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Descripción

¡Oh mi Señor! Si me encomiendas a mí mismo sería mi aniquilación.
¡Mi Señor! ¿En quién habré de procurar auxilio si es que no desestimas mis traspiés? ¿A quién me dirigiré en amparo si es que pierdo Tu consideración estando en mi sepulcro? ¿A quién pediré refugio si es que no alivias mi aflicción?
¡Mi Señor! ¿A quién tendré y quién se compadecerá de mí si es que Tú no me compadeces? ¿El favor de quién habré de esperar si es que no tengo Tu favor el día de mi indigencia? ¿Hacia quién huiré de los pecados cuando se termine mi plazo de vida?
¡Mi Señor! No me castigues en tanto tengo esperanzas en Ti.
¡Dios mío! Concreta mi esperanza y brinda seguridad a mi temor.
Por cierto que por lo cuantiosos de mis pecados no espero sino Tu indulgencia.
¡Mi Señor! Yo te pido lo que no merezco, en tanto que Tú eres digno de que se tenga temor de Ti y digno de conceder el perdón. Así pues, perdóname y, en Tu miramiento, invísteme con un ropaje que me cubra de las culpas, me las perdones y yo no sea reclamado por las mismas. Ciertamente que Tú eres Poseedor de una prístina gracia, una inmensa indulgencia y un noble pasar por alto.
¡Dios mío! Tú eres Aquel cuyas mercedes desbordan sobre quien no te pide así como sobre los que niegan Tu señorío; entonces, ¿cómo será, oh mi Señor, con aquel que te pide tiene certeza de que la Creación proviene de Ti y tuya es la orden?
¡Bendito y Exaltado seas! ¡Oh Señor del Universo! ¡Mi Señor! Tu siervo está a Tu puerta. La indigencia lo ha situado frente a Ti. Golpea la puerta de Tu benevolencia mediante su súplica. Así pues, no me des la vuelta Tu generoso rostro y acepta lo que digo. En verdad que suplico mediante esta súplica en tanto tengo la esperanza de que no me rechaces por el conocimiento que tengo de Tu conmiseración y misericordia.

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Comentario a la Súplica de Abu Hamzah Zomali (22)

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Transcripción

¡Oh mi Señor! Si me encomiendas a mí mismo sería mi aniquilación.
¡Mi Señor! ¿En quién habré de procurar auxilio si es que no desestimas mis traspiés? ¿A quién me dirigiré en amparo si es que pierdo Tu consideración estando en mi sepulcro? ¿A quién pediré refugio si es que no alivias mi aflicción?
¡Mi Señor! ¿A quién tendré y quién se compadecerá de mí si es que Tú no me compadeces? ¿El favor de quién habré de esperar si es que no tengo Tu favor el día de mi indigencia? ¿Hacia quién huiré de los pecados cuando se termine mi plazo de vida?
¡Mi Señor! No me castigues en tanto tengo esperanzas en Ti.
¡Dios mío! Concreta mi esperanza y brinda seguridad a mi temor.
Por cierto que por lo cuantiosos de mis pecados no espero sino Tu indulgencia.
¡Mi Señor! Yo te pido lo que no merezco, en tanto que Tú eres digno de que se tenga temor de Ti y digno de conceder el perdón. Así pues, perdóname y, en Tu miramiento, invísteme con un ropaje que me cubra de las culpas, me las perdones y yo no sea reclamado por las mismas. Ciertamente que Tú eres Poseedor de una prístina gracia, una inmensa indulgencia y un noble pasar por alto.
¡Dios mío! Tú eres Aquel cuyas mercedes desbordan sobre quien no te pide así como sobre los que niegan Tu señorío; entonces, ¿cómo será, oh mi Señor, con aquel que te pide tiene certeza de que la Creación proviene de Ti y tuya es la orden?
¡Bendito y Exaltado seas! ¡Oh Señor del Universo! ¡Mi Señor! Tu siervo está a Tu puerta. La indigencia lo ha situado frente a Ti. Golpea la puerta de Tu benevolencia mediante su súplica. Así pues, no me des la vuelta Tu generoso rostro y acepta lo que digo. En verdad que suplico mediante esta súplica en tanto tengo la esperanza de que no me rechaces por el conocimiento que tengo de Tu conmiseración y misericordia.