En el Nombre de Dios, el Clemente el Misericordioso
Hola,
Con el avance de la tecnología ya no escribimos cartas a nadie, ni tampoco el cartero toca el timbre de nuestras casas para entregar algún sobre. Ignoro si ustedes aún tienen interés en leer una carta, pero hoy quiero leerles algunas que han quedado del último Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su bendita familia). Sígannos en FATIMA Tv.
CARTAS DEL GRAN PROFETA (LA PAZ Y LAS BENDICIONES DE DIOS SEAN CON ÉL Y SU BENDITA FAMILIA) Y POR AHLUL BAYT (LA PAZ SEA CON TODOS ELLOS)
Las cartas escritas por el Profeta de Dios y por Ahlul Bayt (la Gente de la Casa, la paz sea con todos ellos), dirigidas a reyes, personalidades, familiares o amigos son de gran valor y, sin embargo, han recibido muy poca atención.
Con todas las contrariedades existentes en la vida, el ser humano debe dejar un tiempo para sí mismo. Nosotros los humanos no fuimos creados sin motivo. Dios Todopoderoso dice repetidas veces en el Corán:
(RECITACIÓN EN ÁRABE)
وما خلقنا السماوات والارض و ما بینهما لاعبین
“Y no hemos creado los cielos y la Tierra y lo que hay entre ambos por juego”
(Capítulo 44, El humo, versículo 38)
De igual modo, cuando vemos las partes de nuestro cuerpo comprendemos que estas no fueron colocadas allí sin un propósito:
(RECITACIÓN EN ÁRABE)
أَ لَمْ نَجْعَلْ لَهُ عَيْنَيْنِ، وَ لِساناً وَ شَفَتَيْن، وَ هَدَيْناهُ النَّجْدَيْن
“¿Acaso no le hemos puesto dos ojos? * ¿Y una lengua y dos labios?
* ¿Y no le hemos indicado las dos vías (lo bueno y malo)?”
(Capítulo 9, La ciudad; versículos 8-10)
El Generoso Corán consideró reflexionar en la existencia del mismo ser humano como uno de los senderos para alcanzar a Dios:
(RECITACIÓN EN ÁRABE)
وَ فِي أَنْفُسِكُمْ أَ فَلا تُبْصِرُون
“y en vosotros mismos. ¿Cómo es que no las veis?”
(Capítulo 51, Los vientos; versículo 21)
Por lo tanto, es necesario que el ser humano reflexione sobre sí mismo y dedique parte de su tiempo a cavilar respecto a su existencia.
رُوِيَ عَنْ أَمِيرِ اَلْمُؤْمِنِينَ عَلَيْهِ السَّلاَمُ عَنِ اَلنَّبِيِّ صَلَّى اَللَّهُ عَلَيْهِ وَ آلِهِ أَنَّهُ قَالَ: يَنْبَغِي لِلْعَاقِلِ إِذَا كَانَ عَاقِلاً أَنْ يَكُونَ لَهُ أَرْبَعُ سَاعَاتٍ مِنَ اَلنَّهَارِ سَاعَةٌ يُنَاجِي فِيهَا رَبَّهُ وَ سَاعَةٌ يُحَاسِبُ فِيهَا نَفْسَهُ وَ سَاعَةٌ يَأْتِي أَهْلَ اَلْعِلْمِ اَلَّذِينَ يَنْصُرُونَهُ فِي أَمْرِ دِينِهِ وَ يَنْصَحُونَهُ وَ سَاعَةٌ يُخَلِّي بَيْنَ نَفْسِهِ وَ لَذَّتِهَا مِنْ أَمْرِ اَلدُّنْيَا فِيمَا يَحِلُّ وَ يُحْمَدُ
Se transmitió del Príncipe de los Creyentes (el imam Ali, la paz sea con él) que el Generoso Profeta del islam (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su honorable familia) dijo:
“Para la persona inteligente es digno que las veinticuatro horas del día las divida en cuatro:
– Una parte para orar y suplicar a Dios Todopoderoso;
– otra parte para realizar un examen de conciencia acerca de su comportamiento y acciones;
– la tercera, para escuchar las palabras de los eruditos que lo ayuden y guíen sobre la Religión de Dios;
– y la cuarta parte para el uso de los placeres permitidos de Dios”.
