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Descripción

Este interesante cuento de la semana, nos muestra un poco de los hechos históricos del Islam y de como lejos de la guía divina del Ahlul Bait del Profeta Muhammad (BPD) muchos bribones llegaron a tomar el poder, abusando de él y tomando ventaja de éste y de las riquezas, como único objetivo para aferrarse como una adicción a algo que debía ser solamente tomado por los dotados de intelecto e intenciones puras en su haber.
Sin embargo a pesar de que les hemos mostrado solo una pincelada de historia y sus impactos sociales, políticos, culturales e incluso espirituales, intentamos que con ello sea comprenda, la razón de la oposición de los puros y guiados, sabiendo las consecuencias de este desvío, así de como hasta hoy día, se siguen repitiendo los mismos errores, y como los pueblos son víctimas de la arrogancia de unos y la ignorancia de otros sin que exista mayor oposición.
Sin embargo ya pesar de todo eso, aún hubieron personas cuya llama de la fe y de lo correcto, hicieron cumplir su deber de encomendar el bien y prohibir el mal, como esperanza de que la buena guía sigue viva y que el cambio hacia el bien, es posible.

Transcripción

Hola una vez más les saludo, muy feliz de estar nuevamente con todos ustedes en este espacio del cuento de la semana. 

Hoy les traigo una nueva historia muy interesante, con un contenido muy enriquecedor tanto para el conocimiento como para la fe. Así que sin más preámbulo vamos a escuchar el cuento que tenemos para esta semana.

El Adhán de medianoche

Durante la época de los Omeyas, los únicos que tenían dominio y poder en el gobierno sobre todo el vasto territorio islámico y las demás zonas que controlaba este imperio, eran los árabes. 

Pero en la época del califato Abbásida, los persas, gradualmente comenzaron a tener participación e influencia en el gobierno, ocupando cargos en el mismo. 

Aunque los Abbásidas eran árabes, no estaban conformes con ellos y su política fue apartarlos gradualmente del poder para incluir a otros pueblos como los persas, llegando incluso a prohibir el idioma árabe en algunas zonas, siendo esta política vigente hasta la época de Ma’mun.

Cabe señalar que una de las desgracias que siempre trajeron los políticos Omeyas, Abbásidas y otros en el mundo islámico fue el promover el fanatismo y el racismo, incentivando el tribalismo mientras que como sabemos, el Islam se levantó en contra todas estas formas de ignorancia y unió a todos los pueblos, tribus y naciones bajo una única bandera en una forma milagrosa, incluyendo a los árabes, persas, turcos, bizantinos, hindostanos, y demás pueblos, todos bajo una misma gran nación. 

El Islam hizo esto poniendo en práctica el siguiente principio del Corán que dice en el Capítulo 49 versículo 13 lo siguiente:

“¡Oh, gente! Os Hemos creado a partir de un varón y una mujer, y Hemos hecho de vosotros pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros. Ciertamente el más noble de entre vosotros ante Dios es el que más Le teme…” (49:13) 

Pero los políticos Omeyas y Abbásidas, así como otros gobernantes y emires buscadores del cargo y el poder que siempre surgieron en un lado u otro, nuevamente encendieron este fuego inflamándolo y extendiendo el racismo y su odio.

Es digno de mencionar que estos mismos elementos al poder y la mayor parte de los que agitan estos intereses, es gente fanática e ignorante que se burlan de estos sentimientos y son aquellos a quienes someten igual de peligrosos con su pensar radical y lleno de falsas ideas, quienes caen en las trampas de esas élite de poder quienes fácilmente y sin mayor resistencia, los arrastran al engaño y a enarbolar consignas y comportamientos lejos de la verdad y el bien.

En la historia del Islam existen dos asuntos que se han manifestado juntos aún siendo muy opuestos: uno oscuro y feo, el otro luminoso y muy bello. 

