En el nombre de Dios, hola, bienvenidos una vez más a la sección “Cuentos de la Semana” de FátimaTV.
Nos encontramos cercanos a la fecha en que conmemoramos el bendito nacimiento del Imam ‘Ali ibn Musa ar-Rida, de quien incluso sus enemigos fueron agraciados por su bondad y amabilidad.
Por ello, esta semana hemos preparado para ustedes una historia de este honorable, basada en una narración extraída del libro ‘Bihar al-Anwar’.
Antes de contar esta historia, es necesario que conozcas un poco acerca de las condiciones sociales y políticas de la época y la zona donde el Imam estaba, así como en particular del califato de Maʾmūn Abbasi.
Maʾmūn (árabe: المأمون ), ibn o hijo de Harun al-Rashid , fue la séptima dinastía de Abbasida. Ma´mun llegó al poder después de una guerra con su hermano Amin, la cual condujo a su asesinato.
Ma´mun hizo de Marv مرو , la capital de su califato y gobernó el mundo islámico durante veinte años.
Los primeros años de su reinado fueron inestables debido a su conflicto con los levantamientos de los descendientes de Imam Hassan y Imam Hussain, así que con el fin de estabilizar su califato, llamó al Imam Rida (P) a viajar desde Medina hasta Marv.
Maʾmūn con tal de cumplir con su propósito, envió a uno de sus comandantes a Medina para traer consigo a ni más ni menos, que al propio Imam Rida, siendo que cuando el emisario de Ma´mun llegó a Medina le pidió al Imam que lo acompañara hasta la capital del califato, pero el Imam Rida, que conocía las malas intenciones de Maʾmūn, se negó a ir.
Finalmente el Imam ante las amenazas de Ma´amun se vio obligado a mudarse a Marv y esta fue la razón definitiva por la que él (P) viaja a Irán sin llevar consigo a su familia.
Maʾmūn para fingir que es amigo de la descendencia de Ali (P), primero ofreció asignar el califato al Imam (P) y cuando el Imam (P) rechazó la oferta, entonces obligó al Imam al-Rida (P) en aceptar su sucesión.
Cuando Maʾmūn estableció una reunión para la sucesión, el Imam Rida , mientras hablaba, se basó en el principio básico de la creencia shiita de que el gobierno es el derecho del Ahl al-Bayt (P) y explicó como otros incluidos los antepasados de Maʾmūn, oprimieron a Ahl al-Bayt y usurparon a éste, su derecho legítimo al gobierno.
El Imam Rida llevó incansablemente a cabo mucho trabajo para así poder guiar a la gente y exponer los planes de Maʾmūn, haciendo que finalmente Ma´mun se arrepintiese de haber llevado a Marv al Imam y de darle el puesto de sucesor, por lo que para compensar eso, ejecutó un plan para martirizar al Imam Rida (P) envenenándolo finalmente.
El hecho es que Maʾmūn tan solo en apariencia, consultaba la sabiduría del Imam Rida y otras veces, parecía actuar de acuerdo con su opinión, pero todo ello era su plan siniestro que quería demostrar que ama a Ahl al-Bayt (P) Mientras que era enemigo de esta purificada descendencia del Profeta Muhammad (BPD), llegando finalmente a martirizar al Imam Rida.
Ya con este preámbulo te invito a vayamos juntos entonces a escuchar, el cuento de esta semana.
El Imam bondadoso
Yaser, uno de los compañeros cercanos del Imam Rida (P) relató:
“Cuando Imam Rida encontraba un tiempo libre, reunía a todos los servidores y personas que vivían con él, para hablar y amistar con ellos, haciendo también cosas para que ellos amistaran con él.
Cuando llegaba la hora de la comida, reunía a todos, jóvenes y viejos, incluso a los encargados de cuidar los caballos y a las personas que practicaban la hiyama o terapia con ventosas y los sentaba junto a él, en su mesa.
Así es como también Yaser relató que:
“En una ocasión nos encontrábamos ante el Imam Rida cuando se escuchó que abrían la cerradura de la puerta que se encontraba entre la casa de Imam Rida y la casa de Maʾmūn. Entonces el Imam Rida nos dijo: “¡levántense y dispérsense!”
Nosotros nos alejamos de él y Maʾmūn entró llevando en su mano una larga carta. El Imam quiso levantarse, pero Maʾmūn juró por el Profeta que no lo hiciera, seguido éste se acercó y besó la cara del Imam; seguidos se recostó en un cojín frente a este honorable y comenzó a leerle la carta que informaba de la conquista de una de las ciudades en la región de Kabul.
