En el nombre de Dios
Hola, Bienvenidos al programa LOS CUENTOS DE LA SEMANA.
El milagro de Dividir el Mar
En la entrega anterior, contábamos que Moisés, por mandato Divino, hizo planes para unir, acuerpar y preparar a los hijos de Israel en su lucha contra los faraones.
Mediante sus esfuerzos y discursos, el Profeta Moisés pudo invitar a algunas personas a la religión divina, siendo que después de esos esfuerzos, se identificaron personas con fe, así como aquellas que no creían y abiertamente negaban a Dios y a su Profeta; por lo cual Dios ordenó a Moisés a movilizarse con los hijos de Israel que sí creían en él.
أعوذ بِاللَّهِ مِنَ الشَّیطَانِ الرَّجِیمِ
بِسْمِ اللَّهِ الرَّحْمَٰنِ الرَّحِيمِ
En el nombre de Al.lah, el Clemente, el Misericordioso
وَأَوْحَيْنَا إِلَى مُوسَى أَنْ أَسْرِ بِعِبَادِي إِنَّكُمْ مُتَّبَعُونَ
“Y revelamos a Moisés: «Parte con Mis siervos durante la noche, pues seréis perseguidos.»”
Corán, capítulo 26, versículo 52
Moisés cumpliendo con este mandato Divino, eligió la obscuridad y el silencio de la noche para llevar a cabo su huida de Egipto y así evitar la persecución de la que serían objeto.
Está claro que una movilización de un grupo de esta magnitud no es algo que se pueda esconder o eclipsar por mucho tiempo, por lo que luego le fue informado al Faraón lo que estaba aconteciendo, todo ello por medio de espías, tal como dice el Corán:
فَأَرْسَلَ فِرْعَوْنُ فِي الْمَدَائِنِ حَاشِرِينَ
“Entonces, el Faraón envió emisarios a las ciudades.”
Corán, capítulo 26, versículo 53
Por supuesto, debido a las circunstancias propias de ese día, el mensaje de advertencia del Faraón no tardó mucho en llegar a todas las ciudades de Egipto, pero sin embargo tal como era de esperar, en las ciudades aledañas a la capital del Impero ese mensaje llegó muy rápido y las fuerzas de choque militares se prepararon con tal velocidad y se movilizaron por lo que en poco tiempo se les unió más soldados y fuerzas.
El Faraón también ordenó que se sitiara y redujese el número de seguidores de Moisés, para de esta forma poder atacarles sin tregua hasta mermar su cantidad.
إِنَّ هَؤُلَاءِ لَشِرْذِمَةٌ قَلِيلُونَ
"En verdad, ellos son una pequeña banda.”
Corán, capítulo 26, versículo 54
Faraón iba con todo su poder militar y sin compasión alguna en contra de este pequeño grupo de entre los hijos de Israel, diciendo:
“Vamos con todo el poder contra los Hijos de Israel, luchando conto todo y contra todos, no debemos de preocuparnos por nuestro triunfo”
Seguido dijo:
وَإِنَّهُمْ لَنَا لَغَائِظُونَ
“Y, en verdad, han provocado nuestra ira,”
Corán, capítulo 26, versículo 55
Faraón quien ya había decidido destruir a sus oponentes, consideraba que los hijos de Israel eran esclavos rebeldes que desobedecían sus órdenes y buscaban conspirar contra los faraones.
Es así que ordenó la destrucción de todos ellos sin piedad y preparó a los soldados para atacarlos de forma violenta y sin remordimiento alguno, diciéndoles:
"Ciertamente tememos a la conspiración de este grupo (ya sea que estén aquí o se hayan ido), y estamos completamente preparados para destruirlos" y según el Corán, también dijo:
وَإِنَّا لَجَمِيعٌ حَاذِرُونَ
“Pero nosotros somos un colectivo que está en guardia.”
Corán, capítulo 26, versículo 56
El Corán seguidamente menciona el resultado del trabajo de los faraones y resume la destrucción de este imperio y el comienzo del gobierno de los hijos de Israel, y dice:
فَأَخْرَجْنَاهُمْ مِنْ جَنَّاتٍ وَعُيُونٍ
وَكُنُوزٍ وَمَقَامٍ كَرِيمٍ
كَذَلِكَ وَأَوْرَثْنَاهَا بَنِي إِسْرَائِيلَ
فَأَتْبَعُوهُم مُّشْرِقِينَ
“Y les sacamos de los jardines y las fuentes
Y de los tesoros y espléndidos lugares.
Así fue. Y se lo dimos en herencia a los Hijos de Israel.
Entonces les persiguieron al amanecer.”
