El arca de la salvación
El profeta Noé (la paz sea con él) fue el cuarto Mensajero de Dios enviado para guiar a la gente. Después de su nombramiento como profeta, pasaba día y noche pensando en cómo salvar a las personas de las garras de la ignorancia y el paganismo. En su época, los pueblos se encontraban sumergidos en la idolatría, superstición y corrupción; y era tan tercos en sus creencias, que estaban dispuestos a morir antes que renunciar a éstas.
Por más que el profeta Noé los aconsejó, no tuvo resultado; y por más que les advirtió del castigo divino y del peligro que corrían, no renunciaron a sus actos desagradables; incluso, con total insolencia y sin rodeos, dijeron:
﴿قَالُوا يَا نُوحُ قَدْ جَادَلْتَنَا فَأَكْثَرْتَ جِدَالَنَا فَأْتِنَا بِمَا تَعِدُنَا إِنْ كُنْتَ مِنَ الصَّادِقِينَ﴾
“«¡Oh, Noé! Nos has refutado y has discutido con nosotros en demasía, así que, tráenos aquello (del castigo) con lo que nos amenazas, si eres de los que dicen la verdad»”.(32)[1]
Le fue revelado a Noé por parte de Dios:
﴿…لَنْ يُؤْمِنَ مِنْ قَوْمِكَ إِلَّا مَنْ قَدْ آمَنَ فَلَا تَبْتَئِسْ بِمَا كَانُوا يَفْعَلُونَ﴾
“«No creerán de tu pueblo más que los que (hasta hoy) ya han creído, (el resto nunca creerá) así pues, no te disgustes por lo que hagan (en contra de la Verdad)”.(36)
En ese momento fue cuando Dios ordenó a Noé que construyera una embarcación para salvarlos y le reveló lo siguiente:
﴿وَاصْنَعِ الْفُلْكَ بِأَعْيُنِنَا وَوَحْيِنَا وَلَا تُخَاطِبْنِي فِي الَّذِينَ ظَلَمُوا إِنَّهُمْ مُغْرَقُونَ﴾
“Y construye el Arca ante Nuestros ojos y conforme a lo que Nosotros te hemos revelado y no Me hables más de quienes han sido opresores. En verdad, ellos serán ahogados»”.(37)
El profeta Noé también advirtió a su pueblo acerca del severo castigo divino y la gran calamidad del diluvio que padecerían según el mandato de Dios, pero aun así incrementaron su terquedad. De modo que Noé se preparó para construir la embarcación, según los dispuesto por Dios. Consiguió las tablas y se consagró a cortarlas y unirlas, pero la construcción le tomó no meses, sino años. Esta embarcación era de un tamaño colosal, de tal manera que el Profeta Noé, cuando vino el diluvio, pudo colocar en ella los cuadrúpedos en el primer piso, a los humanos en el segundo, mientras que el tercer piso lo destinó para albergar a las aves.
Se narra también de ‘Ali, el Príncipe de los Creyentes (la paz sea con él) que, en respuesta a un hombre de la ciudad de Sham que preguntó sobre las medidas del Arca de Noé, dijo: “…800 codos[2] de largo, 500 codos de ancho y 80 codos de altura”. Y también dijo: “La sección en la que colocó a los animales contaba con noventa habitaciones”. Esta embarcación fue construida en el desierto de Kufa y, según algunas narraciones, Noé la construyó en donde actualmente se encuentra la Mezquita de Kufa.[3]
Este honorable Profeta fue siempre ridiculizado y molestado por la gente en la construcción de esta embarcación. Incluso se le acercaban y con todo tipo de burlas, muecas y represiones lo incomodaban:
﴿وَيَصْنَعُ الْفُلْكَ وَكُلَّمَا مَرَّ عَلَيْهِ مَلَأٌ مِنْ قَوْمِهِ سَخِرُوا مِنْهُ قَالَ إِنْ تَسْخَرُوا مِنَّا فَإِنَّا نَسْخَرُ مِنْكُمْ كَمَا تَسْخَرُون﴾
