En el nombre de Dios, hola
Bienvenidos una vez más al programa LOS CUENTOS DE LA SEMANA. Hoy seguimos con la historia de la vida del Profeta Moisés (la paz sea con él). Esta es la octava parte de la historia de Moisés, así que sin más retraso escuchemos este cuento, juntos.
“Castigos para la Guía de los Extraviados.”
Existe una ley divina general, con respecto al programa de guía de los profetas, especialmente en relación a cuando las personas se oponían demasiado a los Profetas Divinos. Y es que ante dicha situación, Dios les ponía pruebas mismas las cuales causarían problemas y tristeza, a modo de despertarles de su sueño de negligencia y desviación, para que así sintieran la necesidad de Dios y así poder eliminar estos problemas.
Y es que, en verdad estas penurias les recordaron que hay un poder por encima de todos los poderes.
La naturaleza o innatismo del monoteísmo en estos seres humanos rebeldes, se olvidaba durante el bienestar y la comodidad. Entonces, estos pequeños castigos y problemas hicieron que prestaran atención a Dios y acudieran a los profetas como vehículo de acercamiento a lo Divino.
El Corán dice lo siguiente sobre este tema en relación a los seguidores del Faraón:
وَلَقَدْ أَخَذْنَا آلَ فِرْعَوْنَ بِالسِّنِينَ وَنَقْصٍ مِنَ الثَّمَرَاتِ لَعَلَّهُمْ يَذَّكَّرُونَ ﴿۱۳۰﴾
“Y, ciertamente, Nosotros castigamos a la gente del Faraón con los años de sequía y escasez de frutos, para que, así, se dejasen amonestar.”
Corán, capítulo 7, versículo 130
Y es que ciertamente, Dios envió una sequía al pueblo de Faraón, quienes fueron todos bendecidos con anterioridad. La sequía duró varios años, pero su la altivez de estas gentes y en especial la “Familia de Faraón”, en lugar de seguir el consejo de estas lecciones divinas, aprovecharon esta situación de sed de la tierra y hambre en la gente para interpretar los acontecimientos a su placer escurridizo.
El Corán dice al respecto:
فَإِذَا جَاءَتْهُمُ الْحَسَنَةُ قَالُوا لَنَا هَذِهِ وَإِنْ تُصِبْهُمْ سَيِّئَةٌ يَطَّيَّرُوا بِمُوسَى وَمَنْ مَعَهُ أَلَا إِنَّمَا طَائِرُهُمْ عِنْدَ اللَّهِ وَلَكِنَّ أَكْثَرَهُمْ لَا يَعْلَمُونَ ﴿۱۳۱﴾
“Pero cuando les llegaba algo bueno decían: «Esto nos corresponde.» Y cuando les aquejaba un mal lo atribuían al mal agüero de Moisés y de los que estaban con él. ¿Acaso su suerte no dependía de Dios? Pero la mayoría de ellos no sabían.”
Corán, capítulo 7, versículo 131
Y es que cuando los faraones estaban en plenitud de bendiciones, decían a todos que dichas bendiciones se debían ni más ni menos que a la superioridad de ellos y en mérito de ello.
Pero cuando fueron afligidos y recibían castigos, decían que la presencia de Moisés y sus seguidores causó que sucedieran tales maldiciones.
La sequía y las pérdidas económicas no hacían meya en ellos, por lo tanto, Dios reveló castigos más severos para ellos, quienes corrompían en la tierra. Desafortunadamente, a pesar de tanta prueba, tan difícil, la gente de Egipto y los cercanos de Faraón no se despertaron de su ignorancia y continuaron negando la profecía de Moisés y diciendo:
وَقَالُوا مَهْمَا تَأْتِنَا بِهِ مِنْ آيَةٍ لِتَسْحَرَنَا بِهَا فَمَا نَحْنُ لَكَ بِمُؤْمِنِينَ ﴿۱۳۲﴾
“Y dijeron: «Sea cual sea la señal que nos traigas para hacernos magia con ella, no te creeremos.»”
Corán, capítulo 7, versículo 132
Los faraones en su incansable lucha contra Moisés y con un arsenal imparable de propaganda sucia entre las personas, presentaban al Profeta Moisés como un mago, razón por la que todos los milagros de Moisés fueron percibidos como magia para quienes debido a su debilidad e ignorancia caían en estas artimañas y no les hicieron creer en el, impidiendo entonces que el mensaje Divino penetrara en el corazón del pueblo.
En el siguiente versículo, Dios dice que les había sido enviado varias calamidades y castigos para que despertaran del engaño de Faraón y que dichos castigos eran merecidos entonces por su actuar y ellos han sido mencionados en el Corán.
