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Descripción

Descubre cómo el Islam, a través del Corán y las enseñanzas del Profeta y su familia, nos guía hacia una vida basada en la razón, la fe auténtica y la confianza en Dios. Un episodio para quienes buscan claridad, reflexión… y romper con las cadenas de las creencias sin fundamento.

🎙 Locutora: Yordis Moreno
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

Transcripción

Contra la Superstición: Rompe el Ciclo de las Creencias Falsas

 

En el nombre de Dios.

Hola, soy Yordis Moreno, la voz de FátimaTV.

Hoy estoy aquí contigo con un nuevo pódcast y un nuevo tema.

Y ojalá llegue el día en que escuchemos estos mensajes… ¡con tu voz!

Sí, así es. Tú también puedes ser la voz de FátimaTV, igual que yo.

 Hola, soy …, la voz de FátimaTV también.

En FátimaTV, grabamos textos preparados con nuestras propias voces

y los compartimos en FátimaTV y en redes sociales.

Si te interesa participar, cuéntanos en los comentarios

o mándanos un mensaje directo.

Y ahora sí, vamos al tema de hoy.

¡Bienvenido a FátimaTV!

Hoy vamos a hablar sobre la creencia en supersticiones y la tendencia a recurrir a ellas. Un tema que se menciona en el Corán, y cuya curación también está en este libro sagrado.

No es solo un problema de la gente común, sino que a veces incluso personas educadas y estudiosas caen en esta ilusión,

una realidad ficticia contra la que el Islam ha reaccionado con firmeza.

Las supersticiones, la adivinación y la creencia en relaciones irracionales entre hechos

han existido en todo el mundo y en la historia de nuestros antepasados.

No es un tema nuevo.

Muchas personas aprovechan la ignorancia de los demás para sacar provecho económico de este asunto.

Las supersticiones son cuando alguien relaciona dos cosas,

aunque no exista ninguna relación científica ni religiosa entre ellas.

Por ejemplo, el número «trece» es considerado de mala suerte,

pero, ¿qué relación hay entre el trece y la mala suerte?

Ni la ley religiosa, ni la razón, ni la lógica establecen conexión alguna entre ambos.

Los árabes, en la época de la ignorancia antes del Islam, creían mucho en supersticiones.

La historia cuenta que si alguien perdía algo, se ponía la camisa al revés y decía:

«Me pondré la camisa al revés para encontrarlo».

¿Y qué relación tiene eso con encontrar lo perdido? ¡Ninguna!

Si una mujer no podía tener hijos, la llevaban junto a un cadáver y le decían:

«Súbete y baja siete veces y tendrás un bebé».

O si se le caía un diente a alguien, lo tomaban, lo lanzaban hacia el sol y decían:

«Si no hacemos esto, el diente nuevo no crecerá».

Pero el diente sale hasta cierta edad, y después no crece más,

así que no tiene nada que ver con esa práctica.

Cuando regresaban de un viaje, encendían fuego y echaban cosas aromáticas en él.

Decían que ese fuego protegía la salud del viajero.

Cuando hacían un pacto, encendían fuego, metían la mano en él y decían:

«Este fuego fortalece el pacto».

Cuando no llovía, ataban un palo a la cola de una vaca y le prendían fuego.

El pobre animal sufría y bramaba.

Ese fuego lo llamaban el «fuego que pide lluvia».

Claro que el Profeta (la paz sea con él y su bendita familia) con la llegada del Islam, la religión clara y verdadera, combatió todas estas supersticiones.

Dios creó este mundo basado en un orden y una regla general.

Por eso, la relación entre los acontecimientos debe tener un origen científico,

que podemos comprender gracias a la razón que Dios nos ha dado.

Por ejemplo, sabemos que si encendemos fuego, la habitación se calienta.

O que Dios, en el Corán, o a través de los profetas y sus sucesores divinos, nos ha comunicado ciertas cosas.

Es decir, casos donde el efecto es espiritual o moral.

Entonces, entre los hechos existe una relación científica o una relación religiosa.

Por ejemplo, en los hadices encontramos que:

«Si el adulterio aumenta en la sociedad, ocurrirá un terremoto».

Tal vez no entendamos la relación entre adulterio y terremotos,

pero como el hadiz lo menciona, tenemos fe y lo aceptamos,

sabiendo que Dios ha establecido ese efecto para el pecado del adulterio y su aumento en la sociedad.

Dios dice en el Corán: «Si hay piedad en la sociedad, llegará la bendición».

En el Islam también aprendemos que si no se da el azaque (o zakat en árabe), habrá sequía.

Si das en caridad, tu riqueza se multiplicará.

Dios ha establecido esa conexión entre las acciones.

Él es quien provee el sustento y bendice los bienes de quien da en caridad.

Dios dice: «Si practicas la usura, tu riqueza será destruida».

Aunque externamente, cuando doy 100 dólares y recibo 120,

parece que la usura aumenta el dinero

y que la caridad lo disminuye.

Pero Dios dice en el Corán, en la sura 2, versículo 276:

يَمْحَقُ اللَّهُ الرِّبَا وَيُرْبِي الصَّدَقَاتِ وَاللَّهُ لَا يُحِبُّ كُلَّ كَفَّارٍ أَثِيمٍ ‎﴿٢٧٦﴾ 

Dios destruye la usura e incrementa la caridad. Dios no ama a quien es incrédulo y pecador.