Cuando terminó de leer la carta el Imam Rida dijo:
“¡Estas satisfecho de que conquistaron una de las ciudades de los politeístas!”
“¿Acaso este acto no es grato?” –Maʾmūn contestó.
El Imam Rida continuó:
“¡Oh, Maʾmūn! Teme a Dios con respecto a la comunidad de Muhammad, de quien te has convertido en su gobernador, y este privilegio te ha sido concedido, y tú has arruinado este trabajo, concediéndoselo a otros quienes de entre ellos actúan contra el mandato de Dios. Tú mismo te encuentras en Jorasán y abandonaste el centro de la emigración y el lugar de la revelación –es decir La Meca y Medina– siendo que los emigrantes y los Ansar en tu ausencia, son sometidos y el gobernante de ese lugar no respeta a los creyentes. Los días pasan lentamente para los oprimidos y subyugados que soportando sufrimientos y muchas adversidades no pueden conseguir ni siquiera su alimento ni tampoco encuentran a nadie con quien quejarse de su situación, ni tú estás cerca para atenderlos. ¡Oh, Maʾmūn! Teme a Dios por los asuntos de los musulmanes y regresa a Medina, centro de la profecía y la morada de los emigrantes y los Ansar. ¿Acaso ignoras que el gobernador de los musulmanes es como la columna central de una carpa, que cualquiera puede alcanzar?
Maʾmūn dijo:
“¡Oh, mi señor, ¿qué es lo que usted considera conveniente?!”
“Considero que abandones estas tierras, regreses al lugar de nacimiento de tus padres y antepasados, atiendas los asuntos de los musulmanes y no los dejes en manos de otro; Dios te interrogará respecto a cómo gobernaste y te pedirá cuentas” – le contestó el Imam Rida.
Maʾmūn se levantó y dijo: “¡Estás en lo cierto!”.
Entonces Maʾmūn se retiró de dónde se encontraba el Imam y ordenó que prepararan los medios para ponerse en marcha.
¡Esta noticia llegó a oídos del ministro de Maʾmūn, Fazl ibn Sahl فضل بن سهل, quien entristeció intensamente, siendo éste en esos días, una de las personas que dominaba en tal forma que Maʾmūn no podía desobedecerlo.
Por ello fue que el propio Maʾmūn no se atrevió a informarle sobre el caso. Pero tiempo después, cuando el poder del Imam Rida incrementó, Fazl se presentó ante Maʾmūn y le dijo:
“¡Oh, Maʾmūn, ¿qué fue esto que ordenaste?!”
Maʾmūn contestó: “El Imam Rida así lo ordenó y está en lo cierto”.
Fazl entonces dijo:
Esto no está bien, antes mataste a tu hermano y tomaste su califato. Los hermanos, todos los iraquíes, tu familia y todos los árabes se volvieron hostiles hacia ti. Además de esto realizaste un segundo acto, llamaste a Imam Rida, como sucesor del califato y en esta forma quitaste el gobierno del poder de los Bani Abbas a pesar de que éste acto, desagradó a la gente en general, en especial a los eruditos, a los juristas y a los abasidas; y en sus corazones llevan odio hacia ti. Lo aconsejable es que te quedes en Jorasán hasta que se resuelvan estos problemas, y olviden el asunto de tu hermano Amín. Los patriarcas que sirvieron a tu padre Harun ar-Rashid están aquí presentes, y están al tanto de los asuntos gubernamentales, consulta con ellos y si lo estiman oportuno, hazlo.
Maʾmūn preguntó: “¿Cómo quién?”
Fazl contestó: “Como ‘Ali ibn Abi ‘Imran علی بن ابی عمران, Ibn Munis ابن مونس y Yaludi جلودی”.
Estos fueron aquellos que se opusieron a que el Imam Rida fuese el sucesor del califato y se opusieron a este nombramiento, razón por la cual Maʾmūn los había encarcelado.
Maʾmūn dijo: “Muy bien”.
Al día siguiente el Imam Rida se presentó ante Ma’mun y le preguntó: “¿Qué hiciste?”
Maʾmūn puso al Imam Rida al tanto de lo que Fazl le había dicho e hizo que trajeran a esas personas que se encontraban encarceladas.