فَأَرْسَلْنَا عَلَيْهِمُ الطُّوفَانَ وَالْجَرَادَ وَالْقُمَّلَ وَالضَّفَادِعَ وَالدَّمَ آيَاتٍ مُفَصَّلَاتٍ فَاسْتَكْبَرُوا وَكَانُوا قَوْمًا مُجْرِمِينَ ﴿۱۳۳﴾
“Enviamos contra ellos huracanes, langostas, piojos, ranas y sangre. Señales sucesivas. Pero se llenaron de soberbia y fueron un pueblo de pecadores.”
Corán, capítulo 7, versículo 133
Entonces podemos ver como primero el Corán dice, "enviamos la tormenta sobre ellos" luego, hicimos que las langostas dominaran sus cultivos y sus árboles.
Según las narraciones, fueron tantas las langostas que cayeron sobre los árboles y las cosechas, que vaciaron cada una de sus hojas, e incluso llegando a lastimar sus cuerpos mientras gritaban desesperados por estos castigos.
Cada vez que les ocurría una calamidad, acudían a Moisés para pedirle a Dios que eliminara esos castigos, siendo que Moisés aceptaba, oraba por ellos y los castigos desaparecieron.
Pero los faraones nuevamente veían esto como resultado de la magia de Moisés, y así cuando alcanzaban la prosperidad y la comodidad nuevamente, volvían a negar la existencia de Dios y la profecía de Moisés.
Esta vez Dios reveló una plaga sobre las plantas, la cual afectó profundamente sus granos y echando a perder toda cosecha, pero nuevamente, esto no tuvo ningún efecto en la fe de los faraones, tan solo estas pequeñas calamidades eran dirigidas a estas personas con tal de guiarles, pero no creyeron.
Otro de estos castigos fue la aparición excesiva de ranas llegando hasta las poblaciones y debido a la gran cantidad de estos animales, que dicha situación fue considerada una gran calamidad. Les había grandes y pequeñas por todas partes, incluso en las casas, las habitaciones, sobre los manteles y los utensilios pero seguían rebeldes y no aceptaban la Verdad.
En el Corán, la sangre se menciona como otro castigo celestial que les sucedió a los faraones. Algunos exégetas han dicho que la sangre simbolizaba una enfermedad contraída que causaba hemorragias entre la población, pero la mayoría de los comentaristas e historiadores han dicho que la sangre simbolizada en el Corán, tan solo era que el gran río Nilo se volvió rojizo y no apto para ningún consumo o uso incluso, siendo esta arteria de agua dulce el único medio que les daba vida y dependían totalmente de él, pero al final este se había convertido en algo parecido a un mar de sangre.
Como dije al momento en que estas calamidades eran tan solo una forma en que Dios utilizaba su poder para el despertar de la obscuridad y extravío al pueblo de Egipto, e incluso su desaparición gracias a las oraciones de Moisés frente a las gentes y que eran una forma de legitimar la misión Profética de Moisés, la gente de Egipto a pesar de ser testigos de una evidencia inequívoca, muchos seguían negando la Profecía en especial los cercanos a Faraón o los Ghebtian..
Lo interesante es que estos castigos sucedieron solo a los faraones y no a los hijos de Israel que siguieron a Moisés.
No hay duda de que esto fue un milagro, pero en el caso de algunas de estas calamidades, la privación de los hijos de Israel, o los SEBTIAN, sobre aquellas majestuosas instalaciones que solo estaban al alcance de los faraones y los GHEBTIAN, les impidió sufrir de los castigos divinos en absoluto.
Y es que, en la tierra de Egipto en ese momento, los mejores lugares para vivir estaban a ambos lados del gran río Nilo, tierras que solo estaban en posesión de los faraones.
Hermosos y grandes palacios y casas, con exuberantes jardines y fincas en la misma zona.
Así que los hijos de Israel, esclavos de los faraones, vivían en tierras remotas, desérticas y sin agua.
Naturalmente, cuando llegó la tormenta, los más cercanos al peligro eran las personas que vivían cerca del Nilo.
Las ranas también salieron del Nilo y el agua que se había puesto roja como la sangre, la plaga de langostas y las afectaciones o plagas caídas sobre las plantas, estaban también en los lugares más verdes y exuberantes, propios de aquellos lujos y preferencias corruptas.
