Una de las cosas extraordinarias que hacían más luminosa la vida de Fátima (la paz sea con ella), era el intenso cariño que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia) sentía por ella. Este cariño tuvo una gran significación en la vida del Mensajero del Islam y era tan grande ese paternal afecto que debe considerarse como un ejemplo para la humanidad. 
Ciertamente, el honorable Enviado de Dios es el mejor de los seres humanos y el siervo más cercano de Dios Todopoderoso, así como la pauta del derecho y la balanza de la justicia y la razón. En tal sentido, tanto sus promesas y actos como sus expresiones constituyen un documento de honestidad y la base de las leyes religiosas. Al igual que el Libro Sagrado, deben ser considerados modelos para nuestros actos hasta el Día del Juicio. En el Libro de Dios aparece lo siguiente:

(وَ ما يَنْطِقُ عَنِ الْهَوى إِنْ هُوَ إِلاَّ وَحْيٌ يُوحى)

“No habla por propio impulso, no es sino una revelación que se le ha hecho” (Sagrado Corán, capítulo 53, versículos 3 y 4).
Todos estos aspectos evidencian la honorable posición espiritual de Fátima y comprendemos claramente tal y como los imames impecables dijeron– por qué se encuentra entre los purificados y dentro del grupo de los seres celestiales.
El Profeta tuvo otros hijos e hijas, y era muy amable con todos ellos, así como también con el resto de su familia, parientes y hasta con los extranjeros. A pesar de esto, era muy evidente el especial cariño y trato que le daba a su hija Fátima.  Lo más interesante es que, en diferentes oportunidades, manifestó abiertamente este afecto en público, frente a toda la comunidad. 
Sin lugar a dudas, este gesto demuestra, por un lado, que Fátima y su familia están unidas indisolublemente al destino del Islam; y, por otro, que la relación entre el Profeta y Fátima no era una simple relación entre un padre y su hija amada, sino que afectaba todos los ámbitos de la vida de una sociedad y el futuro de un pueblo. Además, este vínculo guardaba estrecha relación con las órdenes divinas referentes a la Guía y al imamato de los musulmanes.
A continuación, compartimos algunos ejemplos que son testimonios acerca del amor que se dejaba ver en el comportamiento del Profeta hacia Fátima:
Era una costumbre del Profeta, al momento de emprender un viaje, despedirse de Fátima en último lugar; en cambio, cuando regresaba, Fátima era la primera persona a la que él iba a visitar.
Tanto el Imam Baqir como el Imam Sadiq (la paz sea con ellos) dijeron que el Profeta siempre que se quería ir a dormir besaba la mejilla de Fátima, ponía la cara de ella sobre su pecho y suplicaba a Dios por ella.
El Imam Sadiq (la paz sea con él) transmitió que Fátima dijo: «Cuando fue revelado el versículo 63 del capítulo 24, An–Nur:

( لا تَجْعَلُوا دُعاءَ الرَّسُولِ بَيْنَكُمْ كَدُعاءِ بَعْضِكُمْ بَعْضاً )

“No os dirijáis al Enviado como os habláis los unos a los otros”. Yo tenía miedo de llamar ‘padre’ al Mensajero de Dios y por ello le decía: ‘¡Oh, Mensajero de Dios!’ Dos o tres veces el Profeta no dijo nada, pero una vez me miró y dijo: ‘¡Oh, Fátima!, este versículo que fue revelado no te concierne a ti, ni a tu familia ni a tus descendientes. Tú eres una parte de mí y viceversa. Este versículo fue revelado para los opresores y para los Quraish, quienes son de maneras bruscas, tercas e insolentes. Tú cuando me llames dime ‘padre’, que estas palabras le dan vida a mi corazón y gustan más a Dios.´»
El Profeta dijo: “Fátima es una parte de mí mismo, si alguien la llena de alegría es como si a mí alegrara, y si alguien la molesta es como si me hubiese molestado a mí. Fátima es entre los seres humanos la más querida para mí”.
Y también dijo: “Ella es una parte de mi y de mi corazón y de mi alma. Si alguien la molesta es como si me molestase a mí y si alguien me molesta, es como si molestase a Dios”.
‘Umir Sha’bi, Hasan Basri, Sufian Zurì, Muyahid, Ibn Ÿabir, Ÿábir Ibn ‘Abdul.lah Ansari, Imam Baqir (la paz sea con él) e Imam Sadiq (la paz sea con él) transmiten que el Gran Mensajero del Islam dijo: “Ciertamente Fátima es parte de mí mismo, si alguien la entristece es como si me hubiera entristecido a mí”. Y Bujari dijo que Mansur Ibn Mujarramah había dicho lo mismo. Y lo que fue narrado por Ÿaber es así: “…pues si alguien la molesta ciertamente es como si me hubiese molestado a mí y si alguien me molesta, ciertamente a Dios molesta”.
Dichos parecidos a los citados fueron mencionados en el Sahih Al-Muslim y Haliah Abu Na’im y en muchos otras obras de los eruditos sunnitas.
El Profeta, mientras tenía la mano de Fátima entre las suyas, dijo: “Quienes la conocen, la conocen y quienes no la conocen sepan que ella es Fátima, hija de Muhammad, y ella es parte de mí, de mi alma y del corazón que se encuentra entre mis costados, por tanto, si alguien la molesta, a mí me molesta y ciertamente molesta a Dios”.
Dijo el Profeta: «… mi hija Fátima es la Señora entre las señoras del mundo, desde la primera hasta la última. Es parte de mí mismo, la luz de mis ojos, parte de mi corazón y del alma que está dentro de mi cuerpo y es una hurí (ángel) del Paraíso personificada y (nacida) de mí. Cuando se coloca de pie en su lugar de oración para adorar al Creador, su brillo ilumina a los ángeles del cielo como el brillo de las estrellas ilumina a los humanos en la Tierra, y Dios, El Poderoso, El Majestuoso, dice a sus ángeles: “Ángeles míos, esta es mi servidora Fátima, observad a la Señora entre mis servidoras, cómo se ha colocado de pie frente a Mí y su cuerpo tiembla por respeto y temor a Mí, y con su corazón se dirige hacia Mí para adorarme. Sean testigos que a sus seguidores los he perdonado del fuego del Infierno…”»