Con estos ejemplos, queda completamente claro:

la relación entre los acontecimientos debe estar

o bien científicamente demostrada,

o bien establecida por Dios, quien nos informa

que tal acción produce tal efecto.

Pero la superstición y los malos augurios consisten en relacionar dos hechos sin ninguna razón científica ni religiosa.

Hubo un hombre llamado Ibn Rumi, cuya historia es bastante interesante.

Era muy supersticioso, ¡y eso que era poeta y sabio!

Eso demuestra que las supersticiones no son creencias exclusivas de la gente común;

incluso una persona culta puede caer en ellas.

Se cuenta que Ali ibn Ibrahim, su vecino, dijo:

Un día estaba en casa y una piedra cayó desde la casa de Ibn Rumi a mi patio.

Me pregunté: «¿Qué habrá pasado? Seguro necesita algo».

Entonces le dije a mi sirviente:

«Ve a esa casa y mira qué ha pasado. ¿Hubo una pelea? ¿Ocurrió algo? ¿Por qué tiraron la piedra?»

El sirviente subió y vio que la criada de Ibn Rumi estaba en medio del patio.

Le dijo: «¡Oye! Dile a tu amo que venga a ayudar a Ibn Rumi.

Lleva tres días encerrado en la casa sin salir, y ya no tenemos nada de comida».

«Un día salió, vio un cuervo y dijo: “Este día es de mala suerte”.

Al día siguiente abrió la puerta, vio a un hombre encorvado y dijo: “Tampoco es un buen día”.

El tercer día abrió la puerta y vio pasar un gato.

Dijo: “Hoy tampoco es un buen día”.

Y así, lleva tres días sin salir de casa».

El sirviente bajó y me contó lo que había pasado.

Le dije: «Tu nombre es Hasan, eso es bueno. Ve y dile a mi vecino que venga».

El sirviente fue y le dijo: «Mi amo dice que vengas».

Ibn Rumi le preguntó: «¿Cómo te llamas?».

Respondió: «Hasan».

Él dijo: «¡Hasan! Eso significa bueno, hermoso. Es un buen nombre».

Entonces se animó y salió.

Pero justo cuando iba a entrar a la casa, el cordón de su zapato se enganchó en la bisagra de la puerta y se rompió.

Dijo: «No, mejor me regreso. Hoy también es un mal día».

En resumen, se había atrapado a sí mismo en una red de supersticiones vacías,

y al final vivió una vida difícil y murió con esa misma mentalidad.

El Islam se opone firmemente a las supersticiones,

a echar suertes sin sentido,

a establecer relaciones entre hechos sin base alguna

y a acudir a personas inadecuadas para buscar respuestas.

El Islam no permite que se use la religión para manipular o engañar a la gente.

Nos ha ofrecido caminos claros y soluciones auténticas.

En este segmento vas a escuchar versículos valiosos y llenos de luz,

y te compartiré algunas enseñanzas prácticas que se desprenden de ellos.

Ya queremos escuchar juntos los versículos 36 al 44 del capítulo 53 del Corán,

versículos que son extraordinariamente bellos, profundos y orientadores.

Lo que voy a compartir contigo es como un manifiesto,

una base firme para nuestra vida,

una regla que deberíamos escribir, enmarcar y colgar en nuestras casas

para verla todos los días.

أَمْ لَمْ يُنَبَّأْ بِمَا فِي صُحُفِ مُوسَىٰ ‎﴿٣٦﴾‏ ‏

¿Acaso no ha sido informado de lo que está en las escrituras de Moisés? (36)

وَإِبْرَاهِيمَ الَّذِي وَفَّىٰ ‎﴿٣٧﴾‏

 ¿Y en las de Abraham, que cumplió fielmente? (37)

أَلَّا تَزِرُ وَازِرَةٌ وِزْرَ أُخْرَىٰ ‎﴿٣٨﴾‏ 

 Que nadie cargará con el pecado de otro. (38)

وَأَن لَّيْسَ لِلْإِنسَانِ إِلَّا مَا سَعَىٰ ‎﴿٣٩﴾

 Y que el ser humano no obtendrá sino el fruto de su esfuerzo. (39)

‏ وَأَنَّ سَعْيَهُ سَوْفَ يُرَىٰ ‎﴿٤٠﴾‏ 

 Y que ese esfuerzo será visto. (40)

ثُمَّ يُجْزَاهُ الْجَزَاءَ الْأَوْفَىٰ ‎﴿٤١﴾‏ 

 Y que luego recibirá la recompensa completa. (41)

وَأَنَّ إِلَىٰ رَبِّكَ الْمُنتَهَىٰ ‎﴿٤٢﴾‏ 

 Y que todo termina en tu Señor. (42)

Tal como acabas de escuchar, Dios comienza destacando la importancia de este mensaje

y dice:

“¿Acaso no se te ha informado de lo que está en las escrituras?”

Este contenido aparece en tres libros sagrados:

en la Torá de Moisés, en el libro de Abraham, y también en el Corán.