Dios dice en el Corán sobre los faraones:
وَلَمَّا وَقَعَ عَلَيْهِمُ الرِّجْزُ قَالُوا يَا مُوسَى ادْعُ لَنَا رَبَّكَ بِمَا عَهِدَ عِنْدَكَ لَئِنْ كَشَفْتَ عَنَّا الرِّجْزَ لَنُؤْمِنَنَّ لَكَ وَلَنُرْسِلَنَّ مَعَكَ بَنِي إِسْرَائِيلَ ﴿۱۳۴﴾
“Cuando caía sobre ellos una plaga, decían: «¡Oh, Moisés! ¡Ruega por nosotros a tu Señor en virtud de la alianza que tiene contigo! ¡Si apartas de nosotros este mal creeremos en ti y dejaremos que los Hijos de Israel se vayan contigo!»”
Corán, capítulo 7, versículo 134
فَلَمَّا كَشَفْنَا عَنْهُمُ الرِّجْزَ إِلَى أَجَلٍ هُمْ بَالِغُوهُ إِذَا هُمْ يَنْكُثُونَ ﴿۱۳۵﴾
“Pero cuando apartábamos de ellos el mal al cumplirse el plazo anunciado, rompían su promesa.”
Corán, capítulo 7, versículo 135
No creyeron en sí mismos, ni liberaron a los hijos de Israel de la servidumbre y esclavitud.
Es así que entonces, Moisés estableció un tiempo para ellos y dijo que, en un dicho tiempo concreto, el castigo terminaría, para dejar en claro que ese cambio no fue accidental, sino que era una bendición de Dios por la súplica de Moisés.
Las palabras lógicas y los diversos milagros de Moisés, por un lado, y los castigos que le sobrevinieron al pueblo de Egipto por otro, los cuales fueron removidos gracias a la oración de Moisés, por otro lado, tenían un profundo efecto en el pueblo y cambiaba las mentes y los pensamientos del este sobre el poder del Faraón.
El Faraón, como siempre, temió que Moisés penetrara en el corazón y la mente del pueblo, razón por la que trató de hablar con ellos y presentar sus riquezas y posesiones, las cuales exponía como ganancia obtenida a través de la opresión, a modo de mostrar una justificación de su superioridad sobre Moisés.
El Corán dice:
وَنَادَى فِرْعَوْنُ فِي قَوْمِهِ قَالَ يَا قَوْمِ أَلَيْسَ لِي مُلْكُ مِصْرَ وَهَذِهِ الْأَنْهَارُ تَجْرِي مِنْ تَحْتِي أَفَلَا تُبْصِرُونَ ﴿۵۱﴾
“Faraón dirigió una proclama a su pueblo, diciendo: «¡Pueblo! ¿No es mío el dominio de Egipto, con estos ríos que fluyen a mis pies? ¿Es que no veis?”
Corán, capítulo 43, versículo 51
Y de esta manera, el Faraón trató de hacer que sus valores mundanos y pasajeros, parecieran grandes a los ojos de la gente, llegando a que la gente le prestara atención y dijese: "Sí, él (Faraón) es superior, pues es quien tiene tanto poder y riqueza."
Tal como los paganos en la era de la ignorancia que, frente al Profeta del Islam, consideraban su riqueza y posición como valores humanos reales y se consideraban así mismos entonces, superiores al Profeta Muhammad (BPD).
Entonces, el Faraón continuó:
أَمْ أَنَا خَيْرٌ مِنْ هَذَا الَّذِي هُوَ مَهِينٌ وَلَا يَكَادُ يُبِينُ ﴿۵۲﴾
«¿No soy yo mejor que éste, que es un pobre siervo y no sabe expresarse con claridad?»
Corán, capítulo 43, versículo 52
Y es que Faraón se jactaba de dos grandes honores que poseía para sí mismo y eran símbolo de su gran poder el gobierno de Egipto y la propiedad del río Nilo, y con esto señalaba dos debilidades para Moisés, es decir, la pobreza y la tartamudez. A pesar de que Moisés nunca tartamudeó en los momentos de su estancia en Egipto y con la Revelación en su mano, puesto que Dios respondió a su oración y le quitó la tartamudez.
…“Antes contamos el cuento LA DESIGNACIÓN DE MOISÉS COMO PROFETA DE DIOS, si no has podido escucharlo, puedes referirte. Pongo el enlace de este cuento en la descripción de YouTube. “
Moisés después de recibir su misión divina, le pidió a Dios algunas cosas hasta que tuviera éxito en esta misión. Uno de ellas fue este.
وَاحْلُلْ عُقْدَةً مِنْ لِسَانِي ﴿۲۷﴾
“y desata el nudo de mi lengua”
Corán, capítulo 2 0, versículo 27
Y, por supuesto, Dios enfatiza en el Corán que sus oraciones fueron aceptadas y respondidas.