“Y (Noé) se puso a construir el Arca. Y cada vez que pasaban ante él (grupos de) los ricos de su pueblo, se burlaban de él. Él dijo: «Si os burláis de nosotros, (sin duda cuando suceda el diluvio) nosotros nos burlaremos de vosotros como vosotros os burláis”.(38)
Así también el Profeta Noé a continuación les dijo:
﴿فَسَوْفَ تَعْلَمُونَ مَنْ يَأْتِيهِ عَذَابٌ يُخْزِيهِ وَيَحِلُّ عَلَيْهِ عَذَابٌ مُقِيمٌ﴾
“Pronto sabréis a quién le llegará un castigo (en el mundo) que le destruirá y (en la Otra Vida) sufrirá un castigo permanente»”.(39)
Cuando Noé, según la orden de Dios, construía la embarcación, los incrédulos, aprovechando la oscuridad de la noche, se acercaban a ésta y destruían lo que ya el Profeta había construido (separaban y rompían las tablas). Fue así como Noé pidió ayuda a Dios y dijo: “¡Dios mío! Me ordenaste que construyera una embarcación, y hace tiempo que estoy ocupado en ello, pero los que se oponen a mí vienen por la noche y destruyen lo que he construido. Por lo tanto ¿cuándo podré terminar mi trabajo?” Dios le envió una revelación diciendo: “Designa a un perro para que cuide del arca”. Desde ese momento llevó a un perro para que cuidara de la embarcación. Él solía trabajar durante el día y dormir por las noches. Cuando los oponentes se acercaban a la embarcación para destruirla, el perro los atacaba y comenzaba a ladrar con fuerza. Noé se despertaba con los ladridos y mantenía alejados a los saboteadores. Así continuó hasta que pudo terminar su trabajo.
Dado que el Diluvio de Noé sería universal y se extendería por todo el mundo, fue necesario que, para proteger la descendencia de animales y plantas, tomara un par de cada especie y los colocara dentro de la embarcación, así como también semillas o retoños de las diversas especies vegetales.
Se ha transmitido del Imam Sadiq (la paz sea con él) que dijo: “Después de finalizar la construcción de la embarcación, Dios reveló a Noé que anunciara en lengua siríaca que todos los animales del mundo vinieran hacia él. Noé obedeció la orden y vinieron todos los animales. Entonces Noé tomó un par de cada especie (macho y hembra) y los colocó dentro del arca. En el Corán encontramos este pasaje de la siguiente manera. Dios dijo:
﴿حَتَّىٰ إِذَا جَاءَ أَمْرُنَا وَفَارَ التَّنُّورُ قُلْنَا احْمِلْ فِيهَا مِنْ كُلٍّ زَوْجَيْنِ اثْنَيْنِ وَأَهْلَكَ إِلَّا مَنْ سَبَقَ عَلَيْهِ الْقَوْلُ وَمَنْ آمَنَ وَمَا آمَنَ مَعَهُ إِلَّا قَلِيلٌ﴾
“Hasta que, cuando llegó Nuestra orden (del castigo) y el horno comenzó a hervir, le dijimos (a Noé): «Carga en ella dos (macho y hembra) de cada especie, a tu familia, excepto quien fue sentenciado previamente (como fueron una de sus esposas y uno de sus hijos), y a los que creyeron». Y no habían creído con él excepto unos pocos”.(40)
Así se hizo, de modo que junto a Noé (la paz sea con él) había en el arca aproximadamente ochenta creyentes que le tenían fe y un par de animales de cada especie (desde insectos, pájaros, ganado, entre otros) y algunas semillas y vástagos. Los pasajeros fueron colocados cada uno en un lugar especial y todos estaban listos para una gran desgracia, cuyas primeras señales se habían evidenciado. Por ejemplo, el agua hirvió dentro del horno que estaba en casa de Noé y las negras nubes cubrían el cielo como pedazos de la oscuridad de la noche. Los estruendos se escuchaban desde todas partes. Todo esto anunciaba un inmenso y extenso suceso.