Ellos son, por un lado, el fanatismo oscuro de los nacionalistas y racistas que se fue encendiendo a través de algunos políticos y algunas instituciones creadas por ellos y por otro lado, los sentimientos de hermandad y cordialidad que han acercado a diferentes pueblos y naciones, generando una hermandad e intimidad entre individuos de distintas naciones, colores, razas y lenguas, lo cual fue dominando y liderando las reuniones científicas, culturales y educativas en los centros religiosos, templos y mezquitas, así como en otros lugares comunes y generales de la vida de los musulmanes. 

Con todo ese engaño que los políticos aplicaban para crear discrepancias; el espíritu del Islam predominaba sobre la gente y así blancos y negros, árabes y no árabes, persas, turcos e hindostanos lograron acercase y entablar estrechas relaciones de amistad entre sí, en donde todos participaban de dichas reuniones sin que ninguno se sintiese extranjero, sea en los grupos de estudio, en los rezos en las mezquitas, en los ejércitos o donde fuese, todos eran hermanos unos de otros.

En los últimos dos o tres siglos, colonizadores de Occidente con amplios planes y enormes gastos de riquezas, pusieron en vigor el programa del fanatismo racial y el nacionalismo en los países musulmanes y lamentablemente han tenido bastante éxito. 

Ellos engañaron a los musulmanes con ideas falsas para terminar saqueando en forma progresiva sus capitales materiales, intelectuales, académicos, espirituales y racionales.

En este camino han sido escritos innumerables libros por autores inmaduros, lelos y desleales, siendo que aún serán escritos muchos más.

Lo peor de esto es que a esos mismos individuos sediciosos , a modo de recompensa, se les otorgan cargos públicos, para que profundicen sus tareas de segregación y radicalización del pensamiento.

Hoy en día resulta obligatorio para cada musulmán abrir los ojos y esforzarse dentro de sus posibilidades y capacidades para derrotar y destruir las barreras de la discrepancia que han sido edificadas por políticos antiguos y modernos. Debemos evitar movernos entorno a estas falsedades y saber que ningún nacionalismo es causa real de orgullo y mucho menos nobleza.

Luego de la muerte de Al Ma’mun asumió el califato su hermano Mutasam, que era en realidad medio hermano, puesto compartían el mismo padre, pero eran de madres distintas. 

La madre de Ma’mun era persa y la de Mutasam era turca. Por eso, Mutasam en su gobierno no armonizaba con el gusto de los persas, que venían ocupando importantes cargos en el mismo. 

Los persas querían que el califato pasara a Abbas, hijo de Ma’mun. Y Mutasam se dio cuenta de esto y es por esa razón que estaba inquieto respecto a su sobrino; muy temeroso de que con la ayuda de los persas se levantara éste para tomar el poder. 

Es por dicha razón que Mutassam, pensó en matar a Abbas e impedir el acercamiento de los persas para que lo pudieran ayudar, siendo que sin pensarlo dos veces, colocó a Abbas en una cárcel donde falleció.

Luego de ello planeó traer al gobierno a personas de otras nacionalidades aparte de los iranios; es así que hizo emigrar a grupos de turcos, que eran del pueblo de su madre, a Bagdad donde estaba el palacio de gobierno. 

Así, en poco tiempo ellos tomaron las riendas del poder en sus manos y desplazaron a los persas. Mutasam confió plenamente en los turcos, les abrió todas las puertas del palacio y en poco tiempo ellos tenían todo el control de los asuntos del gobierno islámico, siendo que en una movida muy inteligente, ellos aprendían el idioma árabe y eran musulmanes respetuosos del Islam, pero les faltaba conocimiento sobre la cultura y las costumbres que había en la capital de la nación islámica pues habían alcanzado los cargos de poder en muy poco tiempo. 

Pero a pesar de todo eso, los persas tenían primacía en cuanto a la civilización y conocían todo respecto a las conductas, tradiciones y lecciones islámicas y en comparación con otros grupos, cuando estos manejaron los asuntos del gobierno, la gente estaba contenta y satisfecha con ellos. 

Pero los turcos tenían malos modales con la gente e hicieron que muchos se enfadaran con ellos. Por ejemplo, los soldados turcos cabalgaban con sus caballos por las calles de Bagdad y no les daban importancia a los transeúntes comunes y muchas veces atropellaban a las mujeres, a los niños, ancianos y a personas enfermas, incluso llegando a aplastarlos bajo los cascos de sus corceles. 