Ahora bien, ¿cuál es ese mensaje tan valioso que Dios menciona en las tres revelaciones celestiales?

Él nos dice: “¿Acaso no se les ha anunciado…?”

Y nos da tres verdades esenciales:

Uno: 

أَلَّا تَزِرُ وَازِرَةٌ وِزْرَ أُخْرَىٰ ‎﴿٣٨﴾‏ 

«Nadie cargará con la culpa de otro.»

Cada quien es responsable de sus propias acciones y deberá responder por ellas.

¡Querido hermano, querida hermana!

No digas: “Tú miente, yo cargo con la culpa.”

¿Por qué tú? ¿Por qué cargar con la culpa de otro?

Eso va contra lo que el propio Corán nos enseña.

No digas: “Hazlo, toma este dinero de usura, si es pecado yo respondo.”

Este versículo es la respuesta para todos los que dicen:

“El pecado es mío, yo responderé en el Día del Juicio.”

¿Dónde me vas a encontrar ese día para que respondas por mí?

Según el Corán, en el capítulo 80, versículos 34 al 37, el Día del Juicio, por miedo al juicio divino, será un día en que el ser humano huirá de su hermano, de su madre y de su padre, de su esposa y de sus hijos. A cada cual, ese día, le bastará con su propia preocupación.

¿Tú crees que alguien se quedará para defenderte?

Las personas más engañadas son aquellas que se dejan llevar por frases como:

“Hazlo, yo me hago cargo del pecado.”

“Miente, yo respondo.”

“Peca, el castigo será mío.”

O incluso:

“Come durante el ayuno, tú así no puedes ayunar, yo responderé por ti en el Más Allá.”

Eso es un uso irresponsable de la religión y un grave error.

 

Dos: 

وَأَن لَّيْسَ لِلْإِنسَانِ إِلَّا مَا سَعَىٰ ‎﴿٣٩﴾

«El ser humano no obtendrá sino el fruto de su esfuerzo.»

Cada persona está ligada a su propio trabajo.

Tres: 

‏ وَأَنَّ سَعْيَهُ سَوْفَ يُرَىٰ ‎﴿٤٠﴾‏ 

«Todo esfuerzo será visto.»

Todo lo que hagas tendrá una consecuencia.

La decisión es tuya:

¿Vas a tomar el camino hacia Dios

o vas a seguir las órdenes del demonio?

¿Te unirás al partido de Dios

o elegirás apoyar y acompañar a los opresores?

Hagas lo que hagas,

verás el resultado de tus acciones.

Dios, en el Corán, vuelve a enfatizar la responsabilidad personal en otro versículo,

esta vez en el capítulo 17, versículo 13.

Escucha con atención estas palabras profundas:

وَ کُلَّ إِنسان أَلْزَمْناهُ طائِرَهُ فِی عُنُقِهِ وَ نُخْرِجُ لَهُ یَوْمَ الْقِیامَةِ کِتاباً یَلْقاهُ مَنْشُوراً (13)

"Y hemos atado las acciones de cada persona a su propio cuello, y el Día del Juicio sacaremos para él un libro que encontrará abierto delante de sí." 

La palabra árabe ṭāʾir – طائر, que literalmente significa “pájaro”,

en aquella época también se usaba para referirse al destino o a los presagios.

La gente creía que si un ave volaba hacia la derecha, era señal de buena suerte;

y si volaba hacia la izquierda, era de mala suerte.

A esa práctica supersticiosa se la conocía como taṭayyur – تَطَيُّر.

Esta idea de interpretar el vuelo de las aves como señal de fortuna o desgracia

estaba profundamente arraigada en la cultura árabe preislámica.

Y el Corán la rechaza con firmeza.

Por ejemplo, en la sura 7, versículo 131,

se menciona cómo los egipcios en tiempos del Faraón, cuando sufrían una calamidad, culpaban a Moisés y a los que estaban con él.

 وَ إِنْ تُصِبْهُمْ سَیِّئَةٌ یَطَّیَّرُوا بِمُوسى وَ مَنْ مَعَهُ

"Y cuando les llegaba una desgracia, decían: 'Es por culpa de Moisés y los que están con él'."

También en la sura 27, versículo 47,

el pueblo del profeta Sâlih le dijo algo parecido:

 قالُوا أطَّیَّرْنا بِکَ وَ بِمَنْ مَعَکَ

"Dijeron: ‘Hemos tenido malos augurios por tu causa y la de los que están contigo’."

El Islam nos enseña que estas creencias son infundadas

y que el futuro no se adivina ni se predice,

sino que se construye con nuestras decisiones y nuestra confianza en Dios,

lo que llamamos tawakkul.

El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él y su bendita familia) nos advirtió contra la superstición y nos enseñó a depender de la voluntad divina y no de señales externas.

Así que cuando el Corán dice que “Hemos atado las acciones de cada persona a su propio cuello,”,

no habla de un destino marcado por el azar,

sino de nuestras propias acciones.

Cada persona carga con el resultado de lo que hace.

No son los signos, ni el vuelo de las aves,

ni los presagios los que deciden tu camino.

Eres tú.

Eres tú quien escribe su destino con lo que hace, día a día.

