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Descripción

La culminación del intelecto está en el buen trato con los demás. De acuerdo con esta narración, poseer un buen carácter, tratar bien a las personas en nuestra vida cotidiana es un mandato práctico de la razón, la culminación o apogeo del intelecto.

De hecho, el buen trato con la gente es un concepto recurrente en el Islam.

Transcripción

Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: El buen trato.

La culminación del intelecto está en el buen trato con los demás. De acuerdo con esta narración, poseer un buen carácter, tratar bien a las personas en nuestra vida cotidiana es un mandato práctico de la razón, la culminación o apogeo del intelecto.

De hecho, el buen trato con la gente es un concepto recurrente en el Islam.

Una vez el Profeta (con él sea la Bendición y la Paz y con su Descendencia purificada) le hizo la siguiente pregunta a sus compañeros: “¿Qué piensan que es lo que más hará ingresar a la gente en el paraíso?” y los compañeros empezaron a elaborar, a tratar de esbozar algunas respuestas; uno dijo: ¡el rezo! Y otro dijo: ¡el ayuno! Uno dijo: ¡la limosna! Otro dijo: ¡la peregrinación! Que son todos preceptos del Islam. Entonces el Profeta respondió: “Lo que más hará ingresar a la gente en el paraíso será tener un buen carácter, sé buena gente, ten un buen trato, un trato amable con los demás”.

Este motivo del buen trato o buen carácter que debemos tener para con el prójimo, para con los demás, aparece también en los sabios consejos que el Imam Alí ofreció a Hasán, su hijo mayor (la paz sea con él). Se trata de un testamento moral que ha quedado como herencia para todos los hijos del mundo:

“¡Oh hijito mío! Disponte a ti mismo como eje de referencia, como referente entre tú y otro, de manera que desees para los demás lo que quieres para ti mismo, y aborrece para los demás lo que aborreces para ti mismo, y no tiranices, no seas injusto con otro así como no te gusta que sean injustos contigo. Sé benevolente, haz el bien a los demás así como te gusta, como anhelarías que se haga el bien contigo. Y considera feo para ti lo que consideras feo en los demás; considera un defecto en ti lo que consideras un defecto en los demás. Y complácete de la gente aquello que te complazca de ti para ti mismo. Y no digas lo que no sabes aunque sea poco lo que sabes. Y no digas lo que no te gustaría que se diga de ti.

Dijo el Profeta: “Actuad en base a las más bellas virtudes, ciertamente que Dios majestuoso e imponente me ha enviado con ellas”. Y en otra narración: “ciertamente que fui enviado para completar las más bellas virtudes”. Indudablemente, una de las más bellas virtudes es que el hombre perdone a aquel que ha sido injusto con él. Que le dé a quien él le ha privado y que se vincule con aquel que ha cortado sus vínculos, que visite a aquel que no le visita.

Todos estos conceptos están enunciados en el sagrado Corán. Cuando por ejemplo, Dios enaltecido y magnánimo dice: “Repele con lo que es mejor, con lo que es bueno, si alguien te hace algún mal repélelo con lo bueno, repele ese mal”. No te pide que aceptes el mal, sino que lo rechaces de buen modo con un acto mucho más elevado. De esta manera, es posible que establezcas una entrañable amistad con alguien que te adversaba o considerabas tu enemigo. No obstante, esta conducta, poco común en nuestros días, solo puede ser practicada por aquellos que tienen paciencia, cuyo intelecto ha alcanzado su culminación, un estado sublime; es decir, aquel que tenga un gran éxito de parte de Dios, altísimo y enaltecido.

En otro versículo del Corán, Dios se dirige al noble Profeta y le dice: “Si hubieras tenido un comportamiento agresivo o enojoso se hubiesen alejado de tu alrededor, entonces sé indulgente con ellos, pide a Dios perdón por ellos y consúltales en los asuntos”.

En conclusión, el buen trato para con los demás, sea quien sea el prójimo, su género humano, es un concepto arraigado en la tradición islámica. En consecuencia, tratemos todos de actuar con base en este ideal y difundir este tipo de virtudes en la sociedad para que la paz, las bendiciones y la misericordia de Dios sean sobre todos nosotros.

Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!

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La culminación del intelecto está en el buen trato con los demás. De acuerdo con esta narración, poseer un buen carácter, tratar bien a las personas en nuestra vida cotidiana es un mandato práctico de la razón, la culminación o apogeo del intelecto.

De hecho, el buen trato con la gente es un concepto recurrente en el Islam.

Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: El buen trato.

La culminación del intelecto está en el buen trato con los demás. De acuerdo con esta narración, poseer un buen carácter, tratar bien a las personas en nuestra vida cotidiana es un mandato práctico de la razón, la culminación o apogeo del intelecto.

De hecho, el buen trato con la gente es un concepto recurrente en el Islam.

Una vez el Profeta (con él sea la Bendición y la Paz y con su Descendencia purificada) le hizo la siguiente pregunta a sus compañeros: “¿Qué piensan que es lo que más hará ingresar a la gente en el paraíso?” y los compañeros empezaron a elaborar, a tratar de esbozar algunas respuestas; uno dijo: ¡el rezo! Y otro dijo: ¡el ayuno! Uno dijo: ¡la limosna! Otro dijo: ¡la peregrinación! Que son todos preceptos del Islam. Entonces el Profeta respondió: “Lo que más hará ingresar a la gente en el paraíso será tener un buen carácter, sé buena gente, ten un buen trato, un trato amable con los demás”.

Este motivo del buen trato o buen carácter que debemos tener para con el prójimo, para con los demás, aparece también en los sabios consejos que el Imam Alí ofreció a Hasán, su hijo mayor (la paz sea con él). Se trata de un testamento moral que ha quedado como herencia para todos los hijos del mundo:

“¡Oh hijito mío! Disponte a ti mismo como eje de referencia, como referente entre tú y otro, de manera que desees para los demás lo que quieres para ti mismo, y aborrece para los demás lo que aborreces para ti mismo, y no tiranices, no seas injusto con otro así como no te gusta que sean injustos contigo. Sé benevolente, haz el bien a los demás así como te gusta, como anhelarías que se haga el bien contigo. Y considera feo para ti lo que consideras feo en los demás; considera un defecto en ti lo que consideras un defecto en los demás. Y complácete de la gente aquello que te complazca de ti para ti mismo. Y no digas lo que no sabes aunque sea poco lo que sabes. Y no digas lo que no te gustaría que se diga de ti.

Dijo el Profeta: “Actuad en base a las más bellas virtudes, ciertamente que Dios majestuoso e imponente me ha enviado con ellas”. Y en otra narración: “ciertamente que fui enviado para completar las más bellas virtudes”. Indudablemente, una de las más bellas virtudes es que el hombre perdone a aquel que ha sido injusto con él. Que le dé a quien él le ha privado y que se vincule con aquel que ha cortado sus vínculos, que visite a aquel que no le visita.

Todos estos conceptos están enunciados en el sagrado Corán. Cuando por ejemplo, Dios enaltecido y magnánimo dice: “Repele con lo que es mejor, con lo que es bueno, si alguien te hace algún mal repélelo con lo bueno, repele ese mal”. No te pide que aceptes el mal, sino que lo rechaces de buen modo con un acto mucho más elevado. De esta manera, es posible que establezcas una entrañable amistad con alguien que te adversaba o considerabas tu enemigo. No obstante, esta conducta, poco común en nuestros días, solo puede ser practicada por aquellos que tienen paciencia, cuyo intelecto ha alcanzado su culminación, un estado sublime; es decir, aquel que tenga un gran éxito de parte de Dios, altísimo y enaltecido.

En otro versículo del Corán, Dios se dirige al noble Profeta y le dice: “Si hubieras tenido un comportamiento agresivo o enojoso se hubiesen alejado de tu alrededor, entonces sé indulgente con ellos, pide a Dios perdón por ellos y consúltales en los asuntos”.

En conclusión, el buen trato para con los demás, sea quien sea el prójimo, su género humano, es un concepto arraigado en la tradición islámica. En consecuencia, tratemos todos de actuar con base en este ideal y difundir este tipo de virtudes en la sociedad para que la paz, las bendiciones y la misericordia de Dios sean sobre todos nosotros.

Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!