Corán, capítulo 26, versículos 56 al 60
Los esbirros soldados del ejército de Faraón, fueron rápidamente en persecución de las caravanas de entre los hijos de Israel, en medio de la obscura noche llegando a encontrarles durante el amanecer. Sobre esto el Sagrado Corán dice:
فَلَمَّا تَرَاءَى الْجَمْعَانِ قَالَ أَصْحَابُ مُوسَى إِنَّا لَمُدْرَكُونَ
“Y cuando los dos grupos se vieron, los compañeros de Moisés dijeron: «En verdad, nos están alcanzando.»”
Corán, capítulo 26, versículo 61
En medio de esta emboscada, la decepción invadió a todos los hijos de Israel, quienes veían en su cerco de soldados, la muerte inminente, puesto que no tenían ventaja para la lucha ni tampoco forma de escapar, puesto que el ejército estaba detrás y tan solo quedaba el mar inmenso al frente de ellos y no había señal de poder salir airosos de esta Azaña.
De hecho, hubo momentos muy dolorosos que tuvieron que soportar, momentos de amargura indescriptible, en donde un gran número de personas entre los hijos de Israel se sintieron conmovidos en su fe y otros tan solo habían perdido gravemente el espíritu.
A pesar de todo esto que ocurría, Moisés aún estaba tranquilo y confiado. Sabía que las promesas de Dios sobre la salvación de los hijos de Israel y la destrucción del pueblo rebelde eran ciertas.
Por lo tanto, con un corazón lleno de confianza en Dios, se volvió hacia la multitud aterrorizada de entre los hijos de Israel y dijo:
قَالَ كَلَّا إِنَّ مَعِيَ رَبِّي سَيَهْدِينِ
“Dijo [Moisés]: «No. En verdad, mi Señor está conmigo y me guiará.”
Corán, capítulo 26, versículo 62
En este momento, algunos de los hijos de Israel escucharon a Moisés, pero no creían en él, por lo que, ante esta situación tan desesperante, tan solo aguardaban a que llegara el soplo de la muerte.
De repente, Dios le ordenó a Moisés lo siguiente tal como nos lo describe el Corán:
فَأَوْحَيْنَا إِلَى مُوسَى أَنِ اضْرِبْ بِعَصَاكَ الْبَحْرَ فَانْفَلَقَ فَكَانَ كلُّ فِرْقٍ كَالطَّوْدِ الْعَظِيمِ
“Entonces revelamos a Moisés: «¡Golpea el mar con tu bastón!» y éste se partió y cada una de las partes era como una montaña inmensa.”
Corán, capítulo 26, versículo 63
El mismo bastón que un día fuese señal de advertencia, era hoy señal de misericordia y salvación para quienes estaban junto a Moisés, quien sin pensarlo llevó a cabo la orden de Dios y con su bastón golpeó las aguas.
De repente el ambiente se llenó de júbilo tal como una extraña escena no antes vista, en la que el gozo apareció en los ojos y corazones de los hijos de Israel, quienes tan solo hacía unos minutos atrás, no sabían cómo escapar de los faraones, cuando de repente el milagro se dio y vieron como el mar se dividía en frente de ellos, apareciendo un gran camino.
Y sin embargo y en cualquier caso, Dios, que tiene el control de todo, así como de los fenómenos naturales como tormentas, el agua, el viento y el suelo, los cuales si se mueven, es debido a que está en Su mandato.
Es así que ese día en particular y frente a la desesperanza de los Bani Israil o hijos de Israel, Él dio tal mandato a las olas del mar, que toda su agua retrocedió y un camino fue creado en medio del cual los hijos de Israel pudiesen cruzarlo fácilmente y huir de los planes malvados del Faraón.
Todos entraron en este gran camino junto con su profeta, el Noble Moisés, siendo que Faraón y su ejército, asombrados de ver esta escena, continuaron persiguiendo a Moisés y a los hijos de Israel, a pesar de tener frente a ellos un milagro de tal magnitud que no era un buen augurio para ellos.
Aquellos del grupo de Faraón ni siquiera creyeron en el llamado de Moisés al ver este milagro y continuaron negando a Dios sin temor alguno y continuaban con su afán de capturar y destruir a Moisés y a los hijos de Israel, ignorándolo todo, incluso a Dios y la consecuencia de este su último arrebato el cual les hacía avanzar irremediablemente hacia su destino final y al castigo Divino.
La persecución seguía sin tregua alguna por parte del Faraón y su séquito de infames, quienes llenos de orgullo y un sentido de superioridad y victoria sobre los hijos de Israel, cabalgaban con espada en mano y sed de muerte, sin saber que en poco tiempo se emitiría el decreto del castigo Divino. El Corán dice:
وَأَنْجَيْنَا مُوسَى وَمَنْ مَعَهُ أَجْمَعِينَ
“Y salvamos a Moisés y a todos los que con él estaban”
Corán, capítulo 26, versículo 65
Exactamente, cuando el último de los hijos de Israel salió del mar y el último de los faraones entró en el, Dios ordenó a las aguas que volvieran a su estado original, uniéndose y abatiéndose grandes olas unas sobre otras colapsando en una sinfonía todas al mismo tiempo. Las olas, que se erguían como una gran montaña, de repente aterrizaron sobre el Faraón y su ejército, esparciéndoles por doquier y destruyéndoles sin más nada.