Un ejemplo muy claro de cómo el Islam rechaza las supersticiones

lo vemos en la vida del propio Profeta Muhammad, la paz sea con él y su bendita familia.

Cuando falleció su hijo Ibrahim, ocurrió un eclipse solar.

La gente, al ver esto, pensó que el eclipse era una señal divina por la muerte del hijo del Profeta.

Recuerda: estamos hablando de hace catorce siglos,

cuando las causas astronómicas de un eclipse no eran conocidas por la gente.

En ese momento, el Profeta subió de inmediato al púlpito y aclaró públicamente que

no existe ninguna relación entre la muerte de su hijo y el eclipse del sol.

Dijo lo siguiente:

إِنَّ اَلشَّمْسَ وَ اَلْقَمَرَ آيَتَانِ مِنْ آيَاتِ اَللَّهِ يَجْرِيَانِ بِتَقْدِيرِهِ وَ يَنْتَهِيَانِ إِلَى أَمْرِهِ وَ لاَ يَنْكَسِفَانِ لِمَوْتِ أَحَدٍ وَ لاَ لِحَيَاةِ أَحَدٍ

 “El sol y la luna son dos signos entre los signos de Dios.

Giran por Su voluntad y obedecen Su mandato.

No se eclipsan por la muerte de nadie ni por la vida de nadie.”

(Wasāʾil al-Shīʿa, tomo 7, pág. 491)

Aun hoy, lamentablemente, algunas personas caen en supersticiones similares.

Si ocurre un accidente o una muerte durante una boda,

enseguida algunos lo toman como una señal negativa

y quieren cancelar o romper ese matrimonio.

O cuando alguien tiene un proyecto de investigación o empieza algo nuevo

y casualmente ocurre algo triste o negativo cerca de esa fecha,

creen que hay una relación directa entre ambos hechos.

Pero no es así. Tal vez esa persona ya estaba destinada a morir en ese momento,

y solo coincidió con el día de la boda de tu hijo o tu hija.

Es una coincidencia en el tiempo, no una relación de causa y efecto.

La muerte de esa persona no tiene ninguna conexión con el casamiento.

Él vivió su vida, y esta familia celebraba un momento distinto.

Un hecho no provocó al otro.

En una sola frase:

Si algo no lo dice la religión, ni lo confirma la razón, ni la lógica, ni la experiencia, entonces no debe ser aceptado.

¿Y cuál es el remedio contra las supersticiones y la superstición crónica?

La respuesta está en la reflexión, el pensamiento y el uso de la razón.

Cada uno de nosotros debe analizar los hechos con la ayuda del Corán,

confiando en Dios y acudiendo a la guía del Profeta y de su bendita familia (la paz sea con ellos).

Mira este versículo, en la sura 9, verso 129.

Dios le dice a Su Profeta:

فَقُلْ حَسْبِيَ اللَّهُ لَا إِلَٰهَ إِلَّا هُوَ عَلَيْهِ تَوَكَّلْتُ

Di: “¡Dios me basta.! ¡No hay más dios que Él! ¡En Él confío!”

Así que si tú también quieres comenzar un proyecto, iniciar una relación,

o enfrentarte a un desafío difícil, di con el corazón:

“Dios me basta”, y entra en la acción con confianza en Él.

El Imam Sadiq (la paz sea con él) dijo algo precioso:

… عَجِبْتُ لِمَنْ مُكِرَ بِهِ كَيْفَ لاَ يَفْزَعُ إِلَى قَوْلِهِ "وَ أُفَوِّضُ أَمْرِي إِلَى اَللّهِ إِنَّ اَللّهَ بَصِيرٌ بِالْعِبادِ" فَإِنِّي سَمِعْتُ اَللَّهَ جَلَّ وَ تَقَدَّسَ يَقُولُ بِعَقِبِهَا "فَوَقاهُ اَللّهُ سَيِّئاتِ ما مَكَرُوا" …  (الخصال  ج۱ ص۲۱۸)

 

“Me asombra quien teme ser engañado y no recita este versículo:

"وَ أُفَوِّضُ أَمْرِي إِلَى اَللّهِ إِنَّ اَللّهَ بَصِيرٌ بِالْعِبادِ"

Confío mi asunto a Dios. Ciertamente, Dios ve a Sus siervos.

Yo he oído —dice el Imam— que Dios dice justo después, [es decir, en el verso siguiente]:

"فَوَقاهُ اَللّهُ سَيِّئاتِ ما مَكَرُوا" 

Y Dios lo protegió de las malas intenciones que tramaron contra él.

¿Te vas a casar? ¿Vas a abrir un negocio? ¿Quieres comenzar algo importante

y tienes miedo al mal de ojo, a los riesgos, o a lo desconocido?

Entonces di con fe:

"وَ أُفَوِّضُ أَمْرِي إِلَى اَللّهِ إِنَّ اَللّهَ بَصِيرٌ بِالْعِبادِ"

Confío mi asunto a Dios. Él ve a Sus siervos.

Seamos personas realistas, prácticas, valientes.

Dejemos las supersticiones a un lado y pongamos la fe y la razón al frente.

Esperamos haber podido compartir contigo ideas valiosas y útiles.

Sigue conectado con nosotros a través de FátimaTV en nuestras redes sociales.

