios, (BPD), dijo:

“Lo pequeño y suficiente es mejor que aquello que es mucho y abundante y que ocupa el alma o corazón.”

Citando otra narración:

Un hombre se quejó con el Imam As Sadegh (P) sobre su condición espiritual y moral, en la que siempre busca riquezas, pero no estaba nunca satisfecho al obtenerlas, y su alma codiciosa estaba siempre en guerra con él, exigiéndole más riquezas, por lo que el hombre dijo:

“!Oh hijo del Mensajero de Dios; Enséñame algo que pueda usar para corregir mi moral.”

A lo que el Imam le respondió:

ان کان ما یکفیک یغنیک فادنى ما فیها یغنیک و ان کان ما یکفیک لا یغنیک فکلّ ما فیها لا یغنیک

“Si estás satisfecho con lo suficiente de tu riqueza, la menor riqueza del mundo se te hará innecesaria, y si no estás satisfecho, toda la riqueza del mundo no podrá hacerte rico ni te bastará.”

Ahora entonces nos hacemos la siguiente pregunta ¿Entonces cuál es la mejor riqueza según el Islam?

Para el Islam, la mejor y mayor riqueza es la fe, el conocimiento y la moral, así como el dinero que se gasta en el camino de la obediencia a Dios y de acuerdo con Su mandato.

Al final de esta historia, quiero leerles algunos hadices o tradiciones que hablan sobre la mejor riqueza.

El Imam Baqir (P) dice:

عَنْ أَبِی جَعْفَرٍ(ع) قَالَ : خَیْرُ الْمَالِ الثِّقَةُ بِاللَّهِ وَ الْیَأْسُ عَمَّا فِی أَیْدِی النَّاسِ

“La mejor riqueza es la confianza en Dios y la desesperación es mayor a lo que está en manos de la gente.”

El Imam Al Hussain (P) dijo:

قال الحسین (ع): خَیْرَ الْمَالِ مَا وَقَى الْعِرْضَ

“La mejor riqueza (propiedad) es aquella que protege el honor y la reputación.”

قالَ اَمیرُالمُوْمِنینَ عَلِیُّ بْنُ اَبیطالب (علیه السلام): خیر المال ما قضیت به الحقوق؛

El príncipe de los creyentes también dijo:

“La mejor riqueza esa aquella que ha sido utilizada en el derecho de los demás (es decir la que ha sido usada para pagar deudas).”

Quizás este hadiz, pueda explicarse de tal manera que Dios, le da al ser humano la suficiente riqueza para que no esté en deuda con nadie.

Además, el Imam Ali (P) presentó la mejor riqueza en otros hadices, diciendo:

قالَ اَمیرُالمُوْمِنینَ عَلِیُّ بْنُ اَبیطالب(علیه السلام):  إن خیر المال ما کسب ] أکسب[  ثناء و شکرا و أوجب ثوابا و أجرا ؛

La mejor riqueza es la riqueza que, después de obtenerla, el hombre alaba a Dios y  le agradece, y es aquella que trae una recompensa al hombre.

قالَ اَمیرُالمُوْمِنینَ عَلِیُّ بْنُ اَبیطالب(علیه السلام):  خیر اموالک ما کفاک؛

En otro hadiz, se cita al Imam Ali diciendo que la mejor riqueza es aquella en la medida  que sea suficiente para vivir.

قالَ اَمیرُالمُوْمِنینَ عَلِیُّ بْنُ اَبیطالب(علیه السلام):  خیر المال مما اعان علی المکارم؛

Siguiendo con el Imam Ali, éste nos enseñó que la mejor riqueza es ayudar a adquirir virtudes.

Entonces, en el Islam la riqueza nunca ha sido humillada, ni muchos reprobada, a como tampoco su producción, ni su intercambio, ni su consumo.

Más bien, todo esto se ha enfatizado y recomendado, y se han establecido las condiciones y normas para ello.

Y según el Islam, la riqueza nunca se puede despreciar, mas sin embargo lo que si es despreciable es la extravagancia y la destrucción de la propiedad, lo cual es un acto definitivamente prohibido.

El Islam se opone a apuntar a la riqueza, como único objetivo para la vida, en otras palabras, el Islam considera que el culto al dinero en el que el ser humano ser vuelve esclavo de este, es una forma de existir errada.

En otras palabras, el Islam considera incorrecto que una persona quiera riqueza solo por el hecho de la riqueza misma con tal de acaparar y acumular excesivamente.

Sobre esto dice el Corán en el capítulo 9, versículo 34 lo siguiente:

... وَالَّذِينَ يَكْنِزُونَ الذَّهَبَ وَالْفِضَّةَ وَلَا يُنفِقُونَهَا فِي سَبِيلِ اللَّهِ فَبَشِّرْهُم بِعَذَابٍ أَلِيمٍ

 “Y, a quienes atesoran el oro y la plata y no los gastan por la causa de Dios, anúnciales un castigo doloroso”

Si una persona quiere dinero solo para satisfacer sus necesidades mundanales y los excesos de éste y el placer sin límite, a eso se le llama lujuria.

En el caso contrario, pedir dinero está asociado con la inferioridad y la pérdida del carácter humano y el honor espiritual, más en el punto opuesto está aquel hombre que añora al dinero como medio de actividad y para facilitar las cosas.

En este caso, el dinero está en función del objetivo general para el cual el ser humano quiere dinero.

Hemos llegado al final de la historia de esta semana. Me encantaría conocer tu opinión sobre el tema que hemos tocado esta semana, así que por favor escríbenos tus opiniones y comentarios de este video o podcast.

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Hasta el próximo sábado, donde nos encontraremos con otra historia si así Dios lo permite, inshallah.

Así que hasta pronto, por favor cuídense y ruego a Dios Todo Poderoso les dé lo mejor de esta y la otra vida a ustedes como a sus seres queridos, que la Paz de Dios sea con cada uno de ustedes.

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