Durante años el profeta Noé advirtió a su pueblo pecador del castigo divino, pero ellos no lo tomaron en serio ni prestaron atención a sus exhortaciones. Durante novecientos años, aproximadamente, Noé trató de guiarlos, pero sólo un pequeño grupo creyó en él. Se sentía decepcionado de guiar a su gente, veía que día a día incrementaban su terquedad, que estaban enfermos mental y espiritualmente, que no existía la más mínima esperanza para que tanto ellos como su descendencia fueran atraídos al camino de Dios. Pero Dios le reveló a Noé lo siguiente:
﴿...لَنْ يُؤْمِنَ مِنْ قَوْمِكَ إِلَّا مَنْ قَدْ آَمَنَ...﴾
“…No creerán de tu pueblo más que los que ya han creído…”.(36)
Aquí fue cuando Noé los consideró merecedores de un castigo y los maldijo de la siguiente manera:
﴿رَبِّ لَا تَذَرْ عَلَى الْأَرْضِ مِنَ الْكَافِرِينَ دَيَّارًا * إِنَّكَ إِنْ تَذَرْهُمْ يُضِلُّوا عِبَادَكَ وَلَا يَلِدُوا إِلَّا فَاجِرًا كَفَّارً﴾
“…«¡Señor mío! ¡No dejes sobre la Tierra a ninguno de los que no son creyentes! (26) Si les dejas, extraviarán a Tus siervos y no engendrarán más que hijos corruptos y muy descreídos»”.(27)[4]
Fue en ese momento cuando llegó el gran Diluvio Universal. El agua manaba al mismo tiempo desde el cielo y la tierra, de todo lugar caía, brotaba y saltaba en grandes cantidades. Lo que bajaba del cielo no era simplemente lluvia, sino un torrente incontenible que caía sobre la tierra. Muy pronto se convirtió en una corriente impetuosa, acompañada de un viento fuerte que soplaba de todas partes, mientras que las densas nubes oscurecieron y nublaron todo el lugar. Esto dio paso a los enceguecedores relámpagos y el estrépito de los truenos. No pasó mucho tiempo para que la embarcación comenzara a flotar y todos los seres humanos y las demás criaturas que no subieron a ésta se hundieron en las oscuras aguas y perecieron. Todas las montañas y llanuras quedaron sumergidas. Era como si todo fuese un océano, no podía avistarse tierra firme ni se dibujaba en el horizonte la cima de alguna cordillera. Según el Corán:
﴿وَهِيَ تَجْرِي بِهِمْ فِي مَوْجٍ كَالْجِبَالِ﴾
“Y (el Arca de Noé) navegó con ellos sobre olas como montañas (y seguía adelante)”.(42)
Cuando aparecieron las señales del castigo divino al hervir el agua de la tierra y caer la lluvia torrencial, el arca era el único medio de salvación para los creyentes, que Dios había revelado a Noé:
﴿ قُلْنَا احْمِلْ فِيهَا مِنْ كُلٍّ زَوْجَيْنِ اثْنَيْنِ وَأَهْلَكَ إِلَّا مَنْ سَبَقَ عَلَيْهِ الْقَوْلُ وَمَنْ آَمَنَ…﴾
“… le dijimos: «Carga en ella dos de cada especie (macho y hembra), a tu familia, excepto quien fue sentenciado previamente (su esposa e hijo), y a los que creyeron»…”.(40)
Y también dijo:
﴿…ارْكَبُوا فِيهَا بِسْمِ اللَّهِ مَجْرَاهَا وَمُرْسَاهَا إِنَّ رَبِّي لَغَفُورٌ رَحِيمٌ﴾
“…«¡Embarcad en ella! ¡Que navegue y llegue a puerto mediante el nombre de Dios! ¡En verdad, mi Señor es perdonador, misericordiosísimo con los creyentes!»”(41)
Noé dijo: “En el nombre de Dios ¡embarquen! Y en el momento de zarpar y levar anclas no olviden que mi Señor es Perdonador, Misericordioso”. Noé reunió rápidamente a sus parientes y compañeros en la fe y les ordenó que subieran a la embarcación en el nombre de Dios, y que pronunciaran ‘en el nombre de Dios’ cuando el arca se pusiera en marcha o se detuviera.