Hasta la próxima entrega.

¡Que Dios te acompañe!

 

El sitio web de FatimaTV está licenciado bajo una Licencia
Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

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Transcripción

Descubre cómo el Islam, a través del Corán y las enseñanzas del Profeta y su familia, nos guía hacia una vida basada en la razón, la fe auténtica y la confianza en Dios. Un episodio para quienes buscan claridad, reflexión… y romper con las cadenas de las creencias sin fundamento.

🎙 Locutora: Yordis Moreno
✍️ Escrito por: Seyed Mostafa

Contra la Superstición: Rompe el Ciclo de las Creencias Falsas

 

En el nombre de Dios.

Hola, soy Yordis Moreno, la voz de FátimaTV.

Hoy estoy aquí contigo con un nuevo pódcast y un nuevo tema.

Y ojalá llegue el día en que escuchemos estos mensajes… ¡con tu voz!

Sí, así es. Tú también puedes ser la voz de FátimaTV, igual que yo.

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y los compartimos en FátimaTV y en redes sociales.

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o mándanos un mensaje directo.

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¡Bienvenido a FátimaTV!

Hoy vamos a hablar sobre la creencia en supersticiones y la tendencia a recurrir a ellas. Un tema que se menciona en el Corán, y cuya curación también está en este libro sagrado.

No es solo un problema de la gente común, sino que a veces incluso personas educadas y estudiosas caen en esta ilusión,

una realidad ficticia contra la que el Islam ha reaccionado con firmeza.

Las supersticiones, la adivinación y la creencia en relaciones irracionales entre hechos

han existido en todo el mundo y en la historia de nuestros antepasados.

No es un tema nuevo.

Muchas personas aprovechan la ignorancia de los demás para sacar provecho económico de este asunto.

Las supersticiones son cuando alguien relaciona dos cosas,

aunque no exista ninguna relación científica ni religiosa entre ellas.

Por ejemplo, el número «trece» es considerado de mala suerte,

pero, ¿qué relación hay entre el trece y la mala suerte?

Ni la ley religiosa, ni la razón, ni la lógica establecen conexión alguna entre ambos.

Los árabes, en la época de la ignorancia antes del Islam, creían mucho en supersticiones.

La historia cuenta que si alguien perdía algo, se ponía la camisa al revés y decía:

«Me pondré la camisa al revés para encontrarlo».

¿Y qué relación tiene eso con encontrar lo perdido? ¡Ninguna!

Si una mujer no podía tener hijos, la llevaban junto a un cadáver y le decían:

«Súbete y baja siete veces y tendrás un bebé».

O si se le caía un diente a alguien, lo tomaban, lo lanzaban hacia el sol y decían:

«Si no hacemos esto, el diente nuevo no crecerá».

Pero el diente sale hasta cierta edad, y después no crece más,

así que no tiene nada que ver con esa práctica.

Cuando regresaban de un viaje, encendían fuego y echaban cosas aromáticas en él.

Decían que ese fuego protegía la salud del viajero.

Cuando hacían un pacto, encendían fuego, metían la mano en él y decían:

«Este fuego fortalece el pacto».

Cuando no llovía, ataban un palo a la cola de una vaca y le prendían fuego.

El pobre animal sufría y bramaba.

Ese fuego lo llamaban el «fuego que pide lluvia».

Claro que el Profeta (la paz sea con él y su bendita familia) con la llegada del Islam, la religión clara y verdadera, combatió todas estas supersticiones.

Dios creó este mundo basado en un orden y una regla general.

Por eso, la relación entre los acontecimientos debe tener un origen científico,

que podemos comprender gracias a la razón que Dios nos ha dado.

Por ejemplo, sabemos que si encendemos fuego, la habitación se calienta.

O que Dios, en el Corán, o a través de los profetas y sus sucesores divinos, nos ha comunicado ciertas cosas.

Es decir, casos donde el efecto es espiritual o moral.

Entonces, entre los hechos existe una relación científica o una relación religiosa.

Por ejemplo, en los hadices encontramos que:

«Si el adulterio aumenta en la sociedad, ocurrirá un terremoto».

Tal vez no entendamos la relación entre adulterio y terremotos,

pero como el hadiz lo menciona, tenemos fe y lo aceptamos,

sabiendo que Dios ha establecido ese efecto para el pecado del adulterio y su aumento en la sociedad.

Dios dice en el Corán: «Si hay piedad en la sociedad, llegará la bendición».

En el Islam también aprendemos que si no se da el azaque (o zakat en árabe), habrá sequía.

Si das en caridad, tu riqueza se multiplicará.

Dios ha establecido esa conexión entre las acciones.

Él es quien provee el sustento y bendice los bienes de quien da en caridad.

Dios dice: «Si practicas la usura, tu riqueza será destruida».

Aunque externamente, cuando doy 100 dólares y recibo 120,

parece que la usura aumenta el dinero

y que la caridad lo disminuye.

Pero Dios dice en el Corán, en la sura 2, versículo 276:

يَمْحَقُ اللَّهُ الرِّبَا وَيُرْبِي الصَّدَقَاتِ وَاللَّهُ لَا يُحِبُّ كُلَّ كَفَّارٍ أَثِيمٍ ‎﴿٢٧٦﴾ 

Dios destruye la usura e incrementa la caridad. Dios no ama a quien es incrédulo y pecador.

