En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso.
Hola, soy Karina Husain, la voz de FátimaTV.
Hoy te invito a reflexionar conmigo sobre una realidad que vivimos a diario… y que a veces ni siquiera notamos: la distancia emocional que crece entre nosotros y las personas que más deberíamos amar.
Vivimos en la era de la conexión virtual, pero estamos cada vez más desconectados de lo real.
Pasamos horas con nuestro teléfono… pero cada vez menos tiempo con nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos.
En este episodio vamos a leer juntos un verso del Corán que no solo habla de reglas, sino también de dignidad, cercanía y humanidad.
Es el versículo 61 del capítulo 24.
Dios dice:
لَّيْسَ عَلَى الْأَعْمَىٰ حَرَجٌ وَلَا عَلَى الْأَعْرَجِ حَرَجٌ وَلَا عَلَى الْمَرِيضِ حَرَجٌ
No hay culpa para el ciego, ni para el cojo, ni para el enfermo (si comen con vosotros).
وَلَا عَلَىٰ أَنفُسِكُمْ أَن تَأْكُلُوا مِن بُيُوتِكُمْ أَوْ بُيُوتِ آبَائِكُمْ أَوْ بُيُوتِ أُمَّهَاتِكُمْ أَوْ بُيُوتِ إِخْوَانِكُمْ أَوْ بُيُوتِ أَخَوَاتِكُمْ أَوْ بُيُوتِ أَعْمَامِكُمْ أَوْ بُيُوتِ عَمَّاتِكُمْ أَوْ بُيُوتِ أَخْوَالِكُمْ أَوْ بُيُوتِ خَالَاتِكُمْ أَوْ مَا مَلَكْتُم مَّفَاتِحَهُ أَوْ صَدِيقِكُمْ
Tampoco la hay para vosotros si coméis en vuestras propias casas (de vuestras esposas o hijos, consideradas como vuestras sin permiso especial), o en las casas de vuestros padres, o las casas de vuestras madres, o las casas de vuestros hermanos, o las casas de vuestras hermanas, o las casas de vuestros tíos paternos, o las casas de vuestras tías paternas, o las casas de vuestros tíos maternos, o las casas de vuestras tías maternas, o en casas de las que tengáis las llaves, o en casas de vuestros amigos.
لَيْسَ عَلَيْكُمْ جُنَاحٌ أَن تَأْكُلُوا جَمِيعًا أَوْ أَشْتَاتًا
No hay culpa si coméis juntos o por separado.
فَإِذَا دَخَلْتُم بُيُوتًا فَسَلِّمُوا عَلَىٰ أَنفُسِكُمْ تَحِيَّةً مِّنْ عِندِ اللَّهِ مُبَارَكَةً طَيِّبَةً
Y cuando entréis en una casa, saludaos a vosotros mismos con un saludo de Allah, bendito y bueno.
كَذَٰلِكَ يُبَيِّنُ اللَّهُ لَكُمُ الْآيَاتِ لَعَلَّكُمْ تَعْقِلُونَ ﴿٦١﴾
Así os aclara Allah Sus versículos para que podáis razonar.
Aquí comienza una lección muy profunda.
Antes del Islam, en algunas culturas, se solía aislar a los enfermos o discapacitados durante las comidas. Decían que era por comodidad… pero, muchas veces, era por desprecio.
El Corán corrige esto con claridad:
No hay culpa en que coman con los demás.
Porque en la mesa no se mide la fuerza física,
sino la dignidad humana.
Y luego, el verso entra en un segundo mensaje, uno que toca directamente nuestros problemas de hoy:
“…ni para vosotros mismos comer en vuestras casas, o en las casas de vuestros padres, madres, hermanos, hermanas, tíos paternos, tías paternas, tíos maternos, tías maternas, en casas que poseéis sus llaves o en las de vuestros amigos…”
Dios enumera once tipos de casas donde existe tanta confianza y cariño, que no se necesita permiso para comer algo, incluso si el dueño no está presente.
¡Qué concepto más poderoso!
En una religión que valora tanto el derecho ajeno —donde ni siquiera se permite tomar un grano de cebada sin permiso—, Dios mismo da permiso en este caso.
¿Y por qué?
Porque el amor verdadero no necesita formalidades.
Porque hay casas que tienen llave…
pero también llave al corazón.
Son hogares donde no solo se entra…
también se pertenece.
Por el amor que debería unirnos.
Pero… ¿Qué ha pasado con nosotros?
Hoy, no solo se ha perdido esa confianza.
Se ha perdido la visita misma.
Las relaciones se enfrían.
Hay quienes pasan meses sin ver a sus padres…
o incluso años sin hablar con un hermano.
Y lo más triste es que, muchas veces, esa distancia ni siquiera nace de un conflicto.
Nace del olvido, del ritmo de vida… de las prioridades equivocadas.
Dios no necesita que memoricemos Sus versos.
Lo que quiere es que los vivamos.
Así que, la próxima vez que pases cerca de la casa de tu madre, de tu tío, o de ese amigo que te dio una copia de su llave…
entra, saluda, comparte una comida.
Porque quizás tú no lo sabías…
pero ese gesto ya estaba escrito en el Corán.
Yo soy Karina Husain, y tú también puedes ser parte de FátimaTV.
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Quizás tú seas quien grabe el próximo episodio.
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