Descripción

¡Dios mío! Si es que mi hora se acerca y mis actos no me han aproximado a Ti, ciertamente que he dispuesto el hecho de reconocer ante Ti mi pecado como medio para mis excusas. ¡Dios mío! Si es que perdonas, ¿quién con mas prerrogativa que Tú para perdonar? Y si castigas, ¿quién más justo que Tú al juzgar? ¡Ten misericordia de mí al encontrarme como extraño en este mundo, de mi aflicción al momento de morir; de mi soledad en la tumba; de mi pánico por aislamiento en el nicho de mi sepulcro; y asimismo de mi situación humillada cuando sea congregado para el cómputo frente a Ti. Perdóname aquellas acciones mías que están ocultas para la gente y prolonga aquello con lo que me cubriste. Compadécete de mí cuando esté tumbado en el lecho y me giren las manos de mis seres queridos. Hazme objeto de Tu favor cuando este extendido para el baño mortuorio y las personas piadosas de mi vecindad me volteen. Ten benevolencia conmigo cuando sea cargado por los parientes, quienes estén sujetando los extremos de mi cadáver. Dame un trato generoso cuando sea trasladado y haya llegado a Ti habiendo descendido en solitario a mi fosa. Ten compasión de mi situación de extraño en esa nueva morada, de modo que no me sienta confortado con nadie fuera de Ti.