El hecho de NO tener riqueza, ropas lujosas y palacios glamorosos, si estas riquezas se logran a través de la opresión de los desfavorecidos, no solo no es una falta, sino que es un honor y muestra de dignidad y valor para el ser humano.
El hecho de que Faraón describa a Moisés como un hombre humilde, puede referirse a las clases sociales de la época en que los ricos y aristócratas eran considerados la clase alta, y los trabajadores y siervos a la clase baja, y quizás a la raza de Moisés, quien era de los hijos de Israel, y los GHEBTIAN faraónicos se consideraban su señor.
Entonces el Faraón recurrió a otras dos razones:
فَلَوْلَا أُلْقِيَ عَلَيْهِ أَسْوِرَةٌ مِنْ ذَهَبٍ أَوْ جَاءَ مَعَهُ الْمَلَائِكَةُ مُقْتَرِنِينَ ﴿۵۳﴾
«Si no, ¿Por qué no le han sido puestos brazaletes de oro o han venido con él los ángeles acompañándole?»
Corán, capítulo 43, versículo 53
En ese momento los faraones creían que los jefes debían adornarse con brazaletes y collares de oro, y como Moisés no tenía tales adornos, sino que vestía una túnica de pastor, Faraón expresó su sorpresa de que con estas vestimentas no pudiera ser líder o profeta.
La excusa de los faraones era similar a la de otras tribus opresivas y descarriadas, usando esas excusas para desobedecer las órdenes de los profetas divinos.
A veces decían:
“¿Por qué un profeta es un ser humano y no un ángel? O si es un ser humano, al menos ¿por qué no vino un ángel con él?
Y es que los mensajeros que han venido a guiar a los seres humanos deben ser de su propia especie para tocar sus necesidades, problemas y cuestiones, y responder a ellos, y poder ser un modelo para ellos en términos prácticos.
Ellos demuestran que pueden seguir los mandamientos divinos y vivir una vida feliz en este mundo y en el más allá.”
Continúo la historia. Después de estos eventos, Moisés, por mandato de Dios, inició una nueva etapa en la propagación de la religión de Dios.
وَأَوْحَيْنَا إِلَى مُوسَى وَأَخِيهِ أَنْ تَبَوَّآ لِقَوْمِكُمَا بِمِصْرَ بُيُوتًا وَاجْعَلُوا بُيُوتَكُمْ قِبْلَةً وَأَقِيمُوا الصَّلَاةَ وَبَشِّرِ الْمُؤْمِنِينَ ﴿۸۷﴾
“Y Nosotros revelamos a Moisés y a su hermano: «Proveed de casas a vuestra gente en Egipto y construid vuestras casas unas frente a otras y haced la oración y dad la buena nueva a los creyentes.»”
Corán, capítulo 10, versículo 87
Los hijos de Israel en ese momento vivían en grupos dispersos, derrotados, dependientes y temerosos. No tenían casa propia ni programas sociales, siendo esta razón por la que no tuvieron capacidad para enfrentarse a los faraones.
Moisés y su hermano Aarón fueron comisionados para llevar a cabo los programas que ayudarían a reconstruir la comunidad de Israel, especialmente de forma espiritual:
Primero, construyeron casas y separaron sus casas de las de los faraones. Esto tuvo varios beneficios, uno de los cuales fue que al ser propietarios de una vivienda en la tierra de Egipto, se interesaron más en defenderse a sí mismos a su tierra, agua, y se trasladaron de esta forma a un modelo de vida independiente.
Segundo, construir sus casas uno frente al otro y cerca unos de otros, ayudaba efectivamente a los hijos de Israel a concentrarse y socializar entre sí, y así poder discutir temas sociales en general, y a reunirse como un lugar de culto y diseñar los planes necesarios para su libertad.
El tercer tema es la atención a la adoración, y especialmente a la oración, que separa al hombre de la esclavitud de los faraones y conduce a la esclavitud del Creador de todos los poderes. Esta oración limpia sus corazones y almas de la contaminación del pecado y les da un sentido de confianza en sí mismos.
Finalmente, Dios le ordenó a Moisés, como líder de los “Bani Israil” o Hijos de Israel, diese las buenas nuevas, referente a la victoria de los hijos de Israel, (quienes habían estado esclavizados durante muchos años,) sobre los malévolos Faraones siendo así una victoria que estaba muy cerca de ocurrir, para motivo de júbilo.
Hemos llegado al final de este cuento, así que espere hasta la próxima semana para escuchar la continuación de esta maravillosa historia y que cómo Moisés derrota al Faraón.
Espero en Dios que les dé lo de mejor de este y la otra vida tanto a ustedes como a sus familiares. Así mismo espero que se cuiden y podernos reencontrar en un próximo cuento.
Hasta pronto.
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