Con estos ejemplos, queda completamente claro:

la relación entre los acontecimientos debe estar

o bien científicamente demostrada,

o bien establecida por Dios, quien nos informa

que tal acción produce tal efecto.

Pero la superstición y los malos augurios consisten en relacionar dos hechos sin ninguna razón científica ni religiosa.

Hubo un hombre llamado Ibn Rumi, cuya historia es bastante interesante.

Era muy supersticioso, ¡y eso que era poeta y sabio!

Eso demuestra que las supersticiones no son creencias exclusivas de la gente común;

incluso una persona culta puede caer en ellas.

Se cuenta que Ali ibn Ibrahim, su vecino, dijo:

Un día estaba en casa y una piedra cayó desde la casa de Ibn Rumi a mi patio.

Me pregunté: «¿Qué habrá pasado? Seguro necesita algo».

Entonces le dije a mi sirviente:

«Ve a esa casa y mira qué ha pasado. ¿Hubo una pelea? ¿Ocurrió algo? ¿Por qué tiraron la piedra?»

El sirviente subió y vio que la criada de Ibn Rumi estaba en medio del patio.

Le dijo: «¡Oye! Dile a tu amo que venga a ayudar a Ibn Rumi.

Lleva tres días encerrado en la casa sin salir, y ya no tenemos nada de comida».

«Un día salió, vio un cuervo y dijo: “Este día es de mala suerte”.

Al día siguiente abrió la puerta, vio a un hombre encorvado y dijo: “Tampoco es un buen día”.

El tercer día abrió la puerta y vio pasar un gato.

Dijo: “Hoy tampoco es un buen día”.

Y así, lleva tres días sin salir de casa».

El sirviente bajó y me contó lo que había pasado.

Le dije: «Tu nombre es Hasan, eso es bueno. Ve y dile a mi vecino que venga».

El sirviente fue y le dijo: «Mi amo dice que vengas».

Ibn Rumi le preguntó: «¿Cómo te llamas?».

Respondió: «Hasan».

Él dijo: «¡Hasan! Eso significa bueno, hermoso. Es un buen nombre».

Entonces se animó y salió.

Pero justo cuando iba a entrar a la casa, el cordón de su zapato se enganchó en la bisagra de la puerta y se rompió.

Dijo: «No, mejor me regreso. Hoy también es un mal día».

En resumen, se había atrapado a sí mismo en una red de supersticiones vacías,

y al final vivió una vida difícil y murió con esa misma mentalidad.

El Islam se opone firmemente a las supersticiones,

a echar suertes sin sentido,

a establecer relaciones entre hechos sin base alguna

y a acudir a personas inadecuadas para buscar respuestas.

El Islam no permite que se use la religión para manipular o engañar a la gente.

Nos ha ofrecido caminos claros y soluciones auténticas.

En este segmento vas a escuchar versículos valiosos y llenos de luz,

y te compartiré algunas enseñanzas prácticas que se desprenden de ellos.

Ya queremos escuchar juntos los versículos 36 al 44 del capítulo 53 del Corán,

versículos que son extraordinariamente bellos, profundos y orientadores.

Lo que voy a compartir contigo es como un manifiesto,

una base firme para nuestra vida,

una regla que deberíamos escribir, enmarcar y colgar en nuestras casas

para verla todos los días.

أَمْ لَمْ يُنَبَّأْ بِمَا فِي صُحُفِ مُوسَىٰ ‎﴿٣٦﴾‏ ‏

¿Acaso no ha sido informado de lo que está en las escrituras de Moisés? (36)

وَإِبْرَاهِيمَ الَّذِي وَفَّىٰ ‎﴿٣٧﴾‏

 ¿Y en las de Abraham, que cumplió fielmente? (37)

أَلَّا تَزِرُ وَازِرَةٌ وِزْرَ أُخْرَىٰ ‎﴿٣٨﴾‏ 

 Que nadie cargará con el pecado de otro. (38)

وَأَن لَّيْسَ لِلْإِنسَانِ إِلَّا مَا سَعَىٰ ‎﴿٣٩﴾

 Y que el ser humano no obtendrá sino el fruto de su esfuerzo. (39)

‏ وَأَنَّ سَعْيَهُ سَوْفَ يُرَىٰ ‎﴿٤٠﴾‏ 

 Y que ese esfuerzo será visto. (40)

ثُمَّ يُجْزَاهُ الْجَزَاءَ الْأَوْفَىٰ ‎﴿٤١﴾‏ 

 Y que luego recibirá la recompensa completa. (41)

وَأَنَّ إِلَىٰ رَبِّكَ الْمُنتَهَىٰ ‎﴿٤٢﴾‏ 

 Y que todo termina en tu Señor. (42)

Tal como acabas de escuchar, Dios comienza destacando la importancia de este mensaje

y dice:

“¿Acaso no se te ha informado de lo que está en las escrituras?”

Este contenido aparece en tres libros sagrados:

en la Torá de Moisés, en el libro de Abraham, y también en el Corán.