El Corán declara esta historia en una frase corta:
ثُمَّ أَغْرَقْنَا الْآخَرِينَ
“Y entonces ahogamos a los otros.”
Corán, capítulo 26, versículo 66
En ese momento, el Faraón renunció a su altivez, y el monoteísmo que fue creado en la naturaleza de todos los seres humanos, también apareció en la naturaleza del Faraón y por temor a la muerte, gritó desde las aguas que le abalanzaban que creía en el Dios de los hijos de Israel.
وَجَاوَزْنَا بِبَنِي إِسْرَائِيلَ الْبَحْرَ فَأَتْبَعَهُمْ فِرْعَوْنُ وَجُنُودُهُ بَغْيًا وَعَدْوًا حَتَّى إِذَا أَدْرَكَهُ الْغَرَقُ قَالَ آمَنْتُ أَنَّهُ لَا إِلَهَ إِلَّا الَّذِي آمَنَتْ بِهِ بَنُو إِسْرَائِيلَ وَأَنَا مِنَ الْمُسْلِمِينَ
“Permitimos que los Hijos de Israel cruzasen el mar. Faraón y sus soldados les siguieron con ánimo hostil y violento, hasta que, al comprender que se ahogaba, dijo: «Creo en que no hay más dios que ese en el que creen los Hijos de Israel y soy de los que se someten (a Él).»”
Corán, capítulo 10, versículo 90
De hecho, cuando las profecías y las palabras de Moisés se cumplieron una tras otra y Faraón se hizo cada vez más consciente de la verdad de las palabras de este gran profeta y fue testigo de su poder, se vio obligado a profesar la fe y decir su creencia a Dios, con la esperanza de ser salvo de la muerte.
Por eso dice:
“¡Creí en el mismo Dios de los hijos de Israel!”
Pero es obvio que tal fe, que se expresa cuando la calamidad desciende y se ve atrapado en las garras de la muerte, es de hecho una especie de fe de emergencia, y no una fe con toda alma.
Cada criminal y pecador en los instantes cercanos a la muerte se arrepiente, pero sin ningún valor ni razón, nada propio de una evolución de su sentir, ni tampoco propio de la buena voluntad y con muy dudosa veracidad de sus palabras en muchas ocasiones, propio de un sentido del miedo más que de la sinceridad.
Por eso Dios se dirigió a él y le dijo:
آلْآنَ وَقَدْ عَصَيْتَ قَبْلُ وَكُنْتَ مِنَ الْمُفْسِدِينَ
«¿Ahora? ¿Cuando antes desobedeciste y fuiste de los corruptores?»
Corán, capítulo 10, versículo 91
Y tan solo ese día su cuerpo sería sacado del agua para ser una lección a la humanidad entera en el futuro.
فَالْيَوْمَ نُنَجِّيكَ بِبَدَنِكَ لِتَكُونَ لِمَنْ خَلْفَكَ آيَةً وَإِنَّ كَثِيرًا مِنَ النَّاسِ عَنْ آيَاتِنَا لَغَافِلُونَ
«Hoy salvaremos tu cuerpo a fin de que seas un signo para los que vengan después de ti, a pesar de que la mayoría de las personas no prestan atención a Nuestros signos.»
Corán, capítulo 10, versículo 92
Sí, Faraón estaba presente en la mente de las gentes en ese momento, de modo que, si su cuerpo no caía al agua y nuevamente era sacado de ella, muchos no creerían que el Faraón podía haberse ahogado.
Y era posible que como resultado de que eso no sucediese, se crearan falsos mitos sobre el Faraón y su salvación y que él era un dios de verdad y otras creencias que podrían haber sido creadas en las mentes y los corazones de las personas a modo de falsedad y desvío o producto perpetuo de la altivez e ignorancia de Faraón y su pueblo que le seguía ciegamente.
Por eso Dios arrojó su cuerpo sin vida fuera del agua para que todos pudieran ver que en verdad estaba muerto.
Los cuerpos de los faraones ahora están momificados en los museos de "Egipto" e "Inglaterra" y muchas otras partes del mundo. Quizás uno de ellos es el de Faraón, el enemigo de Moisés, quizás y solamente quizás.
Hemos llegado al final de este cuento. Pero no hemos finalizado aún con los cuentos mencionados en el Corán sobre el profeta Moisés. Todavía quedan muchos cuentos para narrar y esperamos que puedas escucharlos muy pronto.
Espero que les haya gustado este cuento en particular y espero en Dios, Exaltado Sea, nos dé otra oportunidad para hablar con todos ustedes en el programa “Los cuentos de la semana”. Por favor cuídense, ruego a Dios lo mejor para ustedes y sus seres queridos tanto en este mundo como el otro, y hasta la semana que viene.
Hasta pronto.