(Bihar al-Anwar, Al-Yuma’atul Durar, Ajbarul ‘Aimatul Athar (s), parte 1, pág. 131)
Tal y como dice la narración nosotros, los seres humanos, debemos dedicar parte de nuestro tiempo para escuchar las palabras de los eruditos que son guías en la Religión de Dios. Las cartas del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su bendita familia) y de Ahul Bayt (la paz sea con todos ellos) a quienes Dios eligió como guías para los seres humanos, constituyen una fuente importante para conocer sus sabios dichos y profundos conocimientos.
Actualmente tenemos en nuestras manos un compendio de doscientos veinte nueve cartas del Gran Profeta que tratan sobre las formas de conocer a Dios, así como de temas sociales, políticos y otros diversos asuntos. De igual manera, los receptores de estas cartas son también diversos; por ejemplo, algunas fueron escritas para el Príncipe de los Creyentes (el imam ‘Ali, la paz sea con él).
Una de las cartas que forma parte de ese compendio hace referencia a cuatrocientos atributos aproximadamente.
¡¡Imagínense, cuatrocientos atributos!! Esta sola carta representa un gran tesoro. Cada uno de estos atributos puede solucionar algo en nuestras vidas ya que estos nobles eran verdaderos guías.
El Sagrado Corán habla sobre el Profeta y la Gente de su Casa:
(RECITACIÓN EN ÁRABE)
إِنَّما أَنْتَ مُنْذِرٌ وَ لِكُلِّ قَوْمٍ هادٍ
“En verdad, tú eres un amonestador y un guía para todo pueblo”.
(Capítulo 13, El trueno; versículo 7)
Quiere decir guía para todas las personas y en todos los tiempos hasta el Día del Juicio. El Profeta es la guía de la sociedad.
El Gran Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su honorable familia) iniciaba sus cartas de esta manera: “En el Nombre sea de Dios, el Clementísimo, el Misericordiosísimo”.
El Generoso Corán también abre con esa misma invocación “En el Nombre sea de Dios el Clementísimo, el Misericordiosísimo”. Los Profetas anteriores también hacían lo mismo antes de realizar cada uno de sus actos. Esto mismo puede ser una guía para que iniciemos nuestros trabajos En el Nombre de Dios.
El Gran Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su bendita familia) dijo:
كُلُّ أَمْرٍ ذِي بَالٍ لَا يُذْكَرُ بِسْمِ اللَّهِ فِيهِ فَهُوَ أَبْتَرُ
“Cualquier acto que el ser humano desea iniciar, si no lo hace ‘en el nombre de Dios’, ese acto es incompleto”.
(Vasa’il al-Shi’ah, t.7, pág.17)
En el pasado también hubo profetas que invitaron a aceptar el ‘Monoteísmo’ y el ‘Día de la Resurrección’. Ellos, al iniciar sus actos, lo hacían diciendo “En el nombre de Dios”. Algunos de esos profetas hablaban en árabe, tales como el profeta Moisés y el profeta Jesús (la paz sea con los dos). De hecho, el Generoso Corán relata la historia de estos dos grandes profetas en idioma árabe.
Por ejemplo, en el bendito capítulo Hud Dios Todopoderoso relata la historia del honorable Noé (la paz sea con él), quien fue el primer profeta legislador y dotado de autoridad o Ulul’azm. Además del profeta Noé, son considerados Ulul’azm: el profeta Abraham, el profeta Moisés, el profeta Jesús (la paz sea con todos ellos) y Muhammad, el Generoso Profeta del islam (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su bendita familia).
Dios Todopoderoso dice:
(RECITACIÓN EN ÁRABE)
شَرَعَ لَكُم مِّنَ الدِّينِ مَا وَصَّىٰ بِهِ نُوحًا وَالَّذِي أَوْحَيْنَا إِلَيْكَ وَمَا وَصَّيْنَا بِهِ إِبْرَاهِيمَ وَمُوسَىٰ وَعِيسَىٰ ۖ أَنْ أَقِيمُوا الدِّينَ وَلَا تَتَفَرَّقُوا فِيهِ ۚ كَبُرَ عَلَى الْمُشْرِكِينَ مَا تَدْعُوهُمْ إِلَيْهِ ۚ اللَّـهُ يَجْتَبِي إِلَيْهِ مَن يَشَاءُ وَيَهْدِي إِلَيْهِ مَن يُنِيبُ
“Él ha establecido para vosotros los mandatos de la fe que ya había encomendado a Noé y que también Nosotros te hemos revelado a ti, y lo que habíamos encomendado a Abraham, Moisés y Jesús: ‘Estableced la creencia y no os dividáis por causa de ella’.”