Ahora bien, ¿cuál es ese mensaje tan valioso que Dios menciona en las tres revelaciones celestiales?

Él nos dice: “¿Acaso no se les ha anunciado…?”

Y nos da tres verdades esenciales:

Uno: 

أَلَّا تَزِرُ وَازِرَةٌ وِزْرَ أُخْرَىٰ ‎﴿٣٨﴾‏ 

«Nadie cargará con la culpa de otro.»

Cada quien es responsable de sus propias acciones y deberá responder por ellas.

¡Querido hermano, querida hermana!

No digas: “Tú miente, yo cargo con la culpa.”

¿Por qué tú? ¿Por qué cargar con la culpa de otro?

Eso va contra lo que el propio Corán nos enseña.

No digas: “Hazlo, toma este dinero de usura, si es pecado yo respondo.”

Este versículo es la respuesta para todos los que dicen:

“El pecado es mío, yo responderé en el Día del Juicio.”

¿Dónde me vas a encontrar ese día para que respondas por mí?

Según el Corán, en el capítulo 80, versículos 34 al 37, el Día del Juicio, por miedo al juicio divino, será un día en que el ser humano huirá de su hermano, de su madre y de su padre, de su esposa y de sus hijos. A cada cual, ese día, le bastará con su propia preocupación.

¿Tú crees que alguien se quedará para defenderte?

Las personas más engañadas son aquellas que se dejan llevar por frases como:

“Hazlo, yo me hago cargo del pecado.”

“Miente, yo respondo.”

“Peca, el castigo será mío.”

O incluso:

“Come durante el ayuno, tú así no puedes ayunar, yo responderé por ti en el Más Allá.”

Eso es un uso irresponsable de la religión y un grave error.

 

Dos: 

وَأَن لَّيْسَ لِلْإِنسَانِ إِلَّا مَا سَعَىٰ ‎﴿٣٩﴾

«El ser humano no obtendrá sino el fruto de su esfuerzo.»

Cada persona está ligada a su propio trabajo.

Tres: 

‏ وَأَنَّ سَعْيَهُ سَوْفَ يُرَىٰ ‎﴿٤٠﴾‏ 

«Todo esfuerzo será visto.»

Todo lo que hagas tendrá una consecuencia.

La decisión es tuya:

¿Vas a tomar el camino hacia Dios

o vas a seguir las órdenes del demonio?

¿Te unirás al partido de Dios

o elegirás apoyar y acompañar a los opresores?

Hagas lo que hagas,

verás el resultado de tus acciones.

Dios, en el Corán, vuelve a enfatizar la responsabilidad personal en otro versículo,

esta vez en el capítulo 17, versículo 13.

Escucha con atención estas palabras profundas:

وَ کُلَّ إِنسان أَلْزَمْناهُ طائِرَهُ فِی عُنُقِهِ وَ نُخْرِجُ لَهُ یَوْمَ الْقِیامَةِ کِتاباً یَلْقاهُ مَنْشُوراً (13)

"Y hemos atado las acciones de cada persona a su propio cuello, y el Día del Juicio sacaremos para él un libro que encontrará abierto delante de sí." 

La palabra árabe ṭāʾir – طائر, que literalmente significa “pájaro”,

en aquella época también se usaba para referirse al destino o a los presagios.

La gente creía que si un ave volaba hacia la derecha, era señal de buena suerte;

y si volaba hacia la izquierda, era de mala suerte.

A esa práctica supersticiosa se la conocía como taṭayyur – تَطَيُّر.

Esta idea de interpretar el vuelo de las aves como señal de fortuna o desgracia

estaba profundamente arraigada en la cultura árabe preislámica.

Y el Corán la rechaza con firmeza.

Por ejemplo, en la sura 7, versículo 131,

se menciona cómo los egipcios en tiempos del Faraón, cuando sufrían una calamidad, culpaban a Moisés y a los que estaban con él.

 وَ إِنْ تُصِبْهُمْ سَیِّئَةٌ یَطَّیَّرُوا بِمُوسى وَ مَنْ مَعَهُ

"Y cuando les llegaba una desgracia, decían: 'Es por culpa de Moisés y los que están con él'."

También en la sura 27, versículo 47,

el pueblo del profeta Sâlih le dijo algo parecido:

 قالُوا أطَّیَّرْنا بِکَ وَ بِمَنْ مَعَکَ

"Dijeron: ‘Hemos tenido malos augurios por tu causa y la de los que están contigo’."

El Islam nos enseña que estas creencias son infundadas

y que el futuro no se adivina ni se predice,

sino que se construye con nuestras decisiones y nuestra confianza en Dios,

lo que llamamos tawakkul.

El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él y su bendita familia) nos advirtió contra la superstición y nos enseñó a depender de la voluntad divina y no de señales externas.

Así que cuando el Corán dice que “Hemos atado las acciones de cada persona a su propio cuello,”,

no habla de un destino marcado por el azar,

sino de nuestras propias acciones.

Cada persona carga con el resultado de lo que hace.

No son los signos, ni el vuelo de las aves,

ni los presagios los que deciden tu camino.

Eres tú.

Eres tú quien escribe su destino con lo que hace, día a día.