Dijo: “Y recuérdenlo ya que mi Señor es Perdonador y Misericordioso, y por ser misericordioso fue que les proporcionó este medio de salvación y por ser perdonador les dispensa sus errores”. Todos subieron al arca diciendo “En el nombre de Dios el Clemente el Misericordioso”. El arca, con un movimiento espantoso, se hizo a la mar sobre las grandes olas al igual que una montaña y desde este punto que era el inicio de la salvación de los creyentes, fue también el punto inicial del perecer de los incrédulos. En ese momento se emitió la orden de castigo a este pueblo rebelde. Las nubes negras y oscuras cubrieron el cielo, se escuchó el resonar de los truenos y se vieron los destellos de los relámpagos deslumbrantes, y la lluvia torrencial y la tierra hirviendo convirtieron toda la superficie en un océano, “después, el diluvio les sorprendió siendo unos opresores”.[5] Las aguas se agitaron y el arca de Noé con su tripulación avanzaba rompiendo con la proa esas gigantescas olas, tal y como dice el Corán:
﴿وَهِيَ تَجْرِي بِهِمْ فِي مَوْجٍ كَالْجِبَالِ﴾
“Y navegó con ellos sobre olas como montañas”.(42)
Y también dice:
﴿وَحَمَلْنَاهُ عَلَى ذَاتِ أَلْوَاحٍ وَدُسُرٍ * تَجْرِي بِأَعْيُنِنَا جَزَاءً لِمَنْ كَانَ كُفِرَ﴾
“y le subimos (a Noé) sobre una armazón de tablas y clavos. * que navegó bajo Nuestra mirada atenta, como un castigo para quienes no creían (en él)”.[6]
“Canaán” fue uno de los hijos de Noé, en árabe era conocido como “Yam”. Noé, utilizó diversos métodos para invitar a su hijo Canaán al monoteísmo, pero él con descaro y obstinación ignoró la invitación de su padre y, al igual que otras personas, continuó adorando ídolos.
Cuando llego la desgracia mundial del diluvio, Noé vio a su hijo Canaán en peligro de ahogarse y perecer, se apiadó de él, y desde el arca lo llamo y le dijo:
﴿يَا بُنَيَّ ارْكَبْ مَعَنَا وَلَا تَكُنْ مَعَ الْكَافِرِينَ﴾
“«¡Oh, hijito mío! ¡Embarca con nosotros y no te quedes con los que no creen!»”(42)
Pero Canaán, en lugar de responder positivamente a la compasiva invitación de su padre y salvarse del abismo de la muerte, la rechazó con orgullo y arrogancia y en respuesta dijo:
﴿ سَآوِي إِلَىٰ جَبَلٍ يَعْصِمُنِي مِنَ الْمَاءِ ﴾
“«Me refugiaré ahora mismo en una montaña que me proteja del agua»”.(42)
A lo que Noé respondió:
﴿…لَا عَاصِمَ الْيَوْمَ مِنْ أَمْرِ اللَّهِ إِلَّا مَنْ رَحِمَ وَحَالَ بَيْنَهُمَا الْمَوْجُ فَكَانَ مِنَ الْمُغْرَقِينَ﴾
“…«Hoy no hay quien esté protegido de la orden de Dios, excepto aquel de quien Él tenga misericordia.» Y surgieron las olas entre ambos y fue de los que se ahogaron”.(43)
Noé dejó el timón del arca en manos de Dios y navegaba sobre las olas hacia toda dirección. Según las narraciones, esta embarcación vagó durante seis meses sobre las aguas y en diversas direcciones, como por ejemplo hacia la tierra de La Meca. Pero finalmente fue dada la orden de Dios de:
﴿َيَا سَمَاءُ أَقْلِعِي﴾
“«¡Oh cielo, escampa ( deja de llover)!»”
Y también ordenó a la tierra:
﴿يَا أَرْضُ ابْلَعِي مَاءَكِ ﴾
“«¡Oh Tierra, absorbe tu agua!»”.
Después de esta orden la situación se calmó.
﴿وَغِيضَ الْمَاءُ ﴾
“y el agua decreció”.
Cuando fue dada la orden a la tierra, ésta tragó su propia agua y sólo quedó sobre ella el agua que había caído del cielo, que se adhirió a los mares y océanos. Y finalmente cuando la situación se normalizó, el arca también llegó a su fondeadero. El Corán dice:
﴿وَاسْتَوَتْ عَلَى الْجُودِيِّ ﴾
“y se posó sobre el (monte) Yudi”.(44)
El monte Yudi es un monte famoso cerca de la ciudad de Mosul, algunos comentaristas opinan que pertenece a la cordillera del Altiplano Armenio. La montaña más alta es Ararat y se encuentran al oriente de Turquía.
[1]. Capítulo Hud [11], versículo 32.
[2]. Antigua medida que equivale a 42 m. aproximadamente.
[3]. Bihar, t.11, p.319 y 335.
[4] Capítulo Noé [71], versículos 26 y 27.
[5] Capítulo La araña [29], versículo 14.
[6] Capítulo La Luna [54], versículos 13-14.