(Capítulo 42, La consulta; versículo 13)
De igual modo, cuando Dios Todopoderoso hace referencia al momento en que el profeta Noé (la paz sea con él) se dispone a embarcar en el Arca, cita sus palabras:
(RECITACIÓN EN ÁRABE)
بِسْمِ اللَّهِ مَجْراها وَ مُرْساها
“…el nombre de Dios! ¡En verdad, mi Señor es perdonador…!”.
(Capítulo 11, Hud; versículo 41)
Por su parte, el honorable profeta Salomón (la paz sea con él), que es uno de los Hijos de Israel e hijo del profeta David (la paz sea con él), era muy escrupuloso e iniciaba siempre sus cartas con la expresión “En el Nombre de Dios”. Esto aparece referido en el capítulo Las hormigas, cuando Dios hace mención a la carta que el profeta Salomón envió a Balqis, la reina de Saba:
(RECITACIÓN EN ÁRABE)
إِنَّهُ مِنْ سُلَيْمانَ وَ إِنَّهُ بِسْمِ اللَّهِ الرَّحْمنِ الرَّحِيمِ
“Es de Salomón y en el nombre de Dios, el Clementísimo, el Misericordiosísimo”.
(Capítulo 27, Las hormigas; versículo 30)
Una vez el clan de Quraish envió a un representante llamado Suhail ibn ‘Amr para que hablara con el Profeta del islam (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia) en la región de Hudaybiyyah, que es una de las entradas a La Meca, a poca distancia de la ciudad. Decidieron que en ese lugar el Profeta debía firmar un acuerdo con ellos. En representación del clan Quraish estuvo Suhail ibn ‘Amr y quien escribió el acuerdo por parte del Profeta fue el Príncipe de los Creyentes, el imam Ali (la paz sea con él). Este ‘Tratado de Paz’ se basaba en que ese año los musulmanes no irían a La Meca, mientras que los de Quraish se comprometían a abandonar esa ciudad en el siguiente año para que los musulmanes pudieran entrar y realizar la Umrah.
El Profeta de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia) dijo:
“Al inicio del tratado escriban: «En el Nombre sea de Dios el Clementísimo, el Misericordiosísimo». Suhail ibn ‘Amr que era uno de los incrédulos dijo al Mensajero de Dios: Nosotros no conocemos a «ar-Rahman»–es decir, al Clementísimo–, si quiere escribir algo debe escribir lo mismo que se escribía en el pasado, es decir, «en tu nombre mi dios» (refiriéndose al dios en quien ellos creían)”. El Profeta nuevamente ordenó que escribieran “En el Nombre sea de Dios el Clementísimo, el Misericordiosísimo”.
A continuación, el honorable Profeta dijo: “Escriban ‘¡Este tratado es la paz entre Muhammad el Mensajero de Dios con los de Quraish!’.”
Suhail ibn ‘Amr protestó y dijo: “Si lo hubiésemos considerado Mensajero de Dios no tendríamos problema”. Todos los historiadores transmitieron que el Mensajero de Dios dijo al Príncipe de los Creyentes: “Quita Rasulil.lah–o sea el Mensajero de Dios–y en su lugar escribe mi nombre”. El Príncipe de los Creyentes contestó: “¡Oh Mensajero de Dios, yo no lo quito!” Este acto muestra la firme creencia del Príncipe de los Creyentes hacia el Profeta.
El Profeta continuó diciendo: “Yo mismo lo borro”. Entonces se acercó y con su bendita mano borró la palabra Rasulil.lah, pero se negó a borrar Bismil.lah (“En el nombre de Dios”).
En las cartas que el Profeta escribía a los reyes, después de Bismil.lah se presentaba a sí mismo como Rasulil.lah, es decir, el “Mensajero de Dios”. Cuando este honorable envió una carta al César de Roma, la persona que leía la carta decidió borrar el nombre de Rasulil.lah. El César dijo: “¿Por qué lo tachas, tal vez este Profeta sea el mismo que Jesús anunció?”, y no dejó que lo tachara.
En conclusión, hemos expuesto aquí que los profetas divinos siempre iniciaban sus actos con la invocación “En el nombre de Dios” y en recuerdo de Dios Altísimo. Esta es considerada una de las primeras y más importantes enseñanzas de estos honorables y sabios guías.
Hemos llegado al final de este PODCAST. Esto ha sido una introducción al nuevo curso, y en las próximas sesiones hablaremos más sobre el contenido de las cartas. Igualmente, te informamos que en los próximos PODCAST queremos publicar tus comentarios, así que envíalos en forma de archivo de audio a través WhatsApp.