Un ejemplo muy claro de cómo el Islam rechaza las supersticiones

lo vemos en la vida del propio Profeta Muhammad, la paz sea con él y su bendita familia.

Cuando falleció su hijo Ibrahim, ocurrió un eclipse solar.

La gente, al ver esto, pensó que el eclipse era una señal divina por la muerte del hijo del Profeta.

Recuerda: estamos hablando de hace catorce siglos,

cuando las causas astronómicas de un eclipse no eran conocidas por la gente.

En ese momento, el Profeta subió de inmediato al púlpito y aclaró públicamente que

no existe ninguna relación entre la muerte de su hijo y el eclipse del sol.

Dijo lo siguiente:

إِنَّ اَلشَّمْسَ وَ اَلْقَمَرَ آيَتَانِ مِنْ آيَاتِ اَللَّهِ يَجْرِيَانِ بِتَقْدِيرِهِ وَ يَنْتَهِيَانِ إِلَى أَمْرِهِ وَ لاَ يَنْكَسِفَانِ لِمَوْتِ أَحَدٍ وَ لاَ لِحَيَاةِ أَحَدٍ

 “El sol y la luna son dos signos entre los signos de Dios.

Giran por Su voluntad y obedecen Su mandato.

No se eclipsan por la muerte de nadie ni por la vida de nadie.”

(Wasāʾil al-Shīʿa, tomo 7, pág. 491)

Aun hoy, lamentablemente, algunas personas caen en supersticiones similares.

Si ocurre un accidente o una muerte durante una boda,

enseguida algunos lo toman como una señal negativa

y quieren cancelar o romper ese matrimonio.

O cuando alguien tiene un proyecto de investigación o empieza algo nuevo

y casualmente ocurre algo triste o negativo cerca de esa fecha,

creen que hay una relación directa entre ambos hechos.

Pero no es así. Tal vez esa persona ya estaba destinada a morir en ese momento,

y solo coincidió con el día de la boda de tu hijo o tu hija.

Es una coincidencia en el tiempo, no una relación de causa y efecto.

La muerte de esa persona no tiene ninguna conexión con el casamiento.

Él vivió su vida, y esta familia celebraba un momento distinto.

Un hecho no provocó al otro.

En una sola frase:

Si algo no lo dice la religión, ni lo confirma la razón, ni la lógica, ni la experiencia, entonces no debe ser aceptado.

¿Y cuál es el remedio contra las supersticiones y la superstición crónica?

La respuesta está en la reflexión, el pensamiento y el uso de la razón.

Cada uno de nosotros debe analizar los hechos con la ayuda del Corán,

confiando en Dios y acudiendo a la guía del Profeta y de su bendita familia (la paz sea con ellos).

Mira este versículo, en la sura 9, verso 129.

Dios le dice a Su Profeta:

فَقُلْ حَسْبِيَ اللَّهُ لَا إِلَٰهَ إِلَّا هُوَ عَلَيْهِ تَوَكَّلْتُ

Di: “¡Dios me basta.! ¡No hay más dios que Él! ¡En Él confío!”

Así que si tú también quieres comenzar un proyecto, iniciar una relación,

o enfrentarte a un desafío difícil, di con el corazón:

“Dios me basta”, y entra en la acción con confianza en Él.

El Imam Sadiq (la paz sea con él) dijo algo precioso:

… عَجِبْتُ لِمَنْ مُكِرَ بِهِ كَيْفَ لاَ يَفْزَعُ إِلَى قَوْلِهِ "وَ أُفَوِّضُ أَمْرِي إِلَى اَللّهِ إِنَّ اَللّهَ بَصِيرٌ بِالْعِبادِ" فَإِنِّي سَمِعْتُ اَللَّهَ جَلَّ وَ تَقَدَّسَ يَقُولُ بِعَقِبِهَا "فَوَقاهُ اَللّهُ سَيِّئاتِ ما مَكَرُوا" …  (الخصال  ج۱ ص۲۱۸)

 

“Me asombra quien teme ser engañado y no recita este versículo:

"وَ أُفَوِّضُ أَمْرِي إِلَى اَللّهِ إِنَّ اَللّهَ بَصِيرٌ بِالْعِبادِ"

Confío mi asunto a Dios. Ciertamente, Dios ve a Sus siervos.

Yo he oído —dice el Imam— que Dios dice justo después, [es decir, en el verso siguiente]:

"فَوَقاهُ اَللّهُ سَيِّئاتِ ما مَكَرُوا" 

Y Dios lo protegió de las malas intenciones que tramaron contra él.

¿Te vas a casar? ¿Vas a abrir un negocio? ¿Quieres comenzar algo importante

y tienes miedo al mal de ojo, a los riesgos, o a lo desconocido?

Entonces di con fe:

"وَ أُفَوِّضُ أَمْرِي إِلَى اَللّهِ إِنَّ اَللّهَ بَصِيرٌ بِالْعِبادِ"

Confío mi asunto a Dios. Él ve a Sus siervos.

Seamos personas realistas, prácticas, valientes.

Dejemos las supersticiones a un lado y pongamos la fe y la razón al frente.

Esperamos haber podido compartir contigo ideas valiosas y útiles.

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Hasta la próxima entrega.

¡Que Dios te acompañe!