La primera persona en entrar fue ‘Ali ibn Abi ‘Imran, que al ver a Imam Rida sentado junto a Maʾmūn dijo:
“¡Oh Emir!, ¡me refugio en Dios!, de qué expulse el califato de su familia y se lo entregue a aquellos que siempre tus padres y antepasados mataron y los hacían huir a un destino desconocido”.
Maʾmūn exclamó:
“¡Oh adúltero, sigues opinando lo mismo que antes! –seguidamente ordenó –, ¡guardias, tráiganlo frente a mí y decapítenlo!”
Así sucedió, los guardias lo degollaron.
Luego trajeron a Ibn Munis. En cuanto Ibn Munis vio el Imam Rida sentado junto a Maʾmūn, expresó:
“¡Oh Emir, juro por Dios que éste que está sentado a su lado es adorado como un ídolo!”
Maʾmūn exclamó:
“¡Oh adúltero, sigues opinando lo mismo que antes! Y nuevamente ordenó:
¡Guardias, tráiganlo ante mí y dególlenlo!” Los guardias obedecieron la orden y también fue degollado.
Acto seguido trajeron a Yaludi جلودی.
Durante el califato de Harun ar-Rashid y cuando Muhammad, hijo del Imam Sadiq, se había rebelado en Medina, Yaludi جلودی fue comisionado para ser acompañado por su ejército e ir a Medina, con la orden explícita de que si alcanzaba a Muhammad lo decapitase y saquease las casas de los hijos de ‘Ali, y todos los vestidos, ropas y joyas de las mujeres los tomara como botín de guerra y únicamente las dejara con la ropa que llevaban puesta, por lo que Yaludi actuó según lo ordenado.
En esa época, el Imam Kazim (P) había alcanzado el martirio, por lo que Yaludi acompañado por su ejército invadió la casa del Imam Rida.
Este honorable al ver la situación, hizo que todas las mujeres entraran a una habitación y él se colocó frente a la puerta de ésta.
“Tengo que entrar en la habitación y quitar todo lo que tengan esas mujeres. ¡Es orden del Emir, Harun ar-Rashid!” – dijo Yaludi.
A lo que el Imam Rida propuso:
“Yo tomo para ti todo lo que ellas tengan y ¡juró que no les dejaré nada!”
Yaludi insistía en su mala decisión y el Imam Rida insistía en su petición y juraba, hasta que Yaludi aceptó.
Entonces el Imam Rida entró en la habitación y tomó de ellas todo lo que tenían de aretes y pulseras, vestidos y ropas, así como todo lo que había en la casa fuera mucho o poco, y lo entregó a Yaludi.
A pesar de esto cuando llevaron a Yaludi a la reunión, el Imam Rida dijo:
“¡Oh, Ma’mun! Perdona este anciano por mí”.
A lo que Ma´mun dijo:
“¡Mi señor, ¿conoce a este hombre?! Éste, es ese mismo hombre que se comportó como un opresor frente a las hijas del Profeta y las despojó” – dijo Maʾmūn.
Yaludi que desde lejos veía al Imam Rida hablar con Maʾmūn, supuso que este honorable estaba hablando en su contra por la forma que se había comportado en Medina. Así que se volvió hacia Maʾmūn, juró y dijo:
“¡Por Dios y por el servicio que presté a tu padre, Harun ar-Rashid, no aceptes las palabras de este hombre (Imam Rida) sobre mí!”
Maʾmūn dijo a Imam Rida:
“Él no quiere que su petición se cumpla así que ¡acepto lo que pide!”.
Entonces Maʾmūn se volvió hacia Yaludi y le dijo:
“¡Juro por Dios, que no aceptaré lo que dice sobre ti!”
Y luego ordenó:
“¡Mándenlo junto a sus amigos!”
Los verdugos se adelantaron y lo decapitaron.
Finalmente vemos como la incredulidad, odio y rencor de los enemigos de la descendencia purificada del Profeta Muhammad (BPD) el Ahl al-Bayt (P) llega a niveles que sin duda siempre han sido y serán perjudiciales a ellos mismos y quienes sigan esa línea, especialmente en el hecho de que su enemistad no es a causa si no de la misma ignorancia que invade sus mentes y envenenan su corazón, tal como ocurrió a Yaludi, quien en su mente, no pasaba nada más que pensamientos negativos que al final le condenaron, puesto que era una persona que ignoró la bondad y perdón del Imam Rida.
Bueno hemos llegado al final de este cuento, me despido no sin antes desearte lo mejor esta y la otra vida tanto a tí y a tus seres queridos, por favor cuídense y hasta la otra semana.
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