La gente no toleró más la situación y le pidieron a Mutasam que cambiara la capital del califato a otra ciudad, marchándose de Bagdad, advirtiéndole que si no lo hacía, el pueblo se alzaría en su contra. 

A esa petición el respondió lo siguiente:

“¿Con qué fuerza me van a atacar, si yo tengo 80.000 soldados equipados?” 

A lo que el pueblo le dijo: “Con las armas de la noche” –es decir, suplicando contra él y maldiciéndolo durante las noches en los rezos nocturnos. Luego de este diálogo, decidió trasladar la capital a Samarra.

Después de Mutasam, vinieron Uaziq, Mutawakil, Muntasar y otros, y los turcos siempre manejaron los asuntos y actuaron en representación del califa. 

Algunos de los califas abbásidas intentaron reducirles su poder y sacarlos del gobierno, pero no pudieron hacerlo, pero uno que sí tuvo éxito en mermarles el poder fue Al Mu’tasad. 

Durante su gobierno, un comerciante anciano era acreedor de uno de los jefes del gobierno y no podía cobrar su derecho, entonces se vio forzado a presentarse ante el mismo califa para quejarse, pero cada vez que intentaba una audiencia con el califa, los sirvientes y funcionarios del palacio le impedían ingresar. 

El pobre comerciante no pudo hallar una solución a su asunto, hasta que una persona le indicó que fuera al “mercado de los martes”, específicamente a un costado del mercado donde había un sastre que le podía resolver su problema. 

El anciano fue a ver a esta persona, quien le ordenó al jefe del ejército que saldara su deuda y el jefe inmediatamente obedeció con celeridad. 

El comerciante se sorprendió mucho de esto e insistió en preguntarle al sastre cómo era que este jefe no obedecía a nadie y sin embargo respondió a su orden de inmediato, aunque sólo era un sastre, a lo que el hombre le dijo: 

“Voy a contarle un relato. En cierta ocasión estaba andando por una calle y me crucé con una mujer muy bonita que también andaba por ahí. En ese momento, un coronel de los turcos que estaba borracho, se detuvo y al ver a aquella mujer, fue para abrazarla delante de toda la gente. La tomó y la arrastró hacia su casa mientras ella gritaba pidiendo ayuda. Ella gritaba: ‘¡Por favor, ayúdenme! Soy una mujer decente, no de mala reputación, y mi marido ha jurado que si no llego a casa una noche me divorcia y quedaré sin hogar…’ 

Pero por temor, nadie se atrevía a ayudarla. Entonces me adelanté y le pedí a este coronel que dejara libre a la mujer. Con un bastón que tenía en su mano, él me golpeó fuertemente en la cabeza y me hirió. 

Siendo que luego de eso metió a la mujer en su casa. Yo reuní a otras personas y fuimos ante la casa del coronel exigiendo que liberara a la mujer, pero él salió con sus sirvientes y nos golpearon a todos. La gente se dispersó y yo me fui a mi casa, pero no pude olvidar la situación de aquella mujer, pensando en que sufriría una desgracia que acabaría con toda su vida, por lo cual ella no podría regresar luego a su hogar y su familia. 

Continué así hasta la medianoche, cuando de repente se corporizó en mi mente un plan. Me dije que este hombre estaba borracho y no tendría noción del tiempo y si escuchaba el llamado a la oración (Adhán), pensaría que ya es de madrugada y dejaría libre a la mujer, quien podría regresar a su casa antes de que concluyese la noche. 

Entonces fui a la mezquita, subí al minarete y comencé a recitar el Adhán mientras vigilaba la calle a ver si la mujer era puesta en libertad o no. 

De repente los soldados aparecieron corriendo, preguntando quién estaba realizando el Adhán antes de su tiempo. Yo me asusté mucho, pero fui ante ellos y confesé que había sido yo. 

Me dijeron que el califa quería verme y me llevaron ante él. El califa me estaba esperando y me preguntó por qué había hecho el Adhán en ese tiempo. Entonces le conté todo lo sucedido. Y fue así como el califa ordenó que trajeran al coronel junto con la mujer. 

Luego de interrogarlos por lo ocurrido, ordenó ejecutar al coronel y envió a la mujer a su marido ordenándole que la respetase y no la castigase en absoluto, pues ella era inocente. 

Luego Mu’tasad me dijo: 

‘Cada vez que encuentres alguna injusticia, pon en práctica esta táctica, que yo me comprometo a investigar el asunto.’ 

Esta noticia se divulgó entre la gente y desde entonces todos me tienen miedo. Por eso cuando le ordené a este jefe del ejército que te devolviera la deuda, el respondió inmediatamente.”

Bueno amigos y amigas, hemos llegado al final de este interesante cuento de esta semana, la cual nos muestra un poco de los hechos históricos del Islam y de como lejos de la guía divina del Ahlul Bait del Profeta Muhammad (BPD) muchos bribones llegaron a tomar el poder, abusando de él y tomando ventaja de éste y de las riquezas, como único objetivo para aferrarse como una adicción a algo que debía ser solamente tomado por los dotados de intelecto e intenciones puras en su haber. Sin embargo les hemos mostrado solo una pincelada de historia y sus impactos sociales, políticos, culturales e incluso espirituales, para que comprendamos con ellos, la razón de la oposición de los puros y guiados, sabiendo las consecuencias de este desvío, así de como hasta hoy día, se siguen repitiendo los mismos errores, y como los pueblos son víctimas de la arrogancia de unos y la ignorancia de otros sin que exista mayor oposición.

Sin embargo y a pesar de todo eso, aún hubieron personas cuya llama de la fe y de lo correcto, hicieron cumplir su deber de encomendar el bien y prohibir el mal, como esperanza de que la buena guía sigue viva y que el cambio hacia el bien, es posible.

Espero que haya sido de su agrado y se sume a todos los saberes que alimentan el conocimiento e iluminan su corazón.

Ruego a Dios les otorgue el gran éxito y lo mejor de esta y la otra vida a ustedes y sus seres queridos, por favor cuídense y hasta la otra semana.

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Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

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Transcripción

Este interesante cuento de la semana, nos muestra un poco de los hechos históricos del Islam y de como lejos de la guía divina del Ahlul Bait del Profeta Muhammad (BPD) muchos bribones llegaron a tomar el poder, abusando de él y tomando ventaja de éste y de las riquezas, como único objetivo para aferrarse como una adicción a algo que debía ser solamente tomado por los dotados de intelecto e intenciones puras en su haber.
Sin embargo a pesar de que les hemos mostrado solo una pincelada de historia y sus impactos sociales, políticos, culturales e incluso espirituales, intentamos que con ello sea comprenda, la razón de la oposición de los puros y guiados, sabiendo las consecuencias de este desvío, así de como hasta hoy día, se siguen repitiendo los mismos errores, y como los pueblos son víctimas de la arrogancia de unos y la ignorancia de otros sin que exista mayor oposición.
Sin embargo ya pesar de todo eso, aún hubieron personas cuya llama de la fe y de lo correcto, hicieron cumplir su deber de encomendar el bien y prohibir el mal, como esperanza de que la buena guía sigue viva y que el cambio hacia el bien, es posible.

Hola una vez más les saludo, muy feliz de estar nuevamente con todos ustedes en este espacio del cuento de la semana. 

Hoy les traigo una nueva historia muy interesante, con un contenido muy enriquecedor tanto para el conocimiento como para la fe. Así que sin más preámbulo vamos a escuchar el cuento que tenemos para esta semana.

El Adhán de medianoche

Durante la época de los Omeyas, los únicos que tenían dominio y poder en el gobierno sobre todo el vasto territorio islámico y las demás zonas que controlaba este imperio, eran los árabes. 

Pero en la época del califato Abbásida, los persas, gradualmente comenzaron a tener participación e influencia en el gobierno, ocupando cargos en el mismo. 

Aunque los Abbásidas eran árabes, no estaban conformes con ellos y su política fue apartarlos gradualmente del poder para incluir a otros pueblos como los persas, llegando incluso a prohibir el idioma árabe en algunas zonas, siendo esta política vigente hasta la época de Ma’mun.

Cabe señalar que una de las desgracias que siempre trajeron los políticos Omeyas, Abbásidas y otros en el mundo islámico fue el promover el fanatismo y el racismo, incentivando el tribalismo mientras que como sabemos, el Islam se levantó en contra todas estas formas de ignorancia y unió a todos los pueblos, tribus y naciones bajo una única bandera en una forma milagrosa, incluyendo a los árabes, persas, turcos, bizantinos, hindostanos, y demás pueblos, todos bajo una misma gran nación. 

El Islam hizo esto poniendo en práctica el siguiente principio del Corán que dice en el Capítulo 49 versículo 13 lo siguiente:

“¡Oh, gente! Os Hemos creado a partir de un varón y una mujer, y Hemos hecho de vosotros pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros. Ciertamente el más noble de entre vosotros ante Dios es el que más Le teme…” (49:13) 

Pero los políticos Omeyas y Abbásidas, así como otros gobernantes y emires buscadores del cargo y el poder que siempre surgieron en un lado u otro, nuevamente encendieron este fuego inflamándolo y extendiendo el racismo y su odio.

Es digno de mencionar que estos mismos elementos al poder y la mayor parte de los que agitan estos intereses, es gente fanática e ignorante que se burlan de estos sentimientos y son aquellos a quienes someten igual de peligrosos con su pensar radical y lleno de falsas ideas, quienes caen en las trampas de esas élite de poder quienes fácilmente y sin mayor resistencia, los arrastran al engaño y a enarbolar consignas y comportamientos lejos de la verdad y el bien.

En la historia del Islam existen dos asuntos que se han manifestado juntos aún siendo muy opuestos: uno oscuro y feo, el otro luminoso y muy bello. 

Ellos son, por un lado, el fanatismo oscuro de los nacionalistas y racistas que se fue encendiendo a través de algunos políticos y algunas instituciones creadas por ellos y por otro lado, los sentimientos de hermandad y cordialidad que han acercado a diferentes pueblos y naciones, generando una hermandad e intimidad entre individuos de distintas naciones, colores, razas y lenguas, lo cual fue dominando y liderando las reuniones científicas, culturales y educativas en los centros religiosos, templos y mezquitas, así como en otros lugares comunes y generales de la vida de los musulmanes. 

Con todo ese engaño que los políticos aplicaban para crear discrepancias; el espíritu del Islam predominaba sobre la gente y así blancos y negros, árabes y no árabes, persas, turcos e hindostanos lograron acercase y entablar estrechas relaciones de amistad entre sí, en donde todos participaban de dichas reuniones sin que ninguno se sintiese extranjero, sea en los grupos de estudio, en los rezos en las mezquitas, en los ejércitos o donde fuese, todos eran hermanos unos de otros.

En los últimos dos o tres siglos, colonizadores de Occidente con amplios planes y enormes gastos de riquezas, pusieron en vigor el programa del fanatismo racial y el nacionalismo en los países musulmanes y lamentablemente han tenido bastante éxito. 

Ellos engañaron a los musulmanes con ideas falsas para terminar saqueando en forma progresiva sus capitales materiales, intelectuales, académicos, espirituales y racionales.

En este camino han sido escritos innumerables libros por autores inmaduros, lelos y desleales, siendo que aún serán escritos muchos más.

Lo peor de esto es que a esos mismos individuos sediciosos , a modo de recompensa, se les otorgan cargos públicos, para que profundicen sus tareas de segregación y radicalización del pensamiento.

Hoy en día resulta obligatorio para cada musulmán abrir los ojos y esforzarse dentro de sus posibilidades y capacidades para derrotar y destruir las barreras de la discrepancia que han sido edificadas por políticos antiguos y modernos. Debemos evitar movernos entorno a estas falsedades y saber que ningún nacionalismo es causa real de orgullo y mucho menos nobleza.

Luego de la muerte de Al Ma’mun asumió el califato su hermano Mutasam, que era en realidad medio hermano, puesto compartían el mismo padre, pero eran de madres distintas. 

La madre de Ma’mun era persa y la de Mutasam era turca. Por eso, Mutasam en su gobierno no armonizaba con el gusto de los persas, que venían ocupando importantes cargos en el mismo. 

Los persas querían que el califato pasara a Abbas, hijo de Ma’mun. Y Mutasam se dio cuenta de esto y es por esa razón que estaba inquieto respecto a su sobrino; muy temeroso de que con la ayuda de los persas se levantara éste para tomar el poder. 

Es por dicha razón que Mutassam, pensó en matar a Abbas e impedir el acercamiento de los persas para que lo pudieran ayudar, siendo que sin pensarlo dos veces, colocó a Abbas en una cárcel donde falleció.

Luego de ello planeó traer al gobierno a personas de otras nacionalidades aparte de los iranios; es así que hizo emigrar a grupos de turcos, que eran del pueblo de su madre, a Bagdad donde estaba el palacio de gobierno. 

Así, en poco tiempo ellos tomaron las riendas del poder en sus manos y desplazaron a los persas. Mutasam confió plenamente en los turcos, les abrió todas las puertas del palacio y en poco tiempo ellos tenían todo el control de los asuntos del gobierno islámico, siendo que en una movida muy inteligente, ellos aprendían el idioma árabe y eran musulmanes respetuosos del Islam, pero les faltaba conocimiento sobre la cultura y las costumbres que había en la capital de la nación islámica pues habían alcanzado los cargos de poder en muy poco tiempo. 

Pero a pesar de todo eso, los persas tenían primacía en cuanto a la civilización y conocían todo respecto a las conductas, tradiciones y lecciones islámicas y en comparación con otros grupos, cuando estos manejaron los asuntos del gobierno, la gente estaba contenta y satisfecha con ellos. 

Pero los turcos tenían malos modales con la gente e hicieron que muchos se enfadaran con ellos. Por ejemplo, los soldados turcos cabalgaban con sus caballos por las calles de Bagdad y no les daban importancia a los transeúntes comunes y muchas veces atropellaban a las mujeres, a los niños, ancianos y a personas enfermas, incluso llegando a aplastarlos bajo los cascos de sus corceles. 

La gente no toleró más la situación y le pidieron a Mutasam que cambiara la capital del califato a otra ciudad, marchándose de Bagdad, advirtiéndole que si no lo hacía, el pueblo se alzaría en su contra. 

A esa petición el respondió lo siguiente:

“¿Con qué fuerza me van a atacar, si yo tengo 80.000 soldados equipados?” 

A lo que el pueblo le dijo: “Con las armas de la noche” –es decir, suplicando contra él y maldiciéndolo durante las noches en los rezos nocturnos. Luego de este diálogo, decidió trasladar la capital a Samarra.

Después de Mutasam, vinieron Uaziq, Mutawakil, Muntasar y otros, y los turcos siempre manejaron los asuntos y actuaron en representación del califa. 

Algunos de los califas abbásidas intentaron reducirles su poder y sacarlos del gobierno, pero no pudieron hacerlo, pero uno que sí tuvo éxito en mermarles el poder fue Al Mu’tasad. 

Durante su gobierno, un comerciante anciano era acreedor de uno de los jefes del gobierno y no podía cobrar su derecho, entonces se vio forzado a presentarse ante el mismo califa para quejarse, pero cada vez que intentaba una audiencia con el califa, los sirvientes y funcionarios del palacio le impedían ingresar. 

El pobre comerciante no pudo hallar una solución a su asunto, hasta que una persona le indicó que fuera al “mercado de los martes”, específicamente a un costado del mercado donde había un sastre que le podía resolver su problema. 

El anciano fue a ver a esta persona, quien le ordenó al jefe del ejército que saldara su deuda y el jefe inmediatamente obedeció con celeridad. 

El comerciante se sorprendió mucho de esto e insistió en preguntarle al sastre cómo era que este jefe no obedecía a nadie y sin embargo respondió a su orden de inmediato, aunque sólo era un sastre, a lo que el hombre le dijo: 

“Voy a contarle un relato. En cierta ocasión estaba andando por una calle y me crucé con una mujer muy bonita que también andaba por ahí. En ese momento, un coronel de los turcos que estaba borracho, se detuvo y al ver a aquella mujer, fue para abrazarla delante de toda la gente. La tomó y la arrastró hacia su casa mientras ella gritaba pidiendo ayuda. Ella gritaba: ‘¡Por favor, ayúdenme! Soy una mujer decente, no de mala reputación, y mi marido ha jurado que si no llego a casa una noche me divorcia y quedaré sin hogar…’ 

Pero por temor, nadie se atrevía a ayudarla. Entonces me adelanté y le pedí a este coronel que dejara libre a la mujer. Con un bastón que tenía en su mano, él me golpeó fuertemente en la cabeza y me hirió. 

Siendo que luego de eso metió a la mujer en su casa. Yo reuní a otras personas y fuimos ante la casa del coronel exigiendo que liberara a la mujer, pero él salió con sus sirvientes y nos golpearon a todos. La gente se dispersó y yo me fui a mi casa, pero no pude olvidar la situación de aquella mujer, pensando en que sufriría una desgracia que acabaría con toda su vida, por lo cual ella no podría regresar luego a su hogar y su familia. 

Continué así hasta la medianoche, cuando de repente se corporizó en mi mente un plan. Me dije que este hombre estaba borracho y no tendría noción del tiempo y si escuchaba el llamado a la oración (Adhán), pensaría que ya es de madrugada y dejaría libre a la mujer, quien podría regresar a su casa antes de que concluyese la noche. 

Entonces fui a la mezquita, subí al minarete y comencé a recitar el Adhán mientras vigilaba la calle a ver si la mujer era puesta en libertad o no. 

De repente los soldados aparecieron corriendo, preguntando quién estaba realizando el Adhán antes de su tiempo. Yo me asusté mucho, pero fui ante ellos y confesé que había sido yo. 

Me dijeron que el califa quería verme y me llevaron ante él. El califa me estaba esperando y me preguntó por qué había hecho el Adhán en ese tiempo. Entonces le conté todo lo sucedido. Y fue así como el califa ordenó que trajeran al coronel junto con la mujer. 

Luego de interrogarlos por lo ocurrido, ordenó ejecutar al coronel y envió a la mujer a su marido ordenándole que la respetase y no la castigase en absoluto, pues ella era inocente. 

Luego Mu’tasad me dijo: 

‘Cada vez que encuentres alguna injusticia, pon en práctica esta táctica, que yo me comprometo a investigar el asunto.’ 

Esta noticia se divulgó entre la gente y desde entonces todos me tienen miedo. Por eso cuando le ordené a este jefe del ejército que te devolviera la deuda, el respondió inmediatamente.”

Bueno amigos y amigas, hemos llegado al final de este interesante cuento de esta semana, la cual nos muestra un poco de los hechos históricos del Islam y de como lejos de la guía divina del Ahlul Bait del Profeta Muhammad (BPD) muchos bribones llegaron a tomar el poder, abusando de él y tomando ventaja de éste y de las riquezas, como único objetivo para aferrarse como una adicción a algo que debía ser solamente tomado por los dotados de intelecto e intenciones puras en su haber. Sin embargo les hemos mostrado solo una pincelada de historia y sus impactos sociales, políticos, culturales e incluso espirituales, para que comprendamos con ellos, la razón de la oposición de los puros y guiados, sabiendo las consecuencias de este desvío, así de como hasta hoy día, se siguen repitiendo los mismos errores, y como los pueblos son víctimas de la arrogancia de unos y la ignorancia de otros sin que exista mayor oposición.

Sin embargo y a pesar de todo eso, aún hubieron personas cuya llama de la fe y de lo correcto, hicieron cumplir su deber de encomendar el bien y prohibir el mal, como esperanza de que la buena guía sigue viva y que el cambio hacia el bien, es posible.

Espero que haya sido de su agrado y se sume a todos los saberes que alimentan el conocimiento e iluminan su corazón.

Ruego a Dios les otorgue el gran éxito y lo mejor de esta y la otra vida a ustedes y sus seres queridos, por favor cuídense